Alberto Roteta Dorado: DE LA INCLUSIÓN AL LENGUAJE DEL DISPARATE Y LA TONTERÍA.
DE LA INCLUSIÓN AL LENGUAJE DEL DISPARATE Y LA TONTERÍA.
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La Real Academia de la Lengua Española no reconoce el lenguaje inclusivo. Se considera innecesaria la inclusión del doble género.
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Por: Dr. Alberto Roteta Dorado.
2 de febrero,2022
Santa Cruz de Tenerife. España.- Basta ya de niñas y niños, chicas y chicos, y toda la tontería que, lejos de hacer el bien respecto a la idea de la inclusión, solo está contribuyendo a que parezcan “tontas y tontos”. El lenguaje inclusivo es una de las ideas más estrafalarias de los últimos tiempos. No hay nada que incluir. La Real Academia de la Lengua Española, RAE, se ha pronunciado en este sentido y resulta ser muy precisa al respecto: “se considera innecesario la inclusión del doble género, aludiendo con ello a “todos y todas”, así como el uso de lo que se denomina “lenguaje inclusivo” que utiliza “x”, “@” o “e” en lugar del plural, es decir, “todxs”, “tod@s” o “todes”.
Durante la presentación del texto “Libro de estilo de la lengua española según la norma panhispánica”, dicha institución, en conjunto con la Asociación de Academias de la Lengua Española, ASALE, en noviembre del 2020, se enfatizó en la idea de la inclusión, dejando bien precisado que es innecesario insistir en el uso del llamado lenguaje inclusivo, toda vez que el género masculino, por ser el no marcado, puede abarcar el femenino en ciertos contextos. En el primer capítulo de dicho manual ambas instituciones, esto es, tanto la RAE, como la ASALE, se pronunciaron abiertamente contra el lenguaje inclusivo.
No obstante, y teniendo en cuenta el escaso nivel intelectual de muchos de los políticos de la actualidad, al menos, en España, y de más está decir que en muchos países de América Latina, donde la otrora poderosa Madre Patria ejerció su influencia sobremanera, el acudir a las innesarias y ridículas expresiones de amigas y amigos, compañeras y compañeros, y un extenso etcétera, es un hecho rutinario.
Las socialistas, feministas, y de manera general, todas las “progres” de España se han posesionado de una jerga que no solo hace disparatado, ridículo y tonto el discurso, sino que resulta a veces difícil de seguir – allá con los que se deciden a seguir a gentuza como esta– por resultar demasiado extenso y reiterativo, amén de la carencia de sentido desde el punto de vista de lo que se ha llamado el contenido; aunque de esto nos estaremos ocupando en otro momento para que no pierda protagonismo la idea de lo inclusivo mediante el lenguaje. Al parecer no quieren escuchar la recomendación del manual antes citado, en el que se precisa que “ha sido presentado como una guía que “pretende servir para una mejor manera de escribir y hablar”.
Así las cosas, todo parece indicar que los políticos, presentadores de programas, periodistas, reporteros, artistas y hasta los hombres de ciencia han preferido no escuchar las recomendaciones de los académicos, que con sus estudios acerca del lenguaje, son los encargados de definir con certeza lo que se debe o no se debe pronunciar y escribir.
Resulta lamentable, y también risible ante la reiteración sistemática de tantos disparates, que los encargados de dar inicio a cualquier espectáculo teatral, programa de concierto, o presentaciones literarias, continúen con las inadecuadas fórmulas del inclusivismo en el lenguaje. No se dice queridas amigas y queridos amigos, como ha hecho – tal vez con la mejor intención del mundo– recientemente un comunicador cultural, para anunciar la presencia de una prestigiosa agrupación orquestal en el Archipiélago Canario. También es, además de incorrecto, aburrido y ridículo, la reiteración por parte de muchos niños escolares, quienes fueron entrevistados recientemente por motivo del desastre del volcán de la isla de La Palma, la reiteración de niñas y niños, productoras y productores, entre otras tantas formas incorrectas que, por desgracia, se pretenden justificar al acudir al escudo defensivo del lenguaje inclusivo. Ellos no son culpables: son el fruto del adoctrinamiento impuesto por las tendencias izquierdistas.
