sábado, noviembre 22, 2025

ALGO MUY POCO CONOCIDO SOBRE LA PROHIBICIÓN DE ENTRADA DE LOS MAMBISES EN SANTIAGO DE CUBA. POSICIÓN DEL MANDO Y GOBIERNO MAMBÍ ANTE LA INTERVENCIÓN NORTEAMERICANA EN LA GUERRA. EL FALSO MEMORANDÚN DEL INEXISTENTE J.C. Breckenridge



Misterios sobre el traslado a un lugar apartado del monumento al General Calixto García Iñiguez.

29 de noviembre 2022

Si había algo que hermoseaba la ciudad de La Habana, eran sus monumentos a lo largo del malecón. La dictadura castrista fue la primera en vandalizar cientos de monumentos en toda la isla de Cuba, siendo los más recordados el derribo del águila imperial del monumento al Maine, arrancada salvajemente por los milicianos con la “pera” de una grúa, y la del primer presidente don Tomás Estrada Palma, a la que los “rebeldes comunistas” cortaron por los pies, dejando los zapatos sobre el pedestal en la Avenida de los Presidentes, la misma avenida donde al final estaba la estatua ecuestre del Lugarteniente General Calixto García Iñiguez.

Viendo las tres estatuas ecuestres del malecón, aprendí el “antiguo” código de la arquitectura, relacionado con el “comportamiento” del caballo. Al estar el caballo de Máximo Gómez con las cuatro patas en el suelo significaba que el héroe había muerto por causas naturales, y si miraba al mar, el héroe era extranjero. El caballo de Maceo al estar encabritado de las dos patas delanteras, significaba que el jinete había muerto en combate, y por estar de espaldas al mar, era cubano.

En el caso del General Calixto García, donde su caballo tiene la pata derecha levantada, significaba que el héroe había muerto de una herida en combate. La herida fue provocada al intentar suicidarse antes de caer prisionero. Y su caballo estaba frente al mar porque murió en el extranjero (Estados Unidos) en una visita oficial.

Al trasladar el monumento del héroe holguinero hacia un lugar menos visible, la 5ta. Avenida y las calles 120 y 146 en Miramar, “tras sufrir los embates del huracán Irma”, la operación levantó ciertas suspicacias políticas, sin embargo, al investigar las obras del General Batista, el Presidente en aquel acto de la primera piedra, había depositado varias colecciones de monedas del Cincuentenario de la Bandera, y del Centenario del Apóstol José Martí.

Imagínense el valor monetario, histórico, y sobre todo numismático de esas colecciones monetarias en oro, colocadas personalmente por el Presidente de la República de Cuba, Fulgencio Batista, sesenta (60) años atrás, cuando las depositó el día 29 de abril de 1957, hasta que decidieron trasladarla en el 2017.

¿Dónde están esas colecciones, patrimonio de pueblo cubano?

Fuente.
1. Diario de la Marina. Año CXXV. No.103. La Habana, martes 30 de abril de 1957. Primera Página y la 13B. 

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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Los generales Lawton y Wheeler reconocieron públicamente la deuda con los mambises.

(El General William Ludlow y el Lugarteniente General Calixto García)
En http://eddosrios.org se lee la carta de reconocimiento del general William Ludlow del día 15 a Calixto García, pero antes hagamos la observación que los españoles habían hecho una fuerte propaganda de que los EE.UU. usarían a los mambises como ¨carne de cañón¨ en sus batallas junto a los norteamericanos ( el falso Memorandum Breckenridge es una muestra ) y por eso en las batallas en que estuvieron ambas fuerzas, los cubanos mambises fueron usados por el mando norteamericano no directamente en la batalla sino en tareas de exploración, búsqueda de información y en la construcción de trincheras y defensas.
¨I beg to congratulate you as well as ourselves on what seems now to have been a fortunate solution of the Santiago problem, resulting in the success of our combined forces in the taking of the city, the departure of the Spaniards, and the restoration of peace in Santiago.
Permit me to say to you that your forces have performed most notable service, and their work has been invaluable for us not only in scouting and procuring information, but in the vital matter of the construction of trenches and defenses for the investment of the city...¨
Y más adelante en ese mismo enlace pero escribiendo ahora sobre el agravio y desagravio norteamericano a Calixto García y a su tropa se lee lo siguiente, aunque antes aclararé, que a Calixto García y a una representación mambisa se le había invitado personalmente a entrar junto a las tropas norteamericanas a Santiago de Cuba, pero Calixto García defendió en su carta el derecho de todas las fuerzas mambisas a entrar a esa ciudad.
¨Por suerte para los cubanos Shafter regresó a los Estados Unidos el 26 de agosto. Adiposo y enfermizo, el calor y la campaña de Santiago lo hicieron sufrir; siempre tuvo mal recuerdo de Cuba y de los cubanos, de los que siguió hablando mal para justificar sus desaciertos. Quedó como gobernador militar de la plaza el general Leonardo Wood y, ya en ausencia de Shafter, quiso hacerle justicia a los mambises —acto que le reduce su cuenta de culpas en Cuba. Invitó a la ciudad al general García y parte de su tropa. El 23 de setiembre fue a esperarlo a las afueras de Santiago: un testigo excepcional narró el acontecimiento: Emilio Bacardí:

A las nueve menos cinco de esta mañana radiante de sol y rebosante el corazón de Cuba, llegó a las puertas del Palacio de Gobierno Calixto García Íñiguez. Desde las primeras horas la ciudad entera se dispuso al recibimiento del héroe. La muchedumbre invadió las calles de la carrera, carrera verdaderamente triunfal. Casi todas las casas particulares y muchos establecimientos ostentaban colgaduras y banderas cubanas. Desde el Paseo de Concha a la Plaza de Armas, subiendo por la céntrica calle de Santo Tomás, el pueblo estaba congregado en grandes masas. Al costado del Palacio estaban apostadas varias compañías de la guarnición americana de esta ciudad con banda de música dispuesta para tributar honores militares a nuestro general. En la entrada de Dos Caminos le aguardaba con sus oficiales, en representación del gobierno americano, el general Wood. Rodeado por ellos y seguido por su Estado Mayor, y una numerosa escolta, entró por fin. Después de permanecer en Palacio algunos momentos para saludar al general Lawton siguió el general García por las calles de la Marina, San Pedro, Heredia y Calvario hasta su residencia, en la casa número 6 de ésta.
Agradecido por el homenaje y en elogio de los americanos dijo Calixto García en aquella oportunidad: “Gran nación deben de ser los Estados Unidos cuando los hijos de sus millonarios, que solamente podían ganar en Cuba gloria militar, vinieron aquí a morir junto a los soldados cubanos”. Y por la noche hubo una gran fiesta en el criollísimo Club San Carlos, que no había querido cerrar sus puertas ni cuando el bombardeo ni cuando el éxodo, y que desafiando el desaire de Shafter colocó la bandera cubana en su balcón desde el día 18 de julio. Y en todo hijo de la ciudad, y en toda santiaguera hermosa que acudió aquella noche a felicitarlo, tuvieron el guerrero, y su patria, el mejor desagravio.¨

Por último con respecto a la prohibición norteamericana de no permitir la entrada de las fuerzas mambisas a Santiago de Cuba, deseo puntualizar que en esas fechas y después de terminada la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana, en los círculos políticos norteamericanos que deseaban la independencia cubana, la figura preferida para ser primer Presidente de Cuba era Calixto García Íñiguez y no Don Tomás Estrada Palma.

En mi ensayo escribí

2) Los insurrectos rechazaron la disposición española del 10 de abril de 1898 de suspender las hostilidades en Cuba con objeto de preparar y facilitar la paz .141.

Me faltó explicar en el ensayo que el gobierno español con esa disposición de suspender las hostilidades en Cuba querían eliminar la causa que hizo que el Presidente William McKinley llamara a la guerra ante el Congreso norteamericano. La causa que McKinley esgrimió en su discurso para que la nación fuera a la guerra, fue el estado de inseguridad que había en Cuba para las propiedades y vidas norteamericanas. En su discurso el Presidente McKinley no tomó la explosión del acorazado Maine en la bahía de La Habana para llamar a la guerra. Los cubanos independentistas no cayeron en la trampa de unas negociaciones donde la Metrópoli Española se habría quitado la presión de una guerra con EE.UU. y trataría por todos los medios de mediatizar o bloquear la independencia de Cuba usando su poder y a las fuerzas políticas cubanas que estaban en contra de la independencia, entre las que se destacaban los autonomistas e integristas. El ya fallecido y notable historiador cubano Manuel Moreno Fraginals en una de sus últimas investigaciones averiguó que de los 5 acorazados tipo Maine que se construyeron, 3 tuvieron explosiones, incluyendo el propio Maine; se cree que fue debido a un error de diseño dada la cercanía de la Santa Bárbara o polvorín a las calderas del acorazado. La tiranía Castrista habla mucho que la oficialidad del Maine estaba en tierra ( murieron 2 oficiales) cuando ocurrió la explosión y que muchos marineros negros murieron en ella (hubo en total 266 muertes) pero no dice con el mismo énfasis de que el Comandante del Maine, el capitán Charles Dwight Sigsbee, estaba en su camarote escribiendo a su esposa cuando se produjo la explosión. A New York había llegado en visita amistosa de reciprocidad un buque de guerra español.


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ALGO POCO CONOCIDO SOBRE LA PROHIBICIÓN DE ENTRADA DE LOS MAMBISES EN SANTIAGO DE CUBA. POSICIÓN DEL MANDO Y GOBIERNO MAMBÍ ANTE LA INTERVENCIÓN NORTEAMERICANA EN LA GUERRA

( Muy breve fragmento de mi ensayo Ecos de Una Extraña Petición, Mención del Concurso Vitral 2000, concurso de la revista del mismo nombre de la Diócesis de Pinar del Río; el premio quedó desierto ...por las bases del concurso de haber recibido el premio se tenía que publicar )

Por Pedro Pablo Arencibia Cardoso


LA PROHIBICION DE ENTRADA DE LOS MAMBISES EN SANTIAGO DE CUBA

La prohibición de que el Ejército Libertador desfilase en Santiago de Cuba no fue una acción personal del general Shafter; en la carta de respuesta de Shafter a la magnífica carta de Calixto García, éste se disculpa: sintiendo en extremo que usted se haya considerado agraviado en lo más mínimo.132

y después alega:
Yo no puedo discutir la política del gobierno de los Estados Unidos.133

El periódico The New Journal, amigo de la causa cubana expresó:

