sábado, abril 24, 2010

¿Miedo, o ceder al chantaje de la dictadura totalitaria de los Castro ?



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¿Miedo, o ceder al chantaje?

Por Aguaya BerlínJustify Full



© freestockphotography

En más de una ocasión me he hecho la misma pregunta: ¿la mayoría de los cubanos que vivimos dentro y fuera de Cuba tenemos miedo, o cedemos como ovejas al chantaje del Gobierno? Créanme, independientemente de todas las causas que puedan tener nuestros actos, yo tiendo casi siempre a la segunda respuesta... y sigo teniendo miedo. En más de una ocasión lo he escrito por acá, por este espacio virtual mío que me permite expresarme libremente como nunca antes había tenido la posibilidad, ni en la vida real. Fue precisamente al revés que sucedió: primero solté amarras en la vida virtual y, después, en la real. ¿Les sucedió así a ustedes?

He escrito que sí, que todavía tengo mis miedos. Los cubanos, aún viviendo en el extranjero, tenemos mucho miedo a decir lo que sentimos sobre todo si se trata de una opinión contraria al régimen cubano. Seguimos mirando hacia los lados para ver si descubrimos los oídos en las paredes. Nos cala bien fría la posibilidad de que nuestra actitud tenga graves consecuencias aunque subamos diariamente fotos y datos más que privados a las redes sociales. Pero, ¿por qué? se preguntarán muchos.

Un muy buen análisis de las causas de ese miedo, con ejemplos concretos de sus manifestaciones, lo ha publicado Guillermo Morales Catá en su artículo en dos partes Ese miedo a no volver jamás (parte 1, parte 2). Guillermo es un cubano que vive en España y resalta en su escrito la apatía, el miedo y la falta de compromiso que tienen sus coterráneos, míos también, a la hora de denunciar la actualidad cubana.

No pocos son los cubanos que han escrito sobre el tema en sus bitácoras online. Marianeli es un ejemplo. Ella describe en el post Miedo en la distancia su experiencia personal y concluye: "en el exilio nos acosa el miedo a no volver a ver a aquellos que dejamos atrás, a nuestros familiares y amigos tan íntimos, a aquellos que amamos sin poder cuantificar".

Y es que la ruptura de los lazos familiares, en un país donde el nido filial se ha resentido en millones de casos, con una cifra de casi un 20% de la población viviendo en el extranjero, es alarmante. Sin contar las miles de personas que han arriesgado sus vidas o que han muerto, por ejemplo, intentando cruzar a como sea el estrecho de la Florida. El Gobierno cubano culpa al vecino del Norte de fomentar esas salidas, pero no se cuestiona el verdadero por qué. Insiste en agrupar a todos en un saco común de emigrados econónicos pero obvia que la emigración constante y creciente de cubanos desde 1959, aunque sea hacia Haití, tiene que ver esencialmente con otras causas.

Guillermo finaliza la segunda parte de su artículo con unas palabras que me han llegado a los huesos:

¿Acaso tenemos que tener un muerto en la familia para entender que la dictadura castrista ha acabado con nosotros? ¿Acaso el egoísmo nos ha llevado a que solo alzamos la voz si nos toca de cerca? ¿Y aquellos, aquellos que se pudren en las cárceles de Cuba y que no tienen voz? ¿Qué es de ellos? ¿Qué será de ellos?
Que pese sobre nuestras espaldas ese miedo a expresarnos. Quizás ese miedo se pierde y si no se pierde, pesa pero no duele tanto. Pero mantenerse en silencio cuando nuestros propios compatriotas sufren amenazas, torturas, son golpeados, mueren en huelgas de hambre... ¿podrá la conciencia dejarnos vivir en paz? No hace falta tener las manos manchadas de sangre para sentirnos culpables. No hace falta decir “hoy no puedo, mañana quizás sí”.
Y no, porque quizás mañana sea tarde.

...porque sí, porque mañana quizá sea tarde y es "ayer" que debíamos denunciar a los que nos causan esos miedos:

Yo culpo al Gobierno cubano y a la Seguridad del Estado del chantaje que nos quieren imponer para poder volver a nuestro país a cambio de la complicidad y el silencio ante su represión, aún en la distancia.

