martes, enero 10, 2006

EX ESPIA Y DEVENIDO CONSUL CUBANO SALE DE LA CARCEL Y ESCRIBE UN LIBRO

Ex espía y devenido cónsul cubano sale de la cárcel y escribe un libro

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LA HABANA (AP)

Lunes 9 de enero de 2006 -
Yahoo!
( Ministerio del Interior --> )
Durante décadas trabajó como funcionario de la inteligencia cubana y para eso incluso fue designado cónsul en México, de donde se lo repatrió en el 2000 tras un sonado y fallido pedido de asilo: actualmente y luego de pasar algunos años en la cárcel, Pedro Aníbal Riera Escalante escribe un libro sobre sus experiencias.Mientras tanto, planea demandar a México por haberlo "secuestrado" y "entregado" a Cuba.
"Toda la documentación esta lista", explica durante un diálogo con AP el ex oficial, quien elevará su denuncia contra las autoridades mexicanas ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, dependiente de la OEA, aduciendo que aquéllas le prometieron un refugio que se tornó en trampa.
De movimientos lentos y sonrisa enigmática, Riera no es un hombre fácil de abordar: siempre atento, un poco desconfiado, de respuestas veloces; deja poco espacio para adivinar su pensamiento.
Su caso se hizo famoso cuando el ex cónsul fue devuelto a La Habana en octubre del 2000 de manera expedita y sin considerar enviarlo a un tercer país como correspondería en la legislación internacional para refugiados.
"Tenían derecho a expulsarme pero no a entregarme", afirma el ex oficial, a la par que arregla su impecable guayabera blanca.
En aquel tiempo, hasta Human Rights Watch condenó la sonada repatriación, alarmada ante la posibilidad de que fuera condenado a pena de muerte. No sucedió así.
Ahora, Riera tiene una teoría: hubo un acuerdo entre los dos países para neutralizarlo. Conjetura que Cuba recuperó al descarriado y México se deshizo de un hombre conocedor de antiguos colaboradores secretos de la revolución isleña y tal vez en ese momento funcionarios gubernamentales en la nación azteca.
"Imagínese, años trabajando contra la CIA... podía afectar a gentes en activo que tuvieran cargos en México", reflexiona Riera, quien admite que para muchos de sus antiguos compañeros de batalla él es un "traidor".
"Yo tengo una ética" se defiende.
Miembro de una importante familia revolucionaria, es sobrino de Aníbal y César, y primo de Fabián Escalante, reconocidos dirigentes.
Pese sus credenciales, en los años 90 _luego de dejar su cargo de cónsul de México (1986-1991)_ no se le permitió volver salir del país y en 1993 se lo pasó a retiro del Ministerio de Interior.
Sin embargo, Riera se empecinó en irse.
El ex agente usó sus contactos, detectó a personas sobornables del aeropuerto, estudió el procedimiento de registro de migración, consiguió un pasaporte mexicano falso y se fue espectacularmente por la terminal aérea en octubre de 1999.
Una vez en México se puso en contacto con subordinados del entonces presidente Ernesto Zedillo que, según dice, le prometieron el asilo y que finalmente lo devolvieron a Cuba, donde fue sentenciado a cinco años de prisión por cohecho, uso de documento ilegal y salida no autorizada del país.
Obtuvo su libertad condicional en diciembre de 2003 y en abril del 2005 se completó su condena.
Precisamente por estas fechas, dice Riera, comenzaron a sucederle incidentes extraños a los cuales califica de "hostigamiento de la inteligencia" cubana incluyendo, asegura, el despido de su nueva esposa, Loida Castillo, de 53 años, de un trabajo de toda la vida.
"Creo que están buscando un pretexto para un segundo juicio por espionaje", señaló.Entonces Riera volvió a la carga y pidió apoyo a México exigiendo que se hiciera efectivo el Tratado de Extradición vigente entre esa nación y Cuba, o sea que se le debía garantizar la salida del país receptor (la isla) _y para ello entregarle una visa de refugiado_ a más tardar un mes después de cumplir su sanción.
En noviembre del 2004 le escribió al canciller mexicano Luis Ernesto Derbez y funcionarios dependientes de la Secretaría de Relaciones Exteriores de ese país le solicitaron que se entrevistara con la embajadora Roberta Lajous, pero ésta nunca lo atendió.
