jueves, junio 06, 2024

Dos de Roberto Álvarez Quiñones: El castrismo gramscista, un gran peligro para Occidente. El giro mundial a la izquierda explica la impunidad del castrismo

 Tomado de https://diariodecuba.com/

El castrismo gramscista, un gran peligro para Occidente

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'El régimen cubano es un protagonista destacado de ese movimiento geopolítico y social global que en Occidente se mueve contra Occidente, y valga la ironía, en particular contra EEUU.'

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Por Roberto Álvarez Quiñones

Miami

05 junio 2024

El castrismo hoy no es marxista, es gramscista, una corriente político-ideológica en pos de un mismo objetivo antidemocrático, pero por vías diferentes.

El régimen cubano es un protagonista destacado de ese movimiento geopolítico y social global que en Occidente se mueve contra Occidente, y en particular contra EEUU.

No importa si la cúpula castrista y buena parte de la izquierda radical se niega a aceptar que el marxismo murió y está sepultado en las murallas del Kremlin, y que no sepan que ahora son seguidores de Antonio Gramsci (1891-1937), el más destacado teórico comunista para implantar el socialismo sin revolución ni violencia alguna.

Además, en el caso de EEUU para socavar la democracia liberal esa corriente se beneficia indirectamente de millonarias donaciones desde el Medio Oriente. Qatar regaló 4.700 millones de dólares a decenas de instituciones académicas de Estados Unidos entre 2001 y 2021, según el Institute for the Study of Global Antisemitism and Policy (ISGAP) en 2022.

A cambio de esas donaciones "altruistas" en las universidades de EEUU crece académicamente "una erosión de los valores democráticos" y una "retórica antisemita o antiisraelí", afirma textualmente el estudio del ISGAP.

Eso favorece al gramscismo y a la subversiva inteligencia castrista en EEUU.

¿Que es el gramscismo? 

¿Qué es exactamente el gramscismo?  Gramsci, fundador del Partido Comunista de Italia (el más fuerte de Europa Occidental), fue un intelectual y dirigente político más astuto que Marx y Lenin juntos.

Para Gramsci no era necesaria una revolución violenta, como postulaba Marx, e hizo Lenin, para implantar el socialismo, sino socavar la "hegemonía cultural" burguesa hasta acabar con ella y sustituirla. Por eso se distanció de Marx, Lenin, y de Stalin, que al morir Gramsci en 1937 (de hemorragia cerebral) estaba ejecutando o matando de hambre a millones de soviéticos.

El líder comunista italiano consideraba que el sector dominante de la sociedad puede ejercer su poder porque impone su filosofía, sus costumbres, el sentido común, que facilitan la identificación inconsciente del pueblo con la clase dominante.

A partir de esa conclusión Gramsci elaboró su estrategia para desplazar incruentamente del poder a la "burguesía", y que consta de tres pilares: 1) dominar los medios de comunicación y culturales; 2) dominar la enseñanza sobre todo en las universidades; y 3) acabar con la influencia religiosa en la población.

Ah, como habrán advertido, el gramscismo lo mismo puede servir para implantar un régimen comunista, que fascista o teocrático.

Marx sostenía que los comunistas solo pueden llegar al poder "derrocando por la violencia todo el orden social existente", como proclama el Manifiesto comunista (1848). Y en El Capital luego sentenció: "La violencia es la partera de toda sociedad vieja que lleva en sus entrañas otra nueva".

Según Gramsci eso fue un grave error de Marx, pues para llevar las clases dominadas al poder político solo hay que usar las mismas armas de la burguesía, pero al revés, penetrando las bases de la hegemonía capitalista hasta controlarla por completo.

En el caso de Cuba, se da la paradoja de que el castrismo es hoy protagonista del empuje gramscista continental, luego de estar atacando furiosamente a Gramsci durante varias décadas.

También los Castro arremetieron indignados contra el "eurocomunismo", un movimiento político-ideológico lanzado por el Partido Comunista italiano en los años 70 que rechazaba el modelo comunista soviético y propugnaba una mayor proximidad hacia la clase media burguesa y la aceptación del modelo parlamentario pluripartidista, al que Marx llamaba "parlamentarismo idiota" y Fidel Castro  "pluriporquería".

