Esteban Fernandez sobre Agustín Tamargo: “EL MEXICANO MONA Y EL AMERICANO BERGEN”
20 de julio de 2017
No me gusta escribir -porque no me salen bien los escritos- cuando estoy molesto con algo, pero ya no me queda más remedio que explotar porque estoy hasta la coronilla de tener todas las semanas que responder al tremendamente mal intencionado plagio, y robo indecente a varios preciosos escritos de quien fue una gran amigo mío llamado Agustín Tamargo. A pesar de que han sido aclarados muchas veces por los compatriotas M. Guaty-Marrero, Aldo Rosado, José Noda, Andrés Pascual, María Argelia Vizcaíno y varios compatriotas más.
Y lo que me molesta es que gente buena y decente insista en enviar a sus amistades estos plagios después de hemos tenido que dedicar mucho tiempo a desmentir ese robo inmundo y de defender la propiedad intelectual de quien por estar muerto ya no puede defenderse.
Quiero que todos mis amigos y lectores se graven en sus mentes los nombres de dos extranjeros: Víctor Mona y Andy Bergen.
Se tratan de un imaginario mexicano y un invisible norteamericano respectivamente a los cuales les atribuyen dos preciosos artículos donde nos ponen a los cubanos por las nubes. Todavía no ha nacido el extranjero que nos dedique esas palabras.
Y después de desgañitándonos por días, meses y hasta años respondiendo, defendiendo a los derechos de autor de Agustín Tamargo, vuelven a reenviarme artículos como “La Legión del Regreso” que ya hasta un loco en Mazorra debía saber fue producto de la mente privilegiada del gran e inolvidable Tamargo.
Y siempre son las mismas matraquillas, iguales respuestas tontas: “Ah, yo no sabía. Y “Lo recibí así y solamente lo que hice fue reenviarlo”. Y uno lo que tiene ganas es de insultar a los ignorantes pero ¿a quién? Porque siempre vienen dirigidos a una lista enorme de personas que recibieron y compartieron los artículos y todos se hacen los chivos locos y le echan la culpa a “fulanito que me lo mandó”. Y ya opto por borrarlos, ignorarlos y molestarme.
Pero -y ojalá leyeran esto- tienen que haber uno o más culpables de este desaguisado, esto tiene que tener su inicio en alguna parte. Y a ese- o esos- que se le ocurrió la diabólica idea de robarle la autoría de bellísimas palabras dedicadas a la Patria y a sus compatriotas salidas de la pluma de un gran cubano ilustre y brillante y otorgársela a unos fantasmagóricos personajes no me queda más remedio que mandarlos para casa del carajo por ladrones y sinvergüenzas.
Y al que después de estas palabras insista en mandarme escritos de Víctor Mona y Andy Bergen primero le voy a mandar este escrito de nuevo y acto seguido lo voy a borrar de mi lista de amigos inteligentes y de mis contactos.
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