lunes, junio 16, 2025

Luis Cino Álvarez desde Cuba: ¿Y si en 2066 alguien decide conmemorar el medio siglo de la muerte de Fidel Castro?. Lo que no se dice de Francisco Franco y de la Guerra Civil Española

 Tomado https://www.facebook.com

· ¿Y si en 2066 alguien decide conmemorar el medio siglo de la muerte de Fidel Castro?

Por Luis Cino  Álvarez

La Habana

10 de junio de 2025

La pregunta parece absurda, pero en países marcados por dictaduras, las sombras de los tiranos suelen sobrevivir más que sus propios cuerpos.

Ya lo vimos con Franco en España. Y puede que a Cuba le toque su propio fandango necrológico, con los viejos medios oficiales desempolvando hazañas guerrilleras, discursos infinitos y delirios de poder… como si no bastaran las décadas de pesadilla que dejó ese régimen y sus herederos.

Habrá ancianos que sigan diciendo “con Fidel no pasaba esto”, incapaces de aceptar que el desastre de hoy es hijo directo de aquel ayer. Quizás algunos descendientes de los que vivieron de las migajas del poder lo extrañen. Y otros, criados en la obediencia ciega, se sientan huérfanos al descubrir que pensar y decidir por sí mismos exige más coraje que conformismo.

La verdad incómoda es que nadie salió indemne. Todos los que vivimos bajo esa dictadura fuimos parte de su guion, aunque fuera de extras sin salario, de figurantes obligados a aplaudir, callar o marchar. Algunos nos rebelamos, otros se adaptaron, otros huyeron. Y aunque cruzamos fronteras, Fidel nos siguió en forma de recuerdos, cicatrices y ausencias.

Pasarán los años, y tal vez su sombra continúe rondando. Pero ningún pueblo merece cargar eternamente con los fantasmas de sus verdugos. A los dictadores hay que olvidarlos. Y mientras más pronto, mejor.

?? Si te toca, cuéntales a tus hijos y nietos cómo era vivir con miedo, con censura, con hambre de futuro. Pero no para glorificarlo. Para que no se repita.

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Nota de Pedro Pablo Arencibia Cardoso, Bloguista de Baracutey Cubano

En efecto hay  algunas pocas  coincidencias pero a mí me gusta más señalar las grandes diferencias entre el franquismo y el Castrismo y entre Francisco Franco y Fidel Castro. Señalaré sólo tres de ellas.

1) En plena guerra, Francisco Franco  es electo Generalísimo y Jefe de Estado, a propuesta del general Kindelán,  por la  mayoría del grupo de Generales (habían dos coroneles que no votaron por propia iniciativa)  que se sublevaron contra el régimen procomunista  del Frente Popular,   el cual había alcanzado el poder por dos  fraudes electorales ya históricamente comprobados; hasta el General Mola, el director de la conspiración militar, votó desde un inicio  porque Franco fuera  el Generalísimo, solamente se opuso un anciano general; en la elección para la responsabilidad  Jefe de Estado (una responsabilidad hasta ese momento de carácter civil) sólo  Mola y otro General  más,  votaron en contra. El entonces Teniente General Yagüe es el que, a petición de un hermano de Franco, es el que convence,  o lo conmina diciendo que de no aceptar tendrán que elegir a otros,   a Franco de tomar esas responsabilidades. Francisco Franco sí tuvo la iniciativa de crear y establecer un régimen de partido político único copiando a Hitler y a Mussolini aunque realmente este ¨partido político único¨estaba compuesto por varias fuerzas políticas y la Iglesia Católica; hago la aclaración que en esa época Hitler y Mussolini eran alabados por  Winston Churchill y hasta por el entonces Papa, pues  el nazismo y el fascismo no habían mostrado  su carácter totalitario y genocida de la manera en que se conoció después.

Fidel Castro no sólo se autotituló Comandante (el grado mayor  en las pandillas de gansterismo político en la Cuba de la década de los años 40 del siglo XX en Cuba y a las que Fidel perteneció concretamente a la UIR de Emilio Tró) sino que rechazó el Pacto de Miami, pese a que los  delegados del M-26-7 lo habían firmado, porque no lo nombraba Comandante en Jefe de las fuerzas opositoras contra el régimen de Batista firmantes del dicho pacto. Ante esa situación el guiterista Luis Busch organizam  junto a otros,   el Pacto de Caracas de 1958  el cual nombra a Fidel  Castro Comandante en Jefe de las fuerzas antibatistianas firmantes  así como llamar en  breve tiempo después del triunfo a elecciones pluripartidistas en Cuba, la restitución de la Constitución de 1940 (la cual realmente ya se había restituido con la elección de Batista como Presidente en las elecciones pluripartidistas de noviembre de 1954  en las cuales a última hora la oposición se fue al retraimiento ante la evidente victoria que tendría Batista en esa elección) y la designación del juez Manuel Urrutia LLeó como Presidente provisional  después del triunfo hasta que se efectuaran en breve tiempo las elecciones.

