martes, enero 01, 2019

La Revolución que se robaron los Castro en Cuba fue una Revolución terrorista que se gestó, alumbró e impuso mediante la traición, árcel y el fusilamiento.


Nota de Bloguista de Baracutey Cubano

Pese a la existencia de algunos problemas sociales que solucionar, o al menos mitigar, en la Cuba antes de 1959, el propio Fidel Castro en varios de sus discursos después de 1959 expresó que Cuba era uno de los países de América Latina en el que había menos condiciones objetivas para hacer una Revolución.

Los antecedentes de Fidel Castro (similares a los de otros ¨revolucionarios¨) como fueron su activo y público pandillismo político. egolatría, afán de protagonismo, ¨cañonas¨, mentiras y manipulaciones así como su involucramiento en el asesinato de Manolo Castro y del sargento de la Policía Universitaria Fernández Carral y el atentado, a Leonel Gómez, un dirigente estudiantil de las Escuelas Secundarias opositor a Manolo Castro. Una síntesis que dice lo que se podía esperar de Castro aparece en http://www.pagina12.com.ar ; sólo añadiré que Fernández Carral gritó en el entierro de Manolo Castro que Fidel Castro había matado a Manolo Castro, pues él había visto a Fidel cerca del lugar cuando asesinaron a Manolo Castro. Parece ser que Castro estaba de personal de apoyo del comando o disposito ejecutor de Manolo Castro. La noticia de un moribundo Fernández Carral, asesinado supuestamente delante de su hijo, acusando a Fidel Castro de su propia muerte fue gran titular de uno de los diarios o periódicos nacionales. Veamos la síntesis anunciada:

(Enrique Ovares vestido de blanco y Manolo Castro, primero de la derecha)

¨La historia se remonta al año 1946. Por entonces Fidel era un joven estudiante que buscaba apoyo para convertirse en líder de la Escuela de Leyes de La Habana. Tratando de lograr un acercamiento con Manuel Castro, se pelea con Leonel Gómez, un dirigente estudiantil de las Escuelas Secundarias opositor a Manolo Castro. Fidel hiere a Leonel de un balazo en el abdomen, pero éste milagrosamente se salva; otra versión dice que al que fidel hirió fue a otro que estaba cercano a Leonel. Y Manolo Castro, lejos de apoyar el gesto, le manda un mensaje a Fidel a través de José de Jesús Ginjaume: “Dile a ese tipo que no voy a apoyar a un mierda para presidente de Derecho”.



Sin sustento de Manolo Castro y Rolando Masferrer, otro veterano de la Guerra Civil Española, Castro veía desvanecer su intención de incorporarse al Movimiento Socialista Revolucionario (MSR), por eso se acerca a José de Jesús Ginjaume (anticomunista y paracaidista durante la Segunda Guerra Mundial) y a Emilio Tro, otro personaje siniestro que lo protege y perdona por su malograda pelea con Rolando Masferrer. Poco después ocurriría el asesinato de Emilio Tro (el 15 de setiembre de 1947) y la muerte de Manolo Castro (el 22 de febrero de 1948), cuando un grupo de malhechores de la UIR serían los encargados de acribillarlo a balazos en una calle de La Habana Vieja. Lo concreto es que Fidel no mató a Manolo. ..¨

En la Sierra Maestra las fuerzas de Fidel Castro fusilaban a campesinos y chantajeaban a empresarios de la zona y de todo el país a pagar los ¨impuestos de guerra¨ bajo la amenaza bien fundada de incendiar sus comercios, industrias y sembrados; actividad que fue dirigida por la recien fallecida Pastorita Nuñez, recaudando millones de pesos cubanos o sea millones de dólares (según lo escribió el propio Fidel Castro en su último libro). No había que ser visionario para saber lo que ocurriría si Fidel Castro y cómplices tomaban el Poder. Algunos se volvieron ¨visionarios¨ porque la Revolución los afectó directamente antes que a otros, o sea, ¨les pisó los callos¨ antes que a otros.

El caudillismo y la exaltación de la vía de la violencia para solucionar los problemas nacionales nos llevaron como pueblo a escoger entre Escila y Caribdis. La elección fue la peor; baste un ejemplo: Los esbirros de Batista asesinaban a aquellos que se les enfrentaban con la violencia para quitarles el Poder; los esbirros y sicarios de los Castro han asesinado hasta a personas pacíficas que sólo deseaban irse del país y que no habían derramado ni una sola gota de sangre. Escogimos como pueblo a Caribdis.

