domingo, noviembre 06, 2022

Emilio Morales sobre la búsqueda de oxigeno de la dictadura Castrista de Cuba entre los empresarios de EE.UU.

 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

En esta nota solamente diré que la gran reunión de la mafia en Cuba en el Gran Hotel Nacional de Cuba, entonces de propiedad norteamericana,  se efectuó el 22 de diciembre de 1946 siendo Presidente de la República el Dr. Ramón Grau San Martín  y Primer Ministro el abogado Carlos Prío Socarrás. Dicha reunión  se llevó a cabo durante la estancia de 6 meses de Lucky Luciano  en Cuba el cual, al parecer, quiso, entre otros objetivos, las posibilidades de desarrollo de salas de juegos, casinos, hoteles, etc, en Cuba. En esa reunión no asistieron Ramón Grau San Martín  o Carlos Prío Socarrás  y mucho menos Fulgencio Batista, quien había partido de Cuba en su autoexilio dadas las pocas  e insuficientes garantías que el gobierno de Grau San Martín le ofreció para conservar su integridad física...  Batista,  tras ser elegido  el 1 de noviembre de 1954 en elecciones multipartidista, y restituir la Constitución de 1940,  favoreció, mediante una ley, el desarrollo de las inversiones extranjeras  para el turismo en Cuba al  darle facilidades a aquellos que invirtieran en Cuba  con cierta cantidad. 

Al final del artículo del economista Emilio Morales amplio lo  concerniente  a esa gran reunión de mafiosos en La Habana.

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Tomado de https://diariodecuba.com

El régimen cubano busca oxígeno entre los empresarios de EEUU

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La patética escena de ver a Díaz-Canel reunido con estos empresarios recuerda la escena de 'El Padrino', cuando Batista se reunía con empresarios de EEUU.

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Fulgencio Batista reunido con empresarios estadounidenses en una escena de 'El Padrino', de Francis Ford Coppola. ALAMY

Por Emilio Morales

Miami

04 Nov 2022

La reciente celebración en el hotel Nacional de la capital cubana de un foro comercial entre empresarios norteamericanos afines al régimen de la Habana con directivos de empresas estatales cubanas y funcionarios del Gobierno muestra públicamente el desespero que tiene el régimen por tratar de encontrar nuevas vías de financiamiento. El encuentro, a primera vista, luce como un intento de obtener una bocanada de oxígeno que mantenga vivo al régimen cubano en su ya insalvable lecho de muerte y un intento oportunista de ciertos personajes que tratan de hacer fortuna a costa de la miseria que hoy sufre el pueblo.

Sin embargo, una gran interrogante viene a la mente de los cubanos ante tan desconcertante y decepcionante acontecimiento: ¿Este encuentro organizado a la carrera tiene como objetivo agitar la propaganda para incentivar un nuevo deshielo? ¿O es el resurgimiento de la estrategia de estabilización que por muchos años la espía Ana Belén Montes inoculó en el establishment norteamericano de tender una alfombra roja al régimen cubano como una "barrera de contención" ante una posible caótica crisis del sistema que generara una repentina avalancha de cientos de miles de migrantes hacia EEUU? ¿En realidad que hay detrás de todo esto?

Para entrar en materia y desentrañar esta madeja es preciso recordar que la Administración Biden en su anuncio de su cambio de política hacia Cuba dejó bien claro —o al menos así fue como lo expresó— que su nueva política estaba dirigida a empoderar al pueblo cubano en tres líneas fundamentales: 1. Estudiar cómo proveer acceso a internet a los cubanos; 2. Encontrar vías para hacer llegar las remesas sin que estas pasaran por las empresas pertenecientes a la estructura empresarial de las Fuerzas Armadas; y 3. Permitir la inversión de empresas norteamericanas junto a empresas privadas en la Isla.

De estas tres líneas solamente se ha cumplido la relativa a las remesas. La de internet no se ha tocado, quedando en la mesa el tema de permitir a empresas norteamericanas hacer inversiones con el sector privado cubano. Sin embargo, está claro que en Cuba no existe un sector privado. Entonces, la primera variable, que tiene que resolver esta ecuación, es cómo se van a crear las condiciones para que exista ese sector privado en la Isla.  

Muy sencillo, para que exista un sector privado en Cuba tiene que existir un mercado de libre empresa, bajo un Estado de derecho con separación de poderes. Eso hoy no existe. Hoy lo que existe es una mafia en el poder que controla y decide quién, dónde, cómo y en qué condiciones se puede tener una PYME o hacer una inversión en el país.