Varias otras gestiones concluyeron con una respuesta negativa en un mensaje del 23 de marzo del 2005 firmado por el director para América Latina y el Caribe de México, Alejandro García Moreno.
Ni la Embajada de México en Cuba ni el gobierno de la isla dijeron a la AP tener comentarios sobre este caso, pero tampoco desmintieron nunca a Riera.
Riera también pidió visa a la Oficina de Intereses de Estados Unidos en esta capital, le entregaron los formularios y nada más; a pesar de que el Departamento de Estado estadounidense había expresado públicamente su interés en la seguridad del ex cónsul en octubre del 2000 y hasta responsabilizó a la isla por su futuro.
Pero Washington suele ser receloso para dar asilo a personas ligadas a la comunidad de inteligencia, reconoce Riera.
Consultado por AP, el ex agente de la CIA, Philip Agee, quien vive en la isla desde hace años, se mostró extrañado por el rechazo estadounidense a otorgarle el refugio al ex cónsul cubano.
"No entiendo por qué no le dieron la visa (de Estados Unidos)... quizá no confían en él", manifestó Agee, al recordar que en numerosos casos, en décadas anteriores, funcionarios de inteligencia de los entonces países comunistas fueron atraídos para "explotarlos en el futuro".
A pesar de las negativas de México y Estados Unidos y de su oscuro panorama actual, a los 54 años, el ex agente parece no darse por vencido y escribe su libro.
Se titulará "25 años contra la CIA", comenta Riera pero prefiere guardarse hasta su edición los detalles.
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13 de octubre del 2000

A Document Of Cuban Spy Talks Of Acts Against CIA
When he was arrested by the Mexican government this week, a Cuban spy on the run from his government was carrying a document, parts of which were made public today, in which he outlined his career running operations against the Central Intelligence Agency.
The Cuban official, Pedro Riera Escalante, who was summarily deported by Mexico to Havana, served under cover as the Cuban consul here from 1986 through 1991. In the document, he described Cuban espionage operations against the C.I.A. station in Mexico City and other operations he ran in Europe and Africa.
His deportation ended his month-long effort to win political asylum in Mexico.
Mr. Riera, who had become deeply disillusioned with his president, Fidel Castro, also spoke about his intelligence work in general terms in conversations with The New York Times, with Mexican foreign relations and national security officials with whom he discussed asylum and with human rights advocates who helped him petition for refuge.
In the document, excerpts of which were published by the Mexico City newspaper Reforma on Friday, Mr. Riera said that he had recruited scores of Mexican informants, including officials, businessmen, intelligence officers and journalists.
Among the successes he claimed was a 1989 operation, code-named "Lupa," or "Magnifying Glass," in which he said he obtained the correspondence of recruited C.I.A. agents in Mexico. Another operation was code-named "Moncada," in which he said he used a renegade C.I.A. officer, Philip Agee, to try to recruit the secretary of the deputy chief of the C.I.A. station in Mexico City. United States intelligence officials have described the operation as a total failure, saying Mr. Agee, who broke publicly with the C.I.A. in the 1970's and is regarded by the agency as a traitor, was quickly identified, and his approach rebuffed. Mr. Agee did not return an e-mail sent to his office in Cuba on Tuesday.
Mr. Riera said he had worked with Mr. Agee for years. He said the work began in 1973, when he was a liaison between Mr. Agee and the Cuban Politburo, when Mr. Agee was writing a book exposing C.I.A. secrets. Mr. Riera said that he conveyed suggestions from the government about what information Mr. Agee should disclose in his book. He said telephone numbers for C.I.A. officials in the United States Embassy in Mexico City provided by Mr. Agee proved useful to Cuba years later, when Mr. Riera was posted here, helping him identify which embassy personnel were C.I.A. officers.
United States officials have not commented on Mr. Riera's case, other than a statement from the American Embassy in Mexico City expressing concern about his fate in Cuba.
After a number of overseas assignments, including one in 1977 in which he said he persuaded President Samora Machel to throw C.I.A. personnel out of Mozambique, Mr. Riera said he was assigned by his bosses in Cuba's General Directorate of Intelligence to draw up a manual to instruct Cuban spies about how best to infiltrate the C.I.A.
