jueves, noviembre 17, 2005

CASTRO PADECE DE PARKINSON, CONCLUYE LA CIA

Castro padece de Parkinson, concluye la CIA

Bitácora Cubana, 16 de noviembre de 2005, Washington, (TMiamiHerald)

Recientemente la Agencia Central de Inteligencia (CIA) llegó a la conclusión de que el dirigente cubano Fidel Castro padece de Parkinson, y en consecuencia le advirtió a los políticos norteamericanos que estén listos para afrontar problemas si la salud del líder cubano ----que ya tiene 79 años---- empeora próximamente.
De ser cierta la afirmación de la CIA de que Castro padece una enfermedad que no es fatal pero que sí debilita, esto significaría que el líder cubano podría entrar en un período donde, según los médicos, los síntomas se harían más evidentes, las medicinas menos efectivas y las funciones mentales comenzarían a deteriorarse.
Si bien Raúl, el hermano de Castro y jefe de las fuerzas armadas, ha sido elegido como su sucesor, los analistas sobre Cuba temen que se desate un período tumultuoso durante el cual un Castro incapacitado se niega a entregar el poder, pero a la vez tampoco puede proyectar su fuerte personalidad a los 11 millones de habitantes que tiene la isla. ''Si Fidel empieza a temblar de una manera evidente y notable ----en público, por ejemplo---- eso le enviaría un mensaje contundente a todo el mundo'', dijo Frank O. Mora, profesor de estrategia de seguridad nacional en la Universidad Nacional de Guerra. Desde mediados de la década del 90 existen rumores de que Castro padece de Parkinson. En 1998, el gobernante cubano llegó incluso a bromear y a retar a los periodistas a un duelo a pistola a 25 pasos de distancia para demostrarles la granestabilidad de su pulso.
Sin embargo, hace más o menos un año, la CIA comenzó a entregarle informes a diferentes políticos estadounidenses de que sus médicos estaban convencidos de que a Castro se le diagnosticó la enfermedad alrededor de 1998, según afirmaron dos veteranos funcionarios del gobierno familiarizados con los informes. Ambos funcionarios pidieron conservar el anonimato, ya que si se filtra el contenido de los informes clasificados podrían estar violando las leyes de Estados Unidos.
''Hace aproximadamente un año, empezamos a ver algunas pruebas definitivas de que en efecto Castro tiene Parkinson'', dijo uno de ellos. No ha habido una confirmación independiente de la enfermedad de Castro, así como tampoco ningún indicio de cómo la CIA llegó a esta conclusión. El Departamento de Estado y la CIA no quisieron hacer comentario alguno sobre esta historia.
De cualquier modo, un funcionario del Departmento de Estado dijo que existen pruebas suficientes de que la salud de Castro está decayendo de forma significativa. Cada vez más sus palabras son confusas y se va por la tangente en sus discursos en público, aunque al parecer tiene sus días malos y sus días buenos. Es evidente que ''no es la misma persona que era hace apenas cinco años'', agregó el funcionario.
Mientras tanto, otros insisten que Castro está bien. ''Disfruta de excelente salud'', expresó el mes pasado Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, cuando se le preguntó por qué Castro no había asistido a la Cumbre Ibero-americana en España.
Entre los síntomas de Parkinson se encuentran temblores, rigidez, dificultad para mantener el equilibrio y un habla ininteligible aunque la forma en que se manifiesta varía en función de la persona enferma. Entre algunas celebridades que han padecido o padecen la enfermedad pueden mencionarse el papa Juan Pablo II, la ex procuradora general General Janet Reno, el actor Michael J. Fox y el boxeador boxer Mohammed Ali.
El doctor Carlos Singer, experto en Parkinson de la University de Miami (UM), dijo que la dolencia reduce como promedio la vida de una paciente sólo en uno o dos años. ''El asunto no es cuánto tiempo el paciente puede vivir, sino lo que sufren durante el proceso'', dijo el Dr. Singer.
Por lo general, los primeros cinco o siete años ''son más o menos fáciles de controlar con dosis relativamente pequeñas de medicamentos'', dijo el doctor Singer. Después, algunos síntomas como una postura encorvada y la dificultad para mantener el equilibrio se hacen más obvios. Ya en las etapas avanzadas, cerca de 40% de los pacientes experimentan lo que un especialisxta en la enfermedad llama ''básicamente una disminución general de las funciones cognitivas''. La principal medicina que se utiliza para eliminar los síntomas de la enfermedad es levodopa, que vuelve a llenar el cerebro con una sustancia química llamada dopamina que funciona mal en las personas que sufren de Parkinson. Los pacientes pueden organizar sus actividades en torno a los períodos en que toman la medicina, algo que se conoce en el mundo médico como ''en los períodos''. No obstante, con el paso del tiempo el medicamento pierde su efectividad.
''A medida que la enfermedad avanza lentamente, los medicamentos tienen que tomarse más a menudo y en dosis mayores'', observa Paul Larson, médico neurocirujano y especialista en Parkinson, que trabaja en la University de California, en San Francisco. ''A la larga se llega a un punto en que el paciente fluctúa entre estar ``en los períodos'' y estar ''fuera de los períodos'', con tanta frecuencia que simplemente no se puede vivir sólo a base de ingerir medicinas''.
