viernes, febrero 04, 2022

Roberto Álvarez Quiñones: La CTC ( Central de Trabajadores de Cuba) es un instrumento de represión a las órdenes del castrismo

 
Tomado de https://diariodecuba.com/

La CTC es un instrumento de represión a las órdenes del castrismo

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A partir de 1959 los sindicatos en Cuba no responden a los intereses de los trabajadores y sirven como brigadas de esbirros.

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Los señalados líderes sindicales  Eusebio Mujal Barriol y Ángel Cofiño  en un encuentro con el   Presidente Fulgencio Batista y Zaldivar y otras personas. (foto y comentarios añadidos por el Bloguista de Baracutey Cubano)  

Por Roberto Álvarez Quiñones

Los Ángeles

01 Feb 2022

Hablando en serio, ¿hay sindicatos en la Cuba de hoy? ¿Hay de veras una Central de Trabajadores de Cuba (CTC)? ¿Representan y defienden a los trabajadores? ¿Fueron obligados los sindicatos antes de 1959 a crear brigadas de esbirros de la dictadura batistiana?

Preguntas como estas vienen a colación en estos días en que la CTC ha iniciado en todos los centros laborales estatales un proceso de asambleas como "ejercicio práctico para validar el papel movilizador de los sindicatos" y para que los trabajadores sean "protagonistas materiales e intelectuales de los procesos de producción y servicios" y alcanzar "el éxito" en cada centro de trabajo. Así lo explicó el secretario general de la CTC, Ulises Guilarte de Nacimiento.

Obsérvense de entrada dos cosas: 1) estas asambleas no se convocan para examinar críticamente las deplorables condiciones en que laboran los trabajadores cubanos, ni tampoco los salarios miserables que les pagan; y 2) la frase "papel movilizador de los sindicatos" significa que luego del 11J y el 15N se está presionando más a los sindicatos para obligar a los trabajadores a ser represores al servicio de la dictadura.

Estamos hablando de los 18 sindicatos que tiene la CTC en más de 78.000 secciones sindicales con 3,3 millones de afiliados, de los cuales más de 250.000 trabajan en el sector privado.

Las enciclopedias definen a un sindicato como "una asociación integrada por trabajadores en defensa y promoción de sus intereses laborales, ante el empleador".

O sea, los sindicatos oficiales cubanos, sobre todo en el sector estatal, son la negación misma de lo que es un sindicato. No son tales. En Cuba los sindicatos dos claras misiones. Por una parte, la de cumplir el dogma leninista de que los sindicatos son la "correa de transmisión" para impartir a los trabajadores las órdenes de la elite dictatorial, la patronal. Y por la otra, organizar en los sindicatos brigadas de esbirros. Esto último es un aporte de los Castro al totalitarismo, ya sea comunista, fascista o teocrático.

La CTC castrista es mucho peor que la mujalista

Cuando Fidel Castro asaltó el poder una de las primeras cosas que hizo, el 22 de enero de 1959, fue ordenar la destitución de los líderes sindicales llamados mujalistas de la CTC y sus sindicatos y federaciones, hasta la base misma, en todo el país.

Las palabras mujalista y mujalismo se derivaban de Eusebio Mujal, un ex militante comunista y luego radical anticomunista y senador de la República por el Partido Auténtico, que en 1947 pasó a ser el secretario general de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC) cuando, durante los gobiernos auténticos de Ramón Grau San Martín y Carlos Prío, los comunistas fueron desplazados del control mantenido desde la fundación de la CTC en 1939. Mujal fue secretario general de la CTC hasta el 1 de enero de 1959, día en que por su estrecha vinculación con la dictadura de Batista se refugió en la embajada de Argentina y luego salió del país.

(El ex comunista Eusebio Mujal Barriol, quien fuera Senador de la República  por el Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) )

Pues bien, si Mujal fue apoyado y sostenido en buena medida como líder de la CTC por tres gobiernos sucesivos, Fidel Castro fue más lejos. Apenas 12 días después de llegar a La Habana intervino la CTC mediante una ley inventada por él, se autonombró jefe del Consejo Nacional de la CTC, convocó un congreso en noviembre de 1959 y puso a la CTC al exclusivo servicio de su dictadura personal. Y en noviembre de 1961 impuso a Lázaro Peña como secretario general en otro congreso en el que Castro I ordenó la destitución de varios dirigentes de la CTC que no le eran suficientemente sumisos y decidió que la entidad se llamase  Central (en vez de Confederación) de Trabajadores de Cuba.