A aquel movimiento europeo "revisionista" (según el léxico soviético) se unieron los partidos comunistas de Francia y de España, que llegaron a declarar que luchaban a la vez contra la OTAN y contra el Pacto de Varsovia.

Lo cierto es que hoy la dictadura castrista ya no dedica a su ejército de agentes de inteligencia, cubanos, y extranjeros pagados o voluntarios, a "crear dos, tres, muchos Vietnam" e incendiarlo todo, sino a minar el poder burgués desde dentro y acabar con su "hegemonía cultural".

Se infiltran en partidos políticos, gobiernos, sindicatos, instituciones sociales y académicas, organismos internacionales, y hasta en el mismísimo Pentágono y el Departamento de Estado de EEUU, como la puertorriqueña Ana Belén Montes, y el boliviano Víctor Rocha.

Esta ingeniería castrista de subversión antidemocrática opera con soltura en América, y casi todo Occidente. Muy atrás quedó la "lucha armada como única vía para lograr la liberación nacional de los pueblos y derrotar al imperialismo", y la intervención militar de Cuba en 16 países de Latinoamérica y seis de Africa y Medio Oriente. Entonces el castrismo era marxista. Eso es ya historia antigua.

¿Cuándo y por qué Fidel Castro "se convirtió" al gramscismo?

La "conversión" de Fidel Castro al gramscismo se produjo al desintegrarse la Unión Soviética y fallecer el "paganini" Volodia que mantenía a flote la improductiva economía cubana.

Se acabó la plata (soviética) y el Proxeneta en Jefe cubano aceptó enseguida las reglas del juego de la "pluriporquería". Se abrazó a Hugo Chávez, o más bien a su millonaria chequera, y el fanático venezolano comenzó a mantener a Cuba. Ambos sacaron de la manga el "Socialismo del Siglo XXI", gramscista al 100%, como lo son el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla.

Y hago aquí un paréntesis clave. Estoy convencido de que Fidel Castro nunca fue un marxista de verdad, por conciencia, como los antiguos militantes del PSP, digamos. En su egolatría megalómana no creyó en otra ideología que no fuera la suya propia, utilitaria. Para obtener poder, fama, y vivir a costa de otros. Fue lo que hizo toda su vida. Fidel jamás creyó en nadie (ni en su madre) ni en nada que no brotase de su propio ego.

Gramsci tuvo un gran despiste cuando puso en el mismo plano a una sociedad libre y democrática con una tiranía totalitaria al concebir su tesis comunista "infalible" y establecer que el poder de las clases dominantes no se basa en la fuerza militar y represiva, sino en la "hegemonía cultural" ejercida por medio de la educación, los medios y las instituciones religiosas.

Falso. Si el totalitarismo en Cuba ha durado 65 años ha sido por su monstruosa maquinaria de terror represivo. Y sin la KGB, la Stasi en Alemania Oriental, la Securitate en Rumanía, y las fuerzas represivas en los 35 países comunistas del siglo XX, el comunismo europeo no habría durado mucho tiempo. Y tampoco existiría en Asia.

En la Rusia bolchevique, para mantener el poder comunista Lenin asesinó o mató de hambre a varios millones de personas. Y Stalin a unos 20 millones. Otros millones de soviéticos sufrieron los horrores del Gulag, incluyendo tres mariscales, 13 generales de cuatro estrellas, 50 generales de tres estrellas, 154 generales de dos estrellas, y ocho almirantes. Son datos de varios historiadores y de la Enciclopedia Británica. En China se calcula que Mao Tse Tung mató o provocó la muerte de 65 millones de personas.

Cómplice de la alianza imperialismo chino-ruso-iraní-norcoreana

El "lavado de cerebro"” con la propaganda político-ideológica funcionó en Cuba para parte de la población mientras Moscú pagaba los gastos. Se acabó el dinero y la farsa de la "revolución cubana" saltó en pedazos, llevándose por delante al marxismo-leninismo, al argentino Guevara y a Masantini el torero. Desapareció el supuesto pacto social comunista según el cual el Estado esclaviza al pueblo y a cambio le da escuela, salud pública, y un poco de alimentos.