Algunos de los efectos secundarios de la levodopa son movimientos involuntarios y muecas faciales, así como también alucinaciones visuales. Comoquiera que tanto la enfermedad de Parkinson y los medicamentos pueden bajar la presión sanguínea, en ocasiones los pacientes se desmayan, dijo el doctor Singer. En los últimos tiempos, Castro ha mostrado algunos indicios de que realmente su salud se está deteriorando, aunque tal vez no mucho peor que en cualquier otro anciano de 79 años.
En 2001, durante un discurso en un poblado cerca de La Habana, Castro se desmayó, y en 2003, en la toma de posesión del presidente argentino Néstor Kirchner, casi se desplomó. Una caída en público el año pasado le ocasionó una fractura en la rodilla y en un brazo. En su libro más reciente, el ex presidente ecuatoriano Lucio Gutiérrez escribió que tuvo que despertar varias veces a Castro mientras roncaba dormido a su lado en un evento internacional.
Los expertos en Cuba también señalan que no se le vio recorriendo las áreas que el huracán Wilma azotó en La Habana, algo absolutamente fuera del carácter de una persona que ha dirigido personalmente cualquier crisis en Cuba desde que tomó el poder en enero de 1959; desde la invasión de Bahía de Cochinos en 1961 hasta el caso del niño Elián González en el 2000.
Para los encargados de la política norteamericana, el informe de que Castro podría estar padeciendo de Parkinson les ha despertado algunas preocupaciones sobre la estabilidad política de la isla en un futuro cercano.
''Para Fidel, será muy difícil asumir su papel y actuar, y se trata de alguien que ha estado representando su papel de líder guerrillero durante 50 años'', dijo Brian Latell, agente retirado de la CIA experto en Cuba. Latell es también el autor de After Fidel (Después de Fidel), un nuevo libro sobre Castro y su hermano Raúl, el ministro de defensa más vitalicio de todo el mundo, y el único sucesor que ha designado el propio Castro.
Damián Fernández, director del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), dijo que las preguntas mayores que hay son cómo los subordinados de Castro podrían reaccionar ante su indudable desgaste físico y mental, y también cómo esto podría afectar el papel de Raúl como la figura número dos del país.
''Creo que Raúl tratará de crear importantes alianzas con sus subordinados en las fuerzas armadas y entre los civiles para intentar gobernar con mano dura'', dijo Fernández. ``Pero no sé cómo esto podría hacerse sin traerle beneficios al pueblo cubano''.
Todas estas especulaciones se hacen toda vwez que se asume que Raúl ----que tiene 74 años---- no muera antes que su hermano, algo que dejaría a Fidel sin un sucesor sólido y sin el poderoso respaldo del ejército, que ahora controla por completo su hermano menor, y sin un legítimo líder.
El resultado de todo esto podría ser un desastre político en Cuba, ya que que los especialistas de EE. UU. piensan que Fidel está demasiado enfermo como para tomar grandes decisiones.
''La revolución podría pender de un hilo'', dijo Latell.
Lógicamente, esto todavía pudiera demorarse un tiempo. Durante su reciente entrevista con el famoso futbolista argentino Diego Maradona, Castro dijo bromeando que los rumores de que su salud andaba mal eran tan frecuentes que ``el día que me muera, nadie lo va a creer''.
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Castro se burla del informe de la CIA sobre su salud
'Me siento mejor que nunca, ahora estoy más disciplinado, hago ejercicios', dijo el gobernante.
Agencias
viernes 18 de noviembre de 2005 14:00:00
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La CIA cree que Castro tiene mal de Parkinson 16/11/2005
Fidel Castro se burló este jueves de un informe de la CIA, según el cual padecería mal de Parkinson, y señaló que se siente "mejor que nunca", a sus 79 años de edad, informó la AFP.
"Me siento mejor que nunca, ahora estoy más disciplinado, hago ejercicios", dijo Castro en un discurso de más de cinco horas y media, pronunciado el jueves por la noche en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, en ocasión del aniversario 60 de su ingreso a ese centro.
Para "aquellos que me han matado tantas veces, han sido desilusiones tras desilusiones", dijo el gobernante y agregó que, aunque tuviera el mal, no importaría, pues el Papa Juan Pablo II lo padeció "y estuvo un montón de años recorriendo el mundo".
El diario The Miami Herald divulgó el miércoles que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) advirtió a altos políticos estadounidenses que sus médicos están convencidos de que a Castro le fue diagnosticada la enfermedad degenerativa en 1998.
La información volvió a desatar los rumores sobre la salud del gobernante que han circulado durante años, y que crecen en los períodos en que Castro deja de aparecer en público, como ocurrió recientemente, cuando dejó a todos plantados en la Cumbre Iberoamericana realizada en la ciudad española de Salamanca, a mediados de octubre.
El 20 de octubre de 2004, en un acto público en Santa Clara, Castro tropezó y sufrió una caída que le provocó fracturas en la rodilla izquierda y el brazo derecho, por lo que debió ser operado. Desde entonces le queda una dolencia que le hace frotarse el hombro derecho en cada aparición pública, según AFP.
"Le agradezco muchísimo a las circunstancias que me rompieron el brazo, porque me obligó a dar más trabajo. He aprendido que hasta el último segundo voy a estar haciendo ejercicio, no descuido nada, tengo más voluntad que nunca para comer", dijo Castro este jueves al recordar la caída.
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El comandante no tiene Parkinson, sino Demencia
2005-11-21
Por Alejandro Tellería Díaz..
Jena, Alemania.