Carme Junyent, profesora en la Universidad de Barcelona, lingüista, africanista y feminista, quien ha coordinado el libro Som dones, som lingüistes, som moltes i diem prou (Somos mujeres, somos lingüistas, somos muchas y decimos basta) en su más reciente entrevista afirmó:
“Sé que ese lenguaje no solo no aporta nada, sino que lo complica todo (…) estamos perdiendo tiempo y recursos en algo que no sirve para nada (…) El problema no es la lengua. El problema es que nos acepten a todos como somos y que podamos vivir la vida que queremos. Si alguien conoce un cambio social producido como consecuencia de un cambio lingüístico, yo me replanteo todo. Pero no hay ejemplos de eso”.
En el territorio español donde resulta más lamentable el uso y el abuso del inclusivismo con el uso del lenguaje es en el campo de la política. Ya todos conocéis por la crisis política que pasa España con la presencia de un gobierno de tipo socialista-comunista. A este terrible mal se añade la participación de algunos personajes salidos de la nada entre los que se destacan sobremanera los líderes de una izquierda, que como izquierda al fin, tienen bien arraigado el sello distintivo de la maldad, la agresividad y la ignorancia. La Ministra de Igualdad – mire usted qué cargo este–, Irene Montero, es, sin duda, el prototipo del inclusivismo en el lenguaje. Hace unos meses su popularidad aumentó al pronunciar la disparatada frase de todas, todos y todes; sin olvidar sus afirmaciones acerca de “hijos, hijas e hijes”, “una, uno y une”, que son motivo de memes y risas en toda España. Por estos días una socialista post-leninista también incitaba a la turba de feministas de la Comunidad de Castilla y León para cambiar, muy a su manera, los cánones tradicionales de la política española, y como era de esperar acudió sin cesar a los disparates del lenguaje inclusivo.
Más allá de la patria de Cervantes llega el lenguaje inclusivo en la palabra de varios líderes de la carcomida izquierda latinoamericana. Los populistas discursos de Cristina Fernández de Kirchner, la actual vicepresidenta y anterior presidenta de Argentina son un derroche de inclusivismo, amén de la simplicidad y vulgaridad tan características de la mujer política más acusada del continente. De más está explicar que para poder afirmar lo que expreso he tenido que escuchar la desagradable verborrea y retórica decadente de esta señora.
Una vez en Suramérica vale la pena detenernos en la disparatada Constitución de Venezuela, la que modificaron los chavistas para convertir el documento en algo inaceptable desde el punto de vista del lenguaje y la escritura en castellano. Allí podéis encontrar de manera reiterativa frases donde se hace un mal uso de lenguaje, entre las que se encuentran: los venezolanos y venezolanas, hijo o hija, ciudadanos y ciudadanas, extranjeros o extranjeras, Ministros o Ministras, Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas, Presidente o Presidenta de la República, Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva, Presidente o Presidenta y Vicepresidentes o funcionario público o funcionaria pública, diputados y las diputadas, los jóvenes y las jóvenes, entre otros tantos errores que demuestran la incapacidad e incultura de aquellos encargados de confeccionar el documento rector de aquella nación. Tal vez el Artículo 64 sea el que de una manera más incoherente nos ilustre los disparates del lenguaje inclusivo: “Son electores o electoras todos los venezolanos y venezolanas que hayan cumplido dieciocho años de edad y que no estén sujetos a interdicción civil o inhabilitación política”.
Ojalá que jamás se apruebe en España, la cuna del castellano, la solicitud que realizara el gobierno sanchista para efectuar una modificación de la Constitución siguiendo el estilo venezolano chavista, con lo que se pretende “reflejar una mayor paridad de género”. Según Darío Villanueva, director de la Real Academia de la Lengua Española, institución que, como expliqué antes, y ahora reafirmo, NO RECONOCE EL LENGUAJE INCLUSIVO, “el problema es confundir la gramática con el machismo”.
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Irene Montero se lía con el Lenguaje Inclusivo
Fran Carrillo DESMONTA POR COMPLETO las SANDECES del LENGUAJE INCLUSIVO de IRENE MONTERO
Etiquetas: España, feministas, inclusión, lengua, lengua española, lenguaje inclusivo, pedro sánchez, progres, RAE, Real Academia de la Lengua Española, socialistas
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