The manual, "Methodology for Recruitment of C.I.A. Staff Personnel," became a standard training tool for Cuban agents, he said. It demanded personal and psychological profiles of potential recruits to pinpoint weaknesses and vulnerabilities. And it advised using money, not ideology, to lure C.I.A. personnel into collaborating.
Mr. Riera was proud of what he regarded as highly effective work by Cuban intelligence against the C.I.A. during his service. He accused Mr. Castro of destroying the Cuban agency by turning it to his political ends.
Mr. Riera, who is 49, joined the Cuban directorate as a teenager in 1969, the documents show. He was recalled to Cuba in 1992 and stepped down from active duty a year later, with the rank of major. He remains on reserve.
In conversations with The Times, Mr. Riera said that he did not want to seek exile in the United States, but hoped for safe haven in Mexico. Reuters reported today from Havana that Mr. Riera was back in Cuba but his whereabouts were not known.
Mexican officials gave conflicting accounts about Mr. Riera's deportation. The Foreign Ministry confirmed that two senior officials there met with Mr. Riera in recent weeks to hear his safe haven request. Foreign Minister Rosario Green said through her spokesman that she turned the matter over to the Interior Ministry, which handles both national security and immigration.
But Jose Angel Pescador Osuna, the Interior Ministry's top official for immigration, said today that he had heard nothing about Mr. Riera from the Foreign Ministry and had no record of an asylum request. He said Mr. Riera was deported because he did not produce a valid Mexican
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http://www.fut.es/~mpgp/amigos611.htm
EL EMBAJADOR CUBANO NIEGA QUE HAYA LABORES DE INTELIGENCIA CONTRA EU LA JORNADA, MEXICO 101000
-RECHAZA LA HABANA QUE REALICE ESPIONAJE EN MÉXICO
Jesús Aranda ¤
El gobierno cubano no realiza actividades de espionaje "activo ni pasivo" en territorio mexicano ni en los Estados Unidos, aseguró el embajador de ese país en México, Mario Rodríguez Martínez, quien dijo confiar que la reciente expulsión del país del presunto espía Pedro Riera Escalante no afecte las relaciones entre los dos países. Entrevistado al término de la ceremonia conmemorativa del 33 aniversario de la caída en combate de Ernesto Che Guevara, ocurrida en Bolivia el diplomático añadió: "No tengo ninguna confusión con el problema de Riera, ni tengo que aclarar nada de lo dicho por el ministerio (Secretaría) de Gobernación y las autoridades migratorias mexicanas". Lo que sí te puedo decir -afirmó mirando a los entrevistadores- es que "nosotros no hacemos trabajo de inteligencia activo aquí en México, eso es seguro, ni aquí ni en Estados Unidos, y lo sabe bien la CIA y los americanos".
-¿A quién le interesa que se haga tanto escándalo con el asunto de Riera, quien asegura haber pedido apoyo al gobierno mexicano para conseguir asilo político, pero que fue expulsado por razones migratorias a Cuba? -Pregúntale al embajador estadunidense (Jeffrey Davidow) que presentó una nota de protesta -al gobierno mexicano por la expulsión de Riera-, a mí no.
-Algunos asesores de Fox de relaciones internaciones han dicho que México debe presionar para que haya un cambio de régimen en Cuba. ¿Usted cree que esto vaya a dañar la relación, que el presidente electo les haga caso?
-En lo absoluto, en absoluto, pueden decir muchas cosas, nosotros también tenemos nuestro criterio y nuestras opiniones, pero en absoluto pueden dañarse, no lo prevemos.
El acto se realizó en el parque San Carlos, ante unas decenas de cubanos residentes en México y simpatizantes de la Revolución en es país y de la causa internacionalista del Che Guevara, quien conoció a Fidel Castro y otros revolucionarios cubanos precisamente en las calles aledañas a este parque, ubicado en la colonia Tabacalera, antes de partir hacia Cuba desde el puerto veracruzano de Tuxpan a bordo del yate Granma. En el parque se encuentra también un pequeño busto del Che que fue colocado en el 30 aniversario de su muerte en Bolivia.
