LIBERTAD PARA LOS INTERCAMBIOS ACADÉMICOS
En mi vida académica en Cuba NUNCA pude presentar mis trabajos científicos en el extranjero por falta de confianza política del régimen hacia mí pese a varias invitaciones que se me cursaron por varias instituciones académicas y eventos científicos. Primero eran subterfugios: ¨la carta de solicitud del permiso no llegó a tiempo¨, ¨estamos esperando la respuesta del Ministerio de Educación¨, etc... Hasta que un día se descaretaron, por una invitación a un evento en Argentina de una de las dos sociedades antropológicas a las que pertenecía, y me dijeron claramente que no saldría al extranjero ¨por no ser el mejor ejemplo de Cuba en el exterior ¨. Mi respuesta fue decirles que lo que no sería, es ser el hazmerreir y la burla por no ser un repetidor de consignas gubernamentales y no estar desinformado de lo que ocurre en el mundo como lo son la mayoría de los cubanos que salen al exterior en esos viajes .
Libertad para los intercambios académicos
Por Eudel Cepero
Los intercambios académicos y científicos entre los Estados Unidos y Cuba tienen raíces históricas que se remontan al siglo XIX, y antes. Sin embargo los ''viajes académicos'', como los conocemos hoy, tienen sus inicios hacia mediados de la década del setenta del siglo pasado con las aperturas de las secciones de intereses en La Habana y Washington, respectivamente. No es un secreto que desde ese primer momento las ''visitas académicas'' constituyen un asunto de gran prioridad para el régimen cubano. Baste reseñar que Fidel Castro se ha reunido personalmente con los académicos estadounidenses más relevantes que han visitado la isla e incluso ha servido como ''discursante gratuito'' para el programa de estudios universitarios Semesters at Sea, en cuatro de las siete oportunidades que el crucero Universe Explorer ha llegado con más de 700 estudiantes norteamericanos a La Habana.
Es importante notar que mientras los viajes de académicos desde los Estados Unidos hacia Cuba generalmente se establecen por iniciativas individuales, de universidades o de grupos que son independientes del gobierno norteamericano, los viajes desde la isla hacia los Estados Unidos son dirigidos y estrechamente supervisados por el régimen cubano. Un aspecto poco conocido de estos intercambios son las presiones que ejerce la parte cubana en sus colegas cubanoamericanos. Por ejemplo, la participación de académicos proveniente de la isla en las últimas ediciones de la conferencia del Instituto de Estudios Cubanos (CRI) de FIU se ha visto casi anulada debido a que los funcionarios del régimen exigen desde el 2002 conformar ellos la lista de invitados que enviarán al evento.
A lo anterior debe agregarse que el gobierno cubano sólo permite este tipo de intercambio con los miembros de sus instituciones (excluyen a los intelectuales y académicos de la oposición o a los no relacionados con el régimen) y que todos los contactos tienen que tramitarse a través de la Universidad de La Habana, es decir, que no se puede contactar directamente con un investigador en la Universidad de Oriente o de Las Villas sin antes recibir el beneplácito de los cuadros de las ciencias de la capital. Es por ello que en estos intercambios, y especialmente en los viajes a los Estados Unidos, generalmente participa la misma elite de jineteros científicos gubernamentales conformada mayormente por miembros del Partido Comunista y colaboradores voluntarios e involuntarios de la Seguridad del Estado. Es obvio que las antes mencionadas ''regulaciones'' son incompatibles en las universidades norteamericanas y que bajo esas ''normas'' no es posible el estudio serio e imparcial sobre Cuba.
Por otra parte, el régimen cubano no da la bienvenida a todos los académicos norteamericanos o cubanoamericanos. Hay una larga lista de nombres que no son aceptados mientras que otros sí lo son, entre estos últimos se puede mencionar al ex profesor de FIU Carlos Alvarez, espia para la dictadura, el cual organizó varias reuniones entre jóvenes profesionales cubanoamericanos y sus contrapartes en la isla bajo el programa Puentes Cubanos. Lamentablemente no se conoce de ningún Puente para los Intercambios Académicos en Hialeah donde residen varias decenas de científicos, intelectuales, investigadores y ex profesores universitarios que por no haber contado con la solidaridad ni con la ayuda necesaria para retomar sus carreras en los Estados Unidos han tenido que reciclarse hacia otras profesiones.
( Rafael Almanza haciendo la valoración crítica de la revista Vitral en su VIII aniversario; junio del 2002 )
También es un hecho que las regulaciones norteamericanas limitan los intercambios y que en ocasiones funcionan bajo la lógica del absurdo. Por ejemplo, se le ha otorgado visa a Víctor Emilio Dreke, tenebroso miembro del Partido Comunista de Cuba, para que imparta una conferencia en FIU y se le ha negado a un intelectual prestigioso, honesto y sin compromisos políticos como Rafael Almanza Alonso bajo el irracional argumento de que ``su entrada puede ser en detrimento de los intereses de los Estados Unidos''.
Apesar de todo no hay dudas de que estos intercambios son importantes y necesarios, pero siempre y cuando se establezcan bajo las premisas de la autonomía de pensamiento, creación, participación e investigación y sea paritario en ambas orillas. El gobierno norteamericano debería eliminar unilateralmente todas las limitaciones a los contactos académicos e inmediatamente declarar una moratoria hasta tanto el régimen cubano haga lo mismo. Sin embargo, es sencillamente inmoral exigir que únicamente los Estados Unidos liberen las restricciones mientras se acepta y se participa en la política excluyente, discriminatoria y prostituida de la dictadura que restringe el derecho de los cubanos al libre intercambio académico.
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