viernes, noviembre 01, 2019

La pelota cubana no cabe en la azucarera. Héctor Antón: El cuento de los millonarios virtuales, a quienes les bastaba el cariño de su pueblo, dejó de reeditarse tras la caída del campo socialista y el avance de los cubanos en las Grandes Ligas de béisbol


La pelota cubana no cabe en la azucarera

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El cuento de los millonarios virtuales, a quienes les bastaba el cariño de su pueblo, dejó de reeditarse tras la caída del campo socialista y el avance de los cubanos que decidieron probar suerte en Grandes Ligas
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Fidel Castro Ruz

Por Héctor Antón
La Habana
01/11/2019

El declive de la pelota cubana es un fenómeno tan sencillo para sus detractores como irreparable para sus defensores. La historia beisbolera posterior a 1959 es similar al trayecto de la revolución; allí donde la pasión se congeló tras el ocaso de la guerra fría y la muerte del caudillo que la respaldaba con fanatismo. Se comentaba que Fidel Castro era el manager del team Cuba. Como era imposible suplantar con estímulos morales las recompensas materiales, esa hegemonía internacional de nuestras selecciones cayó en un estado de coma. De la máscara amateur al disfraz profesional, la miseria fulminó al complejo de utopía.

(Fidel Castro con equipo Cuba dando ¨orientaciones¨. Foto de archivo
)
Fidel Castro llamaba por teléfono a los jugadores cuando decidían un partido contra Estados Unidos, o contra «los yanquis», como prefería nombrarlos. Los peloteros entraban a formar parte de la épica revolucionaria, al poner en alto el honor de la patria. José Antonio Huelga fue el «Héroe de Cartagena» en 1970, Agustín Marquetti el «Héroe de Managua» en 1972, Lourdes Gourriel (padre) el «Héroe de Parma» en 1988, y Antonio Pacheco el «Capitán de capitanes», un ejemplo a seguir. Pero Huelga falleció en un accidente automovilístico a los veintisiete años; en cambio, Marquetti y Pacheco se fueron sin hacer bulla para anclar en Estados Unidos.

El cuento de los millonarios virtuales, a quienes les bastaba el cariño de su pueblo, dejó de reeditarse tras la caída del campo socialista y el avance de los cubanos que decidieron probar suerte en Grandes Ligas. Atrás quedaba la inserción de los primerizos Bárbaro Garbey o René Arocha, quienes abrieron la brecha para que otros lo intentaran. Después, llegaron los éxitos de Liván Hernández y su hermano mayor Orlando «El Duque» Hernández, ganador de cuatro Series Mundiales, tres veces consecutivas con los New York Yanquees y una con los Chicago White Sox.

El temor al fracaso devino un riesgo común. La consigna de «Sí se puede» adquirió otra connotación. Tanto que los peloteros empezaron a irse sin garantías. Según rumoran, el torpedero Reinaldo Ordoñez brincó la cerca de un estadio y un agente de la seguridad cubana lo persiguió en vano, y el lanzador Adrián Hernández, «El Duquesito», rebasó la vigilancia del Aeropuerto Internacional José Martí disfrazado de mujer con un pasaporte falso. ¿Quién ha visto una mulata de exportación tan alta y fibrosa?

Yobal Dueñas y Maels Rodríguez se fueron tarde, cegados por el pasado de una ilusión. Yobal fue de los que atacó al gordito que salió al terreno con un letrero anticubano en los Panamericanos de Winnipeg 1999. No pudo hacerse justicia en las Mayores. Estuvo preso por robar artículos y joyas. Maels lanzó al mar su compromiso político-deportivo, aunque ya no era un pitcher de 100 millas por hora que completó ante Las Tunas el único juego perfecto que registra la historia de las Series Nacionales. Luego temió acabar como esos atletas retirados que iban a su casa pidiéndole ayuda.

En los dos mil, lo mismo se perdía la pasta dental, el papel higiénico que dos o tres peloteros. Los managers de los equipos en la Serie Nacional planificaban las alineaciones con antelación por una cuestión de oficio, bajo la incertidumbre de quién faltaría al día siguiente. Cada vez que se ausentaba un jugador en una selección, la primera pregunta del aficionado era: ¿se habrá ido?

Este año Cuba no asistió a la Copa Mundial para menores de dieciocho, celebrada en Corea del Sur entre agosto y septiembre. Evyan Guerra, un narrador de probeta, dijo en una trasmisión televisiva que la ausencia se debía «a razones obvias como la pérdida de jugadores en dichas categorías». Más que un robo de prospectos, los scouts de la Major League Baseball les recuerdan a esas criaturas en bruto y a sus padres, sumidos en la ansiedad, que un mundo mejor es posible.

