miércoles, mayo 08, 2019

La última cena y el próximo combate. Francisco Almagro Domínguez: sobre la participación de parte del pueblo cubano en los desfiles y concentraciones convocadas por la tiranía Castrista

 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Hasta días antes de la debacle por  la implosión del campo socialista en Europa del Este,  las concentraciones. desfiles y votaciones en esos países  a favor de las dictaduras comunistas de esos países eran tan numerosas como las que ha habido en Cuba en estos últimos 60 años de Castrismo.
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Tomado de https://www.cubaencuentro.com/

La última cena y el próximo combate

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Falso sería decir que todo el mundo va. También es mentira afirmar que hay represalias contra todos los que no vayan al desfile
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Por Francisco Almagro Domínguez
Miami
07/05/2019

Justicia sin misericordia es crueldad.
Santo Tomás de Aquino


Para cualquier observador presenciar el desfile del Primero de Mayo en la habanera Plaza de la Revolución puede colmarlo de dudas, de confusiones. En un país abocado a una crisis alimentaria, con servicios como el transporte, el agua potable, la recogida de basura y el declive de la atención sanitaria, ¿cómo pasan cientos de miles de personas riendo y portando carteles dando vivas a los tribunos?; ¿nadie les tira un tomate o un huevo —perdón, mejor una sencilla, sonora y barata trompetilla? Y los responsables del supuesto desastre saludan, ríen, ¿no se sentirán culpables?; ¿no temen a la ira de los desfilantes tras sesenta años de fracasos y engaños?

Un invitado imparcial a la tribuna —oxímoron, un imposible circunstancial—, tendría que admitir que los imperialistas lo han timado. Porque quienes pasan frente a él, obreros, estudiantes, mujeres y niños, son fieles al Partido y a la Revolución. Con su paso aguerrido, en procesión pagana, muestran al mundo el mejor país para vivir, trabajar, y educar a sus hijos. Toda la propaganda capitalista se estrella contra esa marea humana que, naciendo cerca del Malecón de la Habana, inunda la Plaza y estalla de júbilo frente al Martí de Sicre.

Todo tiene un antes y un después. Antes, y por cada centro de trabajo, han recogido compromisos. El sindicato ha pasado una lista y la gente se apunta. Algunos dicen que irán por su barrio. Aunque para ciertas empresas y sectores —turismo, salud, civiles de la Fuerzas Armadas y el MININT, educación— la asistencia puede ser controlada. Como en cada cuadra hay un Comité —CDR: Comité de Defensa de la Revolución—, es posible incitar a la participación. Falso sería decir que todo el mundo va. También es mentira afirmar que hay represalias contra todos los que no vayan al desfile.

El después del desfile es el desinfle: los desfilantes tendrán el día libre, y en una Habana donde apenas hay transporte —todo el combustible y los carros han estado en función de la Magna Concentración—, lo más a mano es una botella de ron peleón, un dominó en el medio de la calle, en un pasillo y pensar, bajo los asombrosos efectos del etílico, que ha pasado un día más, y en algún momento, no se sabe cuándo, ya no habrá más desfile, ni tribuna, ni se llamará de la Revolución sino Cívica, como no fue. Otros, los beodos o los abstemios —los extremos del vértigo se tocan—, creerán que solo el alejamiento, la huida de la Isla, los librará de esta pesadilla, de la simulación perpetua.

Por mucho que la ciencia trate de explicarlo como Síndrome de Estocolmo, Indefensión Aprendida u otro artilugio académico, siempre se queda corta. A veces basta una anécdota, un chiste o una buena película para funcionar como el espejo que muestra las arrugas. Tal es el caso de un excelente filme cubano, La Ultima Cena (1976), de Tomas Gutiérrez Alea.

Titón, como se hacía llamar, toma el Jueves Santo para poner en una misma mesa a doce negros esclavos cual apóstoles y al amo, un Conde que hará el papel de Cristo. En el macabro retablo hay de todo: un frustrado cimarrón —Sebastián— quien acaba de ser castigado cortándole una oreja; un anciano llamado Pascual, al quien el Conde, ebrio, concede su libertad y no sabe dónde ir; el esclavo que se ha resignado a su condición; el que defiende al amo y cree merecer los golpes; y el esclavo rebelde, que piensa con cabeza propia, y pone en duda su condición de cautivo eterno por mandato divino.