El pasado 17 de Noviembre pudo verse al flamante (o quizá ya no tan flamante)

comandante en otra de sus “breves” alocuciones; claro que breve, no bromeo, si 20

años no es nada, pues 5 horitas son una bobería. Obviamente, él no podía quedarse

callado, después de que en la víspera, un informe público de la CIA revelase que, el

máximo líder podría estar aquejado de la enfermedad de Parkinson (un trastorno

neurodegenerativo que afecta primordialmente a la función motora). El discurso

-“para variar”- estuvo repleto de sandeces y comentarios irrelevantes; pero por su

extensión, el mismo cumplió muy bien con su cometido: demostrar que -aparentemente-

hay comandante para rato.

Como neurólogo, no me voy a detener en disquisiciones sobre semejante “diagnóstico”,

ni sobre las posibles evoluciones de esta enfermedad, pues soy de los que piensa

que, Fidel Castro se despedirá de este mundo el día que le toque, y punto. Sin

embargo, no puedo dejar pasar por alto algunos de los comentarios del “máximo líder”

en este último sermón, comentarios de los que solamente pueden concluirse dos cosas,

o este señor miente sin recato, o tiene una demencia grave (otro trastorno

neurodegenerativo, que afecta a funciones cognitivas tales como la memoria).

Entre varias de sus aseveraciones más notorias, el caudillo afirmó que para “honor”

de la revolución, en Cuba -su Cuba- no se conoce la tortura, ni hay centros de

tortura. Yo me pregunto entonces, ¿Qué denominación darle a un hecho tan deplorable,

como el que le ocurrió al prisionero norteamericano Howard F. Anderson en 1961, a

quien desangraron parcialmente primero, para luego fusilarlo? ¿Cómo explicarse los

martirios que le propinaron sistemáticamente a prisioneros políticos como Huber

Matos, y otros tantos? ¿Qué puede decirnos el “glorioso comandante” o quizá también

el Sr. Fernando Vecino Alegret (ministro de educación superior), sobre las torturas

salvajes practicadas a prisioneros de guerra norteamericanos, por un agente cubano

nombrado “Fidel” en la prisión vietnamita del el “Zoológico”? ¿Qué consuelo darle a

la madre de Luis Quevedo Remolina?, un joven de 23 años de Regla, sorprendido en el

intento de abandonar el país en una balsa rústica en 1993, y que murió a

consecuencia de la paliza recibida por varios “guardias”, con la que -entre otras

cosas- le reventaron los testículos, y le desbarataron la mandíbula. Semejante

brutalidad no se justifica de ningún modo, y mucho menos ante supuestos

“adversarios” que estaban desarmados y en cautiverio. La tortura es simplemente un

acto que deserta de la condición humana.

