Itxu Díaz del Western Journal en Español: Elecciones en EEUU: trampas y elitismo. La gran estafa es la candidatura.
Cubanos por el Mundo
*************
Tomado de https://patriademarti.com/
Elecciones en EEUU: trampas y elitismo
*********
Elecciones en EEUU: trampas y elitismo. La gran estafa es la candidatura.
*********
Por Itxu Díaz *
Western Journal en Español
5 de noviembre, 2020
La mejor noticia que nos trae la incertidumbre electoral es que los violentos de extrema izquierda no han podido arrasar las ciudades, porque todavía no saben si tienen o no una excusa para saquear comercios y robar televisores.
Como casi todos, he pasado la noche en vela siguiendo cada twit con la expectativa de que fuera algo definitivo , pero lo único definitivo para nosotros sigue siendo la muerte. La muerte y pagar al IRS.
Por lo demás, América ha vuelto a dejar claro que vota lo que quiere y no lo que le ordenan la CNN, The New York Times, los multimillonarios de Hollywood, y los clones de Jack Dorsey.
Dejó escrito Edmund Burke que “la gente nunca renuncia a sus libertades sino bajo el engaño de una ilusión”. Y parece que el engaño no ha funcionado del todo bien.
Veamos. Es más fácil de lo que parece. Incluso alguien como Joe Biden podría entenderlo, si sus asesores le hacen un dibujo con suficientes colores y letras muy grandes.
Cuando te dedicas al campo, a una pequeña explotación agraria en algún lugar perdido de la geografía nacional, cuando tienes un negocio humilde en tu pueblo, cuando llevas décadas dejándote el alma en una industria dura, cuando luchas a la vez contra la pandemia, contra la crisis, contra las cosas de la vida, y contra los vaivenes intervencionistas del Gobierno a través de los años y las presidencias, lo último que deseas es que venga un idiota volando sobre un puñado de dólares y, asomado al púlpito de la prensa progre-caviar, pretenda humillarte por tu voto.
Que Biden lleva desde 1973 en la política, pero los demás, la mayoría de los ciudadanos normales, tienen que trabajar en algo para ganarse la vida.
Eso les da una cierta perspectiva sobre los acontecimientos y la capacidad de detectar pronto a los farsantes.
Al menos la noche en vela ha servido para confirmar que hay una brecha creciente entre las élites y la calle, especialmente ahora que anónimos programadores de garaje, adolescentes raritos sin amigos ni vida social, se han hecho millonarios de la noche a la mañana, se han instalado en Silicon Valley, y se han erigido en árbitros de la opinión pública, sin someterse siquiera al posicionamiento y control editorial que se le exige a los medios de comunicación.
Esa brecha se vuelve inmensa cuando las élites lideradas por ricos de izquierdas destinan horas y millones de dólares a reprender a los ciudadanos con el cambio climático, la igualdad de sexos, y otras teorías sobre unicornios dorados, mientras desatienden sus necesidades más básicas, desprecian sus economías familiares, y se ríen de sus derechos fundamentales, incluyendo el de la libertad de pensamiento, el derecho a tener un coche grande y ruidoso, y el derecho a poner en duda que nacer hombre o la mujer sea una convención estúpida y obsoleta propia de científicos fascistas de los siglos previos a la llegada de la mesías Kamala Harris.
Lo que están reflejando los resultados electorales del 3 de noviembre es esa separación entre los deseos de las élites y el verdadero sentir de los ciudadanos, porque ya hemos visto que al menos la mitad de ellos no se han vendido al juego de tumbar a Trump a cualquier precio.
Hay muy pocas cosas que deban hacerse a cualquier precio. Y una de ellas es muy desaconsejable: vender tu próspera economía a la ruina socialista solo por tener cualquier presidente que no sea Donald Trump.
Con todo, el peor fraude electoral de los demócratas no está en el recuento de votos, sino en haber presentado a un Biden enfermizo y ausente como señuelo para regalar de tapadillo la presidencia a la extrema izquierda de Kamala Harris.
Escúchenlo durante un instante. C’mon man!
Nadie sabe exactamente qué dice cuando habla.
En el mundo real, a estas alturas de la fiesta, Biden no podría ser presidente ni del Club de Petanca Jubilados Sin Fronteras. Y a Harris en solitario no la habrían votado ni los Clinton, que son más falsos que los datos del coronavirus que proporciona el régimen chino.
En definitiva, todo ha sido una farsa para que una mujer de extrema izquierda, a la que hace meses despreciaba hasta su propio partido, asalte el poder sin tener que pasar directamente por un proceso electoral a cara descubierta.
Es posible que esta estrategia del partido demócrata no sea del todo ilegal, pero lo que es seguro es que es profundamente inmoral.
Además, alguien debería habérselo contado a Joe Biden, que se va a llevar un disgusto terrible cuando se entere de que, con o sin batalla judicial, nunca será presidente, y no podrá olfatear las cabelleras de las becarias del despacho oval.
O al menos, no podrá hacerlo sin permiso de Kamala Harris que, al cierre de esta edición, no parece muy partidaria.
**********
* Itxu Díaz (La Coruña, 1981) es periodista y escritor. En España ha trabajado en prensa, radio y televisión. Inició su andadura periodística fundando la revista Popes80 y la agencia de noticias Dicax Press. Más tarde fue director adjunto de La Gaceta y director de The Objective y Neupic. En Estados Unidos es autor en la legendaria revista conservadora National Review, firma semanalmente una columna satírica en The American Spectator y en Diario Las Américas, y es colaborador habitual de The Daily Beast, The Washington Times, The Federalist, The Daily Caller, o The American Conservative.
**************
Etiquetas: Biden, EE.UU., elecctions, estafa, fraud, fraude, gjosts, Glenn Beck, hope, Itxum elecciones, Kamala, Otaola, trampas, Trump, USA, voters
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home