Así en las altas o bajas de las bonanzas socialistas, ha sido indigente el sistema de estimulación destinado a un deporte priorizado como el béisbol. Se le otorgaba a una figura un carro y al deteriorarse se lo reponían por uno nuevo y el viejo se lo daban a otro atleta de menor jerarquía, entrenador o árbitro. Dichas transacciones resultaban humillantes, ya que un deportista valioso podría recibir como obsequio el auto de un colega en malas condiciones. Ello provocaba burlas desagradables entre quienes observaban con pavor tales remiendos. Algo peor suele ocurrir con las viviendas; si el inquilino temporal abandona el país, le quitan el inmueble a quien lo habita. Ningún «regalo» deja de ser medio básico del Consejo de Estado.

Claves al son de la presión política

El trayecto del béisbol durante el periodo de la revolución demuestra que los peloteros cubanos siempre han competido bajo presión, mucho más en el auge de la Guerra Fría y el odio hacia Estados Unidos sostenido por Fidel Castro en sus intervenciones públicas. Como ídolos populares que representaban un ideal de justicia, los beisbolistas fueron convertidos en leyendas vivas por el máximo gobernante, quien no les perdía pie ni pisada a los percances de sus vidas.

Durante lustros los peloteros no pensaron en jugar por la mayor suma monetaria posible. Parecía que un abrazo de Fidel y una semana en Varadero con la familia les bastaban para consagrarse en cuerpo y alma al béisbol. El amor a la camiseta era la pasión por su vocación. La motivación consistía en llevar en el pecho las cuatro letras de CUBA.

Estaba el caso de Agustín Marquetti, quien siguió jugando para elencos de la capital con una eterna sonrisa y el orgullo intacto, a sabiendas de que no volvería a integrar el equipo grande. Estos impulsos románticos se han esfumado del contexto beisbolero, donde ya casi no quedan pretextos para justificar la debacle.

El éxodo que flagela a la pelota no es una tragedia deportiva, sino el drama de una tierra donde sus habitantes huyen rumbo hacia cualquier lugar del mundo donde sea posible respirar. El ocaso de nuestro deporte nacional equivale a una pérdida de la fe en la revolución cubana. ¿Por qué durante la última década no han surgido bateadores ambidextros como Luis Ulacia o Frederich Cepeda? ¿Apatía de los entrenadores o desgano de aprendices? Ni tampoco hay lanzadores que intimiden a los rivales como Braudilio Vinent, Pedro Luis Lazo, Aroldis Chapman; o relevistas con la inteligencia flemática de Euclides Rojas, quien dejó la Isla en 1994. Ya nadie roba bases con la frecuencia del recordista Enriquito Díaz; mucho menos el home plate a lo Víctor Mesa. El cansancio es otra pérdida de la fe.

La presión económica doblegó a la presión política con el fin del entusiasmo desmedido. De lo contrario, una supuesta víctima de la presión política como el cuestionado Yulieski Gurriel hubiera fracasado en su proceso de inserción en Grandes Ligas. Tardío, para los expertos. Otros también han salido airosos en la pugna entre mercado e ideología deportiva. Yasiel Puig, José Abreu, Yoenis Céspedes o Aroldis Champan pueden decir que el desafío es duro, pero tiene su recompensa.

Puede argumentarse que no todo es una cuestión de contratos millonarios. Hay peloteros conocidos y desconocidos insertados en la liga rusa. ¡Quién lo imaginaría durante la época de sovietización insular, aquel subproducto de la cortina de hierro! Para los rusos que trabajaban en Cuba, el béisbol no tenía ni pies ni cabeza.

Es cierto que muchos han fracasado e, incluso, han vuelto para reincorporarse al diezmado movimiento deportivo del patio. Tal son los casos de Erisbel Arruebarruena, Leslie Anderson o Lisbán Correa, entre otros que están por enrolarse en la Serie Nacional. La Gran Carpa y sus ligas satélites no son campamentos de refugiados para inadaptados, incompetentes e indisciplinados. Cuando hay dinero de por medio, quienes tienen su fortuna en juego no perdonan.

Cuba registró la peor actuación de la historia en los Juegos Panamericanos efectuados en Lima, Perú, 2019. Desde 1963 la selección nacional no quedaba fuera del medallero en la cita continental. El manager Rey Vicente Anglada estuvo también al frente del conjunto que ganó el último Panamericano en Río de Janeiro, en 2007. Él asumió la culpa colectiva de un elenco que parecía estar en huelga de bates caídos. Parecía mentira que el inspirado Yurisbel Gracial no disparara un extrabase, con el aval de una treintena de cuadrangulares en la liga japonesa donde se desempeña.