Hoy en Cuba ya nadie aguanta eso de "los trabajadores en el poder", ni que "el futuro pertenece por entero al socialismo". No se tragan ya esa bazofia ni quienes en décadas anteriores sufrieron daño antropológico por la propaganda.

Para resumir, la democracia, las libertades, derechos humanos y beneficios sociales y económicos logrados en Occidente en 200 años están en serio peligro. La humanidad sufrirá un retroceso multifacético si la izquierda gramscista sigue erosionando las bases del mundo moderno.

Y, finalmente, viene lo peor de todo esto. El gramscismo es cómplice de la alianza imperialista chino-ruso-iraní-norcoreana que pretende establecer un "nuevo orden mundial" de tintes medievales en pleno siglo XXI.

Dado lo anterior, la Administración Biden debe de sancionar y no hacerle más concesiones a la implacable dictadura castrista. Porque, además, como muchos cubanos yo me pregunto: ¿Por qué sin pedir nada a cambio?

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Tomado de https://diariodecuba.com

El giro mundial a la izquierda explica la impunidad del castrismo

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'Se está produciendo en buena parte del Occidente liberal un peligroso proceso de acercamiento al sueño de Antonio Gramsci, quien era más inteligente que Marx y Lenin juntos.'

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Por Roberto Álvarez Quiñones

Los Ángeles

12 febrero 2022

Por estos días se cumplieron 60 años de dos los tres mayores golpes externos recibidos nunca por el régimen comunista cubano (el otro fue la desaparición de la URSS): la expulsión de Cuba de la OEA el 31 de enero de 1962, y unos días después el establecimiento del embargo comercial y financiero de EEUU.

Hoy, en 2022, eso sería imposible. La dictadura castrista no sería expulsada ni de la OEA, ni de ningún otro organismo internacional. No habría consenso ni votos suficientes para ello. Y si el demócrata presidente John F. Kennedy no lo hubiese hecho sería casi imposible que otro presidente demócrata, Joe Biden, lo pudiera hacer hoy.

Esa diferencia entre una época y otra, que los analistas no examinan a fondo, se debe a que la correlación de fuerzas y la identidad político-ideológica en la mayor parte del planeta ha cambiado sustancialmente en estas seis décadas. Y a mi modo de ver, no para bien. Que le pregunten a los cubanos.

Antes de la caída del Muro de Berlín, el mundo occidental en bloque rechazaba a los países ubicados detrás de lo que llamaba "Cortina de Hierro" comunista. Las democracias se negaban a confraternizar o ser cómplices políticos y diplomáticos de los regímenes estalinistas de Europa y Asia. Y quien lo hacía era muy mal visto.

Con Cuba, en cambio, la cosa era, y sigue siendo, diferente. Favorecida  además por otro factor solo concerniente a la Isla. Con la excepción del Gobierno de EEUU  y alguno que otro muy fugaz y puntualmente, el castrismo contó siempre, antes de la caída del Muro de la Vergüenza y después, con el silencio  sobre los atropellos castristas, o con el beneplácito y hasta la complicidad política y diplomática de muchos gobiernos.

Así ha sido sobre todo por parte de América Latina, y la Unión Europea (UE) cuando en España gobierna el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que arrastra a la UE a no actuar nunca contra la dictadura cubana, sino a apoyarla con acuerdos y dinero. El actual jefe de la diplomacia europea es el socialista catalán Josep Borrell, un aliado de la tiranía castrista.

Con la excepción de Cuba, no hubo elogios y "vista gorda" para los restantes 36 países que también formaron parte del sistema internacional comunista en el siglo XX, contando separadamente a las 15 repúblicas de la URSS, las seis de Yugoslavia, otras nueve del Este de Europa, y seis en Asia.

El izquierdismo gramscista y el mito de la "revolución cubana"

Y no hubo rechazo a la Cuba igualmente estalinista por dos razones: 1) el encantador de serpientes Fidel Castro desde el principio encasquetó a su tiranía el disfraz de una "revolución cubana" autóctona redentora del pueblo cubano y defensora de los oprimidos de la Tierra, que cual David bíblico se enfrenta al ogro gigante del Norte; y 2) el mundo ha girado a la izquierda, que paradójicamente es ahora más numerosa y fuerte que cuando hace 31 años fue sepultado el cadáver del marxismo-leninismo en las murallas del Kremlin.  

