miércoles, noviembre 07, 2007

ANTONIO JOSE PONTE

Tomado de http://www.cubadentro.blogspot.com/

ANTONIO JOSE PONTE

Por Ingeborg Portales

***************
"Debido al respeto por ciertos términos, por el dolor que entrañan, me cuesta mucho adoptarlos. Exilio es uno de esos términos".
"La fiesta vigilada" Anagrama 2007
***************


Para el escritor cubano Antonio José Ponte, la literatura siempre ha sido su forma de existencia natural.

Su novela “La fiesta vigilada”, publicada este año por la editorial española Anagrama, será presentada en la Feria del Libro de Miami el próximo sábado 10 de Noviembre.

Intelectual lúcido, Antonio José Ponte siempre fue un disidente atípico dentro de Cuba que encontró en la literatura el mejor de los refugios. “Cuando se hace imposible tu vida de escritor dentro del país y aún permaneces allí, no queda otra alternativa que apartarte. Yo me aparté”, confiesa Ponte.
El escritor y ensayista cubano, que reside ahora en Madrid, vivió hasta hace solamente un año en La Habana, entre las ruinas de una ciudad que parece haber vivido una guerra. Son precisamente estas ruinas el escenario recurrente en el que se desenvuelve toda su obra.
“La fiesta vigilada” sugerente desde el título mismo, es una novela testimonial o ensayo novelado, en la cual el autor se ha detenido, como mismo parece haberlo hecho el tiempo en La Habana, para reflexionar sobre todo lo que se ha perdido en la isla desde hace medio siglo.
Con su característico estilo contenido, pero no por eso menos sagaz y el dominio perfecto de un lenguaje austero y lacónico, pero sobre todo elegante, Ponte evoca en su novela todo ese pasado que ha sido silenciado en Cuba, como las artes y las propias fiestas, dos entre tantas de las manifestaciones humanas ahogadas desde 1959.

( Antonio José Ponte. Foto Pedro Portal )

Antonio José Ponte ha publicado anteriormente los libros “Asiento en las ruinas”, 1997, en el cual reunió toda su producción poética, el libro de ensayos “Las comidas profundas”, 1997, la novela “Contrabando de sombras”, publicada por la editorial española Mondadori en el 2002 y el libro de cuentos “Un arte de hacer ruinas y otros cuentos”, publicado en el 2005 por el Fondo de Cultura Económica de México.
Como todos sus libros anteriores, “La fiesta vigilada” es ya una lectura imprescindible de la literatura cubana.

¿Se puede decir que es esta una novela testimonial o un ensayo novelado?

Me acojo a los dos rótulos, y a otros que hubieras propuesto. Porque cualquiera que sea el género con el que quiera calificarse a este libro deberá ser adjetivado: novela, pero novela testimonial. Ensayo, pero novelado. Y cualquiera que sea la calificación que merezca, tendrá que aludir a lo híbrido del libro, a la mezcla de genéros y de texturas que hay dentro de él.

¿Cuán importantes son en su obra la mirada del otro y los testimonios ajenos?

Resultan imprescindibles, porque enriquecen la materia que se narra. Prestan densidad a lo que quiere contarse, prestan ironía. Y, tan particular como es cada voz, cada nueva voz incluida produce una variación de tono: su entrada en la prosa es un hecho musical. La novela, como se sabe, es terreno fértil para las muchas voces. El ensayo puede serlo también, cuando es dialógico, cuando dialogan dentro de él opiniones distintas. La fiesta vigilada abunda en personajes, mencionados o no. Y muchas de sus páginas dialogan con el discurso oficial cubano, poniéndole objeciones.

¿Qué importancia tiene la memoria, la evocación, las remembranzas y recuerdos?

Este último libro mío puede entenderse como un libro de memorias. Y creo que los anteriores también, en mayor o menor medida. Allí donde no evoco, imagino. Memoria e imaginación componen principalmente todo lo que escribo.

¿Cuán terribles pueden ser las ruinas materiales y espirituales cubanas hoy?

