LOS ROSTROS DE LA INTOLERANCIA
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Por Jorge Luis Arcos
Miro esos rostros, en las dos fotos que circulan del acto de repudio organizado para contrarrestar la marcha pacífica de las Damas de Blanco. ¿Qué cubano no sabe, con independencia de su ideología, que esos actos son minuciosamente previstos y ejecutados por el régimen? Como un circo ambulante o representación “popular”, callejera. Miro esos rostros (quiero enfatizar para convencerme a mí mismo) cubanos. Miro esos rostros, detenidos, histriónicos, más farsescos (en esta ocasión) que iracundos. Como en una conga infernal. Una alegría de posesión frenética. Como para contagiarse unos a otros y diluir en esa masa sin nombre una oprobiosa maldad. Rostros descompuestos, orgiásticos, frente a otros serios, callados, casi hieráticos. Rostros de mujeres cubanas.
Frente a lo blanco, una variada gama de colores. Fiesta dirigida contra solemne procesión. Dos catarsis diferentes. Bacanal instantánea, escena improvisada, fugaz representación frente a perpetuo dolor. Falsa valentía de pandilla protegida frente a valentía desarmada y vulnerable. Mujeres frente a mujeres. Cubanas frente a cubanas. Sólo un machismo feroz y atávico ha impedido la participación de hombres de pelo corto y mirada dura. Miro esos rostros de mujeres cubanas. Cuando unas terminen su marcha no podrán borrar de sus rostros el rostro del dolor, las otras se quitarán su máscara y pensarán en otra cosa, acaso junto a sus familiares queridos, con sus verdaderos rostros, si acaso marcados por una terrible impunidad. En un futuro, ¿cómo verán esos rostros ellas mismas o sus hijos, o los hijos de sus hijos? En fin, miro esos rostros… De un lado, los rostros del dolor. Del otro, los de la intolerancia impune y permitida. Pero, ambos, rostros cubanos de desesperación… y dolor.
Jorge Luis Arcos
Madrid, 22 de marzo, 2007
VIDEOS SOBRE EL ACTO DE REPUDIO A LAS DAMAS DE BLANCO
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Los rostros de la intolerancia
Por Jorge Luis Arcos
Miro esos rostros, en las dos fotos que circulan del acto de repudio organizado para contrarrestar la marcha pacífica de las Damas de Blanco. ¿Qué cubano no sabe, con independencia de su ideología, que esos actos son minuciosamente previstos y ejecutados por el régimen? Como un circo ambulante o representación “popular”, callejera. Miro esos rostros (quiero enfatizar para convencerme a mí mismo) cubanos. Miro esos rostros, detenidos, histriónicos, más farsescos (en esta ocasión) que iracundos. Como en una conga infernal. Una alegría de posesión frenética. Como para contagiarse unos a otros y diluir en esa masa sin nombre una oprobiosa maldad. Rostros descompuestos, orgiásticos, frente a otros serios, callados, casi hieráticos. Rostros de mujeres cubanas.
Frente a lo blanco, una variada gama de colores. Fiesta dirigida contra solemne procesión. Dos catarsis diferentes. Bacanal instantánea, escena improvisada, fugaz representación frente a perpetuo dolor. Falsa valentía de pandilla protegida frente a valentía desarmada y vulnerable. Mujeres frente a mujeres. Cubanas frente a cubanas. Sólo un machismo feroz y atávico ha impedido la participación de hombres de pelo corto y mirada dura. Miro esos rostros de mujeres cubanas. Cuando unas terminen su marcha no podrán borrar de sus rostros el rostro del dolor, las otras se quitarán su máscara y pensarán en otra cosa, acaso junto a sus familiares queridos, con sus verdaderos rostros, si acaso marcados por una terrible impunidad. En un futuro, ¿cómo verán esos rostros ellas mismas o sus hijos, o los hijos de sus hijos? En fin, miro esos rostros… De un lado, los rostros del dolor. Del otro, los de la intolerancia impune y permitida. Pero, ambos, rostros cubanos de desesperación… y dolor.
Jorge Luis Arcos
Madrid, 22 de marzo, 2007
posted by PPAC @ 3/24/2007 03:51:00 a. m.
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