EL PERIODICO INVISIBLE // HUGO CHAVEZ Y LA MEZQUITA ATACADA
El periódico invisible
Madrid 06-10-2006
Cuando el corresponsal en La Habana del periódico español El País, Mauricio Vicent, repite lo que desde los inicios de las transmisiones de TV Martí divulgan los medios oficialistas cubanos, sobre la supuesta ineficacia de las emisiones hacia Cuba, cae en el error de solamente valorar esa situación en el aspecto económico.
En su artículo titulado “Una televisión invisible”, el periodista afincado en La Habana, omite un análisis más objetivo de todo lo que se deriva de las emisiones de TV Martí hacía Cuba. No es simplemente el hecho de que el gobierno dictatorial tenga éxito o no en la interferencia, sino la certeza de que, con esa actitud de La Habana de bloquear las transmisiones, el miedo del régimen a la libre información se pone al descubierto de una forma bastante clara.
Desde el inicio de las emisiones de esta televisión, el gobierno ha estado determinado a impedir que su contenido pueda ser visto por la población cubana. No le ha importado gastar, pese a la grave situación económica y social, una enorme cantidad de recursos en interferir la señal. Ha embargado y sancionado duramente a quien haya sido descubierto con una antena "parabólica" (a veces tan sólo un simple e ingenioso barreño de metal), no sólo para ver la emisión por satélite de TV Martí sino de cualquier otro canal que el contenido no pueda pasar por el filtro censor del régimen.
Doctor Pedro Roig, Director de Radio TV Martí
Estas omisiones del periodista en La Habana de El País son comprensibles si se quiere seguir manteniendo esa corresponsalía en Cuba, dado que en caso contrario el régimen cubano lo mandaría de vuelta a Madrid acusándolo seguramente de agente de la CIA o al servicio de un medio enemigo de la “revolución cubana”. Lo curioso de todo es que dicha corresponsalía si que no puede ejercer ninguna influencia en la sociedad cubana. El País no se puede leer en Cuba, ni tan siquiera ser pasado por la aduana sin que sufra un decomiso. El País, El Mundo, El ABC, La Razón o revistas tan subversivas y contrarrevolucionarias como Muy Interesante y Hola están prohibidos en Cuba.
El objetivo que persiguen la Radio y la TV Martí son claros y concisos: intentar llegar a desbloquear el control que ejerce el gobierno totalitario sobre los medios de comunicación. Intentan brindarle al cubano una opción informativa diferente y sobre todo libre, sin censuras. Si no lo pueden lograr de forma inmediata se corrige con grabaciones que con el tiempo logran romper el bloqueo cubano, poco a poco lo burlan, y grabaciones en vídeos u otros soportes pasan de mano en mano entre los cubanos.
El objetivo de El País, conociendo ya que no puede ir destinado a los cubanos porque el propio régimen también lo prohibe, sería informar a sus lectores en España y a otros suscriptores del mundo. Si al menos la dirección de El País hiciera una edición especial para Cuba, claro está, de forma que el contenido no molestara al régimen, estoy seguro que tendría un éxito envidiable, sobre todo por el número de hojas que tiene. El periódico oficial cubano Granma sólo tiene 4 hojas y se utiliza como sustituto al papel higiénico dada la escasez de éste último. Puede que un solo periódico de El País le permita al cubano llegar a final de mes. Sería el periódico más valorado, sin duda, por el "órgano" del cubano en que el régimen ha descargado su incompetencia por 47 años.
La forma en que ejercen ambos medios, influencia en Cuba, repercute en el análisis de rentabilidad. Es posible que El País no incurra en excesivos gastos, es más económico, gasta mucho menos que TV Martí. Pero la diferencia es que la Radio y la TV Martí se destinan para informar a quien no tiene acceso a la información libre y El País a informar a sus lectores sobre Cuba, pero sólo una parte de esa realidad, visto lo visto. Lo que nos recuerda eso de que una parte de la verdad suele ser la mejor mentira.
O sea que El País, a diferencia de la Radio y la TV Martí, no está destinado a informar a los cubanos sino a desinformar a los españoles. Por lo que no me queda ninguna duda: la mentira, a veces, es rentable.
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Chávez y la mezquita atacada
por Wenceslao Cruz Blanco
Madrid 04-10-2006
«El mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellos que permiten la maldad»
Albert Einstein
El asesinato cometido en la mezquita musulmana Sheik Ibrahim Bin Abdulaziz Al- Ibrahim, el pasado sábado 9 de septiembre en Caracas, es un reflejo de lo peligroso que puede resultar inculcar el odio. En este caso, las continuas declaraciones antisemitas del irresponsable presidente venezolano, llevaron a la muerte a Omar Medina, vigilante del centro religioso. El ataque, al parecer, fue resultado del "error" de un grupo de seguidores de Chávez que confundieron la mezquita con una sinagoga.
Mezquita de Quebrada Honda confundida con una sinagoga
La turba de fanáticos chavistas que fueron convocados por el oficialismo en la avenida Bolívar se dirigió a las instalaciones religiosas y al grito de “¡Mueran los judíos!” atacaron la fachada con balas, alcanzando algunas de ellas al vigilante de 58 años de edad. Balas de odio que dejan a una viuda y tres huérfanas sin comprender el por qué de la muerte de su ser querido, un hombre amable y respetuoso, según los que le conocían.
No se conoce que Ahmadineyad mencionara el tema en su reciente visita a Caracas, es posible que ni tan siquiera fuera informado por su amigo venezolano. En cualquier caso un “error” de este tipo puede perdonársele a uno de los pocos mandatarios que defienden al régimen teocrático y terrorista de Irán. El chavismo puede atacar mezquitas siempre que haya pensado antes que eran sinagogas. El “protestómetro” árabe-islamista se mantuvo sin variación ante este acto de violencia, pero el Papa Benedicto XVI no puede hablar contra la violencia sin que se malinterpreten sus palabras y sean atacadas iglesias y asesinada una monja.
¿Tratará Chávez de evitar en el futuro situaciones como éstas?
Si sigue las instrucciones de su agonizante maestro cubano, Fidel Castro, es probable que no. Ambos ya conocen que el poder de las turbas organizadas para reprimir a los opositores políticos es más efectivo que un ejército. Los efectos de las acciones que hagan las turbas siempre eximirán a las instituciones gubernamentales de responsabilidad. Una acción violenta siempre será traducida por el oficialismo como una respuesta popular contra supuestos indeseables ciudadanos u oligárquicas organizaciones que no responden a intereses del pueblo venezolano.
A Chávez sólo le queda perfeccionar a esas turbas, darles un poco de mejor organización. Así evitarán confundir en el futuro una sinagoga con una mezquita. Pero sólo eso. Como buen aprendiz de tirano, el gobernante nunca condenará la violencia sino que la estimulará acompañándola de ese victimismo internacional crónico, donde continuamente critica a los Estados Unidos y a Israel e intenta con ello poner un velo a su propia naturaleza violenta. Dirá siempre que se defiende, mientras encarcela y elimina a cuanto venezolano cuestione su despotismo.
El ataque a la sinagoga “virtual” de Quebrada Honda, que resultó ser una Mezquita, constituye un cruel ejemplo de cómo un mal puede regresar al origen. El origen no necesariamente quiere decir donde nace el mal sino donde se le tolera y hasta se le justifica. Ninguna institución islámica, hasta la fecha, ha condenado el ataque ni el asesinato de Omar Medina. Con ello se hacen cómplices y justifican la acción admitiendo que fue un “error”. Han mantenido el mismo silencio que mantienen cuando se atacan iglesias o sinagogas reales.
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