lunes, octubre 30, 2017

Alberto Roteta Dorado sobre Ecuador: Jorge Glas, ¿corrupción real o estrategia política?

Jorge Glas, ¿corrupción real o estrategia política?


Por Dr. Alberto Roteta Dorado.
 28 de octubre de 2017

A propósito de la posible implicación del vicepresidente de Ecuador en el escándalo Odebrecht y otros casos de corrupción.  

Naples. Estados Unidos.- Hace unos días me referí a algunos aspectos del acontecer político de Ecuador, entre ellos la polémica Correa Vs. Moreno, la crisis del Partido Alianza PAIS, el destino del vicepresidente Jorge Glas, los vínculos de la oposición con el actual mandatario Lenín Moreno, así como el posible regreso de Correa a la política ecuatoriana; aunque me limité a tratar el punto más crucial del momento, es decir, el gran conflicto entre Rafael Correa y Lenín Moreno, surgido desde el momento en que este último tomó las riendas del poder e hizo un giro radical que está cambiando el destino de la nación andina, por suerte, para su bien. 

Hoy trataré otro de los grandes dilemas políticos de Ecuador, me refiero al caso de Jorge Glas, un vicepresidente suspendido de sus funciones y prisionero por supuesto vínculo en el caso Odebrecht, lo que constituye un verdadero escándalo que pone en evidencia, una vez más, el desastre político de Latinoamérica, específicamente de aquellas naciones que se solidarizaron con la tendencia socialistaen su nueva concepción de Socialismo del siglo XXI popularizada por el desaparecido presidente venezolano Hugo Chávez. 

(vicepresidente Jorge Glas)

Quien dude de lo que afirmo recuerde las acusaciones a los principales líderes de países como Venezuela, Brasil y Argentina, en los que se asumió el erróneo socialismo chavista como modelo económico, y propuesta política, amén de los “consagrados” hermanos Castro, considerados paradigmas de corrupción, narcotráfico y crímenes en una nación que destruyeron en su totalidad. 

Es escandaloso, y a su vez bochornoso que un vicepresidente – aun suponiendo que fuera inocente, algo demasiado utópico, dadas las múltiples sugerencias de sus implicaciones en el caso Odebrecht– de un país sea acusado de presunto vínculo en un caso de corrupción, que incluye el cobro de sobornos provenientes de la constructora Odebrecht.

Jorge Glas es el foco de atención de varios medios noticiosos de Ecuador y de varios países latinoamericanos, los que tratan de adentrarse, aunque sin mucho éxito, en el posible desenlace de lo que promete ser un suceso de carácter trascendental, toda vez que existen declaraciones que lo involucran, entre otras cosas,  en la solicitud de un millón de dólares para la campaña de las elecciones seccionales en febrero de 2014, cuyo pedido fue hecho a nombre Rafael Correa, entonces presidente del país.  

¿Qué se puede esconder detrás de las acusaciones a Jorge Glas? Puede que realmente no exista nada de trasfondo y su caso solo sea la detección de un grave conflicto de corrupción denunciado durante el nuevo gobierno, del cual es vicepresidente, aunque ahora suspendido de sus funciones por decreto que firmara Lenín Moreno. Al fin, no ha sido Glas el único personaje del gobierno que está siendo investigado por corrupción.

Pero como Glas no es cualquier personaje, sino un vicepresidente, su caso ha suscitado una grave polémica en torno a su culpabilidad y a la posibilidad de que se le esté acusando injustamente para crear un estado de caos, algo que ya se consiguió, y sacarlo definitivamente de la vicepresidencia. ¿Por qué? Pues porque Glas representa el punto más fuerte de los vestigios que aún quedan del correísmo, y ya esto si sería algo que pudiera esconderse tras su supuesto delito como justificación. Su salida definitiva de la vicepresidencia representa la eliminación de la sombra fantasmal de Rafael Correa.

