Desde Cuba: Reflexión sobre Cuba enviada por la Junta Directiva de la Conferencia Cubana de Religiosos y Religiosas (monjas y frailes) de la Iglesia Católica
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Reflexión sobre Cuba enviada por la Junta Directiva de la Conferencia Cubana de Religiosos y Religiosas (monjas y frailes) de la Iglesia Católica
Sor Nadieska
Por Sor Nadieska
La Habana
6 de noviembre de 2020
MUY QUERIDOS HERMANOS Y HERMANAS:
La Habana, 6 de noviembre de 2020
“…Y aun vivimos tan convencidos que solo el Reino es nuestra utopía…Y sin perder el amor primero unimos mística y profecía y acompañamos a nuestro pueblo en el martirio y en la alegría…y aún seguimos en la frontera donde la vida es arrebatada y con las víctimas del sistema que siguen siendo crucificadas…” (Himno de la CLAR Horizonte Inspirador Marzo 2009)
Ayer amanecimos con dos noticias que también inundan de tristeza el corazón de la Iglesia que peregrina en Cuba, el fallecimiento del Padre Carlos Elizalde, de la Congregación de los Padres Pasionistas y de la Hermana Alejandra Esteve, de la Congregación de las Hermanas Sociales.
Al rezar en la mañana por el eterno descanso de estos hermanos nuestros, que se sumaban al de nuestro querido Padre Bruno Roccaro sbd, me preguntaba cuántas muertes más podrían seguir apareciendo en nuestro horizonte. Más aún, me inquieta la posibilidad de mirar las muertes cotidianas a las que estamos asistiendo. No sé si de manera consciente o no, eso nos toca a cada uno hacer la lectura personal delante de Dios.
Me gustaría compartir con toda la Vida Consagrada y los que acojan esta sencilla carta, lo que muchas veces hemos reflexionado como Junta Directiva de la CONCUR de cara a nuestra realidad, como hombres y mujeres que vivimos y compartimos la fe en medio de nuestro pueblo. Esta reflexión hecha oración, ahora cobra vida y expresa nuestro sentir. Tengan la certeza de que estas palabras (mías) van acompañadas con todo nuestro cariño, nuestro modo de trabajar en equipo, y sobre todo, las comparto porque seguimos lanzando el reto de continuar buscando juntos caminos que devuelvan vida y esperanza en la construcción del Reino del Padre.
Hoy me detengo y pienso en todo los que está ahora mismo muriendo en nuestro mundo, y que sabemos, a través de un estallido permanente de noticias para nada alentadoras, y que, por tanto, también nos afectan, nos duelen, porque aunque somos Isla no podemos ni debemos aislarnos. Esa sería la mayor de nuestras muertes, pues gracias a nuestra idiosincrasia, somos alegres, acogedores, solidarios y sabemos dar y darnos por encima de nuestras necesidades.
Estos valores que se han debilitado, no se han perdido gracias a Dios y hoy estamos todavía a tiempo de recuperarlos y que sigan siendo nuestra identidad, como opción responsable de cada cubano allí donde se encuentre. Pero, más allá de todo, quiero hablar de muertes en nuestra Cuba, deseo referirme específicamente a Ella porque es la que conozco, porque la amo, en ella nací, en ella vivo y, a pesar de todo lo que también sufro, es aquí donde quiero morir, con ella y por ella hasta las últimas consecuencias, como dijera Martí: “de cara al sol”.
Cuando me detenía en los versos del canto que colocaba al inicio de este compartir, y que hoy nos ayudó en el momento de la comunión, me preguntaba si de verdad para mí, para ti, para todos, el Reino y todo lo que significa ese Reino del que Jesús es dueño y protagonista con el Padre y el Espíritu y que humildemente lo traduzco en: acoger, defender, enseñar, apostar, impulsar, confiar, expresar y ayudar a que otros se atrevan a expresar; sí todo esto y más, aún sigue siendo nuestra utopía como hombres y mujeres consagrados, extendido también hacia todos los creyentes.
Sabemos que la utopía es inalcanzable, pero guardo como un tesoro inagotable lo que nos enseñó un reconocido profesor de Antropología en María Reina en los años 90, él nos decía que: “es posible también una utopía alcanzable desde nuestros esfuerzos, sostenidos con la gracia de Dios”, es entonces desde esa permanente inquietud que alberga mi corazón, que hoy me pregunto si es posible levantar nuestras voces juntas para que se escuchen pidiendo:
1-Que se tomen decisiones justas y equitativas. No creo que necesario explicar que no es justo lo que está pasando con el supuesto cambio de moneda, que, se ha convertido en una sombra casi permanente y amenazadora, ¿se compra en una y se paga con otra? Esto se debe modificar, lo justo es poder comprar o pagar lo debido en lo que cada quien recibe como remuneración a su trabajo.
