sábado, enero 13, 2024

Vicente Morín Aguado desde Cuba sobre el pago de haberes al Ejército Libertador cubano, tema abordado con anterioridad y más profundamente en el libro titulado La Historia de Cuba que te ocultaron y otros temas

 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano 

Es importante resaltar que  en el licenciamiento del Ejército LIbertador  (no confundir con el pago de los haberes del Ejército Libertador) las armas entregadas  a cambio de los 75 dólares siempre estuvieron bajo almacenamiento y control de armeros  nombrados por el General en Jefe del Ejército Libertador con el compromiso, en caso necesario,  de ser retomadas nuevamente. ES DECIR: las fuerzas norteamericanas no ocuparon las armas del Ejército LIbertador. 

Al pago por el licenciamiento a los miembros del Ejército Libertador, le siguió, siendo ya Presidente Don Tomás Estrada Palma, el pago de los haberes o salarios por haber participado en la guerra de Independencia. Años después se instituyó, durante el gobierno de Mario García Menocal y Deop, la pensión de por vida de veterano de la  Guerra de Independencia.

A continuación las reglas para el Licenciamiento del Ejército LIbertador, las cuales fueron tomadas del tomo II del libro  Documentos para la historia de Cuba, de la Dra. Hortensia Pichardo.





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El pago de haberes al Ejército Libertador cubano

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Una página soslayada de la historia

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(Fotos añadidas al artículo original por el Bloguista de Baracutey Cubano)

Por Vicente Morín Aguado

La Habana

12/01/2024 6:39 pm

El sistema de enseñanza en Cuba ha inculcado a través de décadas el hecho cierto de que el Ejército Libertador fue licenciado en 1899, a instancias del gobierno interventor norteamericano, pagándole a cada integrante 75 dólares.

Los llamados mambises cubanos recibieron mucho más que 75 dólares, por lo que la mencionada cifra es solo una verdad a medias, en extremo perniciosa, puesto que lo cierto favorece el ocultamiento de hechos que intencionalmente escapan al conocimiento de la mayoría, deformando la opinión pública sobre un momento crucial de nuestra historia, convirtiéndose en un asunto político.

La generalidad de nuestra historiografía reconoce que el Ejército Libertador estaba en una situación extrema de desamparo al terminar la guerra e iniciarse la ocupación militar norteamericana, el 1ro de enero de 1899. Su razón de existir había cesado, mientras que, en un país devastado por años de guerra total, obtener recursos por cuenta propia para mantener en pie a tantos hombres armados era imposible.

El historiador Torres Cuevas ha descrito la situación, citando a un soldado mambí:

“Yo, que he servido a mi país, que todo lo he sacrificado, no puedo ni siquiera tener a mi lado a mi familia por carecer de recursos para ello. No puedo emprender ningún negocio ni reconstruir mi finca por carecer de recursos…” (Cubadebate, Los días en que se nublaron los sueños… Julio de 2023)

La jefatura militar cubana se debatía entre un préstamo mayor para pagar debidamente a la tropa al licenciarla o aceptar un donativo menor de 3 millones de dólares, ofrecido por el presidente McKinley.

Resumiendo acertadamente el problema, sigue explicando el también Dr. en Ciencias Históricas, Académico y miembro del Consejo de Estado:

“Algunos especulaban con un suculento préstamo de Estados Unidos, lo que endeudaría a la república antes de nacer. Lo cierto es que parte de los miembros de las fuerzas libertadoras abandonaban sus filas por creer que, con el fin de la guerra, se había terminado su deber patriótico; otros, por la perentoria necesidad de ocuparse de sus familias hambrientas y desarrapadas.”

El Libro de texto vigente para la enseñanza media general en Cuba, elaborado bajo la tutoría del Dr. Torres Cuevas, ofrece a los alumnos esta conclusión:

“Los norteamericanos conveniaron con Gómez la entrega del donativo y el licenciamiento del Ejército Libertador. La revolución quedó acéfala.” (Historia de Cuba, Tomo II, año 2016. Texto firmado por la Dra. Francisca López Civeira)

Las últimas palabras, sobre qué se entendía en 1899 por revolución y su condición de descabezada, ha sido tema abordado en anteriores artículos de quien escribe, publicados en esta web. Nos limitamos a confirmar que los 3 millones, repartidos entre la totalidad de miembros del Ejército Libertador, arrojaron la consabida cifra histórica de 75 dólares por cabeza.

