LA HORA DE LA DEMOCRACIA EN CUBA
La hora de la democracia en Cuba
Óscar Arias, El País, España
28 de agosto de 2006
"…Cuba es hoy la única excepción en la gran transformación iberoamericana hacia la libertad. Cuba es hoy el único país hermano que se niega a aceptar que la democracia, a pesar de todas sus carencias y debilidades, es el sino de nuestra historia. Para quienes genuinamente creemos que la democracia es un derecho de los pueblos, ha pasado de sobra el tiempo de tapar con hojas de parra lo que todos sabemos. Cuba no es una democracia 'diferente', ni ha seguido un camino propio, escogido por el pueblo cubano. Cuba es —lisa y llanamente— una dictadura, y eso nos duele a quienes amamos la libertad…".
"…Ante todo, democracia significa un poder político sometido a límites y controles, el más importante de los cuales es el control ciudadano que implican las elecciones periódicas y la posibilidad cierta de la alternancia en el poder. Nada de esto existe en Cuba".
"…Si alguien insiste en afirmar que el pueblo cubano desdeña estos privilegios y rechaza esta acepción de democracia, nos tendrá que decir qué extraordinario rasgo antropológico o genético separa a los cubanos de los alemanes del Este, que celebraron con júbilo la caída del Muro de Berlín; de los checos que, saliendo por miles a la calle, hicieron posible la Revolución de Terciopelo en 1989; de los estudiantes chinos masacrados en la plaza de Tiananmen; de los activistas que, a pesar de la represión, insisten en unir su voz a la de Aung San Suu Kyi para pedir la democracia en Myanmar; de los miles y miles de españoles, argentinos, chilenos, uruguayos, portugueses, brasileños, peruanos, salvadoreños, nicaragüenses... que perdieron la vida, la libertad o el arraigo a su patria, en la lucha contra las dictaduras y en el afán de hacer valer los derechos que son esencia de una democracia. Nos tendrá que responder, en suma, por qué Cuba camina a contrapelo de la historia…".
"…Quisiera pensar que la convalecencia del presidente Fidel Castro abrirá, por fin, un debate largamente pospuesto sobre la transición democrática en la isla. Es una discusión en la que los países iberoamericanos —víctimas muchos de ellos del olvido internacional cuando eran gobernados por dictaduras— tienen el deber de participar. No para imponer un rumbo al pueblo cubano, sino tan sólo para crear las condiciones para que este último elija —genuinamente y no de mentiras— un camino propio…".
Óscar Arias, El País, España
28 de agosto de 2006
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