Víctima de otro olvido “involuntario” -y perdónenme el paralenguaje revolucionario-,

el anciano dictador señalaba, que nunca habían necesitado de armas nucleares ¿Qué

pasó entonces con la crisis de Octubre? ¿Y de quien es el comentario irresponsable

de que: no puedo producir armas nucleares, pero si puedo producir una catástrofe

atómica, estrellando un avión de guerra contra una termonuclear de los EE.UU? Ante

esta pérdida de memoria tan peculiar, Selman y el resto de los médicos de la

cuadrilla del comandante, deberían tomar nota y publicar estos hallazgos, porque al

parecer estamos presenciando el descubrimiento de una nueva variante de demencia,

una demencia selectiva para meteduras de patas, y para eventos históricos

embarazosos y vergonzosos.

El auditorio además de algunos personeros del régimen y “talibanes” emergentes, se

componía fundamentalmente de jóvenes estudiantes, o sea, de una parte de esa masa de

cubanos corrientes que sólo dispone de los medios oficiales para informarse. Y es

que así es muy fácil meter cuentos; tantos años con el bastón de mando han hecho a

Castro todo un experto en la aplicación del concepto de “información asimétrica”, él

puede tener conocimiento de todo, pero a la población sólo se le permite acceso a la

información que sea beneficiosa para el régimen. Bajo esas condiciones se puede

manipular a casi todo un pueblo sin grandes dificultades; no por gusto, Cuba es el

único país de Latinoamérica declarado recientemente como enemigo de la Internet.
La mayor parte de este discurso fue consumido por una amalgama de temas inconexos e

intrascendentales como el avión con motor de liguita, el viaje transatlántico de

Barberán y Collar, y la mudada de la especie humana hacia otro sistema solar.

Tópicos entre los que el “máximo líder” intercaló bromas sobre su diagnóstico,

críticas a Bush, a Bolton, etc, y entre los que más bien hubo poco espacio para

hacer una referencia parcial a algunos de los problemas que tiene Cuba.
En ningún país con un gobierno democrático, ningún mandatario se puede dar el lujo

de estar diciendo tantas tonterías en un discurso de 5 horas; en primer lugar,

porque la oposición lo abuchearía; y en segundo lugar, porque a los pocos minutos de

iniciada la arenga, el auditorio se le quedaría vacío. Imagino que más de un sujeto

foráneo que conozca la realidad cubana y que haya visto parte de este discurso, debe

haber llegado a la misma conclusión: este hombre es un looser y un microphone

abuser. No puede ser de otro modo con un individuo que ese día se autoreconoció como

100 veces más “revolucionario”, pero que sin embargo, ha llevado a su país a la

involución. No obstante, tiene razón el corresponsal extranjero que -congraciado o

no con el régimen- escribió, “Fidel le ha respondido a la CIA”, nuestro gran

problema es que no le ha respondido al pueblo cubano. 46 años es un tiempo muy largo

para cometer errores.


