Luis Cino Àlvarez desde Cuba: El asalto al Moncada: del disparate y la carnicería a la mitología castrista
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Tomado de https://primaveradigital.org/
El asalto al Moncada: del disparate y la carnicería a la mitología castrista
Por Luis Cino Àlvarez
25 Julio, 2017
Arroyo Naranjo, La Habana, Luis Cino, (PD) Antonio Guiteras se adelantó 21 años a Fidel Castro en la idea de asaltar un cuartel del ejército y luego alzarse. Pero a diferencia de Castro, Guiteras lo consiguió.
En 1932, con un puñado de hombres armados con escopetas de caza, Guiteras tomó no solo el cuartel de San Luis, sino el poblado completo y luego logró replegarse con su grupo hacia la Sierra Maestra, donde permaneció alzado hasta casi un mes después de la caída del régimen de Gerardo Machado.
Guiteras no bajó de las lomas hasta que en septiembre de 1933 el presidente Ramón Grau San Martín lo nombró primero gobernador de la provincia de Oriente, y luego, Secretario de Gobernación, lo que equivalía a ser el segundo de su gobierno.
El plan de Guiteras era mucho más modesto que el de Fidel Castro en 1953, cuando atacó el cuartel Moncada. El de San Luis, era un cuartelito defendido por poco más de una decena de soldados. El Moncada era la segunda fortaleza militar de Cuba, con una guarnición de mil hombres.
Siempre me he preguntado qué hubiera pasado en el caso -harto improbable por demás- de que Fidel Castro hubiera conseguido tomar el cuartel Moncada.
Aun si hubiese logrado tomar además los cuarteles de la Policía Nacional y de la Marina de Guerra, Santiago de Cuba se habría convertido en una ratonera.
Si los fidelistas hubiesen conseguido tomar también el cuartel Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo, no habrían podido contener luego a los refuerzos del ejército que acudirían sobre Santiago.
Luego de perder Santiago, hubiera sido prácticamente imposible que los rebeldes sobrevivientes hubiesen podido escapar de la persecución del ejército y los bombardeos de la aviación y refugiarse en la Sierra Maestra para iniciar la guerra de guerrillas.
Todo eso es pura especulación. El hecho es que los fidelistas no lograron tomar el cuartel Moncada y aquello se convirtió en una masacre. No podía resultar otra cosa de aquel plan descabellado que incluía barbaridades criminales tales como la toma del vecino hospital civil Saturnino Lora.
La especialidad de Fidel Castro, además de los planes descabellados, era convertir los reveses, por grandes que fuesen, en victorias, o al menos, en algo que lo pareciera. De ahí que la conmemoración de la carnicería del 26 de julio de 1953 fuese convertida, luego de 1959, en fiesta nacional: tres días feriados, carnavales incluidos, la festividad más larga del calendario castrista.
El ataque al cuartel Moncada es el ejemplo clásico de disparate que un movimiento armado nunca debe cometer. Si no estuviese desde hace años en el infierno, le podrían preguntar al respecto al argentino Enrique Gorriarán Merlo, el cabecilla del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), que tuvo dos sangrientos fracasos por querer reeditar el asalto al Moncada, primero en 1976, en Monte Chingolo, y luego en el regimiento militar de La Tablada, en enero de 1989.
No obstante, el fallido ataque al cuartel Moncada y el desembarco –o más bien el naufragio- del yate Granma, siguen siendo hoy los pasajes más ensalzados de la persistente mitología castrista, que parece inmune a toda lógica.
luicino2012@gmail.com; Luis Cino
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