sábado, noviembre 26, 2022

Pablo… y Silvio. Zoé Valdés sobre los cantautores Pablo Milanés y Silvio Rodríguez a los cuales ella conoció personalmente

 Tomado de https://zoepost.com/pablo-y-silvio/

Pablo… y Silvio

Por Zoé Valdés.

24/11/2022

Fuente Libertad Digital.


No iré a deshojar la margarita de quién entre los dos es mejor cantautor, tampoco dedicaré demasiado tiempo a analizar sus obras y trayectorias artísticas respectivas.

Nadie dudará a estas alturas de que para gustos se han hecho colores, y que el público juzgó hace mucho tiempo situándolos en sus peanas individuales.

Pero… Ha muerto Pablo Milanés, Silvio Rodríguez vive todavía, y en las redes sociales las comparaciones han sido inevitables. En esas equiparaciones han primado, como es natural, dado el suceso, las emociones a la razón; en diversos puntos el desconocimiento ha aportado desinformación nauseabunda del lado de los justos para encumbrar a los injustos.

A modo particular, pues los conocí a ambos, admitiré que cada uno en su estilo y con su carácter, me fueron cercanos como a la mayoría de los cubanos, por ausencia de elección. No había nada más. Nos prohibieron a los artistas de antes de 1959, también a los artistas extranjeros de habla inglesa (el problema no era sólo que algunos géneros musicales molestaban, también el idioma inglés fue considerado “idioma del enemigo”). La ‘vieja trova’ fue amargamente tildada de decadente, como el resto de la música tradicional cubana, entonces surgió la Nueva Trova con un plan detrás que, aunque revindicaba a su manera a los patriarcas de la ‘vieja trova’ hicieron lo posible por teñir de profundos tintes políticos inclusive los temas de amor más profundamente líricos.

Pablo Milanés provenía del ‘filing’, un estilo musical perteneciente a la noche habanera de los años ’50, que contó en sus filas a los mejores exponentes creativos de aquella maravillosa época, quienes se producían en clubes emblemáticos como ‘El Gato Tuerto’ y ‘El Pico Blanco’; sitios ubicados en el corazón de la burguesa barriada del Vedado, que no dejó de ser aburguesada con el advenimiento de los barbudos castristas, sino que los antiguos burgueses propietarios, al ser expulsados del país por esos churrosos abundantes de pelos y cochambre, fueron sustituidos por éstos, que pasaron a ser en muy breve tiempo los aburguesados revolucionarios dueños de todo y, que que una vez en el poder, se olvidaron de aquellas pavorosas melenas que lucieron al descender de las montañas de la Sierra Maestra, y se dieron a la tarea de rapar las cabezas de jóvenes que intentaron imitar a los melenudos del rock and roll, la música que detestaban los Castro; aunque Fidel Castro, confesado por él mismo, sólo amaba los himnos, y ni bailar sabía.

Silvio Rodríguez proviene del poblado de San Antonio de los Baños, su madre apreciaba cantar, y él empezó más bien como un autor de lo que en Francia se llama ‘varietés’, dentro de este estilo más bien en la ‘chanson’ romanticona ligera, bastante poco interesante. Debió de aprender a tocar la guitarra con Leo Brower cuando a los dirigentes revolucionarios comunistas Alfredo Guevara y Haydée Santamaría se les ocurrió inventar el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC (Instituto de Arte e Industria Cinematográficos) con la intención de vincular el cine con una pretendida música protesta y poner a ambas artes en función del marxismo cultural y de la política de ese régimen elitista, aunque afirmaban que del poder del proletariado.

Silvio creció como artista, Pablo, después de ser enviado a los campos de concentración de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción) cuyas eufemísticas siglas ocultaban el horror de la persecución contra homosexuales, religiosos, y desviados ideológicos, que desataron los guerrilleros en aquella isla, enquistó su obra en melosas letras, algunas muy sensibles y contundentes. Sin embargo, en breve tiempo, tanto Pablo como Silvio devinieron símbolos de esa emoción castradora que las ideologías de ultraizquierda imponen. Fueron y siguen siendo armas sumamente convincentes para un objetivo muy claro de los Castro: exportar su producto de marketing más eficaz, la revolución castro-comunista a Sudamérica mediante un arte llamado protesta, que permitía protestar contra todas las supuestas injusticias que a sus ojos ocurrían en el resto del mundo, menos contra las que de verdad sucedían en Cuba.