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Opinión del Autor del Blog:EL SOL NO SE PUEDE TAPAR CON UN DEDO

En portada, el espionaje cubano en México
El agente que conspiró en México
por Jacinto Rodríguez Munguía y Alejandro Almazán

Jorge Masetti, un ex agente argentino-cubano, ha regresado a México con un solo objetivo: restregarle a la embajada cubana que sí, que desde siempre ha existido espionaje en nuestro país. La deportación del cónsul Pedro Riera es únicamente un capítulo de esta larga historia de complicidades
No le agradan las fotos. Mucho menos sentir esa máquina disparándole en el rostro. Y aún así, su cara terminará grabada en 192 imágenes en película de 35 milímetros. De lo que sí tiene ganas es de hablar. La conversación comienza a las 2 de la tarde con 15 minutos y terminará tres horas después. Es un adicto al café, también a lo que siempre fue suyo: la conspiración. Y con todo lo que viene a contar, ya trae colgados varios adjetivos; uno de ellos es el de traidor.
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Un día cualquiera de noviembre de 1990. La cinta de la cámara comienza a correr. Está grabando todo. Una pareja cruza la reja de gruesos barrotes de Masaryk 554, en Polanco. Él, unos 35 años; ella, sin duda menor. Alguien desde un cuarto oculto cierra la lente, el zoom se centra ahora en esa mujer de piel fina y modales dulces que se acerca al mostrador y pregunta cualquier cosa. El ojo de la cámara se mueve ahora hacia la derecha, donde el hombre, con barba de varios días, se sienta en un negro sillón y juega con algo entre los dedos. Y en un instante lo deposita en la maceta que está a su lado derecho.
La cámara lo ha grabado todo, especialmente ese momento en que ha caído el casquillo de la pluma sobre la tierra de la maceta. El primer paso para el contacto está hecho. La mujer da las gracias, toma un folleto. Ya la espera su compañero, la toma del brazo y salen de la embajada cubana.
Apenas han salido cuando un oficial de información se acerca a recuperar el objeto y lo lleva de inmediato al embajador y jefe del Centro de Inteligencia cubano, Pedro Aníbal Riera Escalante. Sólo él sabrá cuál es el mensaje que le han dejado en un diminuto papel: "Actívese el contacto".
Ya en la calle, él, Jorge Masetti, le comenta a ella, Ileana de la Guardia, que por el momento no hay otra opción para contener la vigilancia del aparato cubano. "Teníamos que hacer contacto para que no se pusieran saltones".
De todos modos no se habrían de quitar de encima al aparato cubano de inteligencia. Claro que lo sabía Masetti, quien siete años atrás (1983) había vivido en las entrañas de este delirante panóptico, desde donde había activado infinidad de operaciones en apoyo a los grupos guerrilleros de América Latina.
Lo sabía y se lo habían dicho a su salida de Cuba, colgando como parte del equipaje la imagen de su suegro, Antonio de la Guardia, y su maestro, Arnoldo Ochoa, fusilados, acusados de vínculos con el narcotráfico.
Se lo habían dicho: "Si la CIA en México intenta contactarte, busca al jefe del Centro, Riera Escalante..."
La CIA no lo contactaría, pero el mensaje del casquillo tendría respuesta inmediata. Riera le cuelga un agente personal a través de Pedro Catela. Presto, Catela se encarga de conseguirle a Masetti y compañía un departamento en la colonia Del Valle, un coche con placas diplomáticas, y de proveerlos mensualmente de una cantidad "suficiente para vivir dos personas como cualquier pequeñoburgués".
Pedro Catela no es cualquier agente. Lo había conocido en Punto Cero, ese lugar donde se han preparado los futuros guerrilleros, desde donde salían listos para encabezar las guerrillas latinoamericanas.
Ahora Catela está en México y además de trabajar para el Centro de Inteligencia cubano, tiene un puesto en la Secretaría de Gobernación, de la que entonces era titular Fernando Gutiérrez Barrios. Con Catela está otro agente cubano de nombre Montedónico, con quien Masetti ha tenido contacto en aquellos primeros años de los ochenta. Quizá por eso nunca tendría problemas con su estancia en 1990, cuando ya se había convertido en un problema para el gobierno cubano.
