¨UNA ESCENA BABELICA ¨
«Una escena babélica»
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Manuel Díaz Martínez, Isel Rivero y Marcelino Miyares. Analistas opinan sobre la situación actual en Cuba.
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miércoles 16 de agosto de 2006 6:00:00
Manuel Díaz Martínez
Escritor, codirector de la revista Encuentro de la Cultura Cubana.
El último comunicado de Fidel Castro —en el que dice que su recuperación será lenta, que su vida aún corre peligro y que sus seguidores deben estar preparados para una "noticia adversa"— contradice el carnavalesco optimismo de la prensa oficial y de algunos personeros áulicos acerca de la salud del dictador y del régimen. A esto se une la mudez del regente designado y de casi todo el cuerpo ministerial. Todo ello, incluyendo la movilización de 80.000 reservistas, conforma una escena un tanto babélica que parece llamada a prolongarse no se sabe por cuánto tiempo.
Los regímenes en que la voluntad de un caudillo prevalece sobre las instituciones, o sea, en que un caudillo demuestra que el Estado es él —y el régimen de Cuba es de éstos—, empiezan a pudrirse por la cabeza, como los peces. El pez que nos ocupa ha empezado a pudrirse. La perestroika comenzó a gestarse en el mismo instante en que Stalin expiró, y, a juzgar por el último comunicado de Castro, Cuba está en el umbral de una nueva etapa de su historia. El régimen castrista ha entrado en el laberinto de su metamorfosis. No sabemos en qué se transformará ni cuál será el recorrido que inevitablemente ya está emprendiendo.
Supongo que Raúl Castro y sus aliados militares y civiles intentarán inmovilizar el sistema, pero llegará el momento en que, para mantenerse en el poder, tendrán que hacer reformas. Las primeras serán económicas, para aliviar la dura vida que la revolución ha impuesto al cubano de a pie durante casi medio siglo.
A partir de tales reformas, con la ayuda del sentido común y el empuje cívico de una oposición unida, espero que en algún momento el inevitable proceso de descomposición del régimen dé paso a la construcción de un democrático Estado de derecho. Sólo entonces estaremos en condiciones de empezar a olvidar la pesadilla.
Isel Rivero y Méndez
Escritora cubana.
Así, he aquí, que llegó el momento en que Fidel Castro dobló la rodilla y el tiempo, siempre puntual, tocó a su puerta. Ahora qué, se preguntan, especulan académicos, disidentes, políticos, analistas, los medios de comunicación. Habrá o no una transición pacífica. Pero qué transición, qué modelo, qué camino tomar.
Lo que sabemos a ciencia cierta es que el sistema como está no puede dar de sí mucho más. Compaginar inversiones sociales, modernización del ejército, mantenimiento de las redes de seguridad tanto civiles como militares, sin un sistema fiscal de impuestos es y ha sido el modelo puesto en práctica. Esa, entre otras, ha sido la causa de la depauperación de las infraestructuras tales como transporte, vivienda y energía, sin mantenimiento posible y sin accesos ni posibilidades de entrar de lleno en una economía de mercado, anatema del sistema.
Hace sólo unos meses Fidel Castro movilizó a miles de 'agentes sociales' jóvenes para cazar a los corruptos que robaban los bienes públicos. Pensé en China y la Revolución Cultural. Pero esto una vez más reveló la ceguera de quien no puede ver más allá de sí mismo, de quien no puede escuchar sino escucharse en el solipsismo que siempre le ha caracterizado. Los corruptos, como se les llamó, es la población entera de la Isla que busca cómo subsistir, cómo "resolver" cada día. La política de la escasez, tanto como la del miedo, son cruciales para mantener a la población sumisa.
¿Entonces qué? Hablamos de una isla. Una isla con pocos recursos, excepto el sector agropecuario si fuera bien gestionado, el turismo por sus playas y cayos, algo de níquel y cobre, y para de contar. Sí, queda algo que siempre se olvida: sus recursos humanos.
En este último caso, habría que reconducir a toda una población a retomar las riendas de su propio destino, desde la capacidad de asumir su propia individualidad, su propio destino, por encima de lo que por tantos años se ha enmascarado bajo el bien colectivo al más bajo denominador.
Es posible que la población, precisamente porque ha tenido que crear una economía sumergida, esté ya preparada para asumir los retos que en una democracia exigirá el sacrificio de tener que pagar alquiler, y contribuir a una seguridad social para sostener un sistema de salud y de educación competentes y libres. Digo libres porque el cuidado médico que reciben los extranjeros que visitan la Isla para sus tratamientos quirúrgicos no es el mismo que recibe la población en general. Digo libres porque la educación está severamente matizada por el adoctrinamiento político.
No se ha cuantificado de manera fiable cuánto ha representado en términos económicos para la Isla el embargo norteamericano o la Ley Helms Burton. Según afirma el gobierno cubano en Naciones Unidas, este embargo ha representado pérdidas por más de 79.000 millones de dólares. Tenemos datos de que esta ley, especialmente en lo referente a las sanciones que se aplicarían a los que comercian con la Isla, no ha sido aplicada a rajatabla porque hay intereses comerciales extranjeros que siguen operando en Cuba sin ningún tipo de problemas, excepto la burocracia estatal.