2-Que el pueblo tenga acceso real a los alimentos. Nos quejamos de las colas y esa queja a muchos les molesta, pero también me pregunto, ¿si a todos les llegara, si el abastecimiento fuera real, nuestro pueblo tendría que hacer colas interminables?, ¿o las hacen porque les gusta? CLARO QUE NO, las hacen porque tienen que alimentar a sus abuelos, hijos, nietos…me duele escuchar cuando dicen: “hay mucha gente en la calle y esto es cuestión de responsabilidad”, sí, pero, ¿de quién? de todos, sobre todo de aquellos que son los que tienen en sus manos el compromiso y la obligación de custodiar, procurar lo necesario y defender a su pueblo.
3-¿Cómo lograr que la vida no sea solo «hoy», sino ofrecer un futuro estable, que podamos vislumbrar un horizonte que sostenga la esperanza tan necesaria para caminar y permanecer en nuestra tierra y apostar por ella, reconstruyéndola desde adentro?
4-¿Cómo se puede dejar de fomentar la desconfianza, el miedo, el enfrentamiento entre nosotros, que como dijera un viejo amigo: “todos cubanos, todos hermanos” ¿cómo restaurar a la persona cuando seguimos constatando el daño humano que cada vez crece más y repercute en todas las esferas de la vida social?
5-Porque creo que es vital para todos: ¿Cómo, después de ejercer nuestro derecho en el proceso de reforma constitucional, podemos participar más en el amplio proceso legislativo que se está realizando en el país?
Creo de verdad que » algo nuevo está naciendo», estas muertes de las que hablaba al principio, ya comparten con Aquel que es la VIDA, y no dejaré de agradecer, porque esas vidas entregadas nos alientan, nos impulsan y renuevan. Creo que esas semillas que se han ido depositando en nuestra tierra, o han entregado parte de su vida en ella, nos están lanzando a la ESPERANZA, a creer que el Reino es hoy (…) y es también mañana y ojalá entendamos que una buena parte depende de nosotros.
No permitamos que se apaguen nuestros anhelos de entregar a las nuevas generaciones una Cuba mejor, donde ellos se sientan parte y no renuncien a sus sueños de darle a ésta, su patria amada, lo mejor y más genuino de cada uno, muchos niños y jóvenes están muy cerca de nosotros, no los defraudemos con nuestras quejas, agobios, démosle razones para vivir, para apostar, para CREER firmemente que Dios no defrauda, pero testimoniemos esta certeza de la que estoy convencida; todos nosotros creemos en esto y es desde esta seguridad y confianza que nos vivimos y renovamos cada amanecer para seguir cargando la cruz de la cotidianidad en pos del Maestro, seguros de la Resurrección, también cotidiana.
Hermanos tan queridos, hagamos alcanzable para todos la utopía de una Cuba mejor, en la que sea posible seguir siendo amigos, compañeros de camino, creyentes o no, todos con la misma canción, con la misma fuerza, con la convicción de que si cada uno pone su granito de arena en verdad un mundo mejor es posible y, porque “creo en la fuerza de lo pequeño”, como Félix Varela, porque creo en aquello que puede parecer anónimo y que se gesta gradual y silenciosamente como la semilla de mostaza o la pizca de levadura, porque “creo en el mejoramiento humano” como nuestro Martí…y simplemente porque CREO en que allí donde está toda nuestra imposibilidad están todas las posibilidades de Dios, te invito, a la vez que me siento invitada por Dios, a alzar la voz de la esperanza, de la justicia, de la reconciliación, de la alegría y devolverle a nuestro pueblo de una vez y por todas, la sonrisa que adorna sus rostros y nos convierta en lo que siempre fuimos: ese pueblo sencillo, próspero y atrayente, donde todos sentían que esta isla era un oasis, pero que pueda volver a serlo empezando para los de dentro.
En el corazón de nuestra Madre, la Virgen de la Caridad, cubana por excelencia, dejo a todo nuestro pueblo, que Ella nos alcance de su Hijo todo esto que soñamos, y que, junto a Ella podamos contemplarlo… Hagamos lo posible porque Ya es la hora…
Con cariño fraterno:
Sor Nadieska y Junta Directiva de la CONCUR
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