La carta del General García es una carta llena de verdad. Toda su indignación es justa; todos sus reproches dignos y merecidos. Su sustancia y su tono serán aprobados por el pueblo norteamericano. Pero no por los españoles y sus amigos en los Estados Unidos.134

y más adelante envía este mensaje al General García, al General Gómez, a todos los soldados de sus ejércitos y a todos los hombres dignos de la Isla:

Confiad en el pueblo americano. El gobierna esta República. El elige los Presidente y los Congresos. Su voluntad es la ley. Para libertar a Cuba, para entregar la Isla a sus leales y bravos hijos, este país ha ido a la guerra con España. La palabra de la nación está dada en prenda y esa prenda será redimida.135

Sin embargo, cuando se lee la circular emitida por el Cuartel General del Departamento de Occidente del Ejército Libertador sobre la entrada a los poblados para evitar venganzas, no nos parecen tan inverosímiles las razones que expuso Shafter en la carta que mereció la contundente respuesta de García. Un fragmento de esa circular aparecida en el periódico “El Mambí” es citado por Poumier:

Los individuos del cuerpo que penetren en poblaciones ocupadas por las fuerzas españolas lo harán debidamente autorizados, vistiendo de paisanos y desprovistos de armas, traje de campaña, insignias o correajes que pudieran hacer conocida su condición militar.Sólo se concederá permiso para pasar a las poblaciones no evacuadas por las tropas españolas en caso de necesidad atendible, justificada, y procurando el jefe que lo confiera limitarlo al más reducido espacio de tiempo.136

(Calixto García Íñiguez)

Por último, sobre este punto, deseo señalar que a los dos meses de la rendición de Santiago de Cuba, exactamente el 22 de septiembre de 1898, Calixto García, su Estado Mayor y 200 mambises en sus cabalgaduras entraron en Santiago. Fueron deferentemente esperados en las afueras de la ciudad y posteriormente escoltados por el gobernador civil de esa ciudad, el general Leonardo Wood, y parte de su Estado Mayor. Los mambises fueron objeto de un cálido recibimiento por los habitantes de la ciudad simpatizantes de la causa independentista. El general norteamericano Lawton, jefe del Departamento Militar de Santiago de Cuba, esperó a esa representación mambisa en la casa de gobierno y les ofreció una recepción oficial y un memorable acto en el Club San Carlos137. Con ese recibimiento Calixto García se sintió desagraviado, aunque él en particular había sido invitado por el general norteamericano Shafter a la ceremonia de rendición de las fuerzas españolas en Santiago de Cuba., según expone Emilio Bacardí en el tomo X de sus Crónicas de Santiago de Cuba.138


POSICION DEL MANDO MAMBI Y DEL PUEBLO CUBANO ANTE LA INTERVENCION NORTEAMERICANA

Para conocer cual era la disposición del mando cubano con respecto a la intervención norteamericana en la guerra, es importante conocer que después del hundimiento del acorazado Maine ( el 15 de febrero de 1898) y conociendo el fuerte deseo de sectores del gobierno y del pueblo norteamericano de intervenir en la situación cubana, ocurrieron estos dos hechos:

1) Máximo Gómez, General en Jefe del Ejército Libertador, se negó rotundamente, llamándole atrevimiento a la proposición del Gobernador español Ramón Blanco de que se alíe al Ejército español para combatir a Estados Unidos. La carta de Blanco es del 20 de marzo de 1898139 , pero según otros historiadores, ambas cartas son de principios del mes de mayo de ese año. Bernabé Boza en su segundo tomo de Mi diario de la guerra incluye la carta de Gómez, de la cual extraemos el siguiente fragmento:

Usted dice que pertenecemos a la misma raza y me invita a luchar contra un invasor extranjero; pero usted se equivoca otra vez, porque no hay diferencia de sangre ni de razas.Yo sólo creo en una raza: la humanidad, y para mí no hay sino naciones buenas y malas. España habiendo sido hasta aquí mala y cumpliendo en estos momentos los Estados Unidos hacia Cuba un deber de humanidad y civilización. Desde el atezado indio salvaje, hasta el rubio inglés refinado, un hombre para mí es digno de respeto, según su honradez y sentimiento cualquiera que sea el país o raza a que pertenezca o la religión que profese.

(Máximo Gómez Báez)

Así son para mí, las naciones y hasta el presente, sólo he tenido motivos de admiración hacia los Estados Unidos. He escrito al Presidente Mc Kinley y al general Miles dándoles gracias por la intervención americana en Cuba. No veo el peligro de nuestro exterminio por los Estados Unidos a que usted se refiere en su carta. Si así fuese, la historia los juzgará.140

2) Los insurrectos rechazaron la disposición española del 10 de abril de 1898 de suspender las hostilidades en Cuba con objeto de preparar y facilitar la paz .141. En esa disposición

Posteriormente el Consejo de Gobierno, presidido por Bartolomé Masó, aprobó el 10 de mayo de 1898 supeditar las fuerzas cubanas al mando militar norteamericano142. Esta aprobación fue anterior a que tropas norteamericanas desembarcaran en Cuba; aunque, la guerra entre España y Estados Unidos oficialmente había comenzado el sábado 23 de abril, cuando España le declaró la guerra a Estados Unidos ante la publicación de la Resolución Conjunta, el 19 de abril de 1898, y los preparativos bélicos que se estaban haciendo por la parte norteamericana, pero básicamente, para evitar un golpe de estado militar que derribara a la monarquía y con él salir de la crítica situación militar, política y socioeconómica que presentaba la España de ese fin de siglo. Estados Unidos le declaró oficialmente la guerra a España el lunes 25 de abril.143

Debo añadir que la decisión del Consejo de Gobierno del día 10 de mayo de 1898 fue tomada sobre la base que los insurgentes cubanos debían hacer causa común con Estados Unidos, país valorado como ... nación justa, poderosa y fuerte, dispuesta a coadyuvar con nosotros144.