Masetti e Ileana sabían demasiado como para dejar dormir tranquilos a los funcionarios cubanos. Además, todavía venían salpicando rabia. Por eso Catela habría de insistir en que aceptaran desayunar con Riera. Rehuirían siempre el encuentro, sabían que serían filmados y que ese material lo utilizaría el gobierno cubano contra ellos cuando se decidieran a decir su verdad.
Terminaron por largarse de México.
Respecto a las actividades de espionaje de Pedro Riera, Lázaro Matías, secretario de Prensa de la embajada cubana en México, dijo que sobre ese tema "no hay nada más qué decir. Todo lo que necesite el caso lo ha dicho ya la Secretaría de Gobernación de México. No tenemos más comentarios".
-Tenemos información de que, a través de la embajada, sí se realiza espionaje -se le dice.
-Bueno, si lo publican es responsabilidad de ustedes.
¿Quién es Jorge Masetti? Ese hombre que ha regresado a México a contar su verdad.
Jorge: el hijo de Ricardo Masetti, un periodista argentino que llegó a buscar la noticia a Sierra Maestra y encontró a Castro y al Che Guevara. Sus amigos. Fundó la agencia Prensa Latina con García Márquez. Murió en Argentina, comandando la guerrilla.
Jorge: el que pega en postes propaganda peronista; el que es adiestrado en Cuba por órdenes de Manuel Piñeiro, Barbarroja, otro mítico líder revolucionario; el que viaja a Europa para reclutar guerrilleros.
Jorge: el que ayuda a los sandinistas; el que se vincula con el MIR chileno; el que provee de planes y armas a los guatemaltecos y salvadoreños; el que comercializa marfil desde África para generar divisas a Cuba; el que traza secuestros y robos bancarios.
Jorge: el que mira cómo ametrallan a sus amigos en el paredón; el que saldrá huyendo de La Habana; el que Gramma, periódico oficial cubano, llamará traidor.
Y todo por la Revolución Cubana. Todo.
Y Jorge Masetti, el que vagó por México. De 1980 a 1983, por vez primera. Espionaje.
A Fernando Comas, alias Alejandro en Cuba y Nicaragua, jefe del Centro en la embajada cubana en México, le ha llegado un mensaje urgente: guerrilleros de las FAR guatemaltecas ya no cuentan con la seguridad en el DF para almacenar explosivos plásticos.
Comas ya le tiene uso a ese cargamento: será para la guerrilla salvadoreña. Masetti, hombre a sus órdenes, es el encargado, al menos, de recogerlo.
Masetti deja estacionado su auto, el único que no tiene matrícula diplomática, en un punto acordado de antemano. Las llaves también saben los guatemaltecos dónde encontrarlas. Hecho. Ahora sólo falta llevarlos a la embajada, en Polanco. Pero Jorge, pensando que son explosivos plásticos, que no estallan si no son detonados con otros más potentes, se olvida de las medidas de seguridad. Y se va a recorrer media ciudad de México.
Varias horas después llegará a la embajada cubana. Le abren la enorme reja. Lleva el auto hasta el sótano. Sube de inmediato con Comas a rendirle cuentas.
-¿Y se ve algo? -pregunta Comas.
-Sí, algunas cajas en el asiento trasero.
-Súbanlas.
Mientras asciende los escalones, las manos de Masetti se humedecen. El cartón de las cajas está mojado. Abren algunas en las oficinas de Comas. No son explosivos plásticos. Es nitroglicerina. Doce cajas. Una parte de ella ya cristalizada. Es decir, un mínimo roce a la carga, y estalla la embajada y media manzana de Polanco.
-¿Y luego, Jorge? -se le pregunta.
-Después del enojo razonado de Alejandro y de pensar qué le íbamos a hacer a las putas cajas, le encontramos la broma para relajarnos. Alejanadro se preguntó: ¿Cómo sería el discurso de Fidel si aquello explotara en la embajada? Coincidimos en que tendría un buen argumento contra la CIA.
Ya terminan los ochenta. Masetti platica con otro agente cubano. Las historias que cuentan son tantas como las cucharadas que vacían al café que tienen sobre la mesa.
Una de ellas relaciona a México.
