¿Un “golpe de timón”?
Por Robert Alonso
“El Guarimbero Mayor”
Miami 24 de enero de 2014
Todo indica que, el ahora-presidente Juan Guaidó, le terminó dando un “golpe de timón” a prácticamente todos los partidos políticos que hacían vida dentro de la asamblea nacional. Los dirigentes de esos partidos como AD, Un Nuevo Tiempo, Primero Justicia y AP, fueron a la concentración de ayer pensando que otra cosa iba a suceder. Los primeros sorprendidos fueron ellos.
Por qué Guaidó se guardó para sí la intención de asumir la presidencia de Venezuela, es algo que está por verse y que habría que analizar profundamente. ¿Habrá sido su intención de hacer renacer al país con sangre totalmente nueva? ¡Es muy posible!
El panorama, por supuesto, no se pinta fácil para ninguna de las dos partes. Desde el año 2003, he venido advirtiendo que derrocar a la tiranía era la parte más fácil. Si no se hizo antes fue por la desidia y posturas traidoras de gran parte de esos mismos partidos que se llaman “opositores” y que a partir de ayer podrían quedar por fuera, como las guayaberas. De igual manera he dicho que lo difícil vendría después de derrocar a la tiranía, la cual TODAVÍA está pataleando.
Aplaudimos inmensamente ese “golpe de timón” del ahora-presidente Juan Guaidó, quien a partir de su juramentación, MÁS QUE NUNCA, necesitará todo el respaldo del pueblo… más allá del respaldo internacional y, por supuesto, de las fuerzas armadas. La opción de una sublevación cívica,
activa, generalizada y sostenida sigue vigente hoy MÁS QUE NUNCA, porque cualquier cosa puede pasar.
(Juan Gaidó)
Venezuela pudiera estar entrando en una etapa de posiciones y de “re-posiciones”. Habrá que ver quién terminará “cortando el bacalao” y, sobre todo: ¡cuándo! He ahí la importante necesidad del apoyo generalizado del pueblo, porque ahora es que comienza la verdadera lucha.
Son muchísimos los interrogantes. ¿Habrá negociación para evitar derramamiento de sangre, de parte y parte? ¿Prevalecerá la justicia por encima de los “arreglos políticos”? ¿Qué quedará de esas fuerzas armadas que en tantos años – ¡dos décadas! – no cumplieron con el deber de defender a Venezuela? ¿Saldrán a relucir todos las “actas traidoras” firmadas entre las partes? ¿Cuándo se depurará el padrón electoral y cuando se logre esa inmensa tarea, sabremos – al fin – cuántos electores válidos tuvo y tiene Venezuela? Y de llegarse a descubrir que había casi CINCO MILLONES de electores chimbos, inexistentes… virtuales: ¿cómo van a justificar los partidos de “oposición” el conteo de aquellos supuestos votos a lo largo y ancho de todas las farsas electorales? En fin: ¡son muchos los interrogantes!
Las próximas horas serán cruciales para responder algunas de las preguntas más preocupantes. Al cumplirse el plazo dado por Maduro para que Estados Unidos abandone el país, Trump deberá demostrar que no estaba jugando cuando declaró el reconocimiento de Guaidó como presidente interino de Venezuela. El desalojo de la sede diplomática estadounidense sería una evidente muestra de reconocimiento al gobierno de facto representado por Maduro. Si “los americanos” se quedan, Maduro estaría dando muestras de la total y absoluta pérdida del poder. ¿Jugarán China y Rusia un papel importante para neutralizar la fuerza de Donald Trump? Ajá: ¿y cómo quedarían los rusos, los chinos, los turcos y los iraníes frente a este nuevo escenario? ¿Abandonaron los cubanos castristas sus “headquarters” en el Hotel Alba (antiguo Hotel Anauco Hilton)? ¿Cómo queda el E.C.O. (Ejército Cubano de Ocupación)? ¿Al fin sabremos donde nació el Zocotroco Indocumentado? ¿Y los bolichicos? ¿Y Globovisión? ¿Reconocerá el nuevo gobierno constitucional las deudas contraídas – ilegalmente – por el gobierno usurpado por Maduro? ¿Y la Tibisay? ¿Y los tantos enchufados a lo largo de 20 años?
Muchas cosas están por verse. Al caer definitivamente la tiranía: ¿hacia dónde correrán los esbirros de los Castro? ¿Cuántos sapos y cuántas culebras saldrán a relucir? Muchos hoy deben estar temblando ante la posibilidad cierta de que se saquen a la luz pública muchos chanchullos, componendas, acuerdos maliciosos y traidores entre las partes.
Podríamos estar ante el fin de esos partidos tradicionales, mencionados arriba… algo que sería vital para poder reconstruir a Venezuela, de verdad-verdad. Podríamos, sin embargo, estar ante un escenario similar al que se creó en Nicaragua luego de 10 años de guerra civil, donde todo cambió, para no cambiar absolutamente nada. Donde ningún sandinista fue presentado ante la justicia, ninguna ley revocada ni propiedades regresadas a sus legítimos dueños… para que quince años después, el sandinismo regresara a ese país, con las consecuencias que todos hoy conocemos.
Por lo pronto, saludamos y aplaudimos – INMENSAMENTE – ese “golpe de timón” dado por el ahora-presidente Juan Guaidó.
Miami 24 de enero de 2014
Robert Alonso
“El Guarimbero Mayor”
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