Esa izquierda, además, actúa internacionalmente bajo un dogma cuasi religioso: solo hay dictaduras de derecha, nunca de izquierda. Si un gobierno es dictatorial, pero de izquierda, no hay dictadura, y punto.

Se está produciendo en buena parte del Occidente liberal un peligroso proceso de acercamiento al sueño de Antonio Gramsci (fundador del Partido Comunista de Italia), quien era más inteligente que Marx y Lenin juntos.

Para Gramsci la vía para construir el socialismo no es la revolución sangrienta propugnada por Marx, Lenin, Trotski, Mao, el "Che" Guevara o Marulanda Véliz "Tiro Fijo", sino dominar o influir decisivamente en los medios de comunicación, las universidades, la cultura y la psicología social, modificar la percepción de la realidad, y neutralizar la influencia religiosa en la población. Y eso está ocurriendo incluso en la cuna de la democracia moderna, EEUU.

Hoy es inconcebible que la ONU haga algo fuerte y realmente efectivo contra la tiranía castrista. La alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet puso por delante su ideología socialista y procastrista en su informe anual sobre la violación de los derechos humanos presentado en septiembre de 2021 y no mencionó a Cuba entre los países en los que se pisotean esos derechos. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, es también socialista. La CEPAL divulga a los cuatro vientos las estadísticas probadamente falsas del castrismo. La FAO felicita al régimen por sus esfuerzos exitosos para alimentar al pueblo.



El castrismo está en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU

Bachelet guardó silencio, además, porque no se sintió compulsada a denunciar al castrismo. En la alta burocracia de la ONU pululan los funcionarios tan socialistas como ella y los simpatizantes de la "revolución cubana". El silencio de la alta comisionada alienta la represión en Cuba.

El colmo es que Cuba es uno de los actuales 47 miembros del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, como también lo son otros regímenes violadores de los derechos humanos como los de Venezuela, Rusia, China, Pakistán, Somalia, Libia, Sudán y otros. En la ONU ahora los zorros cuidan el gallinero.

Luego de la desaparición del comunismo en Europa, la mayor parte de los marxistas latinoamericanos se niegan a ser llamados comunistas porque la palabra comunista les suena a fracaso, políticamente inconveniente. Y se refugiaron en la izquierda populista socializante. Y la están copando.

Ese masivo aumento del populismo estatista en América Latina junto al avance geopolítico de China, Rusia e Irán, la debilidad de EEUU y de la UE, favorecen a la tiranía castrista cuando es más represiva, hambreadora y cruel.

Líderes marxistas erosionarán la democracia en Latinoamérica

Líderes marxistas, comunistas, enmascarados o descubiertos, están hoy incrustados en la estructura democrática latinoamericana, que va retrocediendo con el antiliberalismo retrógrado que, desde los tiempos de Juan Domingo Perón, Getulio Vargas, Lázaro Cárdenas y otros caudillos, paró en seco la posibilidad de que países latinoamericanos entraran en el Primer Mundo, cosa que sí han logrado muchas naciones de Asia porque no están taradas por las musarañas político-ideológicas nocivas a las que se rinde culto en América Latina.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial las naciones de Asia (con la excepción de Japón) eran más pobres que las de América Latina. Hoy cinco países asiáticos otrora pobres forman parte del Primer Mundo: Corea del Sur, Taiwán, Malasia, Singapur y Brunei. Y de Latinoamérica no hay ni uno solo.

Chile se estaba acercando al Primer Mundo, pero ahora todo indica que se va a frenar ese proceso con Gabriel Boric como presidente (desde el 11 de marzo próximo). Boric es un populista antiliberal, estatista, que obtuvo la presidencia en alianza con el Partido Comunista de Chile, y tendrá como ministros a varios comunistas que liderearon las manifestaciones terroristas que en 2019 destruyeron 23 estaciones del metro urbano y por poco arrasan con Santiago de Chile. Fueron protestas muy violentas que se sabe tuvieron la participación de la Inteligencia castrista y "amigos de Cuba" dentro de Chile, para desestabilizar al Gobierno de derecha de Sebastián Piñera.

