PESQUISA DE UNA OPINIÓN
Tomado de El Nuevo Herald.com
Por Oscar Peña
El origen real de la resolución del embargo económico a Cuba fue una justa respuesta de Estados Unidos a la drástica e ingrata apropiación de las propiedades norteamericanas que hizo Fidel Castro, cuando se puso un eficaz disfraz de libertador que engañó a Cuba completa y al mundo. No se debe cuestionar el derecho de Estados Unidos y de cualquier estado de conceder crédito al país que desee. Igual hacen los bancos al escoger a los ciudadanos que les prestan su dinero o hacemos todos en el plano personal al escoger a nuestras amistades. En la parte cubana observamos que los problemas del país no han sido la falta de relaciones económicas con Estados Unidos, sino la lamentable determinación de las máximas autoridades de Cuba de desperdiciar el capital humano y económico del país en guerras, conflictos y problemas de otras naciones en abandono de los nacionales.
Confieso que dentro y fuera de Cuba siempre he sentido cierta aprensión y vergüenza cuando se me pregunta sobre el embargo de Estados Unidos a Cuba. Y ello está dado porque es opinar sobre una resolución que no controlamos, no está en manos cubanas continuarlo o levantarlo. Es una potestad del Congreso de los Estados Unidos. Mañana podemos enterarnos por el periódico que se levantó esa sanción. Tampoco ha sido, ni es, algo principal en los planes de liberación de nuestro país. Observemos: el embargo lleva muchos años implementado y no ha herido a la dictadura de Cuba. También mañana pueden levantarlo y Cuba seguirá siendo un país cautivo.
La ley norteamericana del embargo es una resolución en contra de los intereses de los Estados Unidos, es una sanción moral al régimen cubano. El pueblo cubano debe ser inteligente y salirse de trampas fidelistas. El embargo no es nuestro problema. La permanente campaña de propaganda de Cuba como ''país víctima'' ha sido una enfermiza obsesión y fabricación de Fidel Castro por tener una victoria política. Todo se resume en ego. Jamás ha tenido nada de buena voluntad nacional esa actitud del régimen cubano y de los que fuera de Cuba claman porque Estados Unidos dé un primer paso para --en el caso de que sea cierto-- entonces el gobierno de Cuba dar otros. Los cubanos y el mundo deben preguntarse: ¿por qué hay que supeditar la apertura de la sociedad cubana a la eliminación de una ley extranjera? La respuesta es una mezcla de penosa y vulgar dependencia yanqui del régimen y su estrategia para dominar por medio siglo a un país completo.
Lo cubano, nacionalista y corajudo sería no esperar más por medidas extranjeras para abrir las puertas y ventanas del país. Es Cuba --hoy con Raúl Castro en las riendas-- la que debe abrirse, con embargo o sin embargo. Es por ello que si nuestra opinión pudiera influenciar en las decisiones del nuevo Congreso de los Estados Unidos, o me la preguntaran --y no me estoy refiriendo a las medidas de restricción de viajes de cubanos a la isla, que se deben quitar--, la mía sería que se eliminara el embargo en forma simultánea: si es genuina la solidaridad de los Estados Unidos con el pueblo cubano, debe levantarse la medida a la vez que en Cuba se den pasos serios hacia la apertura del país. La carta de crédito y el garante para ello seríamos el movimiento disidente, los exiliados, la OEA y el propio Congreso norteamericano.
Si he estado en contra de una invasión militar a Cuba, de acciones bélicas de exiliados cubanos, de todos los métodos de violencia y terrorismo, pero sufro porque mi pueblo está completamente indefenso, porque sus cárceles siguen llenas de dignos cubanos, porque mis compatriotas huyen de la isla por todas las vías y porque sé que nuestro país está limitado y trabado por bloqueos internos, cómo estar en contra de una pequeña acción de simbólica solidaridad de Estados Unidos con un pueblo esclavizado, confuso y de gobiernos vitalicios.
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