La verdad silenciada vino a continuación. Los cubanos no se conformaron con la cantidad recibida. Una vez establecido el gobierno nacional, su presidente, Tomás Estrada Palma, decidió gestionar y aceptar el referido préstamo bancario, nombrando una comisión presidida por el propio Máximo Gómez, antes opuesto a legarle una deuda al estado independiente próximo a proclamarse, encargado ahora de ejecutar lo que se llamó Pago de Haberes al Ejército Libertador.

Hemos utilizado como fuente principal de cuanto sigue el valioso estudio firmado por Elizabeth López Mir, titulado EL EJÉRCITO LIBERTADOR CUBANO: NI TAN POBRES, NI TAN OLVIDADOS. SU LICENCIAMIENTO Y PAGO DE HABERES ENTRE 1899 Y 1903. (Ver Trocadero, nº 32 (2020), e-ISSN 2445-267X, pp. 135-151. PDF Copiado de la internet)

Un préstamo de 35 millones de dólares fue conveniado con la casa Speyer & Co, pagadero con el 10 % de las rentas de la aduana de la república durante 10 años, convenio que fue cumplido integralmente.

Tomando como base un cuadro estadístico publicado por el historiador Jorge Ibarra, tenemos que esta vez, al paso de 4 años desde los mínimos 75 dólares, los soldados en número de 41492, recibieron como promedio 231 dólares oro, en tanto otros 4 mil militares, desde clases hasta generales, obtuvieron entre 1063 y 12 mil dólares promedio, aunque las cifras individuales difieren al consultar los registros que escrupulosamente se crearon, bajo la firma del Mayor General Carlos Roloff, contador jefe del cuerpo armado antes licenciado.

Por ejemplo, López Mir reproduce un cuadro elaborado al consultar los pagos efectuados al 2do Cuerpo de Ejército, radicado en la zona oriental, cuya cabecera era la ciudad de Holguín. Algunas sumas fueron:

Cuatro mayores generales, $1.7941.66 cada uno. —35 coroneles, $8.416,26 por persona. En igual condición, 128 Comandantes $4.736,97 y 228 tenientes $2.399,05.

La magnitud real de estos ingresos se valora al considerar algunas referencias de precios y salarios, tomadas de fuentes confiables, para los años iniciales del siglo XX.

En Cuba, un tabaquero experto ganaba 3 dólares al día, en tanto los obreros simples eran pagados como promedio a un dólar la jornada.

Consultando información de Estados Unidos para igual fecha, el sitio web FRASER, derivado de Discovery Economic History, cuya fuente es la Federal Reserve, arroja un salario medio semanal para trabajadores de poca calificación en la costa atlántica, entre 10 y 12 dólares a la semana.

De especial interés para Cuba, la caballería de tierra (1 Ca = 33 acres), oscilaba entonces entre 75 y 150 dólares según lugar y calidad relativa del terreno.

Las consecuencias directas del pago de haberes, soslayado de nuestras aulas, medios de comunicación y hasta de los discursos políticos, es que unos 4 mil militares del ejército libertador dispusieron de inmediato, en 1903, del dinero suficiente para convertirse en propietarios inmuebles, iniciar negocios de una magnitud considerable, en tanto los soldados ganaron en un día el salario de medio año laboral como mínimo, equivalente a un obrero simple de la época.

Ninguna cantidad de dinero es comparable al sacrificio patriótico de un soldado, sin importar su grado militar, considerando además que la mayoría de ellos ascendieron por méritos alcanzados en el campo de batalla, sobreviviendo a una larga contienda frente a un enemigo implacable que le superaba ampliamente en número y armamentos.

Pero los hechos son testarudos. La profesora Elizabeth antes citada, nos ofrece este caso:

“Un ejemplo de ellos fue el Teniente Coronel Francisco Franco Ortiz, de Banes, quien era negro y analfabeto, pero pudo comprar haciendas y ejercer dentro del comercio en la zona, convirtiéndose de esta forma en un hombre acaudalado gracias a los $7.970,66 que recibió.”

La consecuencia directa del pago de haberes al ejército libertador fue el surgimiento del caciquismo, una suerte de jefes locales dominantes en la política nacional, posicionados como propietarios a partir del dinero recibido en un momento excepcional de la historia. Las figuras prominentes de entre tales engendros políticos acapararon los cargos públicos hasta el congreso y la presidencia nacionales.

