BARACUTEY CUBANO

Tomado de Cuba Democracia y Vida.org


"LOS MUROS Y SUS DIFERENCIAS"

Por: Iliana Curra

Nuevamente el mexicano Jorge Ramos hace gala de su talento periodístico para tocar su tema preferido: la emigración de sus coterráneos hacia los Estados Unidos. Y es que, a raíz de su visita a Alemania, hace una dramática comparación sobre el muro de Berlín, ya derribado junto al comunismo, con el muro que tratan de construir al sur de esta gran nación.

Dice que “los muros hablan de desconfianza, no de amistad. Los muros se construyen cuando las palabras se agotaron”. Habría que preguntarle si recibe en su casa a todas sus amistades y permite que éstos se hagan dueños de la misma. Y quizás en algo tenga razón, “las palabras se agotaron”. Quizás se hayan agotado porque no hay forma de explicarle al gobierno mexicano, gran responsable de esta entrada al por mayor, que evite que esto siga sucediendo,

Y en su absurda comparación entre el muro de Berlín y el del sur de los Estados Unidos, dice que “saltan en la mente las imágenes –igualmente terribles- de los inmigrantes mexicanos y latinoamericanos que se mueren en la frontera tratando de entrar de manera ilegal a Estados Unidos”, Reconociendo cínicamente que entran de forma ilegal, pero eso no importa, la ilegalidad es algo permitida en este país y por tanto hay que dejar que entre quien quiera.

Y en su lamento permanente por exigir que los suyos lleguen sin problemas y sin muros de por medio, dice: “los muertos que caían en el muro de Berlín eran siempre noticia a nivel mundial y causaban denuncias de políticos y organizaciones internacionales. En cambio, los muertos de la frontera mexicoamericana solo generan silencio oficial. Nada”.

Primeramente, los muertos que caían en el muro de Berlín eran asesinados por causas políticas por los alemanes comunistas. Los mexicanos que mueren en la frontera son, a causa de situaciones con el clima, la falta de agua y condiciones para sobrevivir. Muchos otros son asesinados por los mismos coyotes, dicho sea de paso, mexicanos, que se dedican al tráfico de personas. Su perenne amargura por hacer de esto un caso político le cierra la mente al extremo de hacer comparaciones absurdas. Su obsesión por culpar al gobierno norteamericano por esta situación es totalmente irracional.


Balsa mejicana cruzando el Rio Bravo o Río Grande -->

Se olvida este periodista mexicano que su gobierno, democrático y libre, entregó a un grupo de jóvenes cubanos que entraron a la embajada de Mexico en La Habana. El embajador pactó con la Seguridad del Estado, habló hasta con el propio dictador, y los entregó para que fueran enjuiciados y llevados a prisión. Veintitrés muchachos fueron condenados desde cuatro a doce años de prisión, pero eso quedó en el olvido, porque ni a Jorge Ramos, ni al mismísimo presidente Fox le conviene tocar ese tema. Es demasiado vergonzoso.

Tampoco Jorge Ramos menciona la cantidad de cubanos que son devueltos por el gobierno mexicano, el mismo que se rasga las vestiduras y hace cabildeo para que aprueben leyes migratorias a su favor. Las remesas al país son demasiado altas para perderlas, y mientras más vivan en los Estados Unidos, pues mucho mejor.

Olvida decir, además, que los guatemaltecos, salvadoreños, hondureños y de otros países que intentan llegar a la frontera por Mexico, son maltratados y humillados como perros, quitándoles el derecho que ellos mismos exigen para penetrar ilegalmente en Estados Unidos. A esos los extorsionan, y en el mejor de los casos, los devuelven a sus países de orígenes.


<-- Balseros cubanos en el Estrecho de la Florida

Dice este periodista que “el muro de Berlín se derrumbó mientras que el de Mexico y Estados Unidos se sigue ampliando”, siempre alejando el tema político por el cual ese muro de Berlín se construyó, a diferencia de éste, que evitaría que millones de personas entren al país de forma ilegal, sin control alguno.

“Cualquier muro es una vergüenza, una ofensa, y al final de cuentas, un paredón”, termina diciendo conmovedoramente al extremo de hacer llorar a cualquiera. Pero comparar los muros y hablar de vergüenza, ofensa y paredón, es realmente tonto. Vergüenza deberían sentir aquellos que permitieron entrar a su embajada a militares castristas y sacaran a patadas a jóvenes que querían ser libres. Ofensa es devolver a cubanos que navegan muchas millas buscando un espacio en cualquier país para sentirse personas, mientras exigen que los suyos no sean devueltos. Y el paredón de fusilamiento, sólo lo conocen los cubanos que han alzado su voz contra la dictadura militar de Castro, esa misma a donde son devueltos los cubanos luego de cruzar el muro de agua que los separa de Mexico.

Eso también queda en el silencio cómplice de Mexico y de tantos países e instituciones internacionales que no quieren ponerse a mal con el vejete. El mismo silencio que tuvieron para pactar con la tiranía y decirle a Amnistía Internacional que los cubanos no solicitaron asilo político y solo quería emigrar por problemas económicos. Por si se le ha olvidado, todavía están presos, viviendo en condiciones infrahumanas, pateados y vejados, todo porque cruzaron un muro de una embajada mexicana en la capital cubana.

A fin de cuentas, cada muro tiene su precio. Los cubanos encarcelados, gracias a la cobardía del gobierno mexicano, padecen hoy los horrores de las cárceles castristas y no escucho a ningún periodista azteca preocuparse por ellos. Jamás han tenido una visita de funcionarios mexicanos para saber en qué condiciones se encuentran. Como dice Jorge Ramos: “los muros son un insulto para el que está del otro lado” y quieren decir: “No te quiero aquí conmigo”. “Los muros matan”. Tiene mucha razón. El muro de su embajada en La Habana aplastó las ansias de libertad de jóvenes cubanos que lo cruzaron buscando la libertad que nunca han tenido en la isla. De ese muro no lo escucho decir nada.