UN CUBANO A LOS ALTARES: JOSÉ LOPEZ PITEIRA
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Un cubano a los altares
Por Monseñor Ramón Suárez Polcari.
El jueves 14 de junio nos sorprendía la noticia de una futura ceremonia de beatificación de 498 mártires –hombres y mujeres– víctimas del fanatismo ideológico que cobró la vida de tantos católicos durante la Guerra Civil Española. Sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos murieron de diferentes formas por causa de su Fe.
Pero la sorpresa no era, ciertamente, por el hecho como tal, sino porque en la larga lista de los futuros beatos aparecía el nombre de José López Piteira, un joven fraile agustino, nacido y bautizado en la Parroquia de San José de Arroyo Blanco, municipio de Jatibonico, antes provincia de Camagüey, hoy Sancti Spíritus.
Desde hace unos cuantos años venimos esperando de Dios el regalo de un santo cubano entre los dos candidatos más conocidos: el Siervo de Dios Presbítero Félix Varela y el ya Venerable, Hermano José Olallo Valdés (O.H.). Pero en estas cosas de Dios, el compatriota más joven pasa al frente de la lista con el día 28 de octubre de este año como fecha de su beatificación.
José López Piteira nació el 2 de febrero de 1912 y fue bautizado el 11 de noviembre del siguiente año. Hijo de don Emilio López Vilelo y de doña Lucinda Piteira Romero, el pequeño ocupó el quinto lugar en el grupo de 10 hermanos.
A los cuatro años sus padres decidieron retornar a Galicia de donde eran originarios. Se establecieron en Partovia, Orense, donde cursó su primaria. Realizó los estudios secundarios en el monasterio benedictino de Santa María de San Clodio. Allí recibió varios cursos de Latín y Humanidades además de los propios de la enseñanza media. Fue un tiempo y un lugar favorables a su decisión de ser sacerdote religioso.
A los 16 años ingresó en el noviciado agustino de Nuestra Señora del Buen Consejo de Leganés, Madrid. De sus compañeros pudo recogerse una opinión generalizada que le describe como un muchacho “de carácter bondadoso y tratable, entusiasta y observante”.
Profesó de votos simples en agosto del 29 y, terminado el tiempo requerido, profesó como religioso de la Orden ante el Prior del convento, padre Natalio Herrero. En Leganés hizo tres años de Filosofía y el cuarto en San Lorenzo de El Escorial. Terminado el tercer curso de Teología, profesó sus votos solemnes ante el padre Prior fray Juan Monedero, quien dos años más tarde sería uno de sus compañeros de martirio.
Meses antes de la profesión le habían tonsurado y trasmitidas las cuatro órdenes menores –ostiario, lector, exorcista y acólito– en la capilla del Obispado de Madrid de manos de monseñor Leopoldo Eijo Garay, quien le ordenara de subdiácono en 1935. Aquel mismo año, el 8 de septiembre, recibió la ordenación de diácono, esta vez en el altar de la Sagrada Forma de la Sacristía de San Lorenzo de El Escorial de manos de monseñor Francisco Gómez de Santiago, obispo misionero dominico, Vicario Apostólico de Haiphong, en Vietnam.
De esta etapa de su vida da testimonio el padre Camblor, “era buen estudiante y aficionado a la música”, y añade uno de sus compañeros, “manifestó una vocación muy decidida desde el primer momento, a la que respondió con una vida de piedad muy intensa”. Concluye el Padre Camblor: “era un religioso ejemplar”.
Con el levantamiento de varios generales del Ejército y el apoyo de los grupos falangistas se inicia la Guerra Civil. Los enfrentamientos son fuertes y las posturas radicales. Hay “cacería de comunistas” por parte de la Falange y persecución antirreligiosa por los extremistas de izquierda. Ambas partes cometen desmanes. Son muchas las parroquias, los conventos y los monasterios asaltados y muchos los sacerdotes, religiosos y religiosas, también laicos destacados, llevados a prisión, “juzgados” y condenados a muerte. No faltan las torturas y las violaciones.
La numerosa comunidad de agustinos de San Lorenzo en El Escorial quedó prisionera en el propio monasterio. El día 6 de agosto se presentaron unos oficiales con orden de trasladar a 107 religiosos –en tres camiones– a la Dirección General de Seguridad de Madrid. Todos se identificaron como religiosos agustinos. Fueron encarcelados en el Colegio San Antón de los padres escolapios, donde habían improvisado una cárcel.
Al conocerse el hecho, la familia de fray José inició una rápida gestión con las autoridades de la Embajada de Cuba en Madrid y con funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores para lograr su libertad a causa de su condición de ciudadano cubano.
La respuesta del joven fraile es firme. Él ha decidido permanecer con sus hermanos de Orden y seguir su misma suerte sea cual fuere.
Su respuesta fue recogida por el padre Herrero: “Están aquí todos ustedes que han sido educadores, mis maestros y superiores, ¿qué voy a hacer yo en la ciudad? Prefiero seguir la suerte de todos, y sea lo que Dios quiera”.
Cuatro meses duró aquel encierro cargado de privaciones y sufrimientos. Llegado el día del juicio sumario, fueron hallados culpables del delito de ser religiosos y, como tales, enemigos de la República. Su nombre fue incluido en una “saca de la muerte” y dispuesta su ejecución para la mañana del 30 de noviembre, festividad de San Andrés Apóstol y mártir. Despojado de sus hábitos fue llevado con otros 49 agustinos ante el pelotón de fusilamiento, dando testimonio de Fe y de amor ante sus verdugos.
Llegados a Paracuellos del Jarama, les colocaron por grupos y al grito de ¡Viva Cristo Rey!, fueron cayendo abatidos por las descargas de la fusilería.
Un año le faltaba para ordenarse de sacerdote de Cristo y alcanzar así el objetivo más preciado de su vida. No pudo ser, pero el Sumo y Eterno Sacerdote le concedió compartir con Él la gloria de la Cruz.
Notas:
1. Los datos biográficos se han tomado del trabajo aparecido en Internet que, a su vez, está basado en los aportes del señor Miguel A. Fernández, laico de Jatibonico, quien trabajó en el Archivo Parroquial y radica en Madrid, y de fray Modesto González O.S.A., biógrafo de la Provincia Matritense de los Padres Agustinos de San Lorenzo de El Escorial.
2. Otras fuentes: Datos suministrados por el padre Teodoro Becerril, Superior de los Padres Carmelitas Descalzos en Cuba.
3. Notas del autor.
Otros cubanos cuyas causas de beatificación han sido introducidas:
. Reverenda Madre María Lange, santiaguera y fundadora de las Religiosas Oblatas de la Divina
Providencia.
. Reverenda Madre María Francisca Yánez González del Valle, habanera, religiosa Filipense.
. Coronel Julio Pedro Garesche Bauduy, habanero, muy cercano al presidente Abraham Lincoln.
. Fray Jaime Oscar Valdés, O.H., habanero, mártir de la Fe durante la Guerra Civil Española.
El postulador de la causa fray Félix Lizaso Berruete (O.H.) informó el pasado 24 de mayo sobre el resultado posititvo de la “Consulta Médica” efectuada en Roma, según la cual “la curación del ‘linfoma abdominal, no Hodgkin, tipo Burkitt, estadio III-IV’ de la niña Daniela Cabrera Ramos no puede ser justificada en base a los actuales conocimientos científicos en temas de Oncología”.
Ahora solo queda esperar los dictámenes de los Consultores Teológicos y la declaración del milagro. Todo parece indicar que el proceso marcha a buen ritmo y las perspectivas son muy esperanzadoras.
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