Para conocer cual era la disposición del pueblo cubano ante la intervención norteamericana en la guerra, me voy a referir a una entrevista realizada el día 16 de diciembre de 1969 por María Poumier al destacado historiador cubano José Luciano Franco, fallecido en Cuba, donde éste planteó:

El ejército americano fue bien recibido, contra todo lo que diga todo el mundo; porque el odio concentrado de Cuba desde años era contra los españoles; se tomó en ese momento por el pueblo la llegada norteamericana como una cosa libertadora. Había, en comparación con España, un idealismo cubano, considerando al norteamericano el mejor del mundo.145 
 

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Material Adjuntado por el bloguista a su artículo

Supuesta carta de J.C. Breckenridge al Teniente General N. A. Miles



DEPARTAMENTO DE GUERRA
OFICINA DEL SECRETARIO
WASHINGTON D.C.

24 de Diciembre, 1897
Teniente General N. A. Miles
Querido señor:

Esta Secretaría, de acuerdo con la de Negocios Extranjeros y de la Marina, se cree obligada a completar las instrucciones que sobre la parte de la organización militar de la próxima campaña en las Antillas le tiene dadas, con algunas observaciones relativas a la misión política que, como General en Jefe de nuestras fuerzas, recaerá en ustedes.

Las anexiones de territorios a nuestra República han sido hasta ahora de vastísimas regiones con escasa densidad de población y siempre precedidas por la invasión pacífica de emigrados nuestros; de modo que la absorción y amalgama de la población existente ha sido fácil y rápida.

El problema se presenta, con relación a las islas Hawai, más complejo y peligroso, pues la diversidad de fuerzas y el hallarse casi nivelados nuestros intereses con los de los japoneses, así lo determinan: pero teniendo en cuenta lo exiguo de su población, la corriente de emigración nuestra hará esos peligros ilusorios.

El problema antillano se presenta bajo dos aspectos: el uno relativo a la isla de Cuba y el otro a Puerto Rico, así como también son distintas nuestras aspiraciones y la política que respecto a ellas habrá de observarse.

Puerto Rico constituye una isla fieracísima, estátegicamente situada en la extremidad oriental de las Antillas, y a mano para la nación poseedora que sea dueña de la vía de comunicación más importante del Golfo de México, el día (que no tardará en lucir, gracias a nosotros) en que sea un hecho la apertura del istmo de Darién. Esta adquisición, que debemos hacer y conservar, nos será fácil, porque al cambiar de soberanía, considera, tiene más de ganar que de perder, por ser los intereses existentes allí más cosmopolitas que peninsulares.

Para la conquista habrá que emplear medios relativamente suaves, extremando en nuestra ocupación del territorio con exquisito celo el cumplimiento de todos los preceptos de las leyes de guerra, entre naciones civilizadas y cristianas, llegando, sólo en caso muy extremo, el bombardeo de algunas de sus plazas fuertes.

Para evitar conflictos, las fuerzas de desembarque lo harán aprovechando los puntos deshabitados de la costa sur.
Los habitantes pacíficos serán rigurosamente respetados, como sus propiedades.

Recomiendo a usted muy especialmente procure ganarse, por todos los medios posibles, el afecto de la raza de color, con el doble objeto, primero, para procurarnos su apoyo para el plebiscito de anexión, y segundo, teniendo presente que el móvil principal y el objeto de la expansión de los Estados Unidos en las Antillas, es resolver de una manera eficaz y rápida nuestro conflicto de razas, conflicto que cada día aumenta, merced al crecimiento de los negros; éstos, conocidas las ventajosas circunstancias para ellos en las Indias Occidentales, una vez que estén en nuestro poder, no tardarán en ser inundadas por un desbordamiento de esta inmigración.

La isla de Cuba, con mayor territorio, tiene mayor densidad de población que Puerto Rico, y está desigualmente repartida; a pesar de ello, constituye el núcleo de población más importante de las Antillas. Su población la constituyen las razas blanca, negra, asiática y sus derivadas. Sus habitantes son por regla general, indolentes y apáticos. En ilustración se hallan colocados desde la más refinada hasta la ignorancia más grosera y abyecta. Su pueblo es indiferente en materia de religión, y por lo tanto, su mayoría es inmoral, como es a la vez de pasiones vivas, muy sensual; y como no posee sino nociones vagas de lo justo y de lo injusto, es propenso a procurarse los goces no por medio del trabajo, sino por medio de la violencia; y como resultado eficiente de esta falta de moralidad, es despreciador de la vida.

Claro está que la anexión inmediata a nuestra federación de elementos tan perturbadores y en tan gran número, sería una locura, y antes de plantearla debemos sanear ese país, aunque sea aplicando el medio que la Divina Providencia aplicó a Sodoma y a Gomorra.