Tras mucho vino y comida los esclavos quedan dormidos. Antes de retirarse a sus aposentos, el mayordomo —otro esclavo—, pregunta al amo que hace con los negros, desperdigados por el refectorio. Entonces el Conde pronuncia la mejor frase de todo el filme: “No, déjalos, ojalá no se despierten nunca”.

Es una tesis sustentable que del mismo modo que la Colonia siguió viviendo en la República, el Socialismo retrocedió a la Colonia, a la plantación criolla, al Campamento tan temido por Martí en su carta a Gómez. La República inmadura abortó la criatura democrática; a cambio, hizo crecer una placenta succionadora, parásita, que es el Socialismo Real –de Realeza, monarquía.

El ordenamiento vertical, el campamento-Isla, recuerda en grado sumo la ordenanza socioeconómica de la hacienda en la colonia de ultramar. Salvando las distancias históricas, a ese modelo neo-feudal pueden aplicársele todos los elementos de la Plantación: producción centralizada, la alimentación de la dotación, el entretenimiento y la socialización establecidos desde arriba, desde el inaccesible nivel de Partido-Señor. El Pueblo-Barracón es una masa homogenizada sin apenas comunicación con otros barracones. La fe pagana, materialista, es impuesta como religión oficial: el Líder es Dios; su palabra, la Ley.

En el neo-barracón actual —pequeñas parcelas de poder— también existe el esclavo sumiso, obediente, resignado a morir donde ofrezcan techo, comida, atención médica y fiesta por un día. Y el que duda, es incapaz de arriesgarse, por temor a lo desconocido. El anciano, que ya de ser tan viejo y tan esclavo no sabe cómo no serlo, a donde ir, y como Pascual, se niega a escapar al monte. También hay el esclavo que cree que el amo es bueno, humano, y considera la delación del hermano como un deber sagrado. Y por último el súbdito rebelde, que sin saber sabe. Sabe que ha nacido libre, no para hacer lo que otros hombres crean está bien, sino lo que él, con su cabeza y a riesgo, piensa que está bien.

Esos últimos son los que huyen. Han comprendido que la fuerza descomunal del cepo, del perro y el fusil del rancheador no les deja otra opción. Se internan en ese monte que es el exilio. Una vez allí, deben reinventarse. La selva, el Palenque, nunca regala nada. Hay que arrancárselo todo. Tampoco la fe es una imposición: creer en un problema de cada cual. Solo que, desgraciadamente, al haber perdido la fe en otros hombres, el cimarrón se torna arisco, suspicaz, individualista.

El final de la película es previsible. Los esclavos se insubordinan ante la ausencia del Conde. Toda la prédica de misericordia y perdón desaparece el Viernes Santo. El mismo credo que unas horas antes justificaba sentarse a la misma mesa amo y esclavos, sirve para perseguir y aniquilarlos a todos menos a aquel que sobre una montaña desafía a sus perseguidores.

En otro final, Ultima Cena II, La Hacienda y el sistema de producción esclavista desaparece. No puede mantenerse. Los hombres, para rendir todo su potencial necesitan sentirse dueños, condes, mayorales, aunque solo sea vana ilusión. Solo el Palenque emancipado, autónomo, desparasitado, puede redimir la Hacienda, rescatar la criatura democrática. El próximo combate de Mayo no será un interminable desfile de máscaras. Será un día como otro cualquiera: quien lo desee, que trabaje; el que no, que juegue dominó en su casa.

© cubaencuentro.com
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¡ NO SE DEJEN ENGAÑAR!
Pedro Pablo Arencibia
24 de enero de 2006
 
Los no cubanos no se dejen engañar con esas imágenes donde aparecen cientos de miles de cubanos desfilando frente a la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en La Habana ( SINA): la gran mayoría de ellos, no todos, desfilan por miedo.
 