De modo que los trovadores cubanos de la canción protesta no sólo no podían protestar contra absolutamente ninguna de las numerosas fechorías cometidas por el régimen de su país, sino que también, y por el contrario, debían callarse, y en cambio cantar loas al sistema que oprimía al pueblo que le admiraba cada vez más, porque no había otra opción, porque no tenía dónde escoger.

La fama de ambos trascendió y con ellos arrastraron a artistas sudamericanos y españoles de renombre. Pero, al resto de Europa jamás pudieron acceder exitosamente con su música, y no solamente debido al idioma español, sino porque Europa se bebía los tempos musicales por las melodías norteamericana e inglesa. Ningún artista francés dedicó sus tímpanos a la Nueva Trova cubana, los tenía demasiado ocupados con los Beatles, Los Rolling Stones, entre otros, ni siquiera tanto, fíjense ustedes, en Bob Dylan. Debió llegar Compay Segundo, descubierto por un norteamericano, después de una larga traversée du désert, para que los franceses se decidieran a dar sus cómicos saltitos (ellos lo consideran baile) en las fiestas navideñas al son de Buena Vista Social Club, lo que recordarán enfureció bastante a Silvio. A Pablo no, Pablo se sintió identificado, aunque al inicio de lejos.

Hablando de Silvio y de Bob Dylan, en cuanto Fidel Castro dio la orden tardía, ya a una edad avanzada, de que los cubanos podían dejar de aprender el ruso para meterse de a lleno en el inglés, tras el derrumbe del bloque comunista de los países europeos del Este, turismo oblige, a Silvio se le ocurrió autoproclamarse el ‘Bob Dylan’ cubano, al parecer queriendo imitar a Dylan, no sólo con su voz rajada y a veces chillona, sino además especulando quizás con el improbable hecho (o probable por simpatía ideológica) de recibir un Nobel literario.

Silvio siempre ha sido más racional, Pablo más sentimental. Los Estudios de Grabación Abdala creados por Rodríguez fueron autorizados por Fidel Castro y según dicen se hicieron en buena medida con el dinero del estado, que no es más que el dinero del pueblo cubano. Silvio les dio el enfoque y prestigio internacional, aunque limitado, o sea se dedicó a producir artistas internacionales reconocidos, que no sólo le dieran dinero a él, además al castrismo, eso le permitía y le permite su supervivencia. Una de esas artistas fue la caboverdiana Cesaria Évora.

La Fundación PM creada por Pablo Milanés constituyó una institución que de cierto modo y tal vez sin proponérselo competía con el Ministerio de Cultura, al atender a artistas del patio, ahí se jodió; pues para colmo, en lugar de proveer sumas astronómicas contrajo sustanciales pérdidas. Se comentó entonces que sólo en llamadas telefónicas desde un teléfono con línea internacional autorizado, colocado en el vestíbulo, y donde media Habana iba a robar llamadas hacia el resto del mundo, aquel proyecto se montó en el doble de su inversión original, subrayo: sólo en gastos telefónicos. La inversión corrió a cargo del propio Pablo Milanés, aunque la Fundación fue liderada por Nancy Morejón, poeta negra muy cercana al poeta y presidente de la UNEAC, el mulato Nicolás Guillén, al que Pablo Neruda llamó en sus memorias ‘Guillén el malo’ frente a ‘Guillén el bueno’, refiriéndose al poeta español Jorge Guillén.

El suceso de su muerte, en el origen de este artículo, contradice y traiciona el mensaje político de Milanés dirigido a los pueblos que lo amaron y veneraron. Pablo Milanés no se quedó con “todas aquellas cosas”, como presume en su canción contra los Marielitos compuesta en 1980, vivió más en España que en Cuba debido a su enfermedad, una de las tantas que padeció, atendido por la sanidad de un hospital español, y no por la “potencia médica” de mediocre calidad que tanto predica el castrismo. Murió, sin embargo “revolucionario”, tal como él pretendía en una de sus últimas entrevistas en El Mundo, aunque inhibido, porque según cantaba “pisar tierra firme me inhibe”. Dedicó canciones sensibleras y vergonzosas al tirano Fidel Castro y al carnicero de La Cabaña, el Che Guevara; sin embargo, aunque se lo pidieron jamás dedicó una palabra a los presos políticos cubanos, ni a la libertad real de Cuba, mucho menos a los jóvenes manifestantes pacíficos del 11J del 2021 condenados injustamente a largas penas de prisión, ni a sus madres, ni a las Damas de Blanco… Con la edad devino crítico del sistema, aunque por arribita, hasta donde se consideraba permitido.

