viernes, octubre 27, 2006

AVANCE CONSERVADOR

http://www.cubanet.org/CNews/y06/oct06/26a7.htm



Avance conservador


Por Aleaga Pesant




LA HABANA, Cuba - octubre (www.cubanet.org) - En medio de una sostenida y cada vez más agravada crisis en el transporte de la isla, el Consejo de Estado acaba de relevar de sus cargos de Ministro a Carlos Manuel Paso Torrado y ha nombrado al miembro del Secretariado del Comité Central Jorge Luis Sierra Cruz.

Sin embargo, no debemos equivocarnos. Más que el cambio de un burócrata ineficiente por otro, lo que ha ocurrido es un nuevo movimiento en el ajedrez de la transición, donde los conservadores (con las piezas negras) han impuesto a uno de sus hombres en el estratégico e ineficiente Ministerio de Transporte.

El nuevo ministro, Jorge Luis Sierra Cruz, estudió Tecnología de Construcción de Maquinaria en el IST de Holguín y fue Presidente de la FEU del centro. En 1980 inició su vida laboral como Profesor en el ISTH hasta 1987.

Su meteórica carrera política se desarrolló bajo el liderazgo del impetuoso Roberto Robaina, que lo impulsó a ser de un oscuro cuadro profesional de la UJC a Secretario General del Instituto. De ahí en 1989 a 2do. Secretario de la UJC en la Provincia de Holguín y en 1991 a Primer Secretario. En 1992 fue promovido al trabajo del Partido en el Comité Municipal de Holguín, en 1993 electo Primer Secretario y en 1994 ascendido a Primer Secretario de la Provincia, más adelante al Buró Político del Comité Central del partido comunista y luego como corresponde, Diputado de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Junto con los actuales primeros secretarios del partido en las Provincias del Holguín y Ciudad de La Habana Miguel Díaz Canel y Pedro Sáez Montejo, Sierra Cruz fue considerado en su momento como uno de los jóvenes primeros secretarios del Partido que, en plenas reformas de 1994, Robaina llevó en su agenda política.

Al ser defenestrado Robaina en 1999 hubo un reajuste en el diseño de la elite y los reformistas pasaron a una defensa cerrada donde cada vez perdían más hombres. El caso de Sierra Cruz es uno de ellos. Al no tener ni el carisma, ni el talento organizativo de Díaz Canel y Sáez Montejo, su trabajo declinó y ante la posibilidad de ser sancionado se refugió con los conservadores, menos eficientes y más dogmáticos, que lo protegieron cuando estuvo a punto de ser expulsado de la provincia en el año 2001.

Pasó entonces a las estructuras burocráticas del partido comunista. Con la reconstitución del Secretariado del Comité Central en julio de este año pasó a formar parte de este conjuntamente con los líderes del "bunker": Machado Ventura, Balaguer Cabrera y Lazo Hernández.
El nuevo ministro asumió sus responsabilidades enfrentando una situación muy crítica, sobre todo en el transporte de pasajeros automotor urbano e interprovincial, así como en el de trenes y la aviación ya que el marítimo ha desaparecido, excepto en el viaje del sur de La Habana a la Isla de Pinos.

Aunque en los últimos dos años el gobierno comunista hace alarde de los nuevos créditos recibidos para la solución del transporte por parte de algunos países como China y Rusia, lo cierto es que el ineficiente diseño de explotación de los equipos y las vías, sumado a la falta de independencia de las diferentes empresas del ramo para solucionar el problema de manera ejecutiva y efectiva, el agravado deterioro de la infraestructura vial, además de un ineficiente servicio de postventa para el mantenimiento y la reparación en este segmento de la economía, hace poco creíble su prevista reanimación.

Es por eso que algunos analistas se inclinen a pensar que el nombramiento de Sierra Cruz tiene que ver con la intención de los "ayatolas ideológicos" de controlar la administración de los créditos y medios que debe asumir el estado cubano en los próximos meses.

Sobre la posibilidad de que el nuevo ministro pueda aminorar la actual incertidumbre sobre el desarrollo de ese sector, otros analistas coinciden en que se puede repetir la historia del General que fue enviado a solucionar deficiencias en la industria azucarera a finales de la década de los noventa del siglo pasado y que luego de un lustro de tratar de corregirla, esta se había extinguido.

No es difícil comprender que si no se hacen los cambios estructurales necesarios, el nuevo ministro sólo será otro sepulturero de la modernización en la isla. Por lo pronto lo que se visualiza, es el avance "bunker conservador" dentro de la arquitectura de la sucesión.