Habrá que destruir cuanto alcancen nuestros cañones, con el hierro y con el fuego; habrá que extremar el bloqueo para que el hambre y la peste, su constante compañera, diezmen su población pacífica, y mermen su ejército; y el ejército aliado habrá de emplearse constantemente en exploraciones y vanguardias, para que sufran indeclinablemente el peso de la guerra entre dos fuegos, y a ellas se encomendarán precisamente todas las empresas peligrosas y desesperadas.

La base de operaciones más conveniente será Santiago de Cuba, desde donde se podrá verificar la invasión lenta por Camagüey, ocupando con la rapidez posible los puertos necesarios para refugio de nuestras escuadras en la estación de los ciclones.

Coetáneamente, o mejor dicho, cuando estos planes empiecen a tener cumplido desarrollo, se enviará un ejército numeroso a la provincia de Pinar del Río, con el objeto de completar el bloqueo marítimo de La Habana con la circunvalación por tierra; pero su verdadera misión será la de impedir que los enemigos sigan ocupando el interior, disgregando columnas de operaciones contra el ejército invasor de Oriente, pues dadas las condiciones de inexpugnabilidad de La Habana, es ocioso exponernos ante ella a pérdidas dolorosas.

El Ejército Occidental empleará los mismos procedimientos que el Oriental. Dominadas y retiradas todas las fuerzas regulares de los españoles, sobrevendrá una época, de tiempo indeterminado, de pacificación parcial durante la cual seguiremos ocupando militarmente todo el país, ayudando con nuestras bayonetas al gobierno independiente que se constituya, aunque sea informalmente, mientras resulte en minoría con el país. El terror por un lado y la propia conveniencia por otro, han de determinar que esa minoría se vaya robusteciendo y equilibrando sus fuerzas, constituyendo en minoría al elemento autonomista y a los peninsulares que se queden en el país.

Llegado este momento, son de aprovecharse, para crear conflictos al gobierno independiente, las dificultades que éste tiene que acarrear la insuficiencia de medios para atender a nuestras exigencias y los compromisos con nosotros contraídos los gastos de la guerra y la organización de un nuevo país. Estas dificultades habrán de coincidir con las reivindicaciones que los atropellos y violencias han de suscitar entre los dos elementos citados, y a los cuales debemos prestar nuestro apoyo.

Resumiendo: nuestra política se concreta a apoyar siempre al más débil contra el más fuerte, hasta la completa exterminación de ambos, para lograr anexarnos la Perla de las Antillas.

Con respecto a las posesiones asiáticas de España, en principio se ha resuelto un movimiento de división, cuya extensión y detalles oportunamente se acordarán, teniendo en cuenta que los celos de las potencias coloniales asiáticas, forzosamente nos obligan a limitar a estrecho círculo nuestra accción y, teniendo a la vez en cuenta, no excitar las susceptibilidades de Japón, ya demasiado vivas por la cuestión del Hawai.

La época probable de nuestra campaña será el próximo octubre; pero será conveniente ultimar el menor detalle para estar listos ante la eventualidad de que nos viésemos precisados a precipitar los acontecimientos para anular el desarrollo del elemento autonomista, que pudiera aniquilar el movimiento separatista.

Aunque la mayor parte de estas instrucciones están basadas en las distintas conferencias que hemos celebrado, estimaríamos nos someta usted cualquier observación que puedan la práctica y la conveniencia aconsejar como corrección, pero ateniéndose siempre, mientras tanto, a lo acordado.

Soy de usted sinceramente,
J.C. Breckenridge
Secretario de Guerra********

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l memorandun de J.C. Breckenridge, es un documento espurio que la tiranía Castrista y algunos anticastristas antinorteamericanos desean seguir usando en su manipulación.



Por Pedro P. Arencibia Cardoso

En Cuba son muy divulgadas las calumnias y opiniones negativas de Grant hacia los cubanos y el contenido de una presunta carta del Subsecretario de Guerra J. C. Breckenridge del 24 de diciembre de 1897. En ellas se resaltan la opinión anticubana y de falta de respeto de Grant hacia nuestros mambises y las presuntas ideas genocidas, racistas y fascistas del mencionado Subsecretario. Sin embargo quedarse en esas posiciones y no mostrar otras diferentes, es permanecer en la parte negativa del abanico de las diferentes opiniones y posiciones que tuvieron ciertos miembros de los gobiernos norteamericanos hacia los cubanos.

Veamos un fragmento de la supuesta carta del inexistente Subsecretario de Guerra J.C. Breckenridge.

.. destruir cuanto alcancen nuestros cañones [ .... ] habrá que extremar el bloqueo para que el hambre y la peste, su constante compañera; y el ejército aliado habrá de emplearse constantemente en exploraciones y vanguardias, para que sufran indeclinablemente el peso de la guerra entre dos fuerzas, a ellos se encomendarán precisamente todas las empresas peligrosas y desesperadas.121

Con respecto a la carta de Breckenridge debo decir que ya en el libro La Guerra en Cuba, de Enrique Collazo, que es de donde Hortensia Pichardo extrajo ese documento, se duda con respecto a su carácter original, o sea, auténtico. Un estudio con muy fuertes argumentos en contra de la autenticidad de ese documento es Reflexiones en torno a un documento controvertido, de Gustavo Placer Cervera, publicado en 1994 en el Boletín de Historia Militar del Departamento de Historia Militar del Instituto de Historia de Cuba. La razón de la existencia de ese documento se cree que haya sido una maniobra de desinformación y diversionismo con el objetivo de confundir y destruir la unidad de las fuerzas antiespañolas. En la obra publicada en Cuba La intervención militar norteamericana en la contienda 
independentista cubana, de Oscar L. Abdala Pupo, se encuentran muchos de los argumentos planteados por Placer Cervera en contra de la autenticidad del mencionado documento, entre los cuales se encuentran algunos ya expuestos desde 1934 por el historiador norteamericano M. Spaulding. Veamos un largo fragmento de la obra citada de Abdala Pupo, el cual se encuentra en las páginas de la 37 a la 39.