Al coronel cubano Reyna Montero, jefe de la inteligencia sandinista en Nicaragua, le han dado órdenes de que invierta algunos millones de dólares en bonos robados a los nazis en la Segunda Guerra Mundial, sólo para garantizar algunos créditos que necesita la guerrilla. La tarea es encomendada a Robert Vesco, un estafador cubano que, dicen, le tienen respeto en el gobierno de Cuba.
Pero el gobierno nicaragüense, cuyo ministro del Interior era Tomás Borge, no tiene la capacidad para comerciarlos. Vesco hace otros contactos y se dirige a México. Ahí sí, por supuesto, serán cambiados.
-Suena fantástico, Jorge...
-Pero es verdad. No sé quien fue el contacto directo, pero fue real. Por eso no me sorprende el libro elogioso de Borge a Salinas de Gortari. Todo cuadra. Hoy Vesco, ha dicho Fidel, está preso, pero otros dicen que recibió refugio humanitario.
Que Manuel Piñeiro, Barbarroja, el jefe de la inteligencia cubana, le haga una visita a Miguel de la Madrid, quien apenas ha asumido la Presidencia en México, podría parecer extraño para gente ajena al poder. Pero para ellos dos no. "Así ha sido desde la Revolución Cubana", cuenta Masetti.
Nada trascendería en la prensa mexicana de aquella visita. Masetti sólo fue guardia de Barbarroja y desconoce los resultados de la visita de tres días del líder cubano. Pero algo le comentó Piñeiro:
-¿Cómo va el apoyo a los grupos que operan buscando dinero en México?
-Bien.
-Dedícate más a esa actividad. Busca objetivos más grandes, los ataques a bancos dejan poca rentabilidad.
Pero Masetti también ha traído otras historias. Por ejemplo: de cómo espía la embajada cubana en México.
Se le comenta que hace unos días deportaron a Pedro Riera Escalante y que el actual embajador, Mario Rodríguez, ha negado que Cuba hubiera realizado labores de espionaje.
-Decir eso reta la inteligencia. Los servicios de inteligencia mexicanos llevan 40 años sabiendo que este país es una de las plazas más importantes para la actividad de la inteligencia cubana... Sólo que el gobierno mexicano le daba una cantidad de libertades a los diplomáticos cubanos, como la que le das a un amigo en tu casa, sólo que ese amigo termina acostándose con tu esposa.
Y por si hubiera duda, se va a su propia experiencia, lo que vivió, lo que hizo de 1980 a 1983 como agente conspirativo en México.
Cuenta que al menos era tres los grupos que se dedicaban a la labor de información, inteligencia e influencia.
Masetti colaboró en el que obedecía directamente al Departamento de América, bajo la dirección de Manuel Piñeiro, Barbarroja.
El otro grupo con labores similares al Departamento de América que operaba en la embajada con acciones más operativas, era la Dirección de Operaciones Especiales (DOE).
La DOE tenía tres oficiales. Desde aquí se preparaban los vínculos con los distintos movimientos revolucionarios. También el ingreso de dirigentes salvadoreños a sus países.
El tercer grupo era la Dirección General de Inteligencia, que en la jerga
cubana se le llama llanamente el Centro. Cuando se habla del Centro se refiere a los cuerpo orgánicos de inteligencia en la embajada. En México estaba dividido en dos grupos: el que trabaja sobre México y el de lucha contra la CIA.
Los dos trabajan de manera coordinada y funcionan con entre diez y 15 oficiales de inteligencia. En 1982-83 el jefe del grupo era un coronel o mayor Reyes. Estaba aquí como cónsul.
-¿Cómo operaban? -se le pregunta.
-Todos trabajábamos de manera compartimentada y a veces hasta enfrentados. Había celos por el trabajo de inteligencia. Pero algo que es común en el trabajo de espionaje cubano, era el llamado "reclutamiento de agentes de influencia".
Son agentes que a través de simples conversaciones te convencen sobre las bondades de la Revolución Cubana y a veces sin saberlo terminan convertidos en agentes.
Cuando eso ocurre, la DGI pone especial atención en esa persona y la comienza a trabajar para una posible penetración en algún organismo que les interese espiar, como empresas, medios periodísticos, aparatos del gobierno, disidentes cubanos.