2) El Franquismo sentó las bases y  empezó a desarrollar a España económica y socialmente y preparó las condiciones para una transición democrática en forma de monarquía constitucional  que llevaría a España a ser la octava potencia económica a nivel mundial. El Castrismo   ha destruido a Cuba económica, social y políticamente  sacándola de  los lugares relevantes a nivel mundial en que se encontraba antes de la Revolución  respecto a los demás países. ver video de la Cuba antes de la tiranía de los hermanos Castro.

Matemático español ex comunista  le muestra, con lenguaje coloquial,  al Presidente Pedro Sánchez  quien fue Francisco Franco y su obra.


3) Francisco Franco evitó que España  participara en la II Guerra Mundial y que fuera, como Francia, invadida  por las tropas de la Alemania Nazi. Fidel Castro  llevó a tropas  cubanas a combatir   en múltiples páises de América Latina, África y Asia independientemente de que en esos países hubieran en el poder gobiernos o regímenes elegidos  o no por los pueblos de esos países. Fidel Castro al incumplir los acuerdos del  Pacto de Caracas al disolver en enero de 1959 todos los partidos políticos existentes y no permitir la creación de nuevos partidos así como el nunca llamar a elecciones legítimas (las elecciones unipartidistas e ilegítimas comenzaron sólo a partir de 1976) y la no restitución de la Conststitución de 1940 provocó que en Cuba se desatara una guerra civil.

 En efecto, es correcto llamarle Guerra Cívil, y tal es así que hasta el régimen Castrista así lo ha entendido y dicho en ocasiones. En el tomo I del libro Las Reglas deL Juego, elaborado por miembros de la Dirección Política del MININT y publicado en 1992 por la Editoral San Luis, editoral del MININT se lee ( sólo teniendo en cuenta a los insurgentes alzados en zonas rurales y no a la oposición urbana de la cual hubo más de 300 organizaciones según ha expresado Fidel Castro) lo siguiente:
¨El General de Ejército Raúl Castro calificó este largo batallar como una guerra civil; en 1967 expresó que en aquellos encuentros contra el bandidismo perdieron la vida cerca de 500 combatientes revolucionarios, y las operaciones costaron al Estado cubano entre 500 y 800 millones de pesos. Ese fue el balance de la destrucción de 179 bandas y casi 3 600 alzados que asolaron el teritorio nacional a mediados de 1960 y 1965 fundamentalmente. Cien mil hombres rastrearon las antiguas seis provincias del país para aniquilar a unos 200 grupos de alzados. ¨
( pag 125-126)

Una observación interesante: el Doctor en Ciencias Arnaldo Jiménez de la Cal, oficialista historiador de la ciudad de Matanzas, en su libro Principio y fin del bandidísimo en Matanzas. (1998), que fue Premio 26 de Julio del año 1997, expone en sus datos que de los aproximadamente 600 alzados ( o sea, individuos que participaron en la lucha con el arma en la mano; luego no se tiene en cuenta los suministros, guías, personal de apoyo, etc. ) que hubo en la provincia de Matanzas, y que fue aproximadamente el 25% del total que hubo en todo el país, sólo tres habían pertenecido a los cuerpos armados de la anterior República, mientras que más de 90 habían pertenecido a los cuerpos del régimen Castrista: Milicias Nacionales Revolucionarias, Ejército Rebelde, Policía Nacional Revolucionaria, etc..

En ese libro del Dr. Jiménez de la Cal, se citan fragmentos de discursos locales de Fidel Castro donde se dice que fueron errores de la Revolución los que conllevaron a que tantos campesinos se alzaran.

En síntesis puedo decir que Fidel Castro provocó en Cuba una guerra civil en Cuba (y en otros países también)  en la década de los años 60; destruyó a Cuba económicamente ,  la endeudó de manera impagable e instauró una tiranía totalitaria mientras que Francisco Franco evitó que España participara en la II Guerra Mundial y que su suelo fuera invadido por la Alemania nazi y el subsiguiente costo en vidas españolas,  desarrolló de manera multilateral a España y sentó las bases para su  democratización.   