Si las encuestas aciertan, el populista castrista Lula da Silva volverá a ser presidente de Brasil. Y en Colombia puede que sea electo el primer presidente de izquierda en la historia colombiana, Gustavo Petro, ex guerrillero guevarista y procastrista.

De ser así, con excepción de los tres países más pequeños —Uruguay, Paraguay y Ecuador—, prácticamente toda Sudamérica estará en manos de la izquierda populista, junto a México y buena parte de Centroamérica. Con Cuba serán 11 los gobiernos izquierdistas, estatistas, dedicados a erosionar la democracia liberal "burguesa", la que luego de la Revolución Francesa construyó el mundo moderno que hoy conocemos.

En fin, es grande la diferencia entre el mundo de 1962 y el de 2022, en el que se abre paso un gramscismo subrepticio. Sin ese cambio muy probablemente el totalitarismo que casi acabó con Cuba no hubiera podido tener tan larga vida con una asombrosa impunidad todo el tiempo. Y hoy, cuando los cubanos gritan en las calles "¡Basta ya!" y son golpeados y encarcelados, muchos por el mundo siguen hablando de una "revolución" que es solo una pandilla de mafiosos atornillados en el poder.

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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Es importante puntualizar que en Cuba antes del triunfo de la revolución de 1959 había educación gratuita  desde la escuela primaria hasta la universitaria.   En los años 50 del pasado siglo más del 20% de la matrícula de la Universidad de La Habana eran matrícula gratis pese a que la carrera más  costosa era la de Medicina  con un costo de 70 pesos cubanos anuales   (incluyendo 5 pesos por el uso del estadiun universitario)  y el pago se podía hacer en tres cuotas. También existía educación privada. El Estado cubano en esa época era uno de los Estados de América Latina que  dedicaba, de su presupuesto anual, el mayor porciento a la Educación de sus habitantes.

FIDEL CASTRO RUZ EN EL DISCURSO PRONUNCIADO EN CONMEMORACION DEL XX ANIVERSARIO DEL ATAQUE AL CUARTEL MONCADA  EL 26 DE JULIO DE 1973 EXPRESÓ: En la educación está el instrumento fundamental de la sociedad para desarrollar los individuos integrales capaces de vivir en el comunismo. 
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La influencia de Antonio Gramsci: Educacion y Socialismo

Por Alberto Benegas Lynch (h)

Estimo que nada ha influido más sobre el corazón del mundo moderno que los escritos y la consiguiente estrategia gramsciana. Desafortunadamente muchos son los que se quejan de los sucesos del momento pero muy pocos los que contribuyen a revertir la situación estudiando y difundiendo los principios y valores sobre los que descansa una sociedad abierta.

En la colección de sus escritos bajo el título de La ciudad futura Gramsci apunta que “Algunos lloriquean compasivamente, otros maldicen obscenamente, pero nadie o muy pocos se preguntan: si yo hubiera cumplido con mi deber, si hubiera tratado de hacer valer mi voluntad, mis ideas ¿hubiera ocurrido lo que pasó? […] Odio a los indiferentes porque me molesta su lloriqueo de eternos inocentes. Pido cuentas de cada uno de ellos por como ha desempeñado el papel que la vida le ha dado y le da todos los días, por lo que ha hecho y, sobre todo, por lo que no ha hecho”.

(Antonio Gramsci)

Desde la perspectiva liberal (y desde muchas otras) todo ser humano está interesado en que se lo respete, ergo, todos (cada uno) tenemos la responsabilidad ineludible e indelegable de contribuir a explicarnos y a explicar los fundamentos de una sociedad en la que prevalezca el respeto recíproco. Es irrelevante a que nos dediquemos en la vida, esta faena no es tarea solo de filósofos sino también de quienes se dedican a la danza, la pintura, el derecho, la economía, la mecánica o la literatura. Todos necesitamos para sobrevivir el cuidado y la garantía a nuestras autonomías individuales.