Viendo La Habana actual, lo terrible es asistir a esa correspondencia entre decadencia arquitectónica y decadencia humana. Difícilmente podrá encontrarse en todo el mundo otra capital que, sin haber pasado por guerra alguna, se encuentre tan devastada. Esa devastación se infiltra en el espíritu de sus habitantes. El ambiente resulta aplastante, la imposibilidad de reconstruir tantos edificios que se vienen abajo contribuye a la falta de esperanzas de quien asiste a ese espectáculo sin poderse salir de él.

¿Ha sido el exilio cubano durante todos estos años una forma de protesta?

Los cubanos salidos de su país conforman, no un exilio, sino muchos exilios. Representan variadas motivaciones, destinos distintos. Y yo no me atrevería a hablar en nombre de tanta heterogeneidad.

¿Siente usted que ha sido desterrado u obligado a emigrar, vivía ya un exilio interior?

Cuando se hace imposible tu vida de escritor dentro del país y aún permaneces allí, no queda otra alternativa que apartarte. Yo me aparté. Pero no sé si llamarlo exilio interior. Debido al respeto por ciertos términos, por el dolor que entrañan, me cuesta mucho adoptarlos. Exilio es uno de esos términos.

¿Qué elementos universales se pueden encontrar en la experiencia cubana?

Los escritores cubanos corren el peligro de identificarse demasiado con el discurso, tan presente fuera como dentro de Cuba, que sostiene que las circunstancias cubanas son únicas. Creo que la conciencia de una particularidad así, inclina al provincianismo. En un ensayo donde me ocupé de la imaginación culinaria cubana (Las comidas profundas), de la imaginación con la que el cubano intenta comer cuando no tiene a mano los ingredientes necesarios, recurrí a recetarios catalanes y franceses de épocas difíciles. Para historiar los ardides del hambre en Cuba, preferí viajar hasta los ardides del hambre en el París de 1871 o en la Barcelona de la posguerra. Y en La fiesta vigilada necesité contemplar expedientes de la policía secreta de Alemania Oriental. Busqué, en los procedimientos de la Stasi, los posibles procedimientos de la policía secreta cubana.

¿Cómo es posible aun que intelectuales del mundo justifiquen la dictadura castrista?

También yo me hago esa pregunta, y he tenido largas discusiones con algunos. Resultan un enigma y una vergüenza. Cuando me he acercado a ellos por curiosidad o por ganas de pelea, he salido asqueado de esas discusiones.

De haber podido escoger otro lugar para nacer ¿cuál hubiera escogido usted y por qué?

Frente a esta pregunta, tengo la suerte de haber nacido en Matanzas, a cien kilómetros de La Habana. Así que puedo contestarte que me habría gustado nacer a cien kilómetros de donde nací. Y por varias razones: porque a los quince años me fui hasta allá, porque hace sólo un año y medio que salí de allá, y porque es sobre aquella ciudad que tratan muchas páginas que he escrito.

¿Es saludable el panorama de la literatura cubana actual?

Hasta donde mi vista alcanza, ningún panorama literario me parece saludable en la actualidad. El panorama cubano, que conozco mejor que otros, no me da muchos motivos de esperanza. Aunque de vez en cuando aparece por aquí y por allá algo, y uno olvida disgustos y se reconcilia…

¿Cree usted que el rencor político en la literatura la disminuye?

Respondo por mí: yo he necesitado del rencor. Para enfriarlo. Para escribir un rencor en frío. Pero depende del temperamento de cada quien. Y, más allá de lo que escribo, me gustan algunos rencorosos y coléricos: el griego Arquíloco, el español Quevedo.

¿Tiene una visión pesimista sobre el futuro que se avizora para Cuba?

Hoy, a esta hora, no. Mañana puede que sí. Este tema es nubosidad variable.

¿Espera poder regresar pronto a Cuba o sospecha que echará raíces en Madrid?

La respuesta a esta pregunta está muy relacionada con la respuesta anterior.

¿Cómo Borges puede seguir viendo asombro donde otros ya ven costumbre?

Hace un par de décadas, cuando me entusiasmaba desmesuradamente José Lezama Lima, la lectura de Borges ayudó siempre a