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 Desmontando  falacias sobre la Segunda República Española, la Guerra Civil  y la persona de  Francisco Franco Bahamonde.

(Francisco Franco Bahamonde (4 de diciembre de  1892 – 20 de noviembre  1975) saludando)

Por Pedro Pablo Arencibia

9 de diciembre de 1014

En estos últimos años  he visto con mucha preocupación hechos  que están  sucediendo en España  entre los que se encuentran las dos Leyes de la Memoria Histórica; la primera aprobada por la legislatura  durante el gobierno del Presidente  José Luis Rodríguez Zapatero   y  la segunda por el Presidente Pedro Sánchez Pérez-Castejón, ambos del  izquierdista Partido Socialista Obrero Español (PSOE),   así como    ¨colonización¨de casi todas las instituciones;   por parte del gobierno  que dirige  el Presidente del Gobierno Españoll  Pedro Sánchez.   Esta preocupación  comenzó  en mí cuando Zapatero,  de manera furtiva y sin referendum, retiró la estatua de Francisco Franco  que estaba en Madrid;  hoy Zapatero es cómplice de la dictadura de  Nicolás Maduro  en Venezuela.

Mi preocupación aumentó cuando eñ el gobierno del Presidente  Mariano Rajoy Brey  siendo  del Partido Popular (PP) que supuestamente era  un  partido de centro-derecha que tenía mayoría absoluta en el Congreso de Diputados (que es el nombre del Parlamento en España pues, según la constitución, en España la forma de gobierno es una monaequía parlamentaria  y no una monarquía constitucional como  muchas personas creen) no derogó,  teniendo  la mayoría absoluta la Ley de la Memoria Histórica de Zapatero pese a que desde el año  2008  se habían  encontrado  las actas  originales de las elecciones de febrero de 1936 donde se constata que la derecha,  mediante la coalición conocida por  Confederación Española de las Derechas Autónomas  (CEDA) fue ampliamente la ganadora  y no el Frente Popular (coalición de las izquierdas, los separatistas catalanes y los anarquistas )  el cual llegó al poder mediante un ftaude electoral o ¨pucherazo¨  al quitarle al menos 50 escaños  a la derecha. 

 La actitud cobarde  del centro-derechista  Niceto Alcalá Zamora  y la agresividad del ¨Lenin español¨, miembro del PSOE,  Francisco Largo Caballero, y  de los socialistas  Manuel Azaña  e Indalecio Prieto hacen siluetas con la actitud de  algunos líderwa políticos españoles de hoy  Muchos más detalles sobre el gran fraude electoral de febrero de   1936 se encuentran en este video de hace poco más de   7 años.


El fraude electoral de 1936


Pero vayamos  un poco antes de ese descomunal fraude 

Según sl manifiesto fundacional  de la  Agrupación al Servicio de la República (ASR),  el cual fue publicado en el periódico madrileño El Sol el 10 de febrero de 1931, dicha asociación  fue un movimiento político español creado por José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala con vistas a «movilizar a todos los españoles de oficio intelectual para que formen un copioso contingente de propagandistas y defensores de la República española»

En el artículo de Francisco Cuaresma, publicado el 9 de mayo de 2023,   titulado La decepción de los padres de la II República: Ortega y Gasset, Pérez de Ayala y Gregorio Marañón se aborda con detalles la decepción que  esos  padres de la II República tuvieron al ver en lo que se había convertido su soñada II República,  A continuación dicho artículo: 


 ANTONIO MACHADO Y RUIZ (1875-1939), GREGORIO MARAÑON  (1887-1960) JOSE ORTEGA Y GASSET (1883-1955) y RAMON PEREZ DE AYALA (1888-1962)

El pasado 14 de abril la izquierda española no perdió la oportunidad para ensalzar las bondades de la Segunda República. Alberto Garzón, por ejemplo, aseguró que el periodo republicano fue un intento de construir un régimen democrático y social, siendo abortado por una oligarquía golpista.

Dejando a un lado el relato tan simplón y pueril, no está de más en insistir en que aquella etapa tuvo poco de democrática, pues habrá mucha gente bienintencionada que todavía lo crea a estas alturas. Prueba inequívoca de ello es que los principales alentadores de los vientos de cambio republicano en 1931 acabaron decepcionados una vez la maquinaria del nuevo régimen comenzó a girar. Este desencanto se cristaliza en tres nombres: Ortega y Gasset, Pérez de Ayala y Gregorio Marañón.

