TRUMP NO SE HA OLVIDADO DE NOSOTROS.
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Este presidente no sólo canceló las concesiones de Obama sino ha iniciado una política de estrangulamiento progresivo encaminada a asfixiar a los regímenes controlados por el trío diabólico Castro-Ortega-Maduro.
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Por Alfredo M. Cepero
Director de www.lanuevanacion.com
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10-9-19
Quienes nos mantenemos al tanto de los acontecimientos mundiales escuchamos con frecuencia las quejas de aquellos que acusan a Donald Trump de haberse olvidado de sus promesas de poner fin a las tiranías de Nicaragua, Cuba y Venezuela. Yo me encuentro entre quienes quisieran que esas promesas ya se hubieran cumplido pero no me sumo al coro de quejas contra el presidente norteamericano. Porque estoy convencido de que este presidente no se ha olvidado de sus promesas de promover la libertad en América, sino que calibra sus pasos para erradicar sin recurrir a la guerra a un triángulo maléfico que no entiende otro idioma que el de la fuerza.
Dicho sin rodeos y aunque nos duela reconocerlo, el dolor es nuestro, no de los extranjeros. Preferiría que Cuba fuera liberada por nuestro propio esfuerzo y en ese empeño se han inmolado millares de mis compatriotas. Pero después de 60 años de indiferencia, traiciones y fracasos. quiero la libertad de Cuba a cualquier precio y por cualquier método, incluso la ayuda extranjera. A aquellos que sufran de un nacionalismo hipertrofiado les recuerdo que, sin la ayuda de la Francia monárquica, la democracia norteamericana no hubiera salido victoriosa en la batalla de Yorktown. Allí nació un sistema de gobierno que ha perdurado por 243 años sin un solo golpe de estado y que es hoy la nación más próspera y libre del mundo.
Por otra parte, antes de quejarnos de la estrategia de Trump con respecto a estos regímenes, sería oportuno pensar cual habría sido la política de Washington hacia estos tiranos si Hillary Clinton hubiera sucedido a Barack Obama en la Casa Blanca. Recordemos que fue su marido Bill, quién dio órdenes a Janet Reno y a Eric Holder que le entregaran al dinosaurio mayor el trofeo en que se convirtió el niño Elián González. Luego, no sería exagerado presumir que, si Hillary hubiera ganado, se habrían multiplicado varias veces las concesiones unilaterales que le hizo Obama al tirano Raúl Castro. Y para completar el circo, habría nombrado a Alexandria Ocasio Cortéz embajadora en Cuba y recibido a Mariela Castro como invitada especial de la Casa Blanca.
Con Trump en la Casa Blanca, el libreto cambió en forma drástica porque, como reza la frase vernácula, "hay otro sheriff in town". Este presidente no sólo canceló las concesiones de Obama sino ha iniciado una política de estrangulamiento progresivo encaminada a asfixiar a los regímenes controlados por el trío diabólico Castro-Ortega-Maduro. Aunque siempre es aventurado adelantar fechas o siquiera épocas, las tres fichas de este dominó de la ignominia están destinadas a caer al mismo tiempo o muy cerca la una de la otra.
Pasemos revista a algunas de las medidas adoptadas por la Administración Trump en su estrategia para promover la libertad en América. La semana pasada, el gobierno norteamericano calificó de "tráfico humano" la explotación de los médicos cubanos por una tiranía que vende sus servicios en el exterior y recibe un ingreso anual de 6.400 millones de dólares. Pasando de las palabras a la acción, el Gobierno de EEUU le negó la visa al ministro cubano de Salud Pública, José Ángel Portal, y a la delegación que debía acompañarlo a una reunión de alto nivel de la Organización Panamericana de la Salud.
Al mismo tiempo, Trump se propone castigar tanto a los tiranos como a sus cómplices. Para ello, anunció que en el futuro no suspenderá, como hicieron los tres presidentes que le precedieron, la aplicación del Título III de la temida Ley Helms-Burton. Es precisamente esa parte de la ley la que permite a ciudadanos norteamericanos de origen cubano demandar ante los tribunales a las compañías extranjeras que "trafiquen" en propiedades confiscadas después de la revolución de 1959. Con ello puso fin a la cobardía de tres presidentes norteamericanos--Clinton, Bush y Obama--que suspendieron durante 20 años la aplicación del Título III.
Pero la medida que más le aplaudo es la limitación de las remesas familiares con que muchos cubanos del exterior financian a la tiranía. Porque es una vergüenza que quienes dicen ser víctimas estén financiando a sus victimarios.
Esas personas no son víctimas sino tránsfugas que no tienen honor ni merecen tener patria. El gobierno de Trump los ha puesto en su lugar estableciendo un límite de 1,000 dólares por persona por trimestre. La Administración Obama había abierto las compuertas y, según la Prensa Asociada, en el 2016 los cubanos en el exterior enviaron 3,000 millones de dólares a la tiranía castrista.
Otra de las fuentes de ingresos facilitadas por Obama fueron los cruceros que viajan por el Caribe, el medio que mayor número de visitantes llevaba a Cuba. Millares de norteamericanos portadores de dólares recorrían las calles de la Habana Vieja comprando artículos baratos por haber sido elaborados por manos esclavas. Trump les puso la luz roja y las compañías de cruceros se vieron obligadas a atracar en muelles de otros puertos caribeños.
En conclusión, funcionarios de la Administración Trump calculan que las medidas punitivas adoptadas contra la tiranía cubana reducirán en más del 50 por ciento el número de turistas norteamericanos que visitan Cuba. El año pasado, 600,000 norteamericanos visitaron la Isla. Pero este mes de octubre será diferente al del año pasado porque la mayoría de las medidas punitivas contra la tiranía entrarán en vigor precisamente por estos días.
Pero el tiro de gracia a este horror de 60 años puede haberle sido dado por Steven Mnuchin, Secretario del Tesoro de los Estados Unidos. En unas recientes declaraciones, el funcionario dijo: "Por medio de estas enmiendas regulatorias, nuestro departamento está negando al régimen de Cuba el acceso a moneda dura, limitando la conducta destructiva del gobierno y apoyando las ansias de libertad del sufrido pueblo de Cuba".
La otra cara de la moneda son los efectos que está produciendo en Cuba la estrategia de estrangulamiento del Presidente Trump que, unida a la reducción de los envíos de petróleo venezolano, podría crear una situación verdaderamente caótica. En tal sentido, el mequetrefe al que llaman presidente declaró la semana pasada que: "A los efectos de superar la escasez de combustible creada por la política del Presidente Trump, el gobierno podría verse obligado a tomar medidas de emergencia". Pero, Diaz Canel intentó poner un nota de esperanza afirmando que: "De ser necesarias, estas medidas no se prolongarían por tanto tiempo como las del 'período especial' confrontado en los años de 1990".
Concluyo con un resumen de la situación formulado por el Senador cubano americano Marco Rubio, un hombre que sabe lo que está ocurriendo. Rubio dijo el lunes pasado que después de las sanciones a Raúl Castro y su familia, todas las opciones "están abiertas" contra el régimen de La Habana, y reiteró que la "Administración (de Donald Trump) ha demostrado que está comprometida al 100% con poner presión sobre Nicaragua, Cuba y Venezuela".
10-9-19
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