FIDEL CASTRO Y ZARQAWI
Por Alberto Muller
El dictador cubano Fidel Castro calificó de “bárbaro” el ataque que provocó la muerte de Abu Musab al Zarqawi, el máximo dirigente de Al Qaida en Irak y el terrorista más asesino que recuerda la historia reciente del Siglo XXI.
Debo confesar al amigo lector, que al principio, toda la noticia me pareció una broma de mal gusto del envejecido dictador cubano, pero después de leer la nota del reportaje con detenimiento, tuve que concluir que la misma tiene su lógica aplastante e indiscutible:
Fidel se solidariza simplemente con un asesino como Zarqawi, acostumbrado a cortar cabezas de inocentes y a poner bombas en lugares públicos transitados masivamente por ciudadanos de a pie. Inclusive hasta los propios irakies sunitas seguidores de Saddam Hussein, que combaten al gobierno elegido en Irak y a las tropas de la coalición lidereada por Estados Unidos, han criticado a Zarqawi en vida por su frialdad criminal. En 1989 Zarqawi viajó a Afganistán para unirse a los terroristas fundamentalistas afganos y entrenarse con ellos. En Jordania, en 1992, se une a grupos extremistas-terroristas para derrocar a la monarquía jordana, por lo que fue condenado a largos años de prisión.
Viaja Zarqawi en 1999 a Afganistán, para unirse a la red terrorista de Al Qaida, en donde logra dirigir su propio campamento de entrenamiento en Herat, con el consentimiento de Bin Laden.
Desde principios del año 2003, Zarqawi se traslada a Irak, con el intento de combatir a las tropas de Estados Unidos y a sus aliados, además de alentar una guerra civil entre sunnitas, chiítas y kurdos, las tres étnias que integran el país mesopotámico.
En Irak, como dirigente de Al Qaida, se le adjudican la mayoría de los atentados en lugares públicos abarrotados de población inocente, los asesinatos de líderes políticos conocidos y las decapitaciones de rehenes occidentales inocentes, filmadas cinematográficamente en vivo, para ser exhibidas en las páginas de Internet y en los canales de la televisión árabe.
En agosto del año 2003 Al Zarqawi atentó contra la embajada jordana en Bagdad. Por esa época fue el autor de la bomba terrorista al santuario musulmán de Najab, que dejó un saldo de 85 muertos. Durante las ceremonias religiosas de Ashoura en marzo del 2004, Zarqawi hizo explotar una poderosa bomba en la famosa mezquita que dejó un saldo de 181 chiítas muertos.
Zarqawi y sus círculo de asesinos se dedicaban a colocar coches bomba que provocaban cientos de muertos en intersecciones de tránsito, comercios y restaurantes populares, cuyos resultados dan cifras de miles de ciudadanos inocentes muertos. Se le atribuyen además, entre otros, el atentado a la sede de la ONU en Bagdad, en la que perdieron la vida unas 22 personas.
Los que conocieron a Zarqawi durante sus años de juventud, lo rememoran como un hombre acomplejado y resentido con la sociedad, muy emotivo, pero poco inteligente, histérico e inclinado fuertemente al gangsterismo. Después que conocemos todo este rosario de muertos provocados por el terrorista Al Zarqawi en Irak, es más fácil entender las razones del dictador cubano, para salir con un gesto solidario hacia el mayor asesino de la era contemporánea.
La explicación fundamental está en recordar que el gobierno cubano de Fidel Castro, también, ha cometido hechos criminales deleznables, como la masacre en el pueblo de Caonao y el asesinato en masa de niños inocentes con sus familiares durante la fuga del remolcador 13 de marzo, ambos ordenados por el dictador cubano. A lo anterior, sumemos el criminal Plan de Trabajo Forzado en la prisión de Isla de Pinos, que dejó un saldo de decenas de reclusos vilmente asesinados y mal heridos.
Lamentablemente el espacio periodístico, no nos permite seguir relatando la agresividad represiva y criminal del régimen del dictador cubano, durante sus más de cuatro décadas de existencia.
Pero suponemos, que con lo relatado sea suficiente. Si a esto sumamos la alianza castrista con el narcotráfico, con los terroristas de ETA y sus intromisiones intervencionistas en Africa y América Latina, debemos concluir que la solidaridad de Fidel Castro hacia el terrorista Al Zarqawi no es un mito raro de las circunstancias, sino una triste realidad de similitudes.
albmul@bellsouth.net
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