Las intervenciones norteamericanas en la República NUNCA provocaron ni una sola gota de sangre cubana; todo lo contrario, contribuyeron a que los ánimos entre los cubanos se apaciguaran y negociáramos entre sí y cesara el derramamiento de sangre entre cubanos. Varias de esas ¨intervenciones¨ fueron sólo amagos como desembarcar tropas en Guantánamo cuando los disturbios eran en La Habana o advertir que si seguían los disturbios se tendría que intervenir. Es muy cierto que la Enmienda Platt (enmienda que el gobierno de EE.UU. nunca tuvo mucho entusiasmo en aplicar; leer Enmienda Platt y República), violó el derecho soberano de matarnos en sangrientas guerras civiles ...

Nota:
http://es.wikipedia.org/
En la Odisea de Homero, Circe advierte a Odiseo en el canto XII de navegar más cerca de Escila que de Caribdis, ya que mientras Escila devoraría a seis de sus hombres, su contrapartida succionaría su barco entero: "Empuja rápidamente tu nave junto al escollo de Escila, ya que es mejor perder a seis de tus hombres que toda tu nave."[1] Odiseo logró navegar entre Escila y Caribdis, aunque las seis cabezas de la primera devoraron seis miembros de su tripulación.
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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano al artículo de Andrés Reynaldo.

La Revolución de la que se apropiaron los Castros y cómplices no perdonaron ni olvidaron y hasta fusilaron y encarcelaron a personas inocentes cuando triunfó el 1 de enero de 1959 en Cuba. Las izquierdas, como dice muy bien Andrés Reynaldo, no perdonan ni siquiera a aquellos que mataron  a los que mataban con violencia a personas inocentes. En Argentina se condenaron a militares que lucharon en contra del terrorismo de Ejército Revolucionario del Pueblo, Montoneros  y otras organizaciones que fueron alentadas y apoyadas militar y  financieramente por la dictadura totalitaria Castrista de Cuba, mientras Fidel y Videla eran cómplices en la arena internacional  para que no fueran condenados ambos por violar los Derechos Humanos.




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Tomado de http://www.elnuevoherald.com

Cuba, memoria y justicia

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  • Cómo hablar de reconciliación y perdón sin democracia
  • La memoria y la justicia se realizan en un estado de derecho

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Por Andrés Reynaldo
29 de octubre de 2015
De la reconciliación y el perdón se le habla mucho a los cubanos. Sobre todo a los cubanos del exilio. Habla la Iglesia de Cuba, la Iglesia de Miami, los empresarios que quieren hacer negocios con Raúl, los funcionarios de Obama, los artistas que van y vienen de La Habana. Quien no crea en la reconciliación y el perdón es un apestado. Un recalcitrante emisario del ayer.
Pues bien. Yo no creo en la reconciliación ni el perdón. Creo en la memoria y la justicia. Sin memoria ni justicia Alemania no hubiera superado el nazismo ni Japón su genocida vocación imperialista. ¿Alguien puede citarme mejores ejemplos de transición democrática? La reconciliación y el perdón son construcciones culturales. Pero la memoria y la justicia tienen una concreta y universal implementación institucional. Aclárese que a los cubanos no nos piden la reconciliación y el perdón para enterrar a la dictadura sino para perpetuarla.
Las transiciones de España, Chile y el resto del Cono Sur ocurrieron en un marco controlado culturalmente por la izquierda, y constitucional y económicamente por la derecha. Son ejemplares en la medida en que mantienen, a veces a tropezones, la alternancia en el poder y la economía de mercado. Sin embargo, son imperfectas por su incapacidad de suprimir las tendencias totalitarias que corroen el orden democrático desde la enseñanza, las artes y los medios. Juzgan a Pinochet y le erigen estatuas a Allende. Cuentan y recuentan las atrocidades de Franco y se les disculpan a los comunistas que actuaban como meros matarifes de Stalin.
El mandato de la corrección política (un fenómeno de censura y control del discurso de las democracias por parte de la izquierda) relega a las más íntimas tertulias unas valoraciones históricas que debían estar en los libros de texto: tal como los crímenes de Franco, Pinochet y sus facsímiles del Cono Sur no deben condonarse en aras del anticomunismo, es aberrante elevar como mártires de las libertades a quienes se comprometieron en cuerpo y alma a la instauración de un horrendo proyecto totalitario. Pasan los años y la izquierda ni se reconcilia ni perdona, al tiempo que la derecha se priva de la memoria y espera por la justicia.
Cada revolución engendra su contrarrevolución. Nadie sabe si la de Cuba será de terciopelo o de plomo. En cualquier caso, Fidel y Raúl ponen a los cubanos de la isla ante una opción radical: continuidad dinástica o baño de sangre. A la corta o a la larga, a las buenas o a las malas, un día se alzará esa gran ola contrarrevolucionaria (dicho sin complejos de inferioridad) que nos deje la página en blanco. Para volver a escribir que el bien no está llamado a reconciliarse con el mal sino a derrotarlo. Que el perdón desestima la ofensa en lo individual pero no la absuelve en lo colectivo.
El reclamo abstracto de la reconciliación y el perdón conviene a la coyuntura actual de la dictadura. Se convierte, de hecho, en uno de sus instrumentos, toda vez que siempre alguien se presta de buena o mala fe a sacrificar su integridad (y la de los otros) en los altares de la confusión o la oportunidad. No así la memoria y la justicia, que exigen un inmediato, plural y garantizado espacio para su ejercicio, es decir, un estado de derecho.
Odiar, a ninguno. Pero la mano encallada de cargar maletas al llegar a Miami, la mano que escribió mis primeras palabras en libertad y acarició las doradas cabezas de mis hijos, no se la voy a tender a la gente que me destruyó el país.
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Tomado de https://www.cubanet.org