Antonio Gramsci era marxista, por ende, no consideraba el resguardo de la propiedad de cada cual como parte del respeto recíproco (Marx y Engels consignaron que “pueden sin duda los comunistas resumir toda su teoría en esta expresión: abolición de la propiedad privada”), pero el pensamiento citado más arriba ilustra los esfuerzos realizados en pos de un ideal, el ideal del colectivismo que ha desembocado en los atropellos más brutales a los derechos de las personas. Debido a las enseñanzas gramscianas, estas ideas son las que de un tiempo a esta parte han tenido mayor éxito en el llamado mundo libre. El eje central de Gramsci puede resumirse en su frase: “Tomen la educación y la cultura y el resto se dará por añadidura”. Es a esto a lo que se refiere el premio Nobel en economía Friedrich Hayek cuando escribe en Intellectuals and Socialism que los liberales deben tomar como ejemplo las permanentes y persistentes tareas educativas de los socialistas. Ese fue el sentido de la insistente proclama de los Padres Fundadores en Estados Unidos en cuanto a que “el precio de la libertad estriba en su eterna vigilancia”.

Los apurados de siempre pretenden buscar atajos y coartadas que no existen y, para no proceder en consecuencia, se escudan en el lugar común de sostener que “la educación es a largo plazo” sin percatarse que se han dejado vencer infinidad de plazos y que como ha dicho Mao Tsé-Tung “la marcha más larga comienza con el primer paso”. El asunto no es endosar la responsabilidad a otros, se trate de la llamada oposición o de políticos en el Ejecutivo, sino de preguntarse que hace uno todos los días para contribuir con un granito de arena a despejar telarañas mentales.

Gramsci sugiere el establecimiento de una contra-hegemonía cultural que nazca del proletariado (cosa en la que Lenin descreía y que los hechos le dieron una y otra vez la razón) al efecto de arremeter contra la educación burguesa (una intelligentsia “orgánica” para oponerse a la tradicional). En otros términos influir sobre la cultura (“guerra de posición”) para tomar el poder (“guerra de momento”), lo cual no significaba adherir a todo lo dicho por Marx, por ejemplo, en “La Revolución contra Das Kapital”, Gramsci sostenía que la sublevación de octubre demostró que no es necesario esperar la maduración del capitalismo para establecer el socialismo.

En la selección de trabajos de Gramsci publicados bajo el título de Los intelectuales y la organización de la cultura el autor se detiene a considerar en detalle las estrategias de penetración en revistas, periódicos, centros de estudio, bibliotecas populares, escuelas, universidades y academias en el contexto de referencias históricas y del análisis de diferentes tipos de audiencias y lectores para concluir que lo que existe refleja “cementerios de la cultura” y que “el objetivo es obtener una centralización de la cultura y un impulso de la cultura nacional”. Y en los ensayos recopilados en  Antología, Gramsci -la mayor parte escritos desde la cárcel fascista y muchas veces entre vómitos de sangre debido a su precaria salud- alienta a los revolucionarios de todos las épocas al manifestar que “Es en verdad admirable la lucha que lleva la humanidad desde tiempos inmemoriales, lucha incesante con la que se esfuerza por arrancar y desgarrar todas las ataduras”.

La mayor parte de mis amigos que han abandonado el socialismo para abrazar el liberalismo confiesan que uno de sus autores favoritos era precisamente Antonio Gramsci puesto que sin bombas ni metralletas aconsejaba el recorrido cultural y educativo como el arma más potente para implementar el socialismo. Paradójicamente, las recetas de quien sufriera las persecuciones y encierros de Mussolini se han convertido de facto en políticas fascistas por doquier. Esto es, en lugar de seguir el camino más directo de expropiar la propiedad de modo completo se opta por permitir el registro a nombre de particulares pero el aparato estatal usa y dispone del flujo de fondos.

La misma paradoja se presenta en el ahora célebre panfleto de Stéphane Hessel que sirve de base a los “indignados” del mundo: el autor fue apresado por los criminales de la Gestapo y escapó milagrosamente de Buchenwald y, sin embargo, aconseja el programa económico de sus captores nacional-socialistas, léase el férreo control y administración de las empresas más relevantes por parte de los gobiernos. Es a raíz de influencias de este tipo que los “indignados” piden más de lo mismo a pesar de que un Leviatán elefantiásico les succiona el fruto de sus trabajos, el cual  se endeuda de modo astronómico, establece presiones tributarias crecientes, impone regulaciones asfixiantes, revela déficit alarmantes, alienta sistemas bancarios insolventes, promueve legislación que expulsa del mercado a los que más necesitan trabajar y, como si esto fuera poco, financia a manos llenas con recursos de otros a empresarios irresponsables, ineptos o las dos cosas al mismo tiempo.

