EL OTRO 17 DE ABRIL (1970). Esteban Fernández sobre el Capitán Vicente Méndez y su grupo de combatientes que desembarcaron en Cuba y combatieron hasta la muerte después que una infiltrada Castrista en Alfa 66 informó de los planes a la tiranía Castrista
20 de abril de 2017
Una tarde en North Hollywood, a principios de 1969, recibí una llamada telefónica. Respondo y del otro lado alguien me dice: “¿Eres tú Serapio?”
Sentí alegría y sorpresa. Solamente tres personas en el mundo me llamaban “Serapio”: Carlos Zárraga, Jorge Riopedre y el Capitán del Escambray Vicente Méndez Fernández.
El “gordo” Carlos, debido a que vivía en San Marcos, California y leía mis escritos, ya me llamaba “Esteban”. Y como Carlos estuvo en la boda de mi hija Ana Julia con Frank Navarro se hizo amigo de muchos güineros y aprendió a llamarme “Estebita”. Zárraga era miembro de una ilustre familia de villareños que eran dueños del Central Adela, y se había convertido en famoso cuando el periodista Drew Pearson se refirió a él en su columna sindicada -con 60 millones de lectores- diciendo: “Él más peligroso enemigo del castrismo en Miami se llama Carlos Zárraga quien tiene un parecido físico extraordinario con el comediante Jackie Gleason”.
Entonces no era Zárraga quien me interpelaba, tampoco era Riopedre porque con mi compadre Jorge Alberto ya habíamos consolidado una gran amistad, me hablaba a menudo y había desechado por completo ese “nombre de guerra”, por lo tanto alegre contesté con una pregunta de una sola palabra: “¿Guajiro?” Una risa del lado de allá y un: “¡Increíble que después de tantos años sin vernos me reconozcas la voz!”…
Le dije: “No, chico, lo que pasa es que solamente tú me llamas Serapio”. Y me respondió: “Bueno, tengo que confesarte que no solamente te llamo ‘Serapio’ sino que fui quien te puso ese sobrenombre”.
“¿Dónde estás?” le pregunté, sabiendo que Vicente había prometido ante el Consejo de Veteranos de la Guerra de Independencia que “Iba a desembarcar en Cuba con las armas en sus manos junto a un aguerrido grupo de miembros de Alpha 66”.
Dijo: “Estoy en la carretera, creo que estamos en Texas, paramos en una gasolinera y te llamo de un teléfono público porque voy para Los Ángeles con Andrés Nazario Sargén, con el Comandante Víctor “Diego” Paneque y con José Rodríguez Pacheco, creo este último tú no lo conoces” .
Le dije “Perfecto, llámame de nuevo cuando llegues”. Y me respondió: “Sí, ya sé que nos veremos pero necesito un favor tuyo”. Le constesté: “Lo que sea guajiro ¿en qué te puedo servir?”
“¿Tú sabes que prometí que voy a desembarcar en Cuba?” “Sí, y eso no me sorprendió en lo absoluto”… “Exacto, pero el problema que tengo es que después del fracaso de Manolo Ray -tú y yo conocemos bien esa etapa donde nos hermanamos- y varios paquetes que muchos descarados han metido prometiendo la guerra y más tarde no hacen nada HAY ALGUNA GENTE QUE NO CREE QUE YO VOY A CUMPLIR CON MI PALABRA”.
Y le dije: “Sí, Vicente, yo perfectamente sé que tú si vas a desembarcar y vas a pelear en Cuba, porque esa siempre ha sido tu obsesión en la vida”… Se emocionó y me dijo: “Bueno, tú me conoces bien, tú sabes que cuando la expedición del Barco Venus no nos rajamos en ningún momento, y ese es precisamente el favor que requiero de ti, dicen que los cubanos te respetan allá en California, por lo tanto necesito que garantices públicamente que estoy diciendo la verdad”.
Nos reunimos en la casa de Mariano Sedó en Pasadena. Allí por primera vez conocí a Yoel Borges y a Miguel Talleda, dos incansables luchadores de la causa. Al verme Vicente salió disparado rumbo a mí, yo abrí los brazos para saludarlo efusivamente, pero frenó, me miró fijamente y me dijo: “¿Esta es tu mujer? Espérate, chico, que yo prefiero abrazarla a ella primero”.
Después que al fin me abrazó le dije: “¡No cambias guajiro!” Y me dijo riéndose: “De ahora en lo adelante me llamas ‘Capitán’ y pronto Nazario me va a nombrar Coronel”… Y le contesté también bromeando: “Perfecto, entonces no me llames ‘Serapio’, yo soy “el escritor Esteban Fernández”. Y a dúo sonamos tremenda risotada.
Acto seguido dediqué muchos días y discursos en reuniones públicas a prometer el inminente desembarco del guajiro. Y ya todo el mundo sabe que el 17 de Abril del año 1970 cumplió con su palabra. Y pasó a ser uno de los más bravos mártires que ha dado la Isla de Cuba. Dios lo tiene en la Gloria y sus compatriotas anticastristas debemos sentir enorme admiración por él.