Precisamente esta mafia es la que ha organizado este foro en contubernio con estos empresarios afines al régimen. Los cuentapropistas cubanos no tienen una organización jurídica que los ampare y represente para poder realizar un foro como este. No existe un marco legal en la Isla que lo permita y lo promueva. Al régimen no le conviene, no le interesa.

Es obvio que para los cubanos de la Isla es imposible abrir empresas de manera espontánea. El sistema no está diseñado para ellos, sino para la mafia oligarca. Dichas empresas deben ser aprobadas por varias instancias gubernamentales, y es el Estado el que decide a quién se le otorga el favor, en qué sector y en qué condiciones. Los que finalmente resultan autorizados, suelen ser personas afines al Gobierno. Aun así, estas empresas no pueden importar ni exportar productos y servicios de forma directa; para ello deben utilizar empresas estatales que cobran un 20% por la gestión. Más allá, estas entidades "privadas" pueden tener cuentas en dólares, pero solo pueden disponer de ellos para hacer los pagos de los procesos de importación y exportación.

¿Bajo qué contexto se organiza el encuentro con empresarios norteamericanos?

El encuentro se produce en el escenario más vulnerable que ha tenido el régimen cubano en los últimos 63 años. Escenario que es el resultado de la decadencia del propio régimen y de las medidas implementadas por el equipo de Gobierno encabezado por Miguel Díaz-Canel en el sector financiero y el minorista, las cuales han sido totalmente desastrosas. Primero, las tiendas MLC, después, la implementación de la Tarea Ordenamiento, y ahora, el mercado cambiario. Las tres medidas se han convertido en un mortífero coctel que han dado la estocada de muerte a la moribunda economía cubana.

Hoy el país está ahogado en la bancarrota, con la industria del turismo estancada, con las exportaciones en declive y la muerte de la industria azucarera. La población vive agobiada por la escasez de alimentos, medicamentos, la inflación galopante que parece no tener fin (devora un salario en un par del almuerzos), y el impacto constante de los apagones debido al colapso del sistema electroenergético nacional. La deuda externa crece aceleradamente por la mala práctica del régimen de no pagar, lo cual lo ha llevado a perder sus principales líneas de crédito. Incluso sus socios políticos, China y Rusia, ya no otorgan créditos.

Esta situación de crisis ha generado cientos de protestas de miles de ciudadanos en todo el país, las cuales han sido fuertemente reprimidas. Por otra parte, hace tres años las inversiones parecen haber desaparecido del radar comercial del mercado cubano. El ambiente empresarial para las empresas extranjeras radicadas en el país es más que lúgubre. El régimen les debe cientos de millones de dólares. En estos momentos Cuba es un mercado de muy alto riesgo. La situación actual de los inversionistas extranjeros en la Isla es caótica y tensa. Muchos no saben qué hacer ante el corralito financiero que les impide repatriar capital. Los que ya tienen un contrato no se deciden a invertir ante la magnitud de la crisis multisistémica. Y los que ya están en el mercado, operan con pérdidas y tratan de producir lo mínimo posible para justificar mantenerse y no perder la inversión, esperando que ocurra un milagro o que finalmente colapse el sistema y de paso a un sistema de economía de libre mercado y de libertad ciudadana.

En este contexto, el régimen cubano trata de exacerbar el falso sueño americano de invertir en Cuba, incentivado por los anuncios hechos semanas atrás de forma independiente por parte de los gobiernos de Cuba y EEUU. Dichos anuncios sugerían que un nuevo deshielo podría estar tramitándose tras bambalinas. Si así fuera, sería una política errada de EEUU. Sobre todo, a la luz de la experiencia del deshielo implementado por la Administración Obama y que tuvo el infeliz final del freno del régimen a las reformas, el cerco al movimiento de emprendedores y los ataques sónicos a diplomáticos norteamericanos.

En su nuevo intento de atraer empresarios norteamericanos, el régimen ha entregado dádivas a aliados que por años han amansado fortunas a costa de la miseria del pueblo cubano para que cabildeen en EEUU. Tanto el régimen como estos genuflexos personajes tratan de sembrar el cliché de que ciertos sectores de la economía cubana —el turismo, la energía, la agroindustria, la producción de alimentos, el sector inmobiliario, la minería, la biotecnología…— presentan atractivas posibilidades de inversión. A su vez ese cliché es inflado con el falso argumento de que las empresas de Canadá, España, Gran Bretaña y otros países de Europa y de Asia disfrutan de ventajas por "ser los primeros", por conocer el terreno, tener las verdaderas relaciones con el poder y dominar las invisibles reglas del juego que mueven los negocios en la Isla —argumento sembrado por el lobby antiembargo—.

