martes, marzo 13, 2007

DISIDENTE CUBANO NO DESCARTA OLA REPRESIVA

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Primavera Negra. Reflexiones y enseñanzas

Por Oscar Espinosa Chepe

LA HABANA, Cuba - Marzo (www.cubanet.org) - Los días 18, 19 y 20 de marzo se conmemora el cuarto aniversario de la represión desatada por el gobierno de Cuba contra opositores pacíficos, periodistas y bibliotecarios independientes, conocida como Primavera Negra de 2003.

Entonces condujeron a pacíficas personas a los calabozos de Villa Maristas y otros cuarteles de la Seguridad del Estado, únicamente por expresar sus ideas pacíficamente y reclamar el respeto de los derechos humanos. Hoy es más evidente aún que la arremetida represiva estuvo preparada con mucha antelación por un régimen alarmado por el curso de la situación en el país. Como se recordará, la disidencia había salido discreta y pacíficamente a las calles y recogido miles de firmas de los ciudadanos para el Proyecto Varela, en apoyo a la convocatoria de un referéndum basado en la Constitución de Cuba (artículos 63 y 88, inciso g) para que se otorgara el derecho a la libertad de expresión, reunión y asociación, el permiso a los nacionales para poseer negocios privados, la libertad de los prisioneros políticos pacíficos y la introducción de cambios al anti-democrático código electoral vigente; todo en un marco muy pacífico.

Mucho le inquietaba al gobierno el auge del periodismo independiente y la existencia de la Sociedad de Periodistas Manuel Márquez Sterling, que llegó a publicar dos números de la revista De Cuba a fines de 2002. Constituía gran preocupación para el totalitarismo que tanto el Proyecto Varela como los trabajos de la Sociedad de Periodistas eran absolutamente independientes de injerencias externas y, por tanto, difíciles de atacar con el argumento utilizado durante tantos años de que las actividades de la oposición se debían a mandatos del enemigo extranjero.

Para enfrentar las propuestas del Proyecto Varela introdujeron una modificación en la Constitución, declarando que el "socialismo es irreversible". Esa manipulación no tuvo ningún éxito en la opinión pública nacional e internacional, pues se conoce que las votaciones en Cuba son impuestas y quien no comparece debe encarar serias consecuencias.

( Oscar Espinosa, ¨Chepe¨)

En ese contexto de auge y aumento del prestigio de la disidencia, e incremento del disgusto popular debido a tantos años de desbarajuste económico y social, para enfrentar esta realidad el gobierno realizó una campaña de calumnias contra los opositores pacíficos, calificándolos de agentes al servicio de los Estados Unidos. Para ello, muchas semanas antes de los arrestos, utilizaron profusamente la radio y la televisión y activaron a sus agentes y provocadores infiltrados en la oposición.

Promovieron reuniones, cuya culminación fue el Taller de Ética Periodística, efectuado en la residencia del jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos, donde casi todas las comisiones fueron presididas por personas que posteriormente se destaparon como agentes de la Seguridad del Estado. Ese taller posteriormente fue utilizado como supuesta prueba de los vínculos de la prensa independiente con el mandato yankee. No obstante, resultó que de los 25 periodistas independientes apresados, 20 eran miembros de la Sociedad de Periodistas Manuel Márquez Sterling, pero sólo 4 habían asistido a esa reunión por decisión estrictamente personal.

Quien dude sobre la intención de ese encuentro de servir como provocación, puede consultar el libro ¨Los Disidentes¨ escrito para la ocasión por Rosa Miriam Elizaldea y Luis Báez, conocidos periodistas oficiales. Preparadas todas las condiciones para lanzar la operación represiva, con el fin verdadero de atemorizar al pueblo y sus aspiraciones de libertad, estalló la guerra en Irak. Con el cálculo de que la opinión pública internacional estaría concentrada en los acontecimientos en el Medio Oriente, procedieron. Craso error, porque inmediatamente el mundo se pronunció enérgicamente contra los arrestos masivos en Cuba, incluidas personas que hasta ese momento habían respaldado ciegamente al régimen, con lo cual sufrió la más seria derrota política de su prolonga existencia, al quedar al descubierto su naturaleza fascistoide y represiva.

Siguieron juicios sumarísimos falseados y largas condenas en cárceles con condiciones infrahumanas, a cientos de kilómetros de distancia de sus hogares para al mismo tiempo castigar cruelmente a sus familias.

Actualmente 59 de los 75 permanecen en prisión; 11 con licencia extrapenal por enfermedad pueden ser retornados a prisión en cualquier momento y Miguel Valdés Tamayo falleció el 10 de enero pasado en un hospital de La Habana, y no pudo viajar a Holanda y Estados Unidos porque el gobierno cubano no le dio permiso de salida. Cuatro residen actualmente en el extranjero.

Los esfuerzos por lograr la liberación inmediata del Grupo de los 75 prosiguen, así como de los demás prisioneros de conciencia y políticos pacíficos. Mientras, el régimen continúa su represión y sus tácticas de utilizar el enemigo externo para encubrir sus propósitos. Por ello, todo lo que coadyuve a brindar pretextos al gobierno de Cuba en ese sentido debe ser evitado. De ninguna manera se trata de que la disidencia deje de tener contactos con gobiernos y amigos del extranjero, pero debe evitarse cualquier resquicio que dé oportunidad de confusión en un país donde el control de la propaganda es absoluto, condición que les permite mentir y tergiversar, confundiendo a una opinión pública interna sin acceso a información veraz e imparcial.

La situación económica, social y política empeora constantemente y en consecuencia se incrementa el descontento de la población. Algunos sectores que por años permanecieron silenciosos, como los intelectuales, empiezan a dar sus criterios sobre la desgarradora situación imperante. En este contexto no sería sorpresa que el gobierno acometa otro golpe contra la disidencia, con el fin de aterrorizar a la sociedad.

Existen síntomas evidentes de que al menos los "sectores duros" lo promueven. La reciente expulsión de tres corresponsales extranjeros permanentes en La Habana y la creación de mayores controles a los que continúan acreditados, indica claramente esa tendencia.

Una nueva Primavera Negra no es descartable.
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Fonte: CubaNet
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