El caso de Vicente Méndez y su expedición, así como otros casos, tiene luces y sombras; Lázaro «Turquino» Antaro autor del artículo Vicente Méndez: leyenda sin lección solamente muestra el supuesto lado oscuro tan promovido y exacerbado por el Castrismo en su propaganda dentro y fuera de Cuba.
No somos desconocedores del daño que ha hecho para la causa antiCastrista los camajanes buscadores de dinero de dentro y de fuera de Cuba, de antes y de ahora. Solamente en esa labor de lucrar y aprovecharse materialmente e ideológicamente de sus mártires los superan ampliamente los Castro y sus cómplices de todas las épocas. Por otra parte, desconozco los manejos que Alpha 66 ha hecho de los dineros recibidos, luego no puedo opinar del buen uso o mal uso que ha hecho o ha dejado de hacer de los recursos materiales recibidos.
Lo que si puedo decir es que ni Edith Reinoso Hernández en su libro Testimonio de una Emigrada, libro encargado como misión por el DSE después de ella huir de los EE.UU. y regresar a Cuba, pudo empañar la figura y la epopeya de Vicente Méndez y sus hombres que ella se encargó de traicionar. Edith Reinoso en ese libro no confesó ser agente de la Seguridad Castrista, pero en él era fácil de inferir su condición de agente. casi 20 años después escribe un segundo libro el cual ya escribe explícitamente como una agente de la Seguridad del Estado. Algo más sobre Edith ¨agente Alba¨ puede leerse en http://www.escambray.cu/ .
Sobre José Fernández Santos, alias ¨ El Chino¨ pueden leer
http://www.latinamericanstudies.org/ . sólo añadiré que en los años 90s regresó a los EE.UU. escapando del Castrismo, según me contaron unas amistades ; dicen que murió por estas tierras.
En el artículo no se dice que desde La Habana se le dió la misión a un agente Castrista infiltrado ¿Francisco Avila Azcuy? en Alpha 66, vinculado a las operaciones navales para que secuestraran a uno pescadores para así en medio de ese ¨show¨ propagandístico anunciar el fracaso estrepitoso de la Zafra de los Diez Millones. tampoco debemos olvidar que la tiranía Castrista usaba barcos pesqueros y mercantes en su labor de subversión terrorista en otros países. En el artículo no se habla del agente castrista Enoel Salas Santos, quien formó parte e informó a la tiranía sobre la infiltración de Eloy Gutiérrez Menoyo y su grupo, fue otro agente que estuvo como agente en Alpha 66, antes y después de cumplir condena junto a Menoyo en Cuba, hasta que se cansó y pidió permiso a la Jefatura para regresar a Cuba. Enoel Salas tiene los grados de coronel del Ministerio del Interior. Pueden leer sobre eso en
http://baracuteycubano.blogspot.com
Francisco Ávila Azcuy en 1992 declaró que la tiranía Castrista le envió miles de dólares para que comprara una lancha para Alpha 66 y agrediera a Cuba:
Pueden leer en español sobre Francisco Ávila Azcuy haciendo click AQU.:
el siguiente fragmento de un artículo del 2006 del periodista Pablo Alfonso:
El jefe militar de Alfa 66
Francisco Avila Azcuy llegó a Miami el 11 de noviembre de 1979. Había estado preso en Cuba desde 1987, tras ser capturado cuando intentaba infiltrarse en la isla.
''En una ocasión que salí de permiso de la prisión en 1976 hice contacto con alguien en La Habana. Ese alguien me hizo saber que era de interés que si los órganos de la Seguridad del Estado trataban de captarme -- como lo habían hecho con otros -- que me dejara captar, ya que la mejor manera de luchar contra el gobierno era desde dentro. Así pasó y asi nació Adán. Llegué a Estados Unidos como el agente Adán de la Seguridad del Estado cubana'', declaró Avila al Herald, cuando en 1992 reveló sus actividades.
Instalador de losas en Miami, Avila fue contactado en Miami por la Seguridad cubana y según él mismo ha revelado de inmediato comenzó a pasarle información al FBI. Se convirtió en doble agente, al mismo tiempo que ocupaba la jefatura militar de Alfa 66. En esa función mantuvo al FBI al tanto de las instrucciones que recibía de Cuba, así como de las actividades subversivas que planificaba Alfa 66.
''Los agentes de Castro aquí instigaban acciones de manera que él pudiera después calificarlos de terroristas'', declaró.
Según afirmó Avila, sus jefes en la inteligencia le entregaron a finales de la década del 80 y principios de los 90, dinero en efectivo para financiar tres ataques de exiliados, ''tiroteos desde el mar, frente a las costas cubanas'', y en una ocasión le dieron $12,000 para que comprara una embarcación que luego le ofreció a Alfa 66.
''El régimen cubano trabaja muy bien en eso de los ataques contra él mismo'', dijo a la prensa.