De Mujal dice el sitio oficial castrista Ecured: "Líder sindical cubano, corrupto y vendido a los intereses de las patronales (…) sirvió fielmente a Fulgencio Batista hasta la huida de este".

Empeora la explotación laboral y se usan los sindicatos como represores

¿No están la CTC, su secretario general y los sindicatos oficiales castristas más vendidos que nunca antes a la patronal y al servicio de una dictadura totalitaria, infinitamente peor que la batistiana?

Bajo el castrismo el movimiento sindical se arrastra ante la patronal. Impide que los trabajadores exijan organizadamente mejores salarios, y no los miserables que devengan, que ya no cubren el costo de la canasta básica familiar. La CTC de Raúl Castro empeorar la pobreza y el dramático nivel de los cubanos.

Además, muy importante, una cosa es que Mujal y muchos dirigentes sindicales estuviesen al servicio de Batista, y otra diferente es que todos los sindicatos estaban vendidos a la patronal. En los años 50, durante la mayor expansión económica de Cuba, los sindicatos obtuvieron de sus patronos beneficios y aumentos de salarios.

Y antes, en los años 30 y 40, lograron conquistas que fueron incluidas en la Constitución de 1940, la que Castro I abolió el 7 de febrero de 1959 con la Ley Fundamental (redactada por él con la ayuda de Osvaldo Dorticós) que la sustituyó.

Entre los logros obreros plasmados en aquella Carta Magna, una de las más avanzadas de su época, estaban la jornada de ocho horas, la semana de 44 horas de trabajo por 48 de salario; el derecho de huelga, sueldos mínimos según acuerdo entre empleados y patronos; solución de litigios laborales mediante comisiones integradas por patronos y obreros. Y otros.

Pero lo peor del "sindicalismo" castrista, y que constituye un crimen, es que compromete por escrito a los trabajadores a convertirse en esbirros callejeros cuando el dictador lo ordene. En eso consiste el "papel movilizador" mencionado por Guilarte de Nacimiento. Movilizar a los trabajadores como represores en las calles.

Desde abril de 2010 el PCC impuso a la CTC el "Plan contra alteraciones del orden y disturbios contrarrevolucionarios" (PAODC). Se crearon los "Destacamentos de Respuesta Rápida" (DRR) en cada centro de trabajo y sin uniformes, para decir al mundo que son civiles indignados por las acciones de los "contrarrevolucionarios".

Y con un agravante. Cuando en los años 90 se constituyeron en los sindicatos las Brigadas de Respuesta Rápida (BRR) no se les exigió a los trabajadores firmar ningún documento oficial. Eso permitía a muchos "guillarse" y no salir a las calles.  Ahora tienen que firmar un papel en el que se comprometen a golpear a sus conciudadanos que se manifiesten pacíficamente contra la dictadura.

Mediante el PAODC el régimen entregó palos, y hasta fusiles a trabajadores estatales para que salieran a golpear manifestantes pacíficos en julio de 2021. Y los organizó en brigadas para apalear a quienes se salieran a las calles el 15 de noviembre de 2021.

Nunca antes en Occidente, que se sepa, se vio algo igual. En Cuba no lo hizo Batista, ni antes Machado. Tampoco Pinochet o Alfredo Stroessner. Las camisas pardas de Hitler y las camisas negras de Mussolini vestían uniformes, eran voluntarias, e incluían también a delincuentes y oportunistas en busca de beneficios personales. No eran obreros sindicalizados obligados por el régimen.

Stalin tampoco lo hizo. En la URSS quienes reprimían, asesinaban y torturaban vestían uniforme, no eran obreros obligados por los sindicatos.  Mao Tse Tung no obligó a los trabajadores y sus sindicatos a ser "guardias rojos" inquisidores, asesinos y torturadores durante la "revolución cultural". Eran jóvenes fanáticos, enajenados ideológicamente, fuesen voluntarios o no, y todos con uniformes militares.

En resumen, la CTC castrista es mucho peor que la mujalista, que todas las anteriores en la historia de Cuba, y probablemente peor que cualquiera otra central sindical en la historia mundial reciente. Es, a no dudarlo, una vergüenza nacional.

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Instituto de la Memoria Historica Cubana

2010

Documental: Cuba: Libertad y Sindicalismo



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