lunes, noviembre 04, 2019

El regreso del kirchnerismo, malo para Argentina y para toda la región. Roberto Álvarez Quiñones: El nuevo Gobierno de Buenos Aires apoyará a las dictaduras de Caracas y La Habana, y los remanentes del Socialismo del Siglo XXI.



El regreso del kirchnerismo, malo para Argentina y para toda la región

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El nuevo Gobierno de Buenos Aires apoyará a las dictaduras de Caracas y La Habana, y los remanentes del Socialismo del Siglo XXI.
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Por Roberto Álvarez Quiñones
Los Ángeles
04 Nov 2019 

El regreso del kirchnerismo al poder, decidido en las urnas el 27 de octubre, es una vergüenza para Argentina.

El pueblo de dicho país es educado, uno de los más cultos de Latinoamérica. Por eso se hace difícil comprender este fenómeno del peronismo, sobre todo en su peor vertiente, la del kirchnerismo.

El problema data de la primera mitad del siglo XX, cuando irrumpió en escena el general Juan Domingo Perón, con su populismo contagioso de inspiración fascista, la misma que tuvo su colega Getulio Vargas con su "Estado Novo" en Brasil.

Rápidamente saltan a la vista algunas preguntas: ¿Cómo se elige de vicepresidenta del país a una señora que estaría en la cárcel por corrupta de no ser senadora de la república?

¿Es legítimo democráticamente un presidente electo con menos de la mitad de los votos válidos emitidos? (Alberto Fernández obtuvo el 48% de los votos.)

¿Creen quienes votaron por el dueto de los Fernández que la crisis económica actual en el país la provocó Macri, y no que fue herencia de la desastrosa y delincuencial administración de Cristina Kirchner?

¿Nunca se han preguntado los peronistas, sean de izquierda, de centro o de derecha, anticapitalistas o lo que sea, por qué Argentina antes de la llegada de Perón al poder era un país con estándares de vida del Primer Mundo, y luego ya no lo fue más?

Perón, gran admirador de Mussolini y del fascismo

Entre 1939 y 1940 Perón fue asistente del agregado militar de la embajada de Argentina en Roma, y asistía a las concentraciones en la Piazza Venecia para escuchar a Mussolini, de quien quedó prendado por su magnetismo ante las masas. Desde entonces, se propuso hacer concentraciones multitudinarias y dominar las organizaciones sindicales para establecer en Argentina lo que él llamaba la "democracia social" del sistema fascista.

En 1939, en una carta a su primo Conrado Perón, le contó que cuando Mussolini lo recibió, le dijo al dictador italiano "que era conocedor de su gigantesca obra, que no me hubiera ido contento a mi país sin haber estrechado su mano". Perón logró que los sindicatos argentinos adoptaran la Carta del Lavoro (trabajo) de Mussolini de 1927, así como su rechazo a los partidos políticos tradicionales. En septiembre de 1943, cuando Perón supo que Mussolini había sido liberado de su cautiverio por fuerzas nazis, ofreció un brindis para celebrarlo con sus colegas militares.

Argentina, gobernada desde 1943 por un grupo de militares, entre ellos el coronel Perón, que dieron un golpe de Estado, solo le declaró la guerra a Alemania (y a Japón) el 27 de marzo de 1945, menos de un mes y medio antes de que Berlín se rindiera. Hasta ese día permaneció "neutral". Y luego Perón recibió en Argentina a genocidas como Josef Mengele o Adolf Eichmann, entre otros.

La política exterior de Perón siempre fue antiestadounidense, porque eso formaba parte del "paquete populista-nacionalista". Y lanzó la amorfa "Tercera Posición", más anti-Washington que anti-Moscú, que en 1960 retomaron Nasser de Egipto, Tito de Yugoslavia, Nehru de la India, y Sukarno de Indonesia, para crear el Movimiento de Países No Alineados (NOAL), en este caso controlado por el Kremlin.

Pero lo peor es el daño que hizo y sigue haciendo Perón.

El peronismo impide que Argentina se desarrolle

Llegó Perón, el único hombre elegido tres veces para liderar Argentina (en 1946, 1952 y 1973) con su populismo estatista fascistoide y frenó en seco el impulso liberal del país, deteniendo el ritmo de crecimiento económico y social. Argentina dejó de pertenecer al mundo desarrollado. Y lo más grave es que el peronismo —cuyo nombre oficial es Partido Justicialista— se enraizó en el tuétano de la sociedad argentina.

Salvo breves períodos de dictaduras de derecha, la abrumadora mayoría de los presidentes han sido peronistas, y de los cinco no peronistas, ninguno ha terminado su mandato excepto Mauricio Macri. Dos de ellos, Frondizi y Arturo Ilía, fueron derrocados por golpes militares, y Alfonsín y Fernando de la Rua fueron forzados a renunciar por las fuerzas peronistas, acusados de no resolver la crisis económica que esas mismas fuerzas empeoraban a diario.