Los tres intelectuales contribuyeron con sus plumas a la llegada del régimen republicano. Probablemente más que Queipo de Llano, los fusilados Galán y García Hernández y todos los firmantes del Pacto de San Sebastián. Años más tarde aquel triunvirato acabaría lamentando con inmensa amargura su nefasta contribución.

Probablemente de los tres el más entusiasta republicano fue Ortega y Gasset. El filósofo, radicalmente contrario a la dictadura de Primo de Rivera, publicó el 30 de noviembre de 1930 un mítico artículo en el diario El Sol llamado El error Berenguer. En opinión del intelectual, Alfonso XIII había unido su destino al de Miguel Primo de Rivera al aceptar la dictadura del militar. Tras la caída del dictador jerezano, Gasset consideraba que no podía hacerse como si nada hubiese pasado. Sus críticas a Alfonso XIII le convirtieron en generador de corrientes de opinión en favor de la República. Con sus columnas terminó por atraer a su trinchera a otros dos intelectuales de renombre: Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala. Aquel famoso trío terminaría fundando el 10 de febrero de 1931 la Asociación al Servicio de la República, siendo conocidos como Los padres de la República.

No tardó demasiado tiempo Ortega y Gasset en arrepentirse de haber contribuido a la llegada del nuevo régimen. Conocidísimo es su artículo titulado No es esto, no es esto, publicado en septiembre de 1931, sólo unos meses después del nacimiento. En el mencionado artículo advertía lo siguiente: «La República es una cosa. El radicalismo es otra. Si no, al tiempo». Gasset, representante de una derecha moderada y liberal, no podía permanecer impasible ante los signos revolucionarios y de autoritarismo que desde bien temprano empezaba a mostrar la neonata república.

Con el paso de los meses, el descontento no hizo sino aumentar. Hastiado con la arbitrariedad y sectarismo de las autoridades republicanas, decidió disolver la Asociación al Servicio de la República, en septiembre de 1932.

El inicio de la Guerra Civil le sorprendió en Madrid, donde pasaría los primeros meses del conflicto. Allí tuvo que soportar la continua presión de milicianos frentepopulistas para que firmara manifiestos en favor de la República. En una de aquellas visitas lo amenazaron con la muerte si se negaba a firmar el manifiesto que los milicianos llevaron consigo. Sintiendo el aliento de los milicianos en la nuca, y viendo el clima de represión generalizada que se había desatado en el Madrid republicano contra todo aquel considerado desafecto al régimen, consideró que era mejor hacer las maletas y poner tierra de por medio. Así, emprendió viaje a París en agosto de 1936. Instalado en el país galo, vio como sus dos hijos se alistaron en el ejército nacional.

También Gregorio Marañón experimentó el mismo proceso interno —a nivel político— que Gasset. Tanto se implicó Marañón en conseguir el éxito de la causa republicana que prestó su casa para que los líderes republicanos negociasen la transición con los monárquicos el mediodía del 14 de abril. Una vez estallado el conflicto, también sufrió la presión de los milicianos. Viendo peligrar su vida, se refugió con su familia en la embajada de Polonia, desde donde consiguió escapar hacia París. Volvería a España en 1945. Durante la guerra, su hijo Gregorio dejó la comodidad parisina para alistarse en el ejército de Franco. El vástago del ilustre médico terminaría siendo procurador en las Cortes franquistas. En marzo de 1939 escribiría Marañón en una carta a Pérez de Ayala: «Horroriza pensar que esta cuadrilla hubiera podido hacerse dueña de España. Sin quererlo siento que estoy lleno de resquicios por donde me entra el odio, que nunca conocí. Y aun es mayor mi dolor por haber sido amigo de tales escarabajos».

El mismo recorrido vital de Ortega y Marañón fue el que realizó Pérez de Ayala. De ser un acendrado republicano pasó a mostrar su apoyo al ejército de Franco una vez estallada la guerra. El que fuese Premio Nacional de Literatura había sido el tercer firmante de del manifiesto de la Agrupación al Servicio de la República. Fue diputado hasta 1933, director del Museo del Prado y embajador en de España en Londres. De su último cargo dimitió en junio de 1936, viendo la deriva revolucionaria en la que España se había imbuido tras la victoria del Frente Popular. En el año 1938 publicó un artículo para el diario The Times en el que mostraba su apoyo a la causa franquista: «Desde el comienzo del movimiento nacionalista, he asentido a él explícitamente y he profesado al general Franco mi adhesión».

Desde el exilio francés los tres ilustres españoles intentaron quitar la venda de los ojos a aquellos intelectuales extranjeros que, probablemente bienintencionado pero equivocados, hacían campaña en favor de la causa republicana.