Aquel montón de dólares oro actuó en combinación con las penurias de un país asolado por la guerra, donde la democracia era un recién nacido tras cuatro siglos de monarquía despótica aplicada a una colonia. Los caciques contaron además con las ventajas inherentes al prestigio de su biografía independista y su autoridad militar, aceptada por los subalternos.

No hay dudas de que para los inversionistas extranjeros que acudieron en masa sobre terreno fértil a bajo precio, mayoría norteamericanos, los nuevos jefes serían el mejor instrumento para asegurar en cada sitio la eficacia de los negocios.

El resultado del caciquismo quedó expresado en la república que fue modelándose bajo tales presupuestos, tutelada por la conocida Enmienda Platt, cuyo artículo tercero se acostumbraron a invocar en sus disputas internas los líderes políticos cubanos, aun cuando desde Washington se manifestara, particularmente en el caso cubano, la voluntad reiterada de evitar la intervención refrendada en la tristemente célebre enmienda.

Carlos Loveira retrató aquel estado de cosas al publicar en 1920 una novela antológica de la literatura cubana: Generales y Doctores.

© cubaencuentro.com

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Nota de Pedro Pablo Arencibia, Bloguista de Baracutey Cubano.para profundizar un poco más sobre el licenciamiento del Ejército LIbertador y el pago de los haberes  de aquellos que participaron en la Guerra de Independencia:

Del parágrafo 3.25, el cual comienza en la página 121 de mi libro La Historia de Cuba que te ocultaron  y otros temas, tomé SOLAMENTE algunas páginas. 

En la última de esas páginas se muestra  que  en ese parágrafo consulté, y posteriormente cité en varias ocasiones en dicho parágrafo, el relevante artículo de la Dra Elizabeth López Mir..


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Otra nota del Bloguista de Baracutey Cubano pero ahora sobre la Enmienda Platt

ENMIENDA PLATT Y REPÚBLICA

(Fragmento)

Sabiduría vs imposición

La República nació con su independencia y soberanía limitadas en cuanto a principios se refiere; eso es un hecho innegable en nuestra historia. Los cubanos más preclaros se decidieron por la opción de aceptar por el momento la mencionada enmienda ante la alternativa de la ocupación indefinida de Cuba por las tropas norteamericanas y que la misma pudiera desencadenar una inútil guerra de guerrillas contra el Gobierno Interventor norteamericano que destruyera, más aun, al ya devastado país. El Mayor General Calixto García después de concluida la Guerra Hispano Cubana Norteamericana había dicho:

"Yo creo que los Estados Unidos no faltarán a su palabra empeñada; pero si así fuera siempre habría tiempo para morir, ya que no para vencer" ( Rodríguez, 44 y 45)

La sabia estrategia planteada desde los mismos inicios de la República por Don Juan Gualberto Gómez, y otros patriotas, y que está expuesta en las siguientes palabras, demostró ser la más adecuada para la joven república.

"Declaración solemne del propósito de que mientras ese tratado esté vigente, será escrupulosa y lealmente observado por el pueblo cubano y por su gobierno; sin perjuicio de que el Gobierno de la República de Cuba aproveche cualquier oportunidad favorable que pueda presentarse en el porvenir para influir cerca del Gobierno de los Estados Unidos, a fin de obtener por mutuo acuerdo, la modificación de aquellas cláusulas del Tratado en que el pueblo cubano encuentra limitada su independencia y mermada su soberanía." (Ibarra, 245)

Los contenidos más lesivos de la Enmienda Platt en contra de la plena soberanía cubana fueron abrogados en 1934.

Balance controversial de la Enmienda Platt

El balance de la Enmienda Platt es muy controversial. Considero que sus consecuencias deben analizarse desde al menos dos perspectivas o ángulos diferentes. Una primera perspectiva nos dice que la mencionada enmienda:

1)
 Propició el aumento significativo de las inversiones extranjeras en un país totalmente destruido necesitado de las mismas. La mencionada enmienda garantizaba, en cierto medida, el ambiente de paz necesario para el desarrollo de las inversiones en el país.

2) Contribuyó grandemente para que no sucedieran en Cuba, largas y sangrientas guerras fratricidas similares a la ocurrida durante y después de la independencia en muchas repúblicas hispanoamericanas y en Haití, o como la ocurrida en los propios Estados Unidos con la guerra de Secesión.

