Roberto Álvarez Quiñones: Robo y subsidios, no exportaciones
Robo y subsidios, no exportaciones
Por Roberto Álvarez Quiñones
Los Ángeles
19 de Abril de 2017
Nuevamente José Luis Rodríguez, exvicepresidente y exministro de Economía, pasa gato por liebre. Al parecer la cúpula castrista lo ha designado para que haga el trabajo sucio y dé la cara en los manejos estadísticos "convenientes" del régimen.
Rodríguez escribió recientemente en Cubadebate que la exportación de médicos, enfermeros y otros profesionales de la salud arrojó ingresos a Cuba por 11.543 millones de dólares como promedio anual, entre 2011 y 2015. Falso. Usó como una de sus fuentes el Anuario Estadístico de Salud 2016, que es tan bueno que no menciona cuántos profesionales de la salud trabajan fuera de Cuba, el dato más importante de todos. Es el Ministerio de Salud Pública el que admite que son unos 50.000 en total.
Me parece oportuno recordar que Rodríguez fue quien en febrero último anunció que Cuba en 2016 pagó a sus acreedores extranjeros 5.299 millones de dólares, lo que también es falso. Y en 2006, siendo ministro de Economía, aseguró sin sonrojarse que ese año el Producto Interno Bruto (PIB) de Cuba creció un 12,5%, la tasa más alta a nivel mundial, pues superó hasta la de China.
Esta vez son varias las "inexactitudes" del exjerarca castrista, hoy asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM), y del anuario de Salud Pública ya mencionado.
De entrada, para que los servicios médicos que Cuba exporta a 62 países de cuatro continentes hubiesen aportado 11.543 millones de dólares el salario promedio de cada profesional cubano contratado debió ser de unos 19.200 dólares mensuales, lo cual es falso. Y lo es más aún porque el citado anuario señala que 35 países pagaron por dichos servicios, los otros 27 no pagaron nada.
La clave de todo esto es que el régimen miente. Contabiliza los subsidios de Venezuela como venta de servicios médicos. Curiosamente, Rodríguez en su artículo no incluyó el año 2016, en el que Caracas redujo el monto de las subvenciones a la Isla. Expertos calculan que han caído en un 40%, y que las entregas de petróleo se redujeron de 110.000 a 55.000 barriles diarios. Eso explica la crisis actual de combustible en la Isla.
Cuba ahora depende y dependerá cada vez más del flujo de divisas que le llega del "Imperio" vía remesas, paquetes y viajes a la Isla, y que alcanzó en 2016 más de 7.000 millones de dólares. Esa cifra probablemente ya iguala o supera las subvenciones desde Venezuela, y triplica los ingresos brutos obtenidos con el turismo.
Además, suponiendo que todo lo dicho por el exministro fuese verdad, resulta inmoral que la cúpula castrista proclame abiertamente que les roba el salario a los médicos. Eso se llama trata de personas. Esos 11.543 millones de dólares les pertenecen a los médicos. Los ganaron con su trabajo y se los confiscaron.
Según el pacto entre el anterior gobierno de Brasil y Cuba, negociado con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Gobierno brasileño le paga a Cuba 4.080 dólares mensuales por cada médico cubano. De ese monto, el galeno recibe menos del 25%, o sea, menos de 1.000 dólares, según testimonian los médicos que han abandonado Brasil, y las denuncias de la Federación Nacional de Médicos Brasileños, que califica los contratos de los médicos cubanos como "trabajo esclavo". Por cada médico cubano en Brasil, Castro se embolsa 3.000 dólares mensuales.
Las cifras no cuadran
Hay ahora unos 10.400 médicos y profesionales cubanos en Brasil, es decir, un 20% del total mundial. Venezuela tiene más de 34.000 profesionales, casi un 70% del total. Eso significa que si el promedio salarial que se obtiene de la cifra ofrecida por Rodríguez es 19.200 dólares mensuales, y Brasil paga solo 4.080 dólares por médico, entonces Venezuela paga varias veces esa suma mensual por cada profesional cubano, lo cual es falso.
También en los 11.543 millones de dólares reportados seguramente están incluidos los más de 720 millones de dólares anuales que Cuba venía obteniendo al reexportar gasolina procedente de Venezuela, o refinada en Cienfuegos con petróleo crudo regalado por Caracas. ¿No es eso un subsidio, como el que se obtenía antes de la URSS cuando la Isla reexportaba petróleo soviético?
Es una vergüenza que la comunidad internacional no se haya escandalizado con la exportación de médicos cubanos como esclavos en pleno siglo XXI. Ni la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ni gobierno alguno en el mundo ha denunciado semejante abuso. La Relatora de la ONU para la Trata de Personas, Maria Grazia Gianmarinaro, acaba de visitar La Habana, pero al parecer se conformó con la explicación que le dieron sus anfitriones, maestros en el ejercicio de la propaganda en favor de la dictadura.
En Brasil, por ejemplo, el artículo 149 del Código Penal brasileño considera que hay "trabajo esclavo" cuando se somete "a la persona a un trabajo obligado, en jornadas exhaustivas, con remuneración incomparablemente menor que la labor realizada, basado en deudas contraídas con el patrón".
Pero el Gobierno de Lula da Silva y el de Dilma Rousseff querían favorecer a los Castro y firmaron esos pactos vergonzosos. El actual Gobierno poco ha hecho contra ese abuso.
¿Por qué no médicos cuentapropistas?
Lo cierto es que más de un tercio de los 90.161 médicos de la Isla, según el anuario, no prestan servicio en Cuba, sino en el extranjero. Eso afecta los servicios médicos en la Isla. El régimen los gradúa masivamente para exportarlos y explotarlos. Son enviados al exterior con el objetivo nada altruista de confiscarles sus salarios. Eso recuerda a los "instrumentos parlantes", como calificaba Marco Terencio Varrón a los esclavos en la Roma clásica, hace 2.000 años.
Si la jerarquía castrista permitiese que los profesionales universitarios tuviesen libertad económica, prestasen sus servicios por cuenta propia y los médicos tuviesen consultas privadas, prestarían un precioso servicio público, obtendrían ingresos mucho más altos, y no tendrían que aceptar ser exportados como si fuesen propiedad del Estado o la familia Castro, para recibir unos pocos dólares con los cuales hacer más llevadera la penosa vida de sus familias en la Isla.
Los médicos exportados tienen restringida la libertad de movimiento, viajan solos, sin sus familias, les retienen sus pasaportes, son involucrados en campañas políticas procastristas con las poblaciones locales, con las que no pueden interactuar de manera privada. Se trata de una versión actualizada que evoca el "mercado legal de brazos" de los siglo XVIII y XIX, cuando los amos alquilaban sus esclavos a terceros durante un tiempo.
En fin, los 11.543 millones de dólares citados por Rodríguez no fueron obtenidos solamente por las "exportaciones de servicios". Fueron básicamente subsidios venezolanos y brasileños. Ese dinero confiscado a los médicos constituye un delito internacional, que no prescribe, y que debe ser castigado.
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