sábado, julio 29, 2006

HAMÁS Y HEZBOLÁ: DOS FRENTES, UN OBJETIVO

Tomado de


http://www.diariovasco.com/pg060729/prensa
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Hamás y Hezbolá: dos frentes, un objetivo

«En ambos casos, los gobiernos han permitido que los grupos terroristas sigan operando libremente y que sigan actuando en contra de Israel, con sus propias armas, sus propias agendas y sus propios intereses»

Alona Fisher-Kamm
Ministra Consejera. Embajada de Israel


En marzo de 2000, Israel se retiró del sur de Líbano. Cinco años más tarde, en agosto de 2005, concluyó una retirada unilateral de la franja de Gaza. A pesar del carácter tan distinto de los dos acontecimientos, pueden verse muchas similitudes que podrían, tal vez, aclarar la situación actual que vivimos en la región.

En primer lugar, en ambos casos se trataba de una retirada unilateral e irreversible, en el sentido de que la idea de Israel era poner fin a su presencia en estos territorios y no volver nunca más. Se quería cerrar un capítulo trágico para abrir uno nuevo, lleno de esperanza. En ambos casos, Israel se retiró de la totalidad del territorio de forma clara e inequívoca poniendo fin a cualquier reivindicación o conflicto territorial, lo cual fue reconocido por la comunidad internacional.

En ambos casos, Israel optó por la unilateralidad al no tener un socio o un interlocutor válido. En aquel momento el Gobierno libanés dependía totalmente de Damasco, que ocupaba su territorio y ejercía su poder. En el caso de la Autoridad palestina, Israel inició la retirada cuando Arafat utilizaba el terrorismo como medio de presión política e Israel la llevó a cabo cuando Abu Mazen llegó al poder. A pesar de su buena voluntad -y entendiendo que el terrorismo no sirve la causa palestina-, Abu Mazen optó por lo fácil y evitó un enfrentamiento directo con Hamás y los grupos terroristas.

Pero las similitudes siguen. En ambos casos, los gobiernos han permitido que los grupos terroristas sigan operando libremente y que sigan actuando en contra de Israel, con sus propias armas, sus propias agendas y sus propios intereses. Y, aun más grave, han permitido los ataques a ciudades israelíes desde el mismo territorio que Israel evacuó. Todavía están frescas en nuestra memoria las imágenes difíciles de la retirada de Gaza y el desmantelamiento de los asentamientos. El primer ministro Ehud Olmert fue elegido para llevar a cabo su proyecto de seguir este proceso, pero ahora, ¿cómo podrá convencer a la opinión pública israelí de que una retirada dolorosa es necesaria en el camino hacia la paz y que traerá consigo lo que los israelíes añoran: poder vivir en paz y en seguridad?

En ambos casos, los gobiernos (el Gobierno libanés por un lado y el presidente Abu Mazen por otro), al no querer enfrentarse a los grupos terroristas en el terreno, han tenido que hacerlo en las urnas. El Gobierno libanés integró a dos ministros de Hezbolá y les dio la legitimidad y el acceso al poder; en el caso de Hamás es aún más evidente: el grupo terrorista es el poder. Se ha hablado mucho sobre el proceso democrático palestino que facilitó el acceso de Hamás al poder. ¿Democrático?, tal vez. Pero, ¿acaso hay algún país democrático que permita la participación en el proceso electoral a un partido que tiene armas, que ataca al vecino con terroristas y cohetes y que llama a su destrucción, negándole el derecho a la existencia? ¿Democrático, un partido que no cree en los valores democráticos pero que hace un uso cínico de ellos sólo para acceder al poder como el caso palestino? ¿Hay algún país que permita que un partido político tenga 15.000 cohetes dirigidas en contra de la población de un país vecino o que tenga su propio ejército desplegado en las fronteras y que provoque al vecino según sus propios intereses?

¿He dicho 'sus propios intereses'? En el caso de Hezbolá es dudoso. Hezbolá representa los intereses en el Líbano y en oriente próximo de Siria y sobre todo de Irán. Fue creado por Irán y cuenta con su apoyo financiero (cien millones de dólares anuales), con las armas que le provee a través de Siria y con su entrenamiento. Cientos de miembros de la guardia revolucionaria iraní forman parte de la organización. El momento elegido por Hezbolá para su última provocación, en plena crisis entre Irán y la comunidad internacional por el desarrollo de su programa nuclear, es un claro reflejo de esta triste realidad.

Y, ¿qué decir de la teoría defendida por muchos de que los terroristas una vez en el poder mostrarían moderación para poder gobernar? Esto no ha ocurrido ni en el caso iraní, ni en el caso libanés y tampoco en el caso palestino. Todo lo contrario. Parece que es más fácil para ellos gobernar con provocaciones, aunque sea en detrimento de su propia sociedad, que con moderación y responsabilidad.

Las similitudes también se reflejan en la última crisis. En ambos casos Israel ha sido provocado diariamente por los grupos terroristas. Aun antes del secuestro del soldado israelí en el sur, se lanzaron katiushas contra la población israelí. Más de mil katiushas en pocas semanas que hacen la vida imposible a un gran número de israelíes. ¿Hay acaso algún país democrático que lo permita? Hezbolá ha mostrado en los últimos meses su voluntad de provocar y de secuestrar soldados y civiles israelíes en la frontera del norte y no esperó ni siquiera un momento para llevarlo a cabo aprovechándose de la confrontación en el sur y tratando de desviar la atención de Irán.

¿Qué han conseguido? Nada. Más y más sufrimiento de la población civil, palestina, libanesa e israelí. El sueño de la paz y de la convivencia en la región se aleja más y más. Más y más población tomada como rehén en manos de intereses extranjeros, haciendo un uso cínico de su sufrimiento.

Nos critican a los israelíes por no distinguir entre la población civil y los terroristas y porque nuestra reacción es desproporcionada. Israel está tratando de limitar sus ataques a las bases e infraestructuras que sirven para amenazarnos. Sin embargo, esto resulta en ocasiones muy difícil pues estos grupos, con total intención, atacan a Israel desde ciudades y centros poblados, y esconden sus armas y sus cohetes también en casas privadas, una situación permitida por unos gobiernos (palestino y libanés) débiles. Ha Llegado el momento de que los gobiernos elijan y asuman sus responsabilidades si es que realmente quieren evitar el sufrimiento de sus pueblos. Llegó el momento de que la comunidad internacional convenza a estos gobiernos y les ayude para que puedan asumir la responsabilidad de la seguridad de su población.

Nadie, excepto los terroristas, quería llegar a la situación actual en la cual están muriendo civiles de todos los lados (sí, también de Israel, por si alguien lo olvida). Se hubiera podido hacer más para evitarla, como por ejemplo, incluir a Hezbolá en la lista europea de grupos terroristas y exigir del Gobierno libanés que cumpla, con la ayuda de la comunidad internacional, las resoluciones de las Naciones Unidas que estipulan el desarme de Hezbolá. No se ha hecho, pero tampoco es tarde. Sería del interés de todos: de la comunidad internacional, del Gobierno y del pueblo libanés, de los palestinos, de los países árabes moderados, de Israel y de todos aquellos que sueñan con la paz y quieren conseguirla.