Parte de las labores casi cotidianas del Departamento de América en México era la atención hacia políticos mexicanos. Algunos de ellos terminaron convirtiéndose en agentes de influencia sin siquiera saberlo, otros se sumaron con conocimiento de causa y de vez en cuando le pasan la factura a Cuba, a través de viajes para la familia, la esposa o la amante.
Cuenta Masetti: "Yo mismo llevaba a fin de año los regalos de Navidad, las cartas, no sé hasta qué punto habría llegado el reclutamiento. Lo que sí me consta es que en la época que pasé por aquí, en 1990, dos agentes cubanos estaban infiltrados en la Secretaría de Gobernación con Fernando Gutiérrez Barrios.
Uno era el argentino Pedro Catela y un uruguayo de nombre Montedónico, quienes a su vez trabajaban para otro argentino, Abal Medina, que mantenía excelentes relaciones con los servicios de inteligencia cubanos. Catela era el agente encargado de vigilar su paso por México y hombre de confianza del recién deportado Roberto Riera Escalante.
Uno de los involucrados por Masetti, Rubén Montedónico, responde: "Yo no recuerdo a ese hombre y lo que diga de mí me tiene sin cuidado. No sé de dónde me conozca, si ni siquiera mi nombre de pila sabe".
Como parte operativa, todo el personal de la embajada cubana está obligado a informarle al Centro. Sus relaciones, sus vínculos, bueno hasta quién se les acerca.
Para el caso de la penetración a la CIA, el primer paso es buscar a alguien relacionado con la embajada estadounidense, susceptible de penetrar. Ya sea que trabajen en ella o algún tercer agente que tenga relación con alguien que ahí labore.
Desde el Centro se dirige la penetración hacia un objetivo, pero ninguno de sus agentes es quien la opera en términos prácticos. El Centro, por poner un caso, puede identificar al jardinero de la embajada y se encarga de preparar al agente mexicano que hará el acercamiento con el empleado, nunca un cubano.
El agente mexicano se dedicará a estudiar sus relaciones y hacer un perfil psicológico, que incluya datos familiares, hábitos, gustos, sexualidad, si es homosexual o no; si le gustan las rubias, las trigueñas; que la mujer hable mucho o poco; que sea autoritaria o no...
A partir de esta información, se comienzan a montar diferentes operaciones para poder penetrar. Éstas pueden ir desde una mujer, uno que juega billar o que sea fanático del básquet. Todo de acuerdo a sus gustos. Pero no se debe descuidar nunca.
Otro método es el que se llama de terceras banderas. Si lo que necesitas es información de ese jardinero y te enteras que es un admirador del imperio británico, los agentes pueden reclutarlo como si estuviera trabajando para los ingleses, además se le manda una botella de whisky o una Guinnes, los chocolates de menta todos los fines de semana... Otro mecanismo es el uso de mujeres o de hombres, según sea el caso.
Para Masetti, la CIA ha sido penetrada muchas veces por los cubanos. Durante su estancia en los años ochenta sabía que así era.
-¿Cuál es la preparación que debe tener un miembro de la inteligencia cubana?
-Cada oficial tiene un perfil diferente. Algunos son específicamente oficiales de reclutamiento, están los oficiales de análisis de información, los de guerra psicológica, otros que se dedican al análisis de información de fuentes públicas (periódicos, la televisión).
El de Comunicaciones, por ejemplo, es el encargado de contactar, establecer y realizar el operativo entre los agentes y el jefe del Centro. En general, las comunicaciones son lo más vulnerable, por lo que se protegen más.
Y es que si llega a ser descubierto un encuentro entre el jefe del Centro y un agente clandestino, se queman agentes e información. En casos extremos no es el jefe del Centro quien contacta, sino un tercer agente.
Es notorio cuando hay un encuentro de esa magnitud, porque se lanza por delante a varios autos anzuelo que jalen la cola de espías y muchos después sale el jefe del Centro para el encuentro con el informante.
Cuando no es suficiente el personal con que cuentan los diferentes grupos de inteligencia de la embajada, se echa mano de organismos como Cubana de Aviación, Intur, Habana Tour, Prensa Latina.
"De ésta última me consta que en los años ochenta tenía una plaza permanente para un oficial de inteligencia. El total de personal eran tres: dos eran periodistas de verdad y uno no sabía escribir ni una carta, pero era un agente de inteligencia.