Ya escribí antes en estas mismas columnas un extenso artículo donde mostraba el íntimo parentesco entre “derechas” e “izquierdas” y su común odio al liberalismo (y no digo “neoliberalismo” puesto que se trata de una etiqueta que ningún intelectual serio de esta época asume). Tal vez el meollo de la cuestión resida en la incomprensión respecto a las causas de las condiciones de vida de la gente. Se trata de contar con marcos institucionales civilizados, es decir respetuosos del derecho de todos, lo cual significa descartar los discursos de pretendidos brujos que compiten desde los más variados flancos para manejar a su antojo las vidas y las haciendas de los demás. Por esto es que Juan Bautista Alberdi al referirse a nuestra Constitución fundadora subrayaba que “no bastaba reconocer la propiedad como derecho inviolable. Ella puede ser respetada en su principio y desconocida y atacada en lo que tiene de más precioso: en el uso y disponibilidad de sus ventajas […] El ladrón privado es el más débil de los enemigos que la propiedad reconozca. Ella puede ser atacada por el Estado en nombre de la utilidad pública”.

Esos marcos institucionales permiten atraer inversiones que hacen de apoyo logístico al trabajador para elevar su productividad. No es lo mismo arar con las uñas que hacerlo con un tractor y no es lo mismo pescar a cascotazos que hacerlo con una red para tal fin. Los salarios no son más altos en Canadá que en Angola debido a la generosidad de los empleadores canadienses sino que están obligados a pagar sumas mayores como consecuencia de las mayores tasas de capitalización.

Por último, y sin pretender que con esta nota periodística se agoten los innumerables temas respecto al debate socialismo-liberalismo, es de interés destacar que, en un mercado abierto, la tendencia al igualitarismo crematístico atenta contra el nivel de vida de los más necesitados puesto que los factores de producción se asignan allí donde se atiende mejor la demanda. En esta línea argumental, el que da en la tecla obtiene ganancias y el que yerra incurre en quebrantos. Este cuadro de situación queda por completo distorsionado cuando los amigos del poder hacen negocios en los despachos oficiales, en cuyo caso los patrimonios resultantes son fruto de una gravísima explotación a los consumidores.

DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, EN LA CONCENTRACIÓN PARA CELEBRAR EL   IV ANIVERSARIO DE LA INTEGRACIÓN DEL MOVIMIENTO JUVENIL CUBANO, EN LA CIUDAD ESCOLAR “ABEL SANTAMARÍA”, SANTA CLARA, EL 21 DE OCTUBRE DE 1964.

Pero no es solo un problema de educación política, no es solo un problema de educación económica, es también un problema de educación moral.  Todos los hombres no se comportan siempre igual.  En un grupo de diez hombres, en cualquier grupo de diez hombres, siempre se encontrarán un hombre que es el primero y siempre se encontrarán un hombre que es el último; en todo grupo de diez hombres siempre se encontrarán uno que es el más generoso de todos, uno que es el mejor compañero de todos, uno que es el más sacrificado de todos, y siempre se encontrarán otro que es el menos generoso de todos, que es el menos sacrificado de todos, que es el más egoísta de todos.  Y eso es lógico, la naturaleza humana no produce a todos los hombres exactamente iguales.  Hay solo una cosa que puede hacer a todos los hombres más o menos iguales, hay solo un medio de hacer que todos los hombres se semejen, y ese medio es la educación.

La educación es el único medio capaz de ir creando en el hombre, desde que empieza a tener uso de razón, una conducta social, una conducta moral; la educación es lo único capaz de hacer que los hombres sean mejores, es lo único capaz de hacer que los hombres puedan variar una inclinación del mal hacia el bien
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Spanish Libertarian
Nov 20, 2017

Yuri Bezmenov, Ex espía desertor  de la KGB soviética, sobre la Subversión Ideológica


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