Aquellos tres intelectuales soñaron con una República civilizada que significara un soplo de aire fresco. Aire que trajera consigo las reformas que la España de 1931 pedía por los cuatro costados. No pudo ser. Y por ello repitieron en numerosas ocasiones su arrepentimiento por haber colaborado en el advenimiento de la República. Cierto es que después de la guerra no fueron fervorosos franquistas, pues el régimen nacido en Burgos en el año 1936 los miraba con cierta distancia. Pero es innegable que el testimonio de aquellos tres hombres libres sirve para dar buena cuenta de que la Segunda República no fue un paraíso terrenal.

Una vez más la realidad histórica, gélida e inalterable, escapa de las garras de los políticos manipuladores que únicamente pretenden sembrar discordia. La Segunda República no fue aquel oasis de paz, prosperidad y libertad que nos intenta vender la izquierda política con la colaboración de sus distintos satélites. Y no hay mayor prueba de ello que la enorme decepción y sentimiento de amargura que invadió a aquellos intelectuales que hicieron posible el nacimiento de aquel régimen.

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En el año 2014 en el canal Periodista Digital, de YouTube, se publicó  una entrevista al  relevante  historiador y divulgador Pío Moa, autor  de varios libros  sobre los orígenes de  la Guerra Civil,  la Guerra Civil, Franco y el Franquismo que han tenido una gran venta.  Sobre Pío Moa  tomo un fragmento de lo que aparece  en  Wikipedia  sobre él: 

¨... Comunista en su juventud, durante sus primeros años participó en la oposición antifranquista como uno de los miembros fundadores de la organización terrorista marxista-leninista GRAPO. Expulsado del mismo en 1977 y condenado a un año de prisión en 1983, su pensamiento fue evolucionando hasta pasar a sostener posiciones políticas conservadoras y defensoras de muchos aspectos de la dictadura de Franco.

Defensor de la figura de Franco y de muchos aspectos de la dictadura franquista, ha señalado que «Franco debe […] recibir la gratitud y el reconocimiento de la mayoría de los españoles».3​ Moa culpa al Partido Socialista Obrero Español de causar la Guerra Civil, principalmente por su apoyo a la Revolución de 1934, abortada por el general Franco, que se mantuvo leal a la República. De igual manera, considera que la actual democracia es heredera del régimen franquista, que según Moa experimentó una «evolución democratizante»,4​ y no de las izquierdas del Frente Popular, según él totalitarias y antidemocráticas, y que dejaron un legado de «devastación intelectual, moral y política».¨

A continuación la entrevista de marras  que se le hizo a Pío Moa a raíz de  la edición  44 de su libro Los Mitos de la Guerra Civil:



El Toro TV
noviembre, 2024

Francisco Franco, el dictador que no dictaba


Mucho más sobre Franco  en el siguiente video entre los instantes 57:00  y 1:20:36

El Gato al Agua
22/11/24


lite Podcast
9 de enero, 2025
TE CUENTAN LA HISTORIA MAL 🇪🇸 | Fernando Paz




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A continuación  un enlace a  uno de los mejores artículos que he leido sobre  las causas y orígenes del levantamiento  militar del 18 de julio de 1936 y de la Guerra Civil Española ; su autor es  Stanley G. Payne Profesor Emérito de la Universidad de  Wisconsin-Madison, que trabaja en el Departamento de Historia de dicha universidad.



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El franquismo y el castrismo, algunas coincidencias.

Fidel Castro y Francisco Franco


Por Dr. Alberto Roteta Dorado.
6 de diciembre de 2018

Santa Cruz de Tenerife. España.-  Recién concluyó noviembre, mes en el que tuvo lugar un considerable número de acontecimientos políticos capaces de llamar la atención no solo de aquellos que colaboramos con los medios de prensa, sino de aquellos que interesados en la política y la sociología actual dedican un tiempo de sus vidas a la lectura y la investigación. 

Este 20 de noviembre, Francisco Franco, el militar español que estuvo al frente del Gobierno de España entre 1938 y 1973, aunque se mantuvo como Caudillo de la nación desde 1936 y hasta 1975, cumplió 43 años de haber abandonado su vestidura mortal. Su permanencia en el poderío español se extendió durante 39 años toda vez que antes de su presencia como Jefe de Gobierno en 1938, ya se le había investido como Caudillo desde finales 1936.  