"Jorge Timossi entonces representante de Prensa Latina, era también informante del Departamento de América. Venía todas las tardes a escribir informes sobre todos los otros periodistas que conocía.
"Dar nombres de mexicanos recluidos sería injusto. Lo que yo le diría a la gente es que cuando reciban un regalito de los cubanos es porque los están viendo como un objetivo. Nada es gratis", dice Masetti.
Acaban de fusilar a su suegro y a su amigo Arnoldo Ochoa. También condenaron a Patricio de la Guardia, hermano gemelo de Tony.
En ese momento, si para Massetti existía alguien en quién confiar, ése era Gabriel García Márquez. Razones le sobraban: Gabo había fundado con el padre de Jorge la agencia Prensa Latina, tres años después de la victoria de Fidel Castro, en 1962; además, era padrino de boda de su media hermana, Laura Masetti. Por eso lo busca en sus últimos días en La Habana, en noviembre de 1990. "Pero fue muy triste, reaccionó violentamente, porque le dije todas mis decepciones", dice mientras se rasca la bruñida barba con esas uñas que parecen haber salido de una sesión de manicure.
De La Habana se marcharía hacia México. Volvería a tener contacto con Gabo. Y es que necesita hablar con alguien. Aún no digieren, él y su mujer, Ileana, el paredón de Ochoa y Tony de la Guardia.
-Platiquemos -le dice García Márquez por el auricular a Masetti.
-Voy para allá.
E Ileana y él se trasladan a la calle de Fuego, en el Pedegral. Gabo los espera en su casa. Pero el Premio Nobel colombiano no está. Se ha ido. Quien los recibe es Mercedes, la mujer de García Márquez. Con ella charlarán de nostalgias y de odios. El estado de ánimo de los Masetti es tan frío como esos días de fin de año.
"Y jamás lo volveríamos a ver", dice.
-¿Alguna razón en especial?
-No lo sé. Él es un hombre muy cobarde. Tiene miedo. Cuando digo esto no es físico, sino miedo a los encuentros. Se asusta, no sabe cómo reaccionar cuando uno expone sus reclamos. Creo que si lo hubiéramos visto ese día en México y le decimos: "Fidel fusiló a Tony y a Ochoa porque no le quedaba otra salida", seguro hubiéramos contado con su ayuda, pero como le comentamos a su mujer que no aceptábamos ese fusilamiento, pues nunca apareció Gabo.
Esto lo cuenta la tarde del jueves 19 de octubre, diez años después. Ahora que ha regresado a saldar cuentas con la embajada cubana, con Fidel, en fin con todos sus fantasmas.
La mirada de Masetti escarba sobre las coloniales construcciones de Coyoacán, como jaloneando los recuerdos de aquellos años ochenta. La plaza de Santa Catarina, en Francisco Sosa, es el primer punto de encuentro.
Es como uno lo imaginaba luego de leer El furor y el delirio, su libro: con ese rostro lleno de silencio, ese que queda a todo aquel que se atreve a un viaje al interior de sí mismo. Está sentado junto a Jorge Poo y César Chávez en una de las mesas de ese resturante con ambiente que sabe a nostalgia.
Ahí está con su saco azul, camisa blanca y pantalón de mezclilla, sólo con una libreta. Pide una cerveza Pacífico, un vaso de agua y dos aspirinas para ese maldito dolor que le taladra la cabeza desde muy temprano que llegó de Miami. Ha de ser la altura.
Apenas habla. Ese halo de misterio es parte de su naturaleza. Le decimos que la cerveza con aspirinas es una combinación explosiva. Ríe amable dejando ver unos dientes con la huella de los Macanudo Miniatur, puros forjados en República Dominicana.
Poco a poco la conversación entra en el terreno de la confianza. Nos cuenta que es la segunda vez que ingresa a México desde 1990, que ha dejado París y que a partir de febrero vive en Miami con Ileana y que no sabe si será definitivo. Nos sugiere que cuando vayamos a Cuba nos hospedemos en Villa Marista (la prisión cubana donde se confina a los disidentes del régimen). Todos reímos.
Fotos: Carlos Madrid