Sin embargo, por mucha propaganda que se utilice para agitar un nuevo intento de deshielo, al final será un ejercicio espurio e inútil, pues no va a llegar a ninguna parte. Por solo citar un aspecto significativo, basta conocer que el mercado cubano comienza con una gran desventaja en términos de libertad financiera: la Isla ocupa el lugar 172 de un listado de 184 naciones. Entre las categorías que se utilizan para evaluar a los países y conformar este ranking internacional están el derecho de propiedad, la libertad financiera, el Estado de derecho, la libertad laboral y la salud fiscal.

¿Qué viene después de esto?

Por el momento no se ha informado en detalle qué resultados se alcanzaron en dicho encuentro entre oligarcas y testaferros. Lo único que ha trascendido es el anuncio de una segunda puesta en escena de este circo para el próximo mes de noviembre, al anunciarse que empresarios cubanoamericanos asistirán a la Feria Internacional de La Habana, que se celebrará del 14 al 18 de noviembre, en la cual por primera vez en 38 ediciones de este evento tendrán un panel propio. También participarán empresas norteamericanas.

Es obvio que este primer encuentro celebrado en La Habana hace unos pocos días sirvió para cocinar lo que se va a presentar en noviembre en la ya mencionada Feria de La Habana. Sin embargo, este ficticio panorama que se trata de construir choca con la realidad pura y cruda del aumento de las protestas ciudadanas, como refleja el reciente informe publicado por el Observatorio Cubano de Conflictos (OCC), el cual muestra que se produjeron 589 protestas ciudadanas en el mes de octubre, un numero similar a las ocurridas en julio del 20211.

Figura 1. Serie de protestas ciudadanas en Cuba, septiembre 2020 - octubre 2022.

 Fuente: Observatorio Cubano de Conflictos

En la medida en que la situación de crisis continue escalando y la represión e intimidación sean las únicas respuestas del Gobierno al creciente número de protestas, las cosas se pueden salir de control. En este contexto, la irracionalidad y la brutalidad represiva enardecen la sensibilidad ciudadana y abren la puerta a una escalada de violencia entre el pueblo y las fuerzas represivas, que pudiera llevar a un levantamiento popular sin precedentes en la historia del país en los últimos 63 años.

Empresarios norteamericanos y cubanoamericanos afines al régimen de La Habana han escogido el peor momento para mostrar sus vínculos e intenciones en esa fatídica luna de miel celebrada en el hotel Nacional de la capital cubana. Dicho acontecimiento sucede mientras el país se cae a pedazos y la población desesperada trata de escapar de la miseria y la represión desatada por el régimen, que ya no puede satisfacer sus necesidades básicas de alimentación y salud.  

La patética escena de ver a Díaz-Canel reunido con estos empresarios hace recordar la escena de la película El Padrino, cuando Batista se reunía con empresarios norteamericanos para dar entender que estaba en control y que había muchas oportunidades de inversión en la Isla. El protagonista Michael Corleone vio, en su trayecto a la reunión, cómo un militante del Movimiento 26 de julio se inmolaba y hacía explotar un auto de policía. Michael entendió que las posibilidades de inversión no eran posibles, que el país pronto terminaría en la anarquía. Días después de asegurar que Cuba era un destino ideal para invertir, Batista huía del país con familiares, cargados de maletas de dinero.

Una escena como esta podría suceder en La Habana en los próximos meses. Las condiciones están dadas, solo basta que un evento cualquiera desencadene este escenario. Sucesos abominables como el que ocurrió hace unos días con el hundimiento de una lancha en las costas de Bahía Honda por parte de un barco guardafronteras podrían ser la chispa que haga arder la Isla por los cuatro puntos cardinales. La Administración Biden debería estar atenta a estos sucesos y estas circunstancias antes de dar pasos equivocados en su nueva política. Es prudente y sabio recordar que la política de empoderamiento es hacia el pueblo cubano, no para salvar al régimen de La Habana.