3) Limitó significativamente la posibilidad de una agresión extracontinental por parte de las potencias europeas como la efectuada por Alemania, con la ayuda de Inglaterra, a Venezuela en 1901 mediante los bombardeos a La Guaira, Maracaibo y Puerto Cabello, por ésta no pagar las deudas adquiridas con un poderoso consorcio alemán. Anteriormente, en 1897, la marina alemana ya había realizado demostraciones de fuerza en Haití.

Una segunda perspectiva de la Enmienda Platt nos dice que:

1) 
Limitó en cierta medida, en cuanto a principios se refiere, la soberanía de Cuba, otorgándole a la república desde un punto de vista formal, una independencia restringida.

2) Creó una mentalidad de Patronato en ciertos segmentos del pueblo cubano mediante la cual, se esperaba que los norteamericanos fueran los que resolvieran nuestros problemas políticos. En otros segmentos de la población cubana, creó o acentuó un sentimiento nacionalista antinorteamericano.

La enmienda Platt nos privó de gozar de una independencia y soberanía total, pero también nos evitó grandes desastres y sufrimientos.

Manuel Sanguily como Ministro de Estado (responsabilidad que corresponde a la de Canciller o Ministro de Relaciones Exteriores en nuestros días) del gobierno de José Miguel Gómez, en su discurso en el teatro Polyteama, a poco más de una década de la imposición de la Enmienda Platt, expresó:

"Mantendrá el Gobierno las relaciones más cordiales en el orden diplomático y de los negocios, con las naciones amigas entre nosotros dignamente representadas, y sobre todo cultivará los grandes y vitales intereses que en franca y afectuosa correspondencia nos ligan a los Estados Unidos, no ya solo en consideración a las ventajas que deriva de ellos nuestra economía, sino por los incomparables servicios que el pueblo y el Gobierno americanos han prestado a la causa de la justicia, de la civilización y de nuestra nacional soberanía.
Y no os sorprenda esta sincera manifestación de quien siempre ha vivido inquieto y receloso en el temor de los grandes y los fuertes. Dos veces -una, por la ceguedad de nuestra vieja y orgullosa Metrópoli; otra por la ceguedad de enconos fratricidas-, vinieron aquí los americanos traídos por su fortuna o llamados por nuestras discordias, y siempre se retiraron de nuestro territorio, haciéndonos el doble beneficio de construir dos veces la república, y dejándonos en el corazón atribulado, desengaños y escarmientos; más en ambas ocasiones, motivos superiores de admiración y de gratitud por esa magnánima conducta que jamás en la historia habían observado los pueblos fuertes y triunfantes con los débiles, conturbados y decaídos" (
Ibarra, 312)

He escogido esas palabras de Manuel Sanguily en el teatro Polyteama, y no las de otro cualquier patriota o ciudadano, por la posición vertical que siempre mantuvo Sanguily en su quehacer político:

Sanguily se opuso en un primer momento, como ya expresamos, a la imposición de la Enmienda Platt. Posteriormente, y ya en la República como miembro del Senado cubano, se opuso a la venta de tierras cubanas a capital norteamericano. En ese cargo de Secretario de Estado del Gobierno de José Miguel Gómez, se opuso de palabra y de hecho a la injerencia norteamericana en Méjico cuando el derrocamiento del presidente Francisco I. Madero y su sustitución por Victoriano Huerta, actitud que suscitó desavenencias con el gobierno norteamericano. Sanguily fue en su momento, él más fuerte y decidido opositor en el Senado cubano a la aprobación en 1903 del Tratado de Reciprocidad Comercial con los Estados Unidos (TRC). La verticalidad de Sanguily llegó hasta el punto de acusar públicamente de corrupto al gobierno de José Miguel Gómez (1909-1913), pese a pertenecer a su gabinete como Secretario de Estado.

El fundamento de la preocupación norteamericana por nuestra estabilidad republicana iba desde los más excelsos y enaltecedores sentimientos humanos de solidaridad, hasta la más fría y calculada preocupación por sus inversiones económicas y su seguridad nacional. En ese amplio espectro, es donde debemos situar los móviles que tuvieron las numerosas personalidades norteamericanas que intervinieron en la confección, aprobación y aplicación de la Enmienda Platt.



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