Recordemos que fue el vicepresidente de Rafael Correa durante su segundo mandato, en mi opinión el peor de su tenebrosa década, durante el cual se incrementó notablemente la deuda (cercana a los 60. 000 millones de dólares, lo que representa más del 50% del producto interno bruto)  – algo que mantuvieron de manera quasi secreta –, la economía entró en recesión  – aunque Correa diga lo contrario–, y donde la corrupción alcanzó su clímax. No obstante, Glas afirma ser inocente: “Aún tengo fe en que la justicia se imponga, ante ella probaré mi inocencia”, y se empeña en hacer creer la idea de un complot en su contra, algo que ha declarado este viernes en un comunicado: "Soy objeto de la más infundada, agresiva e ilegítima persecución política que se haya dado sobre un funcionario público en el país"; lo que coincide con la actitud del exmandatario Rafael Correa, quien desde Bélgica, donde reside ahora, se ha encargado de hacer una campaña defensiva a su antiguo vicepresidente, que al parecer no solo fue su segundo, sino además su cómplice.

De demostrarse la implicación de Glas en el caso Odebrecht, la posibilidad de que Rafael Correa sea también investigado debidamente por complicidad, y por qué no, como principal cabecilla, en el caso Odebrecht en Ecuador – y esto no es una especulación a la ligera, sino un razonamiento lógico y coherente –, es casi de un ciento por ciento.  Resulta inadmisible que el presidente de la República de Ecuador, y el primer representante del Partido Alianza PAIS, estuviera ajeno a lo que acontecía a su alrededor en torno a los sobornos y los millonarios pagos que se le imputan a Glas, encargado de la delicada área estratégica dentro del gobierno.  

Esto sumaría a otro presidente de los de tendencia izquierdista que estaría envuelto en escándalos de esta naturaleza, junto a Dilma Rousseff, Lula da Silva y Cristina Fernández, por los que Correa siente gran admiración, y a pesar de todos los elementos en su contra, el exmandatario se mantiene firme en la idea de las falsas acusaciones y las campañas mediáticas. 

Por el momento es Glas quien carga con la cruz del correísmo, mientras  Correa sigue “libre de pecado”; aunque ya los líderes de los pueblos Motuvios,  de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, y de la Confederación Kichwa del Ecuador (Ecuarunari), solicitaron a la Fiscalía General del Estado (FGE) que inicie una investigación contra el expresidente Rafael Correa por los casos de corrupción que involucran a obras estratégicas y a la constructora brasileña Odebrecht. 

La posible participación de algunos líderes de la oposición con aspiraciones de insertarse en la vida política del país y ocupar la vicepresidencia que dejaría Glas, es algo carente de sentido, aunque se ha manejado, y como es lógico de manera muy superficial. La corrupción estaba en el seno del gobierno, en la Asamblea Nacional, en Alianza PAIS, solo que ahora se ha hecho pública a partir de la llamada Campaña Anticorrupción llevada a cabo desde el inicio del mandato de Moreno. La oposición no tiene nada que ver con el destino de Jorge Glas, aunque sus principales representantes – Guillermo Lasso y Jaime Nebot– estén convencidos y en total acuerdo con las implicaciones de Glas.    

Así las cosas, el ambiente político ecuatoriano se torna cada vez más vulnerable. Este jueves, Marcia Arregui, asambleísta de Alianza PAIS, firmó la solicitud de juicio político en contra de Jorge Glas. Mientras que la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), organizó el juicio popular en el que se pidió para Glas la pena máxima de 40 años, aunque la sentencia fue de trece años de cárcel en su calidad de autor por los delitos de peculado, enriquecimiento ilícito, cohecho, delincuencia organizada, lavado de activos y como coautor por testaferrismo, lo que será enviado para el conocimiento de la Fiscalía. 

La Contraloría General del Estado notificó al vicepresidente Jorge Glas sobre su destitución predeterminada, tras confirmar este viernes su responsabilidad culposa en el caso del campo de Singue, en la Amazonía ecuatoriana. Para lo que se basaron en las conclusiones del informe final DASE-0045-2017, donde se establecen violaciones legales al proceso contractual de prestación de servicios para la explotación petrolera del bloque, con lo que Jorge Glas está en desacuerdo al calificar de absurda e ilegal la determinación de la Contraloría.