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Sobre la reunión de jefes mafioso en La Habana y en qué gobierno VERDADERAMENTE  se  llevó a cabo  esa reunión que en la segunda parte de  la película El Padrino, de Francis Ford Coppola,  la sitúa equivocadamente  en tiempos de Batista en los años 50s.

En el artículo:  Lucky Luciano en persona. de   Ciro Bianchi Ross, periodista oficialista de la dictadura Castrista,  se lee: 

Antes de salir de Italia dejó creada una extensa organización para pasar narcóticos por Cuba con destino a EE.UU. Se sentía seguro en la Isla, donde contaba con amigos y había gente muy poderosa interesada en que permaneciera en el país. El senador Paco Prío, hermano del Primer Ministro, estaba entre sus íntimos, como también lo estaban Pablo Suárez Aróstegui, esposo de una de las sobrinas del Presidente, e Indalecio Pertierra, dueño del hipódromo y del cabaret Montmartre. Grau, por otra parte, era renuente a expulsarlo. Alegaba el mandatario que Luciano, llegado a Cuba con pasaporte legal y visa expedida por el consulado cubano en Roma, tenía sus papeles en regla y llevaba en La Habana una vida apacible. No hay argumento legal, seguía aduciendo Grau San Martín, que lo obligue a salir del país si sigue comportándose de una manera tan digna. Estados Unidos, sin embargo, no cejaba en su empeño. Si no expulsaba a Charlie Lucky Luciano, Washington cortaría todo embarque legítimo de narcóticos y la Isla quedaría sometida a un embargo de medicamentos.

Mientras el premier Carlos Prío maniobraba en secreto para que el gobierno saliera lo mejor parado posible ante la injerencia extraña, políticos de todos los partidos y tendencias, reunidos en la casa de Neno Pertierra, buscaban una solución airosa al problema. Desde su exilio dorado de Daytona Beach, el ex presidente Batista dejaba saber su opinión. Recomendaba que Luciano se trasladara a Venezuela donde su antiguo ayudante, el comandante Jaime Mariné, regenteaba el hotel más importante de Caracas, propiedad de Batista y del propio Mariné. La otra sugerencia del mayoral de Kuquine era audaz, pero totalmente absurda e irrealizable. Si Estados Unidos suspende la venta de medicamentos a Cuba, decía Batista, Cuba suspende la venta de azúcar a Estados Unidos. Luciano, que tenía a Batista como un hombre con los pies bien puestos en la tierra, esta idea pareció demasiado peregrina. Sabía que el gobierno de Grau no se compraría una bronca como esa ni tenía pantalones para ello. Se resignó a que lo expulsaran de Cuba.

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En la película  El Padrino (II) se sitúa erróneamente en los tiempos de Batista de los años 50 del siglo XX  la reunión  de muchos mafiosos  en La Habana con vistas a incrementar y  dinamizar las inversiones  en la industria del juego  en La Habana, Esa reunión  existió  pero se llevó a cabo durante la Presidencia de Ramón Grau San Martín el 22 de diciembre de 1946 por iniciativa de Lucky Luciano , el cual estaba en Cuba en ese tiempo hasta su expulsión en marzo de 1947, después de vivir 6 meses en Cuba y ver las potencialidades que existían en Cuba para el turismo y los casinos de juegos. En   el artículo Iroel Sánchez mete la pata en Twitter  se lee:

Esto propició un encuentro que tuvo lugar el 22 de diciembre de 1946 en el Hotel Nacional, y que fue la primera reunión a gran escala de los líderes estadounidenses del inframundo desde la reunión de Chicago en 1932.

Wikipedia dice que allí estuvieron presentes “figuras como Joe Adonis, Albert ‘The Mad Hatter’ Anastasia, Frank Costello, Joseph ‘Joe Bananas’ Bonanno, Vito Genovese, Moe Dalitz Thomas Luchese, de Nueva York; Santo Trafficante Jr. de Tampa; Carlos Marcello de Nueva Orleans y Stefano Magaddino, primo de Bonanno de Buffalo; además de los Accardo y los hermanos Fischetti, ‘Trigger-Happy’ Charlie y Rocco, de Chicago; y, en representación del interés judío, Lansky, Dalitz y ‘Dandy’ Phil Kastel de Florida.


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1 Comments:

At 4:08 p. m., Anonymous Realpolitik said...

El problema no es que la putrefacta dictadura busque ayuda deseperadamente, venga de donde venga, ya que tiene que hacerlo. El problema es que haya nadie a estas alturas dispuesto a dársela.

 

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