Fidel Castro pasó a las profundidades infernales cinco días después, esto es, un 25 de noviembre, aunque del año 2016. Como todos sabéis el dictador cubano gobernó la isla de Cuba desde 1959, una vez que se instauró en el poder del país, y hasta su muerte en 2016, independientemente de sus cargos oficiales, primero como Primer Ministro, desde 1959 hasta 1976, etapa en la que estuvo el Dr. Osvaldo Dorticós como Presidente decorativo, y luego como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros – cargo creado por el, o al menos creado para el, a partir de la Constitución de 1976– a partir de este último año y hasta el traspaso de estos poderes a su hermano Raúl Castro en 2008, aunque ya desde el 2006 este último lo sustituía de manera interina dada su precaria salud y su estado de enajenación mental. 

De ahí que su permanencia oficial al frente de Cuba puede estimarse en 49 años (1959-2008), aunque hasta el fin de sus días en 2016 la isla se mantuvo bajo su autoridad, esto es, durante 57 años. Recordemos que el viejo comandante se mantuvo como Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba hasta su muerte, y que dicha entidad autoritaria y totalitarista rige los designios de la nación cubana, aun por encima de los poderes estatales y del supuesto parlamento o Asamblea Nacional como se le suele llamar en Cuba. 

Justamente en estos prolongados períodos de gobernabilidad, algo que Castro lo supera con creces, así como en la prolongación de sus respectivos mandatos, aun cuando ya oficialmente no estaban al mando de sus naciones, es que podemos percibir las primeras similitudes entre estos dos personajes de la historia contemporánea. Además de la longevidad de ambos mandatarios y de la coincidencia en el mes de sus muertes. 

En ambas figuras – se les llama figuras a aquellas personalidades que han alcanzado cierta notoriedad a través del tiempo, aunque no necesariamente dichos personajes encarnen la idea del bien, sino que por el contrario se pueden considerar la personificación del mal– se da un interesante fenómeno que merece ser estudiado desde el punto de vista antropológico. Me refiero a la idea de que ambos han sido rechazados, repudiados y odiados por millones de personas de todas partes del mundo, y de manera paradójica también han sido admirados, reconocidos y hasta venerados por las multitudes, algo muy sui generis que se da en aquellos líderes extremos, esto es, los demasiado “buenos”, “condescendientes” y “complacientes” a los que se les idealiza hasta considerarlos cuasi santos, y en contraposición, a los más crueles, a quienes se les responsabiliza de la muerte de centenares de miles de hombres en el mundo; tal es el caso de Franco y Castro. 

Ambos dictadores – porque a Francisco Franco también se le considera un dictador a pesar de las fuertes controversias en torno a esta categoría para el exmandatario español– fueron capaces de originar tendencias políticas a partir de sus estilos de gobierno y de sus políticas directrices; de ahí que en nuestros días se hable de un franquismo bien definido, y no de un fascismo como se pretende; y de un castrismo, no de un comunismo que solo ha existido como concepto en tanto que idea, que está por definir con mayor seriedad y conocimiento de causa, por cuanto el término suele emplearse más que como tendencia política, como calificativo acompañante para los desaciertos del fracasado líder cubano.   

En el caso de Franco resulta necesario analizar su evolución como gobernante, esto es, sus sucesivos cambios que fueron desde una marcada aproximación al fascismo italiano de Benito Mussolini y al nacionalsocialismo hitleriano –elementos que predominaron en el inicio de su mandato–, hasta su inserción en modalidades más actuales de reformas políticas y cierto desarrollo económico, algo que tuvo lugar a partir de la década del sesenta cuando el mandatario decidió abrirse un tanto al mundo, lo que le permitió – según algunos investigadores actuales, aunque también es demasiado discutido (como todo lo que tiene que ver con el franquismo)– sacar a España de una situación extremadamente difícil dada su pobreza extendida desde la post-guerra hasta bien entrado su mandato, así como su atraso social en relación con otras naciones europeas. 

Para los defensores del franquismo, el General sacó a España de su precariedad; como también los defensores del castrismo aun siguen aferrados a la idea de que Fidel Castro eliminó la pobreza en Cuba, les dio educación y trabajo a todos, erradicó múltiples enfermedades y consolidó sendos sistemas de educación y de salud.   

