BARACUTEY CUBANO

Rafael Rojas ha sido un brillante ensayista, pero me parece que antes de continuar su obra intelectual, debe parar, meditar y reencausarla; a veces los premios y la fama no son buenos consejeros intelectuales. Esto lo dice alguien que confiesa no haber leido todavía " Tumbas sin sosiegos " pero que ha seguido con cierta cercanía la obra de Rafael Rojas.
Para muchos europeos, y no europeos de mediana edad, la figura de Adolfo Hitler y la II Guerra Mundial se asocia a Alemania, pero todos sabemos que Alemania fue y es mucho más que eso. Muchos en el mundo, pero cada vez menos, asocian a " El Caudillo" Francisco Franco con España; pero ya en el mundo, España es mucho más que Franco y corridas de toros. Así sucederá con la asociación entre Cuba y Fidel Castro, las balsas y los balseros; estás últimas también asociadas a Cuba por la globalización . No podemos identificar a la cubanidad con lo que sucede " hoy por hoy ": el hoy pasa y lo sustituye el mañana.
Rafael Rojas omite que muchos otros países de este hemisferio tambien han sido, y son, productores históricos de dictaduras, luego algo que es tan compartido no puede definir ni caracterizar a un pueblo, aunque sea un factor o una cualidad más. Cuba se conoce también por su música, por la pronta y hasta inmediata hospitalidad y familiaridad de los cubanos, su hablar alto, su exagerada gestualidad, etc. elementos tampoco señalados por el ensayista. La cubanidad y lo cubano se ha definido antes y ahora por muchos factores con un peso diferente cada factor; entre estos factores se encuentran hoy los que menciona Rojas y otros que, como ejemplificamos, no menciona. El factor o variable no esencial Fidel Castro, es una perturbación decreciente que muy pronto, y Dios mediante, desaparecerá de la ecuación caracterizadora de la cubanidad.
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Tomado de EL Nuevo Herald.com

Rafael Rojas presentó su libro `Tumbas sin sosiego'

Por Olga Connor

Producto de una generación que se crió en la esfera de la Revolución, Rafael Rojas (nacido en 1965), profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas de México (CIDE), se perfila como el ensayista cubano dentro de la tradición del pensamiento de la República que se cuestiona la identidad nacional --Enrique José Varona, Fernando Ortiz, Lydia Cabrera, Jorge Mañach, Manuel Moreno Fraginals--, y que analiza el devenir de la isla y del exilio en sus proyecciones para la realización de un consenso social en el futuro de Cuba.

La presentación de su libro más reciente, Tumbas sin sosiego: Revolución, disidencia y exilio del intelectual cubano, merecedor del Premio Anagrama de Ensayo 2006, tuvo lugar el miércoles pasado en el Teatro Tower auspiciado por el Club de Lectores del Centro Literario de la Florida del Miami Dade College, que dirige Alina Interián, en colaboración con Univisión 23 y Univisión Radio. Estuvo flanqueado por dos amigos ensayistas y poetas, Andrés Reynaldo y Orlando González Esteva, que asumieron el libro de punto de partida para sus propias reflexiones introductorias.

El pensamiento del libro de Rojas, que trata de la identificación del canon de la ''inteligencia'' dentro y fuera de la isla, es de una verdadera historia intelectual, que en su conferencia se expandió a nuevos horizontes, al destacar algunos puntos que fueron de alta naturaleza polémica. ''A cualquiera le gustaría que su nación se destacara en el mundo por sus buenos abogados, sus poetas virtuosos, sus poetas inspirados y sus audaces peloteros'', dijo, ``pero lamentablemente ninguna identidad se construye sólo a partir de la exaltación, y sin animo de subvalorar a ninguno de los autores antes mencionados [de libros que han hecho estos análisis], me atrevo a recordar que existe otra escuela: la de los axiólogos que han mirado de frente y con los ojos abiertos al horror que nos constituye. Pienso naturalmente en dos ensayistas republicanos, Fernando Ortiz y Jorge Mañach. Pero también en personas de generaciones diversas... como en Virgilio Piñera, Carlos Alberto Montaner, Gustavo Pérez Firmat...''


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''Cuba es la nación americana que produce más suicidios per capita'', siguió diciendo Rojas, basándose en un dato de Louis A. Pérez, Jr. Algo de lo que no nos podemos enorgullecer obviamente. ''También nos definen el choteo, el canibalismo, la frivolidad, la abulia'', declaró. ''¿Qué tanto más airados y soberbios somos que los argentinos o los mexicanos?'', se preguntó. ''Lo que nos define es la ausencia de la democracia''. Y esta simple declaración es de una extraordinaria trascendencia, explicó Rojas, porque Cuba es como una fantasía para muchos.

''Las peregrinaciones recientes de Oliver Stone, Steven Spielberg y de Noam Chomsky a La Habana son testimonios de un fetichismo sórdido practicado por Hollywood y la Academia, los gurús de la imagen y la idea, en torno a la última reliquia comunista del planeta'', dijo Rojas. ``Poco sentido tiene reinventar la cubanidad como base de la futura resistencia a esta globalización que nos define como productores históricos de una dictadura. Aunque nos humille o nos avergüence, hay que aceptar que hoy por hoy el símbolo de la cubanidad más globalizado o más socializado es la figura de ese anciano delirante y ególatra que nos gobierna''.

Esta afirmación la puede comprobar todo el que viaja a países lejanos, porque de Cuba lo que se reconoce no es ni siquiera aquello que antes no nos enorgullecía tampoco --pensábamos que teníamos mucho más--, que eran el ron, el azúcar, y el tabaco. Hoy sólo nos asocian con el nombre de Fidel Castro.