Existe una diferencia entre Pablo y Silvio, esa distinción reside en una canción, mejor dicho, en dos. Pablo no tiene una canción tan contestataria como ‘Resumen de Noticias’ pues, aunque su propio autor niegue para quiénes fue escrita, la evidencia de la letra delata lo opuesto. De otro lado, Silvio no cuenta con una canción como ‘Yolanda’, porque esa peculiar Yolanda no existió jamás en la vida de Silvio.

Como sé lo que es perder a un padre, verlo morir en el exilio, tengo un pensamiento para sus hijos, en especial para Haydée Milanés. Aunque seguramente ellos no lo tuvieron cuando murió el mío, ni lo tendrán cuando morirán otros padres de tantos exiliados cubanos, que nadie sabe cómo, -yo no me lo explico debido a la falta de coherencia- han logrado apartar el tema político para homenajear al artista. No he podido, no podré. Dios no ha obrado todavía ese milagro en mí. Haré lo imposible para que no lo obre. A estas alturas, en el único milagro en el que creo es el que permita que ese pueblo deje de ser tan patéticamente pasional y consiga convertirse en una poderosa máquina de ideas y acciones con un único fin: derrumbar esa tiranía.

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Pablo Milanés (Documental)



El Pablo Milanés que no conocí. (Documental)


Diario de Cuba

24 noviembre 2022


Último adiós a Pablo Milanés en la Casa de América en Madrid




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6 Comments:

At 6:26 p. m., Anonymous Realpolitik said...

Sí, Milanés fue mejor que otros, aunque ser mejor que un deleznable esbirro como Silvio RodrÍguez no es mucho decir. Aún antes de su etapa relativamente disidente, PM evitó la ignominia de firmar una carta pública justificando las ejecuciones sumarias de tres infelices de color por el “crimen” de intentar escapar del barracón castrista (algo que no hicieron Omara Portuondo, Chucho Valdés y Nancy Morejón, para su eterna deshonra). Pero, la cosa nunca se aclaró lo suficiente con Milanés. Siempre se mantuvo ambiguo, sin cortar su cordón umbilical con la “revolución,” ya fuera porque no pudo, no quiso, o lo estimó adverso a lo que le quedaba de carrera.
 
Nunca dijo que “la gloria que se ha vivido” siempre fue un fraude, una mentira y un horrible crimen—y se demoró décadas en darse por decepcionado. Claro, la “revolución,” tras meterlo en la UMAP, lo benefició mucho. Su carrera es inimaginable si Cuba se hubiera mantenido libre y normal, sin exilios de tantos artistas con los que hubiera tenido que competir, sin prohibición de artistas extranjeros, y sin apadrinamiento de un gobierno todopoderoso que podÍa convertir en “estrellas” hasta gente francamente mediocre, si eso. No estamos hablando de alguien que “se hizo el bobo” políticamente, sino de un abierto y activo propagandista del Mal que destruyó a Cuba. Escribió canciones y dijo cosas repugnantes, por no decir infames.
 
Cierto, en tal ambiente no era posible brillar puramente por talento, por grande que fuera. Era obligatorio “integrarse,” comprometerse y, en fin, embarrarse, por lo menos hasta cierto punto. Hubo casos excepcionales, como Lezama Lima y Dulce María Loynaz, pero la dignidad y la entereza pueden costar bien caras, y muchos no están dispuestos a pagar el precio. También hubo la opción de exiliarse, pero eso no garantizaba éxito profesional en un ambiente ajeno, donde hasta ser percibido de “contrarevolucionario” podia ser adverso. O sea, muchos seguramente sacaron la cuenta de que era mejor quedarse en casa, jugar el juego y propiciar al Gran Padrino.

Le acepto a sus admiradores que lo idolizen y lo justifiquen, pues cada cual siente y piensa como quiera. Yo, personalmente, no puedo ser uno de ellos, en parte porque PM no pertenece a la banda sonora de mi vida, y a estas alturas no estoy para ocuparme de su obra, ya que hay demasiadas otras que son mucho más merecedoras de mi tiempo y atención. Sobra decir que ni remotamente pienso ocuparme de la obra de otras figuras “revolucionarias” que se portaron peor que él.