Yo culpo al Gobierno cubano y a la Seguridad del Estado del chantaje que nos quieren imponer para no ver a nuestros familiares perseguidos, hostigados o metidos en la cárcel, como ha sido el caso de muchos.

Yo culpo al Gobierno cubano y a la Seguridad del Estado del chantaje que les quieren imponer a mis compatriotas que aún viven en la isla para poder salir de Cuba, o para no ser expulsados de sus trabajos, o para no ver vigiladas sus casas, o para no poder protestar pacíficamente, o para callar y mirar hacia otra parte.

Yo culpo al Gobierno cubano y a la Seguridad del Estado de querer mantener a toda costa una alambrada alrededor de Cuba para que unos no puedan salir y otros no puedan entrar, para que unos callen ante la represión y otros sean reprimidos por no callar.

2 Comments:

At 4:07 a. m., Blogger Pedro Rholax said...

Divido el comntario en partes.
Desde el exterior vemos al régimen como el sacerdote de la película, horrorizado,escucha : "Somos legión". O sea lo inmombrable, lo incontable, lo donde menos tu crees y quien menos tú te piensas. Vaya, pa' mirar detrás de la mesa del PC buscando un micrófono pegado con chicle. Por cierto, si lo hallan despéguenlo con cuidado de no contaminar el ADN, para enfrentarlo algún día a la ingente base de datos de la paranoia infumigable e intrincable, en la que habremos de confiar, si acaso- que mejor tampoco- en el laboratorista.

Bueno, pues, dentro de lo malo tengo noticias para ustedes, para mí, pero dudo si dármelas, si dárselas, entre otras cosas porque también podría ser al revés esta presentación, o sea, que dentro de lo bueno tengo noticias malas:

Cuba es una plaza ocupada hace 51 años, y no se sostiene por no sabernos defender de las mentiras de Castro. Esas mentiras le han sostenido a él DENTRO, en pasado, porque ya se ha invertido el porcentaje de quienes se las tragaban con azúcar racionada. Lo que lo sostiene, y por eso no se cae, es su aparato represor, le hecho de que sigue así, de que siguen los dos momias, Raulés Segundo II y Tutankastro. Y contra esa posesión no hay desmentido que valga. Ese cáncer no tiene otra terapia que la extirpación que no llega ni ha llegado en 51 años, porque habría de venir de un bisturí ajeno al cuerpo de la isla, porque no existen anticuerpos efectivos que no estén invadidos DENTRO.

 
At 4:09 a. m., Blogger Pedro Rholax said...

parte II de III
En cincuenta y un años da tiempo a aburrirse y desesperarse, a retomar la idea Cero o solución final, la invasión que jamás ocurrirá, y a descartarla. Pero en el medio siglo ha calado la idea erronea de creernos una fantasía : que si jugamos a ser él, el monstruo, y desvirtuamos sus mentiras con nuestras verdades ( a veces enfrentándonos como medicinas contraindicadas) venceremos. Y no señor: por eso no hemos vencido. Mientras las momias sigan vivas, no hay nada que hacer. La buena noticia es, que hoy podemos afirmar que con los perros morirá la rabia. Hace años podríamos temer la metástasis popular. Pero ha sido tan patente la maldad personalizada de este tumor que ha tenido que encapsularse contra sus propias células. Y lo está. Y seguirá estando mientras ningún suicida le dé guiso y la biología quiera.

En algunos cultos protestantes está de moda decir no te agobies, déjaselo al Señor...Un modo de pedir relax, de comunicar que no está en nuestras manos. Y así es. Podemos fajarnos todo lo que nos dé la gana en Blogolandia, entre nosotros y contra los medios que difunden sus mentiras. Hagamos lo que hagamos, no avanzaremos, porque si bien él se sostenía DENTRO con sus mentiras, nosotros desde fuera no equilibramos esto de una manera efectiva. Aunque venciésemos con argumentos al antricherado, él sigue siendo el cabrón que se casó en feliz boda con la ingenua muchacha ( ¡ ingenua pero calentica: cómo le gustaba la cama !) y después la tapió dentro, y la viola y reviola y sodomiza y le da palos y ella grita sin que ningún vecino llame a ninguna policía, que de todos modos no acudirá.

 

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