A su regreso de la liga canadiense, Stayler Hernández le confesó a un periodista que al equipo de los Panamericanos le faltó motivación. ¿A qué se refería el jardinero de los Industriales? Al sueldo insuficiente que reciben los soldados del músculo por ofrecer servicios casi voluntarios a la patria. ¿Cuánto les pagarán a los privilegiados que juegan en Canadá? Por lo visto, equivale a un secreto de guerra. A solas con su gente, los atletas no hacen más que hablar de aspectos materiales. Sobreviven tragando en seco, ahogados por las carencias individuales o familiares.

La palabra dinero, siendo el problema crucial, es un tabú en los análisis de la prensa oficial cuando hay una debacle y, tal como reconoció el mismo Anglada al concluir los Panamericanos, «ya nos hemos acostumbrado a perder». Fingir el desconocimiento de la causa banaliza cualquier discusión con tintes demagógicos. La retórica de fortalecer el trabajo en las categorías inferiores ya no tiene sentido.

Pero la colina de las justificaciones quedó envuelta en el silencio. La reacción oficial fue la destitución de Yovani Aragón Rodríguez como Director Nacional de Béisbol. En su lugar, se eligió a un tal Ernesto Reynoso Piñeiro, quien fungió como primer secretario del Partido Comunista en el municipio especial Isla de la Juventud. Otra vez una solución política a un dilema profesional. Igual sucede en el terreno del arte: la militarización de los gestores escogidos causa estragos.

¿Por qué no cesan del cargo a Higinio Vélez Carrión, presidente de la Federación Cubana de Béisbol? Ya el acuerdo del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) con la Major League Baseball acabó traducido en pretexto; las autoridades seguirán recostadas al bloqueo imperialista como una tabla de salvación. Los obesos políticos deberían brindar por Donald Trump en las sobremesas de sus comelatas.

Sustituir a Higinio sería tan saludable como darle peritaje médico al comentarista Rodolfo García, «Rodo» para sus acólitos y alias «La hiena» en los pasillos del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT). Este personaje restituye un verso profiláctico de la poeta cubana María Elena Cruz Varela, dedicado al tutor simbólico de R.G.L: «El aire será más puro con tu silencio».

Aunque, bien mirado, ¿por qué el béisbol sería la excepción de la regla en un país que se quedó atrás en todo lo que era posible hacerlo? Los principios del deporte amateur no son más que un manojo de promesas incumplidas y viejas palabras de uso que no significan nada.

© cubaencuentro.com
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De los archivos de Baracutey Cubano

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Todos los cubanos que estábamos en Cuba  mirando en directo  por la televisión oficialista cubana, la única que existe, ese juego de béisbol entre Cuba y Canadá vimos  el abuso contra Tintorereo y la jactancia de al menos uno de  los narradores deportivos (me acuerdo que uno de ellos fue  el relativamente recien fallecido Héctor Rodríguez)  sobre  el actuar de los jugadores cubanos. En el incidente no sólo participaron Méndez y Padilla; el receptor o catcher Pestano, de Villa Clara, le dió  o le tiró un mascotazo a Tintorero; cuando ya estaba siendo conducido para  ser sacardo del terreno. Hubo uno o dos más  peloteros que participaron en ese hecho abusivo; si mal no recuerdo otro de ellos fue un pinareño, que no es José Ariel Contreras,  que está desde hace unos años por estos lares. De no ser por la hidalguía y la actuación viril de muchos  jugadores canadienses que salieron de dogout con los bates en la mano para parar ese abuso,  hubiera ocurrido algo peor con Tintorero. Yo tenía, o tengo grabado, ese hecho en uno de mis cassetes de video que saqué de Cuba.
Actualizo hoy 23 de agosto este post con estos videos


 Video donde se ve a Diego Tintorero cuando era  golpeado por Juan Padilla, Javier Méndez,  Pestano y Dueñas según expresó Tintorero en el video que aparece debajo


Villa Granadillo DIEGO TINTORERO ENTREVISTADO POR MANUEL PRIERES


Años después, el directivo del INDER y campeón olímpico Alberto Juantorena, en entrevista a la televisión cubana y narrando los hechos,  también se jactó de la golpiza que le dió a Tintorero cuando este protestaba fuera de las instalaciones deportivas. Juantorena expresó que Tintorero trató de correr y escapar  pero que no tenía sentido  correr delante de él,  un campeón olímpico.... Sobre lo anterior se lee:

http://sportsillustrated.cnn.com/olympics/news/1999/08/02/panam_roundup_ap/

 In a separate incident involving the Cubans, four members of the delegation were involved in a fight Sunday night with the protester who disrupted the game, police and witnesses said.

The incident occurred outside the offices of the Canadian Broadcast Corporation, Acting Duty Inspector Paul Ingram of the Winnipeg City Police.

In a release Monday morning, the police said the protester was speaking to someone outside the CBC offices when the Cubans noticed him and "became involved in a dispute. Prior to police arriving there was a physical confrontation between those parties that was brought under control immediately."