 
At 4:18 a. m., Anonymous Anónimo said...

No me interesa este personaje de Pablo Milanés. Escribo estas líneas solo para
que al menos algunas personas conozcan su personalidad.
Pablo Milanés incluso participo en actos de repudio durante su vida como pro-Castrista
en Cuba. El músico Mike Porcel experimento un acto de repudio en su contra donde Pablo y su amigo Silvio eran protagonistas principales.
En una ocasión Fidel Castro –ex ídolo de Milanés- lo espero en el aeropuerto de
La Habana para recibirlo. Pablo estaba orgulloso ese dia.
Mike Porcel solo deseaba irse de la isla, exactamente lo mismo que hicieron Pablo y
su hija posteriormente.
Para mi Pablo Milanés es un vulgar corcho que flota donde quiera.

 
At 12:00 p. m., Blogger PPAC said...

Hola

Pablo Milanés SIEMPRE se consideró revolucionario y de izquuierda, pero desde hace casi 3o años rechazó al Castrismo como se puede leer en https://baracuteycubano.blogspot.com/2022/11/gilberto-dihigo-hasta-siempre-pablito.html

Sobre Mike Porcel existe la situación que su esposa era secretaria de un muy alto jefe militar de la tiranía; sabemos que por las manos de las secretarias de esos jefes pasa información clasificada de diferentes tipo y grados y que nadie pasa a ocupar ese puesto si la contrainteligencia no le da el visto bueno. Según Tony Pinelli lo que sugirió Pablo Milanés fue dar una cantata de canciones revolucionarias y no caerle a golpes o decirle improperios a Mike Porcel, el cual también había participado en actividades y misiones revolucionarias como miembro de brigadas artísticas en Cuba y, si mal no recuerdo, también
a las tropas mercenarias castristas en Angola....

 
At 12:18 p. m., Blogger PPAC said...

Ah!:

Las canciones de la Nueva Trova tampoco forman o pertenecen a la banda sonora de mi vida; tampoco el filin (al cual detesto salvo alguna que otra excepción) aunque me gustan los boleros de Orlando Contreras, Ñico Membiela, Tejedor y Luis, Blanca Rosa Gil (me gusta más que Olga Guillot) etc., aunque la banda sonora de mi vida son determinados grupos de rock españoles y anglosajones, los cuales oía desde mi adolescencia por la WQAM de Miami y la KAAY de Arkansas mediante la omda corta desde Cuba.

Nunca fui a un concierto de La Nueva Trova aunque sí me parece recordar que fui a un concierto del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC en la antigua sala de la Cinemateca de Cuba, pero seguramente fue para encontrarme con alguien que no era precisamente Sara González :-)

 
At 3:49 p. m., Anonymous Realpolitik said...

PPAC, tras escribir un comentario tan largo, voy a tratar de ser más breve. Si alguien ha sido miembro fervoroso de un culto satánico y extraordinariamente nocivo, pero llega a desencantarse, o rompe radicalmente con ese culto y todo lo que representa o sigue poseído por el mal. No se puede romper a medias. Eso de ser "revolucionario" en un cubano, a estas alturas, es algo tan, pero tan cuestionable, por decirlo de la forma más suave posible, que me resulta imposible aceptarlo, ni en PM ni en nadie. O sea, por mucho que lo mastique, no me lo trago.

 
At 9:04 a. m., Blogger PPAC said...

Hola Realpolitik

Ante una misma situación las personas tienen diferentes respuestas según el carácter de la persona en particular y sus circunstancias como expresó hace muchos años un filósofo español. Me hubiera gustado que PM hubiera roto con la tiranía mediante canciones equivalentes, pero de signos contrarios a las que escribió cuando era un joven revolucionario procastrista, pero comprendo que en muchas personas:
los años, los cuales muchas veces suavizan a las personas
las enfermedades
la cercanía de la muerte
el deseo de no dañar el estar cercano a los hijos, nietos, etc.
el deseo de que su actitud no perjudique a esos seres querido y su futuro.
influyen en la radicalidad o mesura con los que se toma una determinada posición.

Pablo después de los años 90 del siglo XX no se quedó públicamente callado, ni neutral y mucho menos escribió canciones positivas para la tiranía.

Un fuerte abrazo y gracias por tus frecuentes comentarios.

 

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