Andrés Alburquerque opina ante el el peligro de que nos arrebaten derechos por parte de políticos irresponsables a ambos lados del espectro
Por Andrés Alburquerque
1 de abril de 2018
Pascua de Resurrección de 2018
Antes de todo una feliz y serena pascua para todos los amigos de FB y para todos los americanos y seres humanos de este planeta. Había pensado repetir mi postura de cada día de navidad y pascua y evitar el debate; son dias de recogimiento y de reflexión sobre que somos y como hemos llegado a este punto; pero ante nosotros se yergue una viscosa, amorfa y densa estructura de extrema volubilidad y de sinuoso andar que se llama peligro; el peligro de que nos arrebaten derechos; el peligro de que políticos irresponsables; a ambos lados del espectro, se aprovechen de la ignorante e irreflexiva polarización que ellos mismos han creado para usar la confusión como cortina de humo y hacerse con nuestras libertades; para nadie es un secreto que soy de centro derecha; portador de armas y republicano; pero antes de todo soy americano, nacido en Cuba y ser humano. Culpo continuamente a la extrema izquierda de desmembrar al partido demócrata y de tratar de cambiar el rostro de NUESTROS Estados Unidos, pero como se dice siempre “it takes two to tango” y la idílica visión de republicanos buenos y dóciles y demócratas vestidos de diablillos nunca me ha seducido; cuando hay una crisis entre dos tendencias, visiones e inclinaciones generalmente se comenten excesos de ambas partes y todo el mal del mundo y la influencia comunista no bastan para justificar la precipitosa caída de valores y la pérdida de calidad en el ADN del tejido social americano. Los que tememos a la irrupción de ideologías impias y ajenas a nuestra mentalidad y tradición estamos en el sagrado deber de saber no solo que armas utilizar para defendernos sino que estrategias y tácticas emplear; estoy convencido de que aún somos muchos más los que preferimos la America donde nacimos o aquel faro que vinimos un día buscando que aquellos que consciente o inconscientemente aman o coquetean con aberraciones sociales de todo tipo, pero dada la militancia y vehemencia de estos últimos la percepción es de un pais dividido prácticamente a la mitad; a tal punto de la confrontación no bastan la displicencia ni el desdén; no se puede responder a la ofensiva capilar del otro con respuestas iracundas y epitetos ofensivos. Es tan absurdo e históricamente falso culpar a Trump de cómo estamos como lo es proclamar que el nos salvará de nuestras penurias; los unos alteran la historia con fines oportunistas, los otros se acercan mucho a la apología del líder y el caudillismo que a muchos nos llevó a emprender la vía del exilio. No basta esperar a que esto se desguace para luego decirle al otro: “yo te lo advertí”; entonces será tarde para ambos y todo estará perdido.
He leído con atención y angustia como mi comentario sobre la manipulación de las manifestaciones ha degenerado en un simple dime que direte sobre el derecho de cada cual a enarbolar su bandera; mi respuesta a ambos bandos es: es aquí donde ellos nos quieres llevar; a la discusión estéril del detalle y no a la solución frontal y certera del problema; ellos nos hablan de los árboles, nos los describen con todo detalle con el objetivo de que los arboles nos impidan ver el tupido bosque que tenemos delante. Pero voy a utilizar ese árbol; la bandera cubana, para mostrar a mis amigos el bosque, si Dios me da la suficiente elocuencia:
Claro que cualquier cubano o hijo de cubano posee el sagrado derecho de enarbolar nuestra bandera; eso no está en discusión. En miles de manifestaciones durante estos sesenta años los cubanos hemos con orgullo desfilado cantando el himno y mostrando la enseña patria. Donde ellos manipulan es en el uso de una bandera extrajera, cualquiera que esta sea, en una tragedia totalmente americana; no creo que a ningún orador se le ocurriría vestirse con prendas que mostraran la bandera sueca en un acto conmemorando el grito de Yara o reclamando la salida de la Junta de la isla, no con eso negamos a ningún sueco su derecho a mostrar sus símbolos patrios. Pero voy más allá, como decía en mi comentario original: una cosa es la bandera cubana en la Calle Ocho y otra muy pero muy distintas es la bandera en Washington en un acto que denuncia una innegable tragedia, máxime cuando por décadas esa misma izquierda que asesoró a Emma desde la A hasta la Z ha identificado Cuba con la familia Castro y el kafkiano experimento que nos ha traído a esta generosa tierra. Para los exiliados la bandera es una cosa, para el imaginario del americano medio desgraciadamente es mojito, compañero, componenda con el régimen y tolerancia de un solo lado. Me importa un bledo lo que haya respondido el padre de esa muchacha en una reacción totalmente comprensible en vista de los comentarios negativos que la payasada recibió. Si alguno lo conoce le puede dar mi contacto y con mucho gusto debatiré este y otros muchos puntos con el; de hecho; quizás el padre es más culpable que la hija sabiendo como se aprovecha la izquierda de nosotros y de las tragedias para empujar su agenda. Atención; derecho de expresión, ninguno de esos manifestantes que yo sepa cometió delito; se expresaron y así mismo podemos expresarnos los que vemos tras el angelical rostro de jóvenes preocupados la mano de Soros y el omnipresente Obama quedado en Washington para conducir la “resistencia” ; resistencia a que a mi voto?
Cuánto cuesta el boleto de avión a Washington?; cuánto cuesta organizar todas estas manifestaciones? Quienes están detrás de todo esto?
Y de nuevo; por que 17 muertos en un zip code crean una manifestación nacional y miles de muertos en los últimos meses en otros zip codes son descaradamente ignorados por el “espontáneo” estudiantado ? Con que derecho estos chiquillos me acusan a mi como republicano de ser culpable de la tragedia de Parkland? Esto no fue una manifestación esto fue un vil acto de repudio emulo de aquellos que organizaba Castro en los ochenta.
Al final, en unos días nadie hablara de Parkland; los padres que han sufrido lo que ningún ser humano debería sufrir deberán continuar viviendo con su pérdida ante la indiferencia de aquellos que los utilizaron para privarme de mis derechos; los nombres de estos jóvenes ultimados se unirán a los de Trayvon Martin, Jamiel Shaw III y tantos otros.
Pero cabría preguntarse: donde está la derecha?; donde está nuestra manifestación solidaria con las víctimas en busca de reales soluciones pero denunciando al enemigo agazapado? Donde está nuestro verbo febril y preciso? No sabemos seguir otro derrotero que no sea el de la protesta errática y desorganizada? Donde están nuestros intelectuales, nuestros periodistas? Por los políticos ni siquiera pregunto; estos hace rato que tiraron la toalla; abdicaron y están abandonado la lucha en masa con cualquier excusa. Donde está el diametral discurso coherente que explique la diferencia entre Emma, una estudiante repleta de idealismo e ilusiones y sus “manejadores” tenebrosos?
Antes de insultar al otro bando pienso que los conservadores debemos preguntarnos donde están los “nuestros”.
El marxismo cultural suele identificarse con el progresismo, su movimiento político; y con la corrección política, su principal instrumento de manipulación, control y censura.
Su base ideológica es en esencia una síntesis de Karl Marx y de Sigmund Freud. Comenzó formalmente con la fundación de la neo-marxista Escuela de Frankfurt, en Alemania. A partir de los años 1960' se fue extendiendo por todo Occidente, y en menor medida fuera de él.
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