No charges were filed, but the protestor, who police said gave a Miami address, was detained by immigration authorities and was in custody.

Seguidamente les muestro unas foto  donde se ve  ¨Como la llegada de la policía demoraba, Méndez, Padilla y otros peloteros trataron de manejar la situación¨, según escribiera  desde Miami un individuo de cuyo nombre no quiero acordarme y mucho menos escribirlo. Obseven el detalle de  un jugador canadiense sin casco con un bate en la mano. Los peloteros cuando van a batear tienen que usar un casco. En la otra foto hay un jugador de Canadá que se interpone para que no vengan otros jugadores cubanos a seguir golpeando a Tintorero.




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Tomado de http://comunicadorhispano.com


El exilio mezcla deportes con política... y.. ¿Cuba y ex jugadores de Industriales no lo hacen?

Por Carlos Carballido


ALPPRYT USA- El primero o el dos de Agosto de 1999 (no puedo precisar bien)  preparaba mi habitual reporte en el Noticiero de la Televisión Cubana (NTV) cuando CNN, la cadena por la cual podiamos monitorear la información extranjera para fusilar todas su imágenes, reporta un incidente durante el encuentro de Beisbol Cuba vs Canada de los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1999.

Un cubano exiliado en EE UU , llamado Diego el Tintorero,  decidió lanzarse al terreno con un cartel improvisado en el que se leia: Human Rights First (Derechos Humanos Primero). Acto seguido  dos jugadores del equipo Cuba, Javier Méndez y Juan Padilla, ambos nómina del equipo capitalino de  Industriales, arremetieron  a golpes contra en exiliado que portaba aquel cartel con un mensaje inofensivo y muy genérico.

De no ser por la intervención de las autoridades locales  y de los propios jugadores del equipo de Canadá, Diego el Tintorero hubiera sido acribillado a golpes baratos y tumultuarios.

El incidente solo lo pudimos ver los reporteros de la TV cubana y algunos miembros de la cúpula gobernante que también tenían acceso a a señal de CNN . Estabamos hablando de quizás un 0.002 por ciento de la población cubana. Luego se decidió pasar las imágenes editadas en las que  jamás se vieron de cerca los puñetazos y si la masiva protesta del equipo. La mayoría de la población creyó en una verdadera provocación y aplaudió la actitud de  Padilla y Méndez que recibieron sendos homenajes oficiales por su servicio a la Patria, tal y como se manejó en círculos oficiales.

Tal vez esta sea la razón en que semejante hecho vergonzoso y prepotente de jugadores, que  más que representar a Cuba en un deporte lo hacían a titulo de simpatizarle al Gobierno de Fidel Castro, haya calado poco en las conciencias de la mayoria de los cubanos. Tal vez ese hecho de manipulación mediática en una nación con severas restricciones a la información extranjera,  lleve a más de un cubano a simpatizar con la visita del equipo de Industriales a Miami para celebrar el 50 aniversario de la novena y criticar a los sectores que abogan por la suspensión de ese encuentro.

No debemos ligar el deporte con la política, dicen. Lo que ninguno puede afirmar es cuándo esto no se ha hecho en Cuba,  donde  hasta el mismo Fidel Castro daba instrucciones a los equipos e Boxeo y Beisbol de cómo debian actuar en la arena internacional.

La propia respuesta de Cuba al  incidente de Winnipeg fue y cito textualmente, porque yo mismo tuve que reportarlo para la TV Cubana.." Los atletas cubanos no permitirán que nada ni nadie los humillen si su dignidad está en juego (..) . "A partir de ahora vamos a reaccionar con toda la energía a las provocaciones". Y cuando de todas las energias de trata es asi... a golpes y a palos  como si fueran bestias "revolucionarias".

Los que olvidan ese incidente lamentable y condenan que varios sectores del exilio cubano  estén en desacuerdo con la presencia de jugadores de industriales entre los cuales están los dos agresores, sencillamente también están mezclando el deporte con la politica. Es decir, se tildan a esos sectores de retrogrados, extremistas , mezcladores de politica con deportes. ...Pero ¿¿cómo llamar entonces a jugadores como Padilla y Mendez que reaccionan a lo bestia ante un cartel que solo dice Derechos Humanos Primero??? ¿¿Cómo entender a Cuba cuando dice que responderán a provocaciones con toda la energia de los puños y no de las palabras?? Acaso no es eso  mezcla de politica con deportes???.  ¿Ofreceran  estos jugadores indstrialistas, disculpas a  su víctima si es que llegan a jugar en un cañaveral como dicen los organizadores o sencillamente continuarán en su actitud prepotente?...

Solo una palabra por respuesta y muy a titulo personal para quien le sirva el sayo: HIPOCRITA
S.