El franquismo es en sí un grupo de ideologías y tendencias en relación con una afinidad profesada hacia la dictadura que protagonizó Francisco Franco, amén de denominarse también al régimen político propiamente dicho que nació en España a raíz de la guerra civil de 1936-1939; período que se extendió hasta la muerte de Franco en 1975. Es una ideología propia del siglo XX, como lo es también el nacionalsocialismo y el comunismo –ramas de un mismo tronco común: el materialismo–. Dicha modalidad política se caracterizó por su marcado acento nacionalista, lo que le aproxima sobremanera a las concepciones de Adolfo Hitler con su nacionalsocialismo, movimiento de marcada proyección nacionalista en pos de sobreponer las grandezas de Alemania, no solo desde el punto de vista político, sino haciendo especial énfasis en la sobredimensión de las tradiciones germanas, y de manera general, de la cultura alemana, lo que Hitler impregnó hasta de cierto misticismo ocultista dado por su afinidad por los temas de esta naturaleza; sin que olvidemos su obsesión por la supremacía de la raza aria.  

Pero dejando a Hitler con su nacionalsocialismo a un lado toda vez que ya en una ocasión lo comparé con Fidel Castro (enlace) retomemos la idea de las posibles similitudes entre Franco y Castro.

A ambos dictadores se les ha culpado de la muerte directa o indirecta de cientos de miles de seres humanos, ya sea mediante fusilamientos masivos, por deterioro progresivo de la salud en las cárceles o en campos de concentración.  

Lograr establecer la exactitud de las víctimas del franquismo es una verdadera utopía. Téngase en cuenta que cada vez existe un mayor interés, ya sea por revivir un pasado inexistente, con lo que se contribuye a la defensa del fundador y promotor del franquismo, o por el contrario, con la intención de desacreditarlo ante el mundo, con lo cual se le puede atribuir una enorme cantidad de crímenes y otras acciones mucho mayores de lo que en realidad cometió; y esto, sin duda, origina graves sesgos que deberán reinterpretarse una y otra vez tratando de ser lo más objetivos posibles a la hora de aportar al conocimiento de la historia sin dejarnos llevar por nuestro apasionamiento a favor o en contra de determinados personajes de nuestra historia.      

La apertura gradual de varios archivos, sobre todo militares, ha permitido que el trabajo de los historiadores haya avanzado mucho en los últimos años en acotar las elevadísimas cifras que se han estado manejando. Así las cosas, entre 1936 y 1943 hubo aproximadamente 150.000 víctimas mortales en actos de represalia, campos de concentración, trabajo y cárceles.

Según el historiador Javier Rodrigo, del Instituto Universitario Europeo de Florencia, en España funcionaron 104 campos de concentración. Entre 1936 y 1939 pasaron por ellos entre 370.000 y 400.000 personas, muchas de las cuales murieron por higiene deficitaria y escasa alimentación.

Jaime Alonso García, vicepresidente del Ejecutivo de la Fundación Nacional Francisco Franco, defensor acérrimo del Franquismo y en pleno acuerdo con la pena de muerte declaró hace poco: “De las 36.000 condenas a muerte sólo se fusila a 23.000, y es una cifra, entre comillas y salvando las distancias, ridícula comparando con lo que pasó en Italia, Francia o cualquier país afín al Eje (…) El Régimen no fusilaba por capricho. A diferencia del otro régimen que se dice democrático, tenía unos consejos de guerra. Fusiló infinitamente menos que fusilaron en Italia, Francia o Alemania (…) No fusila a nadie que no sea en un consejo de guerra, un tribunal excepcional, igual que es ahora la Audiencia Nacional”. 

Otras fuentes hacen referencia a que entre 1939 y 1975 murieron alrededor de 195.000 personas y se exiliaron 400.000 españoles por la represión franquista. Lo que se queda muy por debajo de la cifra de posibles “rojos” asesinados que cita el historiador Julián Casanova, cuyo número asciende a más de 50.000 entre 1939 y 1946. Cifras relativamente bajas cuando se les compara con los increíbles índices reportados como consecuencias de los comunismos soviético y chino. 

En el caso de las víctimas causadas como resultado de su disidencia respecto al régimen cubano, no existe un número preciso que demuestre la exactitud de víctimas. En la actualidad algunas ONG intentan establecer una adecuada documentación casuística, pero de igual modo, está presente siempre la posibilidad de sesgo ante las contrariedades de reportes de casos.  

La organización Archivo Cuba, con sede en Miami, Estados Unidos, señala que en el más de medio siglo que lleva instaurado el régimen comunista cubano se fusilaron 3.116  personas, mientras que otras 1.166 fueron ejecutadas de manera extrajudicial. La inmensa mayoría de dichos fusilamientos tuvieron lugar en la primera etapa del régimen, siendo los soldados o vinculados al gobierno de Fulgencio Batista las principales víctimas, lo que pretendió explicar el asesino Ernesto “Che” Guevara ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, en 1964, cuando expresó:  "Es una verdad conocida y la hemos expresado siempre ante el mundo. Fusilamientos, sí. Hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte (…) En esas condiciones nosotros vivimos por la imposición del imperialismo norteamericano. Pero eso sí, asesinatos no cometemos".