Una anécdota que ilustra realmente la voluntad y el deseo de muchos de los participantes a esas actividades es la siguiente:
A raiz de la muerte del Teniente de navio de la Marina de Guerra Revolucionaria Roberto Aguilar Reyes el 8 de agosto de 1994 a manos de un recluta del Servicio Militar General (antiguo Servicio Militar Obligatorio) que le disparó, al oficial tratar de sacar su arma para impedir el secuestro de la embarcación para ser llevada a La Florida ( conjuntamente con más de 20 personas que recogió posteriormente), se organizó pocos días después, un acto político de importancia nacional en el pueblo y puerto de El Mariel. En ese multitudinario acto se pronunciaron aplaudidos y aclamados discursos condenando esa y otras muertes gubernamentales, al Imperialismo, al Presidente norteamericano de turno, etc. . Al terminar el mencionado acto de reafirmación revolucionaria, la multitud se retiró y buena parte de ella pasó cerca de uno de los muelles de dicho puerto donde había sido atracado un barco. Dado que el mismo día 8 de agosto, dia de la muerte del oficial cubano, Fidel Castro había abierto las costas cubanas por toda una serie de incidentes que habían ocurridos - secuestros de embarcaciones, el hundimiento del remolcador "13 de Marzo", con casi 40 asesinados por parte de la tiranía cubana, múltiples y masivas salidas ilegales por todo el país, asesinatos de custodios de embarcaciones y finalmente, la gran protesta popular del 5 de Agosto, conocida también por " El Maleconazo" - , se corrió el rumor de que ese barco iba a partir hacia Miami con la autorización del Gobierno cubano. En pocos minutos el barco se abarrotó de un alud de personas que hasta hacía pocos minutos participaban de dicho acto y concentración; otros muchos no habían podido abordarlo porque no había más espacio en la cubierta. Costó mucho trabajo y tiempo convencer a los decididos pasajeros de que bajaran porque dicho barco no zarparía para los Estados Unidos.
 
 Decenas de miles de jóvenes desfilan porque directamente desde sus escuelas los llevan concentrados al desfile para que no se "fuguen" de la actividad y se vayan para sus casas o a pasear por La Habana. Tengo la experiencia personal que a los alumnos del Preuniversitario en el Campo en que estudiaban mis hijos (realmente eso ocurre en todos) no los dejaban llevar equipajes a esas manifestaciones aunque ese día les tocara "el pase" (descanso para ir a sus casas ) para que no se "fugaran" de la actividad política antes de tiempo; la dirección y las organizaciones políticas preferían al terminar la actividad, gastar más combustible, regresar a la escuela, recoger los equipajes y nuevamente llevar a los alumnos a sus pueblos y ciudades . Esas actividades son de asistencia obligatoria y al que no asistan no se le da el Aval Político para el ingreso a la Universidad porque "la Universidad es para los revolucionarios"; además, al no tener derecho a entrar a la Universidad, en vez de un año de Servicio Militar ( La Mili ), tiene que pasar dos. A mi hijo mayor no le dieron ese Aval Político porque no firmó El Carácter Irrevocable del Socialismo en Cuba.
 
Centenares de miles de trabajadores participan en esas actividades políticas por el miedo a perder sus trabajos si faltan a ellas, pues en las Evaluaciones Laborales y Sindicales periódicas , ese es uno de los puntos más importantes en la evaluación de los trabajadores. Las deficientes calificaciones laborales pueden conllevar también a la devaluación profesional del trabajador, como le sucede, por ejemplo, a los profesores. Los trabajadores con deficientes calificaciones en su Evaluación Laboral pueden quedar " excedente" en la próxima reducción de plantilla, en el próximo Proceso de Optimización o en el próximo Proceso de la Idoneidad de los trabajadores. En todos esos procesos el punto relativo a la actitud política es determinante para el resultado final de la evaluación del trabajador y por consiguiente para su futuro laboral. 
 
Parece absurdo que se tenga miedo a perder un trabajo que no le proporciona al trabajador un salario decoroso para la manuntención de él y de su familia, salvo que ese trabajador labore en una "corporación" o "empresa mixta" y sea por tanto uno de los trabajadores " privilegiados" del país; por cierto, "privilegio" que lo otorga la única empresa gubernamental encargada de analizar, filtrar y proponer a esas empresas y corporaciones los trabajadores que cumplen con la actitud política necesaria para laborar en ellas; pese a que El Estado cubano se queda con un altísimo porciento del salario en divisas de esos trabajadores "privilegiados", ellos ganan mucho más que el resto de los trabajadores cubanos
 
Realmente no existe tal absurdo, lo que ocurre es que ese miedo está acompañado de un MIEDO mucho mayor: caer en la óptica de la policía política cubana, llamada Departamento de Seguridad del Estado (DSE); anteriormente G2. 
 