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Tomado de http://eichikawa.com
Vicente Méndez: leyenda sin lección
Por Lázaro «Turquino» Antaro
Mayo 3, 2011
Alpha 66 no deja de entrenar la memoria con la conmemoración anual del «heroico desembarco del coronel Vicente Méndez Hernández» (abril 17, 1970) y 12 comandos por Punta Silencio (Baracoa). Así el guajiro Méndez se va tornando legendario y no se aprende la lección de la historia: antes que desembarco heroico aquella acción fue embarque vergonzoso. Méndez duró menos que Eloy Gutiérrez Menoyo tras haber entrado (diciembre 28, 1964) por Punta Caletas (Baracoa). Menoyo sería apresado (enero 23, 1965) por Aguada de Palmas (Imías), pero Méndez cayó al tercer día y sus comandos terminarían siendo liquidados antes de la semana.
(Vicente Méndez y sus hombres preparándose para el desembarco)
Alpha 66 fue entonces a coger mangos bajitos: tras hundir los barcos pesqueros Plataforma I y Plataforma IV (mayo 12, 1970) se atribuyó «la captura de once pescadores», a quienes tendrían que dejar abandonados en Cayo Andros (Bahamas), pese a que el mismísimo Andrés Nazario Sargén se apareció —con uniforme de campaña y todo— para arengarlos. Castro aprovechó el regreso de los pescadores (mayo 19) para meter otro acto de reafirmación revolucionaria con medio millón de habaneros.
Alpha 66 tuvo entonces la ocurrencia de mandar al re-enganche a otro coronel, José Rodríguez Pérez, quien entró a Cuba con 8 comandos (septiembre 14, 1970) por Río Seco (Banes) para correr igual suerte que Méndez en aún menos tiempo (septiembre 17).
Así y todo, el vocero de Alpha 66, Diego Medina, soltaría por WQBA (enero 3, 1971) que «ha sido un éxito el hecho de las guerrillas en Cuba» como consecuencia de los desembarcos precitados y otro de un tal Mena Ruiz. Todavía se invocaba a Méndez, a.k.a. Cente, para recaudar fondos.
(Los once pescadores secuestrados por Alpha 66 y posteriormente abandonados en un cayo)
Antes un cable de AP (julio 31, 1970) había difundido que Nazario Sargén tenía «centros de resistencia» por toda Cuba y Fidel Castro sería liquidado «en cualquier momento». La Seguridad del Estado se olió algo y detectó que Alpha 66 reclutaba gente… ¡en las cárceles! Dieron pita y la pesquisa (noviembre 1, 1973) en el Castillo del Príncipe agarró a Menoyo hasta con el librito de claves, así como a César Páez y otros involucrados dentro y fuera de la prisión, incluso la correo Emelina Pérez, madre de Aurelio Nazario, caído en la incursión de Méndez.
El quid estriba en que Alpha 66 jamás pudo apartarse de la tradición cubiche que, al difundirse a los cuatro vientos el próximo ataque mambí a Las Tunas, Carlos Manuel de Céspedes resumió (diciembre 1, 1873) en su diario así: «¡Benditos planes que con tal anticipación los sabe todo el mundo!» . Castro penetró tan hondo en Alpha 66 que llegó a planear sus operaciones. Todavía frente a la credencial firmada por Ramiro Valdés que las autoridades de Bahamas ocuparon a José Fernández Santos, a.k.a. El Chino, jefe de otra malograda (octubre 12, 1974) expedición de Alpha 66 a la Isla, Nazario Sargén juró que «había sido enviada de Cuba por sus militantes en el aparato policíaco comunista» («El Alfa 66: Fernández es un patriota», en Libertad, agosto15 de 1975, página 1). «El Chino» salió para México a preparar un atentado contra Castro y reapareció en Cuba, donde testificó ante el Tribunal Antiimperialista, recibió medallas de todos los colores e hizo el cuento a Luis Adrián Betancourt para que escribiera en dos tomos Aquí las arenas son más limpias (1980).
(Edith Reinoso Hernández )
Carlos Rivero Collado deslizó en Los sobrinos del Tio Sam (1976) que el agente de la inteligencia castrista Julio César Ramírez, alias «El Bayamés», se había infiltrado en la expedición de Méndez (página 220). Así se explica que, en el primer intento (enero 7, 1970), una de las dos embarcaciones se hundiera y sólo Ramírez se ahogó. Los demás quedaron a la deriva y fueron a dar a la base naval de Guantánamo. Alpha 66 completó la jugada declarando mártir anticastrista al Bayamés, pero no detectó que Edith Reinoso Hernández, sacada de Cuba en bote (septiembre 23, 1967) por sobrinos de Nazario Sargén, venía empedrando el camino para Méndez. Nada más que se corrió que espiaba para Castro, ella regresó a Cuba y dio su Testimonio de una emigrada (1974).
La penetración de Castro llegó al colmo de que uno de sus coroneles pidió (agosto 28, 1981) a un dialoguero llevarle al segundo jefe del FBI en el sur de la Florida, Jim Freeman, el recadito de que Castro donaría unos $5 mil para obras de caridad en Miami «si dejaban al Alpha 66 continuar las actividades anti-castristas».
-IMAGEN 1: El coronel Méndez (con sombrero alón) y sus comandos salen hacia Cuba © Latinamericanstudies.org
-IMAGEN 2: Once pescadores secuestrados: ecured
-IMAGEN 3: blog CUADERNO DE TRABAJO
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