LA APUESTA DE RAÚL CASTRO
Tomado de Cuba Liberal.org
La apuesta de Raúl Castro
Por Elías Amor Bravo, Valencia
Finalmente, si nos decidimos a creer en todo lo que hemos leído, escuchado o comentado desde el pasado día 1 de agosto, la conclusión es evidente: Fidel Castro está apartado del poder por una grave enfermedad, su hermano y sucesor apenas ha movido los resortes políticos que tiene a su disposición, y la sociedad cubana se mueve en medio de un clima de desconfianza, temor, desinformación y dudas sobre lo que está sucediendo en la Isla. No en vano son muchos los turistas que vuelven de Cuba y declaran, con sorpresa, cómo son ellos los que tienen que informar a los sorprendidos cubanos de lo que está sucediendo en su propio país. Hasta aquí, nada más. Ni transición, ni sucesión: inmovilismo.
Apagadas las celebraciones de los primeros momentos, la situación interna en la Isla es muy delicada: las distintas corrientes políticas dentro del sistema buscan con rapidez construir un espacio para jugar sus opciones, una vez que Fidel Castro está cada vez más apartado. El nombramiento reciente de Ramiro Valdés para un ministerio de fuerte contenido tecnológico e inversor es un movimiento estratégico en clave interna, que traslada la contundencia de la lucha entre las facciones y, sobre todo, la enorme debilidad política de Raúl Castro, que se ve obligado a incorporar a un personaje, de su misma edad, con el que, al parecer, nunca le han ido bien las cosas y sin embargo, que ha estado presente en su vida desde las experiencias “revolucionarias” de los años 50. Y mucha gente se pregunta, por qué Ramiro Valdés, y por qué ahora. No será el último. En las próximas semanas, habrá más sorpresas.
En tales condiciones, las esperanzas de cambios en la Isla se han difuminado. Por fortuna, Guillermo Fariñas ha dejado su huelga de hambre que podría haberle costado la vida, y las Damas de Blanco continúan con sus protestas silenciosas ofreciendo al mundo la evidencia de que las cárceles castristas continúan llenas de presos cuyo único delito es la disensión. La ausencia de libertad de información es una vergüenza para el régimen castrista, y Raúl debería tomar buena nota de ello.
No creo que por la mente de Raúl pase adoptar decisión alguna que suponga enfrentarse a la herencia de su hermano. Al menos, de momento. La demostración más evidente ha sido el nombramiento de Ramiro Valdés. Raúl va a ser vigilado de forma muy directa para que olvide y aplace cualquier iniciativa que pudiera dar un margen de legitimidad a su designación como sucesor del régimen. Ahí se encuentra su principal reto, si quiere liderar la transición. Otras experiencias como la transición española ponen de manifiesto que el líder tiene que arriesgar, tiene que “mojarse” en la dirección adecuada, incluso cuando ello le suponga enfrentarse a los que acomodados en una determinada situación política de partida, plantean serias objeciones a los cambios.
Siempre he tenido mis dudas respecto a la capacidad de Raúl Castro para asumir ese papel en Cuba, y en cualquier caso será difícil iniciar proceso alguno en vida de su hermano. Pero los cambios que se produzcan en la primera línea de poder político en la Isla en los próximos meses van a ser una prueba de fuego para ese liderazgo. La sustitución de técnicos de bajo perfil político por “revolucionarios” de primera línea del poder como ha sucedido con RamiroValdés, deja muy mal a Raúl frente a la correlación de fuerzas políticas internas, y es una decisión que va claramente en contra de sus intereses de legitimarse al frente del sistema.
Por eso, desde aquí le propongo una idea: ya se que puede ser una utopía, pero en España resultó muy positivo, sobre todo, en el medio televisivo, y desde luego en la radio y prensa diaria, cuando en los albores de la transición aparecieron los primeros medios de comunicación independientes y libres. Sería una apuesta estratégica, compleja en el sistema político cubano, pero factible. No se trata de “mesas redondas informativas”: ese ha sido un invento de Fidel Castro para llevar adelante su particular “batalla de ideas”. La apuesta arriesgada y valiente, y la demostración de que va a hacer las cosas de forma distinta a su hermano sería dar cauce a la apertura informativa en la Isla. Sería un indicador de que la transición se abre camino. Negociar con aquellos que quieren frenar cualquier cambio en la Isla, la apertura de espacios de libertad de información es una baza que tiene Raúl Castro a su alcance, si la desea jugar. Y, sobre todo, sería una muestra de que Raúl quiere jugar fuerte.
Septiembre 4, 2006
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