viernes, mayo 11, 2007

FIDEL CASTRO NI ETANOL NI AZÚCAR

CASTRO: NI ETANOL… NI AZÚCAR


Por Jorge Hernández Fonseca

10 de Mayo de 2007

El Comandante arremete de nuevo desde su lecho de enfermo contra los planes de desarrollo económico de Brasil, basados en sus acuerdos con Estados Unidos en el área de un combustible limpio y renovable: el etanol. Como ya había comprometido su palabra criticando las decisiones soberanas de un país que no es el suyo, insiste ahora en criticar de la manera más ingrata posible, las líneas de un gobierno hasta ahora amigo de su dictadura.

Sin embargo, y señalada la torpeza –sólo explicable por su lamentable estado mental después de las operaciones múltiples ha que fue sometido a los 80 años-- quiero referirme al tema central de todas sus ‘reflexiones’ en cuanto a los combustibles renovables: “no es ético tratar de convertir alimentos en combustibles. Para el Brasil, según el dictador cubano, no sería ético ni recomendable convertir el alimento azúcar en el combustible etanol.

Sentado el tema que con tanta vehemencia senil debate el Comandante, comenzaremos por decir que en el mismo subyace una tesis cacareada como una verdad por el dictador: “La conversión de alimentos en combustibles llevaría la hambruna a “la especie”. Esta hambruna, según el déspota, sería casi exclusiva de los países pobres (no de los ricos) que lleven adelante la parte agrícola de la conversión de alimentos en combustibles. Veamos.

En primer lugar es importante decir una verdad: Lo que lleva al hambre a determinados grupos sociales es la falta de fuentes de trabajo productivo y de ingresos efectivos. Obtenidas esas fuentes de trabajo productivo, de manera que el resultado de ese trabajo (el producto) tenga una demanda efectiva y convertible en recursos económicos, se acaba el hambre, porque el hambre es producto de la falta de ingresos, no de la falta de alimentos. Habiendo dinero, alguien, cerca o lejos, tarde o temprano, produce alimentos para vender.

La visión dictatorial de que “cuando se hace una cosa no se hace otra”, no se aplica a la sociedad de libre mercado. Esa es la debilidad del comunismo y es la fortaleza de la sociedad libre de mercado capitalista, donde las leyes inherentes ajustan las producciones.

El dictador cubano da por sentado que la conversión de alimentos en combustibles no obedece a la ley inexorable de la oferta y la demanda: Cuando comiencen a escasear los alimentos, porque estos son convertidos en combustibles, sus precios suben, estimulando la producción de los mismos, hasta establecerse un balance en el que tanto gana el que produce alimentos, como el que produce combustibles. Si los alimentos desaparecieran, sus precios subirían tanto, que sería más negocio producir alimentos que combustibles y así por delante, como sucede con toda mercancía. El motor de la producción, cualquiera que esta sea, no es la necesidad en abstracto, es la demanda económica efectiva sobre el producto.

Al dictador cubano no le agradan las leyes del mercado. Pero es oportuno decir que eso no tiene mucha importancia. Esas leyes existen aunque él no las acepte, y el mejor ejemplo es el país que él dirige hace medio siglo: Carece de combustibles y carece de alimentos.

Pero hay más. El dictador cubano habla sin nunca haber experimentado, y cita teóricos que jamás han producido absolutamente nada. La prueba irrefutable que el dictador esta equivocado es el propio país que ataca. Brasil convierte parte del azúcar de caña en etanol, dejando de producir una fracción de ese alimento (el azúcar) para producirlo. Sin embargo, Brasil produjo durante 2006, en número redondos, unos 17,500 millones de litros de etanol (combustible) usando caña de azúcar, pero produjo además unas 26 millones de toneladas de azúcar (alimento). Para 2007, Brasil está produciendo unos 20,000 millones de litros de etanol (incremento importante del combustible) pero va a producir además unos 30 millones de toneladas de azúcar (incremento también del alimento). Esto es así, consistentemente, desde hace unos 35 años. Más etanol y más azúcar, simultáneamente.

Es la práctica, real conocida y verificable, no hay siquiera perspectivas que lo dicho por el dictador ocurra. Se produce más combustible y al mismo tiempo, más alimentos.

El ejemplo anterior (puede comprobarse en la práctica) es del último año y el actual 2007, pero también en Brasil hay un histórico de producciones, siempre en aumento, tanto de combustible (etanol) como de alimentos (azúcar). No aparece para nada la amenaza del dictador referida a que cuando se produce combustible con alimentos, escasea el alimento.


En compensación, países de Sudamérica, Asia y África, (países pobres) estructurados en un plan masivo de producción de etanol con caña de azúcar, significaría para Es evidente que los criterios del dictador están influidos por su obsoleta ideología, que es muy diferente a la ideología de Lula da Silva y la de todo el resto del mundo económicamente responsable. El Comandante no da crédito a las leyes económicas existentes fuera de su voluntad, pero que inexorablemente se aplican a la producción de combustibles y/o alimentos, regulando sus producciones según la oferta y la demanda.

( Central azucarero en Cuba )

ellos una fuente inestimable de mano de obra, de empleo y renta, que tiraría de la miseria a cientos de miles (sino millones) de familias pobres, sometidas actualmente al hambre y la miseria porque no tienen fuentes de ingreso, ya que el mercado del primer mundo no se interesa en sus producciones. Si el primer mundo quiere etanol, ¿por qué no producirlo? ¿Porque escaseará el azúcar? se le compra a Brasil, que sabe como producir alimentos y etanol y además, transfiere la tecnología a quienes la quieran comprar. Esa es la verdad detrás del debate.

Pero este asunto tiene otros enfoques: Uno es el ambiental, netamente favorable a los combustibles renovables (el dictador cita trabajos, supuestamente científicos, criticando los combustibles renovables, pero omite decir que esos trabajos fueron financiados con el dinero de las grandes empresas petroleras). El otro enfoque es el energético. Es importante reconocer --y el dictador cubano lo obvia-- que el factor energético es el factor principal para un equilibrado desarrollo social de cualquier sociedad en la actualidad. Si la comida es el alimento individual, la energía es el alimento de la sociedad. Por la energía ha habido guerras, y las seguirá habiendo. De ahí la importancia de conseguir fuentes energéticas capaces de ser producidas de manera sustentable y autónoma, sin depender de las fuentes de combustibles fósiles, concentradas en algunos pocos territorios y países ajenos y lejanos.

Sabemos que los editoriales que el dictador manda a publicar, son parte de la campaña para mantener su vigencia y dominio sobre la empobrecida y sacrificada sociedad cubana y que en realidad lo que pretende, más que tener razón en lo que escribe, es mantenerse aparentemente vivo ante un pueblo que clama por su desaparición. Sin embargo, también es importante analizar las barbaridades que expresa, poniendo de relieve, no sólo la decrepitud que lo está caracterizando al final de su vida, como su falta de argumentos en un tema importante, tanto para el tercer mundo, como para el futuro democrático de la isla.


Fonte: cubalibredigital.com
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