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Autor Anónimo
Te despiertas preguntándote dónde se han ido tus amigos, y aunque sabes la respuesta literal, te rehúsas a pensar que hayan tenido que cruzar mares para ser ¿felices?
Mis amigos se están yendo. No se han ido para ser felices, – casi todos lo eran. Se fueron para llevar una vida más cómoda.
Cuando parte el primero tu educación socialista te impulsa a criticar el “materialismo” que los llevó a marcharse, a preferir la casa y el carro por encima incluso de sus familiares.
Cuando se marcha el segundo lloras un poco, pero estabas preparado, siempre lo recriminaste porque mientras tú crecías con la esperanza de ser un profesional, él crecía con la esperanza de largarse.
Se va el tercer amigo y te vas adaptando. No quieres que se acabe el ron de la fiesta. Sabes que el inicio de los abrazos marcará el fin de una historia de complicidad y hermosos momentos juntos. Ya nada será igual. Pero somos más los que quedamos: son ellos los equivocados.
Mas te preocupas, es inevitable, porque cada día son más los que parten, y mientras te vas quedando solo defendiendo algo que parece indefendible, tus amigos se están yendo.
Los noticieros siguen hablando de política exterior, y mientras tanto, mis amigos se están yendo.
Las universidades siguen graduando alumnos que irán a trabajar a una cafetería por la mañana y pasarán sus tardes en Internet buscando becas o visas, y nadie lo nota. Y mientras tanto mis amigos se están yendo.
Los que llegaron a sus puestos con el espíritu de comerse el mundo, se sientan de 8 a 5 en su buró sin contenido laboral. Y nadie les da alas, nadie les dice que son necesarios. Y mientras tanto, mis amigos se están yendo.
Sigues luchando, porque crees que la gente preparada a tu alrededor merece más, pero ves que las cosas para ellos se tornan cada vez más difíciles. Y mientras tanto, mis amigos se están yendo.
Oyes una y otra vez el discurso que te parece que cambiará las cosas, pero no las cambia, y mientras tanto, mis amigos se están yendo.
El mundo se vuelve ríspido con los viejos y Cuba se torna árida para sus jóvenes. Y mientras tanto, mis amigos se están yendo….
Un día te descubres hablando con todos tus amigos a través de un chat. Ellos están reunidos en otra orilla y llaman para saludarte. Y te preguntas si eres tú el equivocado, si hiciste bien al crecer añorando una profesión que apenas ejerces. Te preguntas qué carajos pasa con este país, que no es capaz de hacer que la gente tenga algo de comodidad. No consigue conservar siquiera a jóvenes que ya son felices. Te atormentas, te relajas, te entra la melancolía, los extrañas…. y mientras tanto, mis amigos se están yendo. “Me preguntan si me quedo”.
Autor: Anónimo
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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
No, muchos no éramos felices en Cuba; además, la felicidad es algo efímero, puntual, de momento. Muchos no nos fuimos buscando comodidad, aunque buscar la comodidad es legítimo; nos fuimos para que nuestros hijos y nietos tuvieran el futuro en sus manos y no en manos de un partido político, una junta militar o de una banda de imeptos para todo salvo para mantener a todo un pueblo en la miseria material y espiritual en la que hasta la esperanza ha emigrado. . Y aamos a dejarnos de cuentos !! Lo fundamental es que antes de 1959 las personas emigraban hacia Cuba y después de 1959 emigran de Cuba y para cualquier país que los acoja !!
Acá un fragmento de lo que me escribió un gran amigo: ¨... Tan solo con el recuerdo y el cariño de una persona como tú, doy por bien empleado los esfuerzos y la trayectoria de mi vida. Muchas gracias. Y gracias por reconocer nuestra integridad y honor, lo más preciado para mi, y a veces tambaleante y difícil de preservar en condiciones como las nuestras, donde te golpean la moral y la dignidad una y otra vez hasta hacernos dudar de nosotros mismos.¨
Otro fragmento de otro amigo: «...y tienes razón al apuntar lo que otros, que me han felicitado, no han observado: la tristeza de que sea aquí, y no allá, donde dedicamos todas las mejores fuerzas de nuestra vida. Sí Pedro Pablo, la inmensa mayoría de los inmigrados no regresará ya a Cuba para restablecerse allá, pero sueño con que un día organizaremos una gran reunión en el Patio de los Laureles, y todos aquellos que hemos tenido necesidad de emigrar o que nos han hecho emigrar, podamos reunirnos para contarnos como nos ha ido y, con lágrimas en los ojos, estrechar las manos de nuestros amigos, alumnos, maestros y condiscípulos.»
Para concluir mis palabras finales por el X Aniversario de la revista Vitral: «...¡ Gracias y Felicidades Vitral! por cumplir tu promesa fundacional de ser ¨ palabra y cauce, resonancia y espejo…a cuantos tengan sed de comunicación, reflexión y diálogos, sin distingos de colores ni empobrecedores filtros para la luz ¨ ; ¡ Gracias y Felicidades Vitral!, por haber sido tú la Puerta de Luz que me dio fuerzas para recorrer durante estos siete años y medio, el oscuro túnel de la muerte incruenta. Muerte civil que me privó de ganar el sustento familiar y grados científicos y de darle a mi pueblo, los mejores y más maduros frutos de mi vida profesional y académica. Vitral, tú has sido la Puerta; la Luz: Tú, mi Señor.»
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