(Nelson A. Miles)

¨ Sin embargo, en un interesante trabajo publicado en 1994, lamentablemente poco conocido, el investigador Gustavo Placer Cervera recurre al artículo que sobre el documento en cuestión hiciera en 1934 el historiador Thomas M. Spaulding, el cual, tomando como referencia una versión que del mismo apareciera en el libro de Horatio S. Rubens, Liberty, The Story of Cuba, 1932, ponía en duda su autenticidad con las reflexiones siguientes: 1. Que el Departamento de la Guerra de los Estados Unidos, nunca había conocido la existencia del documento, hasta 1908 cuando el secretario de Estado transmitió al citado Departamento un recorte de un periódico dominicano con el texto completo del mismo. 2. Que el autor del memorándum era una persona no familiarizada con el Departamento de Guerra, ya que: En cada una de las copias disponibles las instrucciones están dirigidas ‘ al Teniente General J.S. Miles del U.S.A. ‘ Nelson A. Miles era Mayor General en la fecha en cuestión; ‘ el Mayor General jefe del ejército ‘ , no recibió el grado de Teniente General hasta junio 6 de 1900. 3. Que el documento aparece firmado indistintamente como ‘J.M. Breakreason’, ‘J.M. Breakreazon’ y ‘ J.M. Br-acle-ca-on’, ninguno de cuyos nombres tiene semejanza alguna con ‘ el del Secretario Adjunto, George D. Meiklejohn, quien habitualmente firmaba escribiendo tan claramente su nombre que ninguna letra de ‘Meiklejohn’ podía ser mal leída de manera que no se trata de dificultades para transcribir una firma ilegible’. 4. Que en relación con el nombre utilizado por Rubens, ‘ J.C. Breckenridge’, había existido realmente un alto funcionario del Departamento de la Guerra con ese nombre, pero que en este caso se hacía más improbable la autenticidad del documento, ya que el General Breckenridge era inspector del ejército y por tanto –se preguntaba Spaulding-, ‘ ¿cómo es concebible que el inspector general pueda firmar instrucciones dirigidas al General en Jefe o en lugar del Secretario Adjunto?[ para concluir: ] Esto pudiera parecer insignificante para un lego, pero una mente burocrática se estremecería de horror con sólo pensarlo’. A todo lo anterior Placer añadía, de su propio análisis, el hecho de que un historiador de la talla y la posición ideológica de Foner – marxista y antimperialista, considerara como espurio el susodicho memorándum, lo cual era más que suficiente para, por lo menos, poner en duda su autenticidad. Pero, además, para descartar cualquier posible opinión en contra, Placer afirma que, por el contario de lo que pudiera deducirse del citado documento no había, a fines de 1897, planes conjuntos entre la Secretaría de la Guerra y el ejército norteamericano, por un lado, y la Marina de guerra de los Estados Unidos, por el otro, para intervenir en Cuba y otros lugares tan pronto diera inicio el conflicto. Está comprobado según este autor, que el ejército norteamericano, a diferencia de la Marina, que venía confeccionando sus planes de acciones desde 1894, no tenía elaborados los suyos en vísperas del conflicto, lo que lo obligó a improvisarlos sobre la marcha, una vez comenzado el mismo.
(... ). Finalmente, el hecho de que la Marina diera prioridad en sus planes al occidente de la Isla, lugar por donde comenzara sus actividades bélicas – lo cual estaba reñido con las supuestas orientaciones del memorándum – , y que convirtiera el sur del litoral santiaguero en el escenario principal de las mismas sólo después de conocer la existencia en la bahia santiaguera de la escuadra de Cervera, es, por último, el otro elemento utilizado por Placer para descartar la legitimidad del supuesto documento, que planteaba que ´la base de las operaciones más conveniente será la de Santiago de Cuba y el departamento oriental ...´ ”

No obstante, en caso de que ese documento fuera original y auténtico en su contenido fundamental y teniendo en cuenta que nunca se llevaron a cabo las barbaridades que ese inexistente Subsecretario le orientaba ejecutar al general Nelson A. Miles, General en Jefe del Ejército Norteamericano para las operaciones militares en Cuba, se encuentra una demostración clara y contundente que existían otras ideas diferentes a ese mismo nivel o en los niveles superiores de cómo se debía llevar a cabo la guerra en Cuba, pues ni en la Guerra Cubano-Hispano-Norteamericana, ni en los dos períodos de ocupación norteamericana que tuvo Cuba, se conoce un solo cubano muerto por las fuerzas armadas norteamericanas.