Véanse, por ejemplo, la preocupación de inversores españoles durante la "guerra del canapé", la competencia entre abastecedores norteamericanos y europeos, que se amparan en la cláusula de ayuda humanitaria de la citada Ley. Y, por último, los acuerdos bilaterales comerciales recientes con China, Brasil, Venezuela, Argentina, entre otros. (Se estima que en el año 2005 las exportaciones de níquel ascendieron a 800 millones de dólares, las de azúcar a 500 millones, las de tabaco a 200 millones y que el turismo contribuye con aproximadamente 2.000 millones anuales).
Finalmente, también fluyen hacia la Isla las remesas que envían los cubanos desde el exterior y que representan una cantidad importante de divisas para el país, que según la Comisión Económica para América Latina rondan los 900 millones de dólares netos. No creo que estén incluidos en esta cifra los salarios de los trabajadores cubanos enviados por el gobierno a apoyar a otros países en los sectores salud, educación y deporte.
La experiencia de Naciones Unidas en países que se han enfrentado a una transición, como por ejemplo Namibia o naciones de Centroamérica o África del Sur, plantea elecciones libres y justas, establecimiento de una Asamblea Constituyente o de un Comité de Sabios para recoger los puntos de vista de todos los grupos y proceder a elaborar una nueva Constitución.
Así como la creación de una Comisión para la Reconciliación y la Verdad —que se encargaría de escuchar todas las demandas contra los órganos represivos y sus agentes—, el desmantelamiento de los aparatos de seguridad y su reconducción a la democracia con un fuerte componente de educación en los derechos humanos, la liberación de todos los presos políticos, la abolición de la pena de muerte y la aplicación de todos los Convenios Internacionales que haya firmado el país, entre los cuales figuran el Pacto de Derechos Civiles y Políticos, los Convenios contra la tortura, contra la discriminación racial y la eliminación de la discriminación contra la mujer y muchos otros.
Si hablamos de la experiencia de Naciones Unidas, hablamos de cambios de poder y de la filosofía del mismo, en un clima pacífico que conllevaría negociaciones a múltiples niveles. Por lo cual tenemos que pensar en una transición de al menos uno a dos años, pues cada paso tiene que ser medido conforme a los parámetros de la pluralidad y del consenso entre todos los representantes de la sociedad civil, dentro y fuera de Cuba, así como del presente gobierno, que será el que acepte el principio de una transición. A no ser, claro, que hubiera una sublevación popular.
La experiencia de los países que salieron de la esfera soviética será muy importante para evitar en lo posible aquellos errores que pudieron cometer las nuevas democracias.
Pero, sobre todo, no debemos olvidar que Cuba es una isla, anclada en el Caribe, que es parte de la comunidad regional de otras islas y Estados colindantes que también tendrán una experiencia solvente que ofrecer, que se integrará finalmente a la Organización de Estados Americanos y a las organizaciones del Sistema Bretton Woods, de las cuales ha estado alejada, que deberá asumir el reto de su reconstrucción con humildad utilizando a sus propios profesionales, apoyados por el acceso a la información exterior hasta ahora negado.
Ha aprendido mucho el cubano a ser autosuficiente, a encontrar donde no hay y esta cualidad ayudará sin duda al proceso que se avecina, que no será un lecho de rosas.
Si, como a veces he sospechado, se inclinara la balanza nuevamente hacia la represión, la única vía factible y visto el reciente reforzamiento del Partido Comunista, es que Cuba gravitaría hacia un modelo chino, salvando las distancias, más aperturista hacia el capitalismo e integrado en la Organización Mundial del Comercio.
La paciencia es, sin duda alguna, la herramienta vital en estas circunstancias, pues sólo ella nos indicará cuándo, parafraseando a la escritora cubana Julieta Campos, se despejarán las nieblas y, yo añadiría, las tinieblas.
Marcelino Miyares
Exiliado, presidente del Partido Demócrata Cristiano de Cuba.
Hay una gran incertidumbre en la situación actual en Cuba. Esta incertidumbre está acompañada por un ambiente de temor a las acciones que puedan generarse tanto por parte del gobierno, como de EE UU o de los exiliados. Dentro de Cuba hay una situación de "suspenso". Suspenso para hablar. No se hace nada que pueda verse como "negativo". Pero como el pensamiento es algo que no se puede suspender, creo que todos los actores de dentro y fuera están pensando qué hacer en la nueva situación.
Esta situación nueva, de cambio de jefe y equipo de gobierno, crea también nuevas oportunidades para facilitar las transformaciones que más del 90% de la población de dentro y fuera de Cuba, queremos. Entramos en una dinámica de proceso de cambios que tiene vida propia y que genera oportunidades de acción/participación. El primer cambio justo y necesario, y que debe plantearse dentro de la dinámica interna, es el de la liberación de todos los presos políticos. Esta es la primera oportunidad de cambio que se nos presenta y que, de ser bien trabajada, aceleraría la dinámica de otros.
Otra gran oportunidad que se nos presenta a la oposición es la de trabajar en concertación en las transformaciones en las que estamos todos de acuerdo, como la de los prisioneros políticos. La dinámica de cambio ha de generar múltiples oportunidades que tenemos que ver con objetividad dialéctica, a fin de poder actuar con efectividad.
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