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Por Julián B. Sorel, París San Nicolás del Tembladero
Como un viejo velero en medio de la tormenta, la nave del Estado cubano hace agua
por todas las cuadernas. El desaliento se ha apoderado de la tripulación, convencida
ya de que la oficialidad es inepta y el bergantín navega sin rumbo fijo. Y para más
inri, los servicios secretos del enemigo acaban de revelar que el capitán (conocido
como el Comandante, del uno al otro confín de los siete mares) tiene el mal de
Parkinson. Se non è vero è ben trovato. Eso explicaría el evidente deterioro físico
y mental del personaje, reforzado por la marcha inexorable del calendario. Las
brechas que abrió en el Malecón la furia de Wilma y las inundaciones subsecuentes
fueron apenas una metáfora que demuestra, como decía Cortázar, que la naturaleza
imita al arte.
En rigor, las cosas no deberían de ser así. Según el Granma, el gobierno actual de
partido único cuenta con el 99,9 % de los votos de la ciudadanía. Eso significa que
el Estado surgido de la revolución de 1959 es un dolmen inconmovible, un monolito
cuya supervivencia no depende de la gestión de un gobierno en particular ni,
muchísimo menos, del destino personal de quien lo dirige actualmente. Asentado
firmemente en la opinión pública, plebiscitado por una masa unánime de fervientes
“revolucionarios”, el Estado cubano debería representar hoy un sólido proyecto de
futuro, apto para superar con facilidad cualquier crisis sucesoria. Pero parece ser
que no, que la realidad profunda del país no coincide con esta versión triunfalista
y babosa que la prensa domesticada repite hasta el hartazgo.
¿Cómo es posible que, tras casi medio siglo de dominio absoluto del país, el
castrismo no haya logrado consolidar un modelo de Estado capaz de garantizar la
sucesión dinástica que el Único Líder decidió al nombrar heredero a su hermano Raúl?
Quizá el problema esté en la sinécdo que múltiple por la cual el régimen actual
identifica a la patria con esa entelequia llamada “revolución”, al Estado con el
gobierno y a éste con el dominio indiviso del Partido Único, lo que equivale al
poder absoluto del Primer Secretario, Presidente de todos los Consejos y Comandante
en Jefe de todas las tropas habidas y por haber. En un sistema así, el Máximo Líder
viene a ser la encarnación, no ya del gobierno o el partido, sino de la patria
misma. De manera que cuando el Parkinson se abre camino en las magnas neuronas
comandantiles, todo el edificio del Estado empieza a temblar como si la isla
padeciera un terremoto.
Claro que el asunto puede demorar todavía algunos años. Según los expertos, el
Parkinson es un fenómeno paulatino que puede o no presentarse en asociación con
otros trastornos neurológicos. Aseguran que se controla durante períodos más o menos
prolongados con el uso de ciertos medicamentos. En los ratos lúcidos, el personaje
seguirá más o menos como ahora, interpretando el papel de Comandante en Jefe, Faro
del Tercer Mundo, Padrino de Hugo Chávez, etc. Pero, ¿qué ocurrirá en los periodos
de ofuscación? ¿Y si le da por creerse que es Nerón, Don Quijote o el Caballero de
París? No hay que descartar que pueda volverse beato, en clara regresión a la
adolescencia, cuando rezaba devotamente en el Colegio de Belén. O que se empeñe de
nuevo en llegar a ser pelotero y se pase las tardes calentando el brazo en el
despacho, con el pobre Pérez Roque en cuclillas, sirviéndole de catcher.
En un caso de así, de lucidez intermitente, será muy difícil que sus secuaces puedan
intentar siquiera un “golpe terapéutico” como el que le dieron en Túnez a Bourguiba
y que logren encerrarlo en un sanatorio donde, por supuesto, estaría más cómodo:
tendría una enfermera para cambiarle los “pampers” y otra que lo sacaría a pasear
por el jardín. Pero, ¿quién le pone el cascabel a Castro? Los adláteres estarán
temblando de miedo y no sabrán, cuando reciban las órdenes, si fueron emitidas en el
buen o en el mal momento. Ninguno se atreverá a preguntarle: “Comandante, este
decreto que ordena castrar a todos los gatos de La Habana, ¿lo firmó cuando la
dopamina estaba en el buen nivel o cuando las neuronas andaban con el tembleque? ¿Y
este otro sobre la plantación de abedules...?” Además, ya se han acostumbrado tanto
a las excentricidades del personaje, que apenas podrán distinguir los desvaríos
causados por el Parkinson de las decisiones “normales”.
Me temo que ese va a ser el peor castigo que recibirán jenízaros y turiferarios:
vivir con la angustia de ver cómo se evaporan, día tras día, sus posibilidades de
supervivencia futura, sin poder hacer nada al respecto; ser súbditos-cómplices de un
anciano demente, que se aferrará al poder hasta exhalar el último, tembloroso
suspiro.
Un consejo final a los tripulantes más despiertos, si me permiten: vayan a Google,
escriban “síndrome parkinson” en la casilla de búsqueda y pulsen la tecla más gorda
del ordenador. Verán qué lista tan sabrosa. Buena navegación.
Noviembre 19, 2005