EDITORIAL DIARIO LAS AMÉRICAS
Publicado el 09-28-2006
La Indiferencia ante la Tiranía de Castro es Complicidad
Todos los desmanes cometidos por la tiranía totalitaria marxista-leninista de Fidel Castro durante cuarenta y siete años y casi nueve meses, no justifican en manera alguna que ante esos delitos contra los derechos humanos y las libertades públicas y privadas haya quienes pretendan observar una conducta de tolerancia o de indiferencia, sin identificarse con lo que esa tiranía representa.
Frente a esos desmanes, a esos crímenes, a ese torrente de sangre con que se estrenó la tiranía en enero de 1959, lo menos que cabe es el repudio y la condena. Todo intento de aparentar indiferencia tiene que ser considerado como vulgar complicidad. Los gobiernos, los órganos de información pública, los profesores universitarios, los organismos de la sociedad civil que no cumplen con el deber de enfrentarse en la medida de lo posible y según las circunstancias a lo que esa tiranía representa, están demostrando la mencionada complicidad. Cabe recordar una frase lapidaria de José Martí: “Ver en calma un crimen es cometerlo.”
Hay quienes pretenden protegerse del concepto de la complicidad con un calculado silencio o con una actitud indiferente ateniéndose a que no aprueban categóricamente los crímenes de esa tiranía. Y creen que con eso basta para que no se les considere cómplices de ella. Naturalmente, hay grados de complicidad. Pero esa actitud de soslayar la responsabilidad de rechazar a esa tiranía y, peor todavía, de codearse con ella tiene que ser considerada como simpatía manifiesta o apoyo a todos los delitos contra el pueblo cubano y otros pueblos del mundo cometidos por el régimen de Fidel Castro.
Quien crea que está a salvo de ser considerado cómplice por el hecho de que adopta la actitud cómoda, fácil y cobarde de no condenar los crímenes de la tiranía comunista de Castro, comete un error. Claro que hay grados de indiferencia, según la posición en que cada persona se encuentra del organismo político y social de su país. Los que tienen más responsabilidades en esos círculos no pueden actuar haciéndose los desentendidos o invocando dolosamente tecnicismos de política en relaciones internacionales para alentar o tolerar todo lo que representa esa mencionada tiranía totalitaria marxista-leninista que sojuzga al pueblo de Cuba desde el primero de enero de 1959, aunque muchos no se hubiesen dado cuenta entonces de que se estaba instalando un régimen liberticida.
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