Por otra parte, la carta del Presidente Teodoro Roosevelt ( quien fuera años antes, uno de los jefes militares norteamericanos en la guerra Hispano-Cubana-Americana) a Gonzalo de Quesada, fechada el 14 de septiembre de 1906 en Oyster Bay, es casi siempre ignorada. En esa carta se leen criterios muy diferentes a los de Grant con relación a los cubanos; criterios de admiración, afecto y respeto emitidos por la máxima personalidad política de uno de esos gobiernos norteamericanos. En el segundo tomo de la obra citada de Hortensia Pichardo sobre documentos para el estudio de la Historia de Cuba se encuentra dicha carta. Esa carta es una muestra, junto con las ya aludidas, de la pluralidad de ideas y posiciones que han existido con relación a los cubanos en esos gobiernos. Veamos algunos fragmentos:

Usted sabe muy bien cuán sinceros son mis sentimientos de afecto, admiración y respeto hacia Cuba. Ud. sabe que jamás he hecho ni haré nada, tampoco, con respecto a Cuba que no sea inspirado en un sincero miramiento en favor de su bienestar. Ud. se da cuenta, asimismo del orgullo que he sentido por haberme cabido la satisfacción, como Presidente de esta República, de retirar las tropas americanas que ocupaban la Isla y proclamar oficialmente su independencia, a la vez que le deseaba todo género de venturas en la carrera que le tocaba emprender como República libre.

Y más adelante plantea:

Nuestra intervención en los asuntos cubanos se realizará únicamente si demuestra Cuba que ha caído en el hábito insurreccional y que carece del necesario dominio sobre ella misma para realizar pacíficamente el gobierno propio, así como que sus facciones rivales la han sumido en la anarquía. Solemnemente conjuro a todos los patriotas cubanos a unirse estrechamente para que olviden todas sus diferencias, todas sus ambiciones personales, y recuerden que el único medio de conservar la independencia de su República es evitar, a todo trance, que surja la necesidad de una intervención exterior para salvarla de la anarquía y de la guerra civil. Espero ardientemente que estas palabras de apelación pronunciadas en nombre del pueblo americano, por el amigo más firme de Cuba y el mejor intencionado hacia ella que puede existir en el mundo, serán interpretadas rectamente, meditadas seriamente y que se procederá de acuerdo con ellas, en la seguridad de que, si así se hiciere, la independencia permanente de Cuba y su éxito como República se asegurarán.

Ante la firme decisión del presidente Tomás Estrada Palma de dejar acéfala la República, mediante su renuncia y otras acciones, Roosevelt le envió un telegrama a Estrada Palma, del cual extraemos este fragmento:

Bajo su gobierno y durante cuatro años, ha sido Cuba República independiente. Yo le conjuro, en bien de su propia fama de justo, a que no se conduzca de tal suerte que la responsabilidad por la muerte de la República, si tal cosa sucediere, pueda ser arrojada sobre su nombre. Le suplico proceda de manera tal, que aparezca que Ud. por lo menos, se ha sacrificado por su país y que lo deja aún libre cuando abandone su cargo.

El anterior telegrama puede leerse íntegramente en el segundo tomo, página 283, de la obra de Hortensia Pichardo Documentos para la Historia de Cuba; obra en la que la autora hace el siguiente comentario sobre Roosevelt y la intervención norteamericana:... El Presidente Roosevelt agotó todos los medios que estuvieron a su alcance para evitar ese paso.

Volviendo a la supuesta carta del inexistente Subsecretario de Estado J.C. Breckenridge diré, que pese a que varias ciudades cubanas fueron bombardeadas por las fuerzas norteamericanas ( Cienfuegos, Matanzas, Santiago de Cuba, Baracoa, Manzanillo, etc. ) no se conocen bajas civiles por las medidas tomadas por las autoridades españolas y norteamericanas para la evacuación de ese personal. Es más, la única alusión que he encontrado con relación a la muerte de un cubano (en un incidente donde intervienen tropas norteamericanas) es un hecho producido en la ciudad de Cienfuegos durante el período de ocupación y que el escritor y etnólogo Miguel Barnet cita en su conocida obra Biografía de un cimarrón, pero en el texto citado, no se asegura que las balas que mataron accidentalmente al padre de familia que estaba paseando con sus tres hijos cuando se produjo la balacera, hayan sido disparadas por las tropas norteamericanas. El fragmento citado por Barnet es de la obra Memorias Descriptiva, Histórica y Biográfica de Cienfuegos, de Pablo L. Rousseau y Diaz de Villegas, publicada en Cienfuegos.

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El presente libro no tiene necesariamente que leerse de ¨cabo a rabo¨; es decir, de ¨principio a fin¨, pues está escrito como un libro de consultas. Por esta razón en algunos temas se repiten fragmentos que aparecen en otros.

En este libro solo abordo algunos episodios de la historia política de Cuba que por razones disímiles se han tergiversado o escamoteado a generaciones de estudiantes y lectores, incluso, aunque en cierta medida, cuando existía un sistema democrático en el país, pero desde que se impone la dictadura comunista esta situación se recrudece, y ya no por diferentes razones, sino por una sola: mantener el poder político de una casta y la ideología que le sirve de fachada.

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Calixto García con militares norteamericanos


Calixto García Íñiguez con su Estado Mayor

Calixto García presidiendo la comisión elegida por la Asamblea del Cerro para las negociaciones con el gobierno de los EE.UU.
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El Tesoro del Presidente
2023 ó 2024
¡¿Involución Histórica?! Loma de San Juan, Santiago de Cuba DECONSTRUYENDO LA HISTORIA


Deconstruyendo la Historia: Loma de San Juan ¿victoria?