Compárese la defensa de este sanguinario con las palabras citadas antes del funcionario de la Fundación Franco al decir que “El Régimen (franquista) no fusilaba por capricho”.

Hasta el último día de 2015, el grupo Archivo Cuba, tenía documentadas 7.062 muertes y desapariciones provocadas por el castrismo desde 1959, así como 123 desapariciones, 315 muertes por negligencia médica y 146 suicidios por causas políticas. 

El franquismo utilizó frases que se han hecho célebres a través del tiempo, siendo la más representativa y también la más difundida: ¡Una, Grande y Libre!, refiriéndose a la idea de España como nación, lo que refuerza la tendencia nacionalista que caracteriza al franquismo al simplificar el concepto nacionalista del país. No obstante, el lema ¡Una Patria, un Estado, Un Caudillo!, merece ser citada toda vez que, no solo idealiza a Franco con su denominación de Caudillo, sino que es una adaptación de la consigna de la Alemania nazi Ein Volk, ein Reich, ein Führer (un pueblo, un imperio, un líder).

El castrismo hizo célebres las frases ¡Patria o Muerte!, más tarde modificada por el viejo comandante, que ya empezaba a alucinar, como ¡Socialismo o Muerte!, las que merecen un comentario aparte que dejaré para otra ocasión, por cuanto, el tirano acude al término MUERTE en un sentido que parece ser simbólico, pero en sí es una realidad si se analiza su postura de preferir hundir a todo un pueblo antes de ceder a sus caprichos obstinados.  

Nótese que en la simbología franquista está presente la idea de lo trino expresado a través de lemas o consignas, lo que guarda relación con ese protagonismo que el Caudillo de España le confirió a la iglesia católica. Esta concepción trinitaria (Dios Padre, Hijo, y Espíritu Santo del Cristianismo) se simplifica en una dualidad (¡Patria o Muerte! y ¡Socialismo o Muerte!) en el caso del mandatario cubano, quien desde su materialismo acérrimo impuso un nuevo orden en el pensamiento de los cubanos: el marxismo-leninismo, tendencia que difundió mediante la prédica del materialismo dialéctico e histórico establecido por Marx y mal copiado a partir de las modificaciones de los soviets.  

A ambos se les nombraba por determinados epítetos que a modo de culto a las personalidades se utilizaban, y se siguen utilizando, para engrandecer sus egos. Así, a Franco se le llamada el Caudillo y el Generalísimo, distinciones que en realidad tenía. Recordemos su formación militar académica, aunque se le acusa de haber permanecido un tanto en la sombra.  

A Castro se le ha llamado indistintamente: el eterno comandante invicto, el líder histórico de la revolución cubana, el caballo, Fifo (por lo de Fidel), y el comandante, grado autoimpuesto. Recordemos que, a diferencia de Franco, Castro no tuvo formación militar alguna, y al parecer permaneció también  demasiado tiempo en la sombra. No obstante, se autoproclamó Comandante en Jefe.  

Así las cosas, y aunque me he limitado a ciertos aspectos del desempeño de ambos dictadores, existen algunos puntos comunes entre ambos, aunque como todos sabéis, hicieron de las suyas desde posturas aparentemente opuestas, esto es, desde los grados extremos del radicalismo derechista, en el caso de Franco, y desde la extrema izquierda más sanguinaria en el caso de Castro. 
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Telemadrid
Published on Jun 7, 2012
Una serie de 13 capítulos que analiza la Guerra Civil con motivo del 75 aniversario de la contienda. El trabajo, elaborado por el Instituto de Estudios Históricos del CEU, cuenta con dirección y guión de los historiadores Alfonso Bullón de Mendoza y Luis Togores, e incluye gran cantidad de imágenes históricas, así como recreaciones fidedignas elaboradas con elementos de época.

Mitos al descubierto - Franco, cómo llegó a  Generalísimo, y  jefe del Gobierno y del Estado



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Intereconomiatube
Published on Oct 23, 2017
En Tiempos Modernos nos visita Lino Camprubí, autor de Los Ingenieros de Franco.

Los Ingenieros de Franco


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 Intereconomiatube
Published on Sep 25, 2017

Especial Tiempos Modernos | El Terror Rojo en la Guerra Civil




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Cuba Antes de Fidel Castro

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