Un baño de sangre y la campaña de Castro para disfrazarlo

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Prensa Latina debe enviar una señal de arrepentimiento por la complicidad con los juicios sumarísimos y los fusilamientos de 1959
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Por Luis Cino Luis Cino
18 de junio, 2018

LA HABANA, Cuba.- Con meses de antelación, para tener tiempo de sobra para enhebrar embustes y manipulaciones históricas, la agencia cubana de noticias Prensa Latina convocó a celebrar el aniversario 60 de la Operación Verdad.

Operación Verdad fue el nombre dado por Fidel Castro a la campaña de prensa que organizó a inicios de 1959 para intentar contrarrestar el escándalo internacional provocado por los fusilamientos de cientos de militares y policías del anterior régimen.

Los fusilamientos se iniciaron en Santiago de Cuba, el mismo primero de enero, tan solo unas horas después de que las fuerzas rebeldes entraran en la ciudad, luego de pactar la rendición del ejército.

Fuentes de la época estiman que fueron entre 400 y 550 los prisioneros fusilados, solamente entre enero y abril de 1959. Acusados de crímenes de lesa humanidad, fueron juzgados sumarísimamente, sin la posibilidad de una defensa justa, y en muchos casos, con insuficientes pruebas incriminatorias.

El coronel Sosa Blanco, responsable de crímenes de guerra durante la lucha contra la insurgencia, en el juicio público efectuado en la Ciudad Deportiva, que fue televisado y en el que apenas le permitieron hablar, preguntó, ante los gritos que pedían que pagara con su vida: “¿Qué es esto, el circo romano?”

El régimen revolucionario pudo llevar a cabo aquel baño de sangre, reminiscente del terror jacobino, en un país cuya legislación no contemplaba la pena de muerte, fomentando un estado de histeria vindicativa entre la población contra los represores del régimen derrocado.

Recordemos la muy exagerada cifra de “los 20 000 muertos de la tiranía”, inventada por el periodista Enrique de la Osa y Francisco Quevedo, el director de la revista Bohemia, y de la cual inmediatamente se hizo eco el nuevo régimen.

Mientras multitudes frenéticas gritaban ¡paredón!, los pelotones del Ejército Rebelde fusilaban sin descanso. Primero fue a los criminales de guerra y a los torturadores. Luego, a cualquier militar, policía, confidente o funcionario del régimen de Batista que se les antojara. Bastaba que estuviera incluido en la lista negra de la Comisión Depuradora.

Después empezaron los fusilamientos de los que se oponían al rumbo que tomó el régimen revolucionario. No importaba si había participado en la insurrección contra Batista. Tales fueron los casos de los comandantes Jesús Carreras y William Morgan, del Segundo Frente del Escambray, y Humberto Sorí Marín, que había sido uno de los creadores de los llamados Tribunales Revolucionarios.

Para justificar sus argumentos, Fidel Castro, que se pintaba como víctima de una calumniosa conjura internacional – no dijo “mediática” porque aun no se empleaba ese término- lanzó la Operación Verdad, para la que recabó el concurso de algunas de las mejores plumas del periodismo nacional y latinoamericano.

Precisamente en aquellas circunstancias, el 16 de junio de 1959, Fidel Castro y Che Guevara crearon la agencia Prensa Latina, que resultaría un arma de la propaganda castrista en Latinoamérica.

Varios de los periodistas participantes en la Operación Verdad que acompañaron a Fidel Castro en 1959 en sus viajes a Caracas y los Estados Unidos, no tardarían en arrepentirse. Mas que desencantados, espantados, saltarían por la borda del carro en marcha de la revolución castrista, y se convertirían en sus más acérrimos críticos.

En vez de celebrar la Operación Verdad, como convocó Prensa Latina, sería más adecuado al menos una señal de arrepentimiento por la complicidad con los juicios sumarísimos y los fusilamientos de 1959.

luicino2012@gmail.com

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En este video de audio se oye testimonios de los fusilamientos en La Cabaña, siendo el Che Guevara el jefe militar de esa fortaleza militar