Por eso la economía argentina jamás ha podido levantar presión en grande, por esa cultura epidémica peronista, no importa si de derecha, de centro o de izquierda. El peronismo es populismo estatista químicamente puro. Por su naturaleza antiliberal y retrógrada es la mayor retranca para la modernización de Argentina.

El kirchnerismo, en particular, es un gran menjunje de rasgos fascistas, socialdemócratas y comunistas. Propugna una mayor intervención del Estado en la economía, regulaciones que alejan la inversión extranjera, y proteccionismo comercial que reduce o no deja aumentar la competitividad de los productos de exportación. Genera, además, una gigantesca burocracia que dispara la corrupción masiva.

Ya "casualmente", tan pronto fue electa como vicepresidenta la Kichner, ese matiz de corrupción ha empezado a aflorar. La Cámara Federal de Argentina revocó el 29 de octubre dos de las 12 causas judiciales por corrupción, abuso de poder, robo al fisco, lavado de dinero y otros cargos que pesan sobre ella. No es descartable que las otras diez causas corran la misma suerte, o se revoquen las que más la acercan a una prisión como la de su amigo y aliado populista Lula da Silva.

Argentina apoyará la desestabilización de las democracias

Muchos de los peronistas no kircheneristas seguidores de Alberto Fernández piensan que será su líder quien llevará las riendas del Gobierno. Se van a sentir defraudados. Cristina Kirchner, con sus ínfulas y su ego desmedido, será "de facto" quien gobernará tras bambalinas, aunque "de jure" el jefe sea el actual presidente.

A los 12.4 millones que votaron por los Fernández no les importó que la crisis económica actual haya sido una herencia que recibió Macri del kirchnerismo, típica de un Gobierno populista de izquierda que espantaba la inversión extranjera y nacional en vez de atraerla y apoyarla, que se oponía al libre comercio y se distanció del primer mercado del mundo, EEUU; que vació las arcas del Estado y lo endeudó con gastos irresponsables para contentar a los peronistas y sus sindicatos y captar votos electorales.

Cristina Fernández y antes su esposo Néstor Kirchner conformaron una mafia que robó cientos de millones de dólares a los contribuyentes argentinos. Y ahora el nuevo Gobierno apoyará a las dictaduras de Caracas y La Habana, y los remanentes del Socialismo del Siglo XXI de Evo Morales y Ortega; debilitará aún más al grupo de Lima, torpedeará la labor de Luis Almagro en la OEA, y respaldará la ofensiva castrochavista que trata de hacer renunciar al débil presidente chileno Sebastián Piñera, además de crearle problemas de todo tipo a los gobiernos democráticos de Brasil, Colombia, Perú y Ecuador. Seguirá, por otra parte, siendo aliado de Rusia, China, Irán y cuanto régimen "antimperialista" hay en el planeta.

¿Qué ganará el pueblo argentino con todo eso? La crisis solo va a empeorar y muy seriamente. El voto ciego en las últimas elecciones tendrá un costo muy elevado y pernicioso, no solo para Argentina, sino para toda América Latina.
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Pero no hay vergüenza de ningún tipo.

"Cristina fue instigadora": el día en que Alberto Fernández lapidó el Pacto con Irán
(video del 26 de febrero de 2015 en el programa "El juego limpio" de Nelson Castro)


Todo Noticias
Jul 10, 2019

El día en que Alberto Fernández dijo que el Memorándum de Entendimiento que Cristina Kirchner firmó con Irán cuando era presidenta buscó encubrir el atentado a la AMIA: "El acto de encubrimiento es la firma del acuerdo".
Cuando estaba distanciado de Cristina Kirchner, Alberto Fernández había dicho que el Memorándum de Entendimiento con Irán buscaba encubrir el atentado a la AMIA: "Cristina Kirchner hizo dictar dos leyes para protegerse penalmente de dos delitos delitos: Ciccone y el encubrimiento al tratado con Irán. No tengo dudas... El acuerdo tenía un fin de encubrimiento. El delito empezó a ejecutarse con la firma del convenio y no se consumó por circunstancias ajenas a la voluntad de sus autores. El acto de encubrimiento es la firma del acuerdo. Nisman dejaba al descubierto que el gobierno se valía de personajes marginales de la política para vincularse y relacionarse con el gobierno de Irán... La consumación del encubrimiento es el acuerdo, el tratado. Cristina y Timerman son los ideólogos e impulsores. En términos penales hay un instigador, la presidenta, y el autor directo es el que firma ese acuerdo... Si algún día Cristina era citada a declarar, solo tenía que decir que estaba cumpliendo con la ley porque ella hizo dictar una ley que la encubra: en términos penales es casi una autoamnistía que ella se puso... Lo que más le critico a Cristina es el modo en que ha maltratado a la Justicia y a los fiscales. Es difícil creer en Cristina cuando pretendió a Gils Carbó cambiar fiscales a su antojo... Las dudas se mantienen y algunas gestualidades de Cristina las profundizan".
Fue el 26 de febrero de 2015 en el programa "El juego limpio" de Nelson Castro, en TN. 26/2/2015