En Cuba cada centro de trabajo tiene su oficial "que lo atiende" y es el encargado mediante sus colaboradores secretos, de tener el más completo conocimiento y control posible de todos los trabajadores de ese centro de trabajo. Pero no sólo los centros de trabajos tienen ese oficial; cada barrio, reparto, etc. tienen su oficial "que lo atiende" a través de una amplia red de colaboradores, agentes y "chivatos" que viven en esa localidad. Los desmovilizados del Ministerio del Interior (MININT) y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), los militantes del Partido Comunista de Cuba ( PCC) tanto de los centros de trabajos como de los Núcleos Zonales del PCC, los delincuentes que han sido reclutados por temor a ser encarcelados o para abreviar sus condenas, los miembros de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, los "macetas" o "negociantes de la bolsa negra" que no quieren caer en desgracia y perder su lucrativo negocio, etc. son la cantera de donde salen muchos de los integrantes de esa red a nivel de barrio.
 
En Cuba estar "en la mirilla" de la Seguridad del Estado no es nada envidiable: Te envían agentes y colaboradores para tratar de conocer tus costumbres, tus deseos y aspiraciones, modo de vida, conocer cómo tu piensas, tus amistades, etc. y en ocasiones hasta de involucrarte en algún delito común o político para tenerte en situación ventajosa para ellos, pues así te tienen a su merced, lo mismo para enviarte a la cárcel como para presionarte para ver si te "ablandas" y accedes a trabajar para ellos
 
Si ganas algún dinero adicional haciendo determinados negocios para sobrevivir en la terrible situación económica cubana ( tan terrible como la situación política y social) no es nada conveniente que estés bajo vigilancia de la policía, ya sea de la policía política (DSE) o de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR). La PNR y el DSE colaboran entre sí y generalmente la PNR se subordina al DSE cuando hay un caso de interés para ambas. En Cuba se permite a las personas ciertos niveles de "disidencia económica" siempre que ese tipo de disidencia no esté acompañada de la disidencia política. 
 
Si deseas salir temporalmente del país o emigrar, el Permiso de Salida del país ( llamada popularmente la Tarjeta Blanca ) depende formalmente de la Dirección de Inmigración y Extranjería del Ministerio del Interior (MININT), pero esta Dirección consulta a las instancias correspondientes de la PNR y el DSE para otorgar dicho permiso. Estar bajo "la mirilla" del DSE puede en ocasiones retardar la Tarjeta Blanca o ser negada indefinidamente sin dar más explicaciones. No es raro que cuando un opositor va a solicitar Tarjeta Blanca para emigrar ( por Refugiados o por cualquier otra vía) esté presente algún oficial del DSE que le haga preguntas sobre su organización, las personas que la integran, actividades de la Oposición, etc... . Normalmente a toda persona que va a emigrar, en su expediente de Salida Definitiva hay un pregunta que es si usted pertenece o ha pertenecido a alguna organización opositora o de Derechos Humanos.
 
Luego para vivir en Cuba sin que te caigan arriba a tí y a tu familia problemas adicionales a los grandes y numerosos problemas que tiene ya de por sí la población cubana, si deseas permanecer y ascender en tu trabajo, si deseas obtener un determinado artículo electrodoméstico y si deseas viajar al Exterior (ya sea temporal o definitivamente), etc. debes de portarte bien ante "los ojos y oidos" del Gobierno. Si te portas bien, o sea: no cuestionas la situación nacional, admites como verdad la manipulación gubernamental sobre la situación política, económica y social Internacional, haces la Guardia Laboral y las Guardias de los CDR, asistes a los Chequeos de Emulación de tu centro de Trabajo, asistes a los Mítines Relampagos, estás en el Sindicato y asistes a sus inútiles reuniones, vas a las reuniones de los CDR, votas en las ilegítimas elecciones del Poder Popular, firmas todas las Convocatorias que hace el Gobierno Cubano, participas en las Tribunas Abiertas y agitas tu banderita cubana en las Marchas del Pueblo Combatiente, entonces no tendrás problemas adicionales a los ya vividos durante 47 años y quizás el " El Bombo" o el  III Programa Especial para la Inmigració Cubana (PEIC) te llegue y entonces entrarás calladito y disciplinado, a ese lugar al que ahora le gritas como un energúmeno.