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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
En la batalla terrestre  por tomar la ciudad de Santiago de Cuba, en más de una ocasión las tropas mambises tuvieron que auxiliar a las tropas norteamericanas; la ciudad no fue tomada  y lo que decidió la guerra fue la batalla naval en las afueras  de la bahía de Santiago de Cuba,  batalla que más parecía un ¨tiro al blanco¨; al Almirante español Cervera se le hizo Consejo de Guerra por parte de las autoridades  en España, pero sin graves consecuencias para su integridad física.
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Batalla de las colinas de San Juan 1 de Julio de 1898

Published on Jun 23, 2016

El 1 de Julio de 1898 en las defensas exteriores de Santiago de Cuba chocaron las dos fuerzas opuestas: los defensores españoles 1.700 españoles con 2 cañones Krupp de montaña y los atacantes americanos 20.000 soldados regulares del ejército USA más 4.000 mambises con 12 cañones y 4 ametralladoras gatling.

Los españoles que defendían las posiciones pertenecientes a los regimientos de Asia, Talavera, Puerto Rico y Constitución más un contingente de la Armada desembarcado de la flota del Almirante Cervera, contaban con cañones Krupp de tiro rápido.

El general en jefe americano William Rufus Shafter dividió sus fuerzas en tres divisiones, dos de infantería y una de caballería. Una de las divisiones de infantería fue mandada a tomar la posición de El Caney con la orden de que una vez tomada se dirigiría a apoyar a las otras dos para el ataque a las cumbres de las Lomas.

La otra de infantería y la de caballería, se dirigirían directamente a las colinas de San Juan con la división de caballería en el centro y la de infantería al sur.

La primera línea de defensa de la Loma contaba con una serie de trincheras, alambradas y pozos de tirador defendida por 521 hombres. A unos 700 metros de encontraba la segunda línea defendida por unos 411 hombres. En esta segunda línea estableció el general Linares su cuartel general.

Los atacantes intentaron entonces cruzar el rio San Juan para envolver las posiciones defensivas, al observar el despliegue el general Linares ordenó reforzar las Lomas con una compañía del Regimiento de Talavera y la posición de Canosa con otra compañía del Regimiento de Puerto Rico.

La guarnición española de la Loma al mando del coronel Vaquero es de apenas 300 hombres por lo que el general Linares decidió enviar otra compañía de refuerzo.

Los americanos se lanzaron al ataque confiados en su superioridad y en la poca resistencia que iban a encontrar en los defensores españoles.

Las trincheras defensoras escupían fuego continuado que causó decenas de heridos y muertos entre los atacantes. Los americanos empezaron a caer ante el fuego de los máuseres españoles. Cundió el pánico y había muchos soldados que se negaron a avanzar.

La caballería yanqui cruzó el río San Juan para enlazar con los que se suponían vencedores del puesto avanzado de El Caney, pero estos 6.500 hombres seguían enfrentándose a los 500 españoles que lo defendían.

A las 11 de la mañana los norteamericanos lanzaron un globo cautivo para ver la posición de las tropas españolas, éste es derribado por los cañones del coronel Ordoñez que además causa graves pérdidas en la concentración de enemigos del punto de origen del mismo.

Nuevamente los cañones españoles salvaron la situación. Mientras uno seguía atacando las baterías americanas a las que volvió a silenciar, el otro cañón hacía frente al avance enemigo logrando contenerlo.

A las 12 cesa el fuego y el general Linares recibe una petición de ayuda de los defensores de El Caney, ayuda que no pudo ser prestada ante el peligro que representaba el avance yanqui que podía copar la loma de San Juan.

El fuego se reanudó a las 13 horas, los atacantes avanzaron con decisión a pesar de sus enormes bajas. Los defensores se quedaron sin munición para sus cañones lo que permitió a los atacantes avanzar sus ametralladoras y a la artillería apoyar a sus fuerzas, cosa que hasta ese momento no habían podido hacer. Los americanos desistieron de un ataque frontal y su general en jefe ordenó rodear la Loma.

En este momento, los españoles tuvieron dos frentes abiertos y apenas contaban con munición para defenderse. La Loma de San Juan era un cementerio, casi toda la guarnición había sido exterminada; su jefe, el coronel Vaquero, estaba destrozado por la artillería; escaseaba la munición de los fusiles y estaba acabada la de artillería, pero la posición resistía.

Las compañías del Regimiento de Talavera, los marineros de la Armada y la caballería, que se dirigían en su auxilio, fueron rechazadas.

En la Loma solo quedaban los artilleros y unos 40 soldados de infantería con unas pocas balas. Los artilleros se retiraron con las piezas. A los pocos minutos, las balas se acabaron y el capitán Patricio de Antonio, ordenó calar la bayoneta. Abandonaron las trincheras y retrocedieron hasta los blocaos y de ahí a la segunda línea de defensa donde solo llegaron 8 hombres.

A las 16 horas la Loma fue ocupada. Era un auténtico cementerio.

Los EEUU habían tomado la posición a un alto precio: 205 muertos, 1.180 heridos (el 10% de las fuerzas destinadas en Cuba) además de 200 cubanos rebeldes muertos.

Los españoles habían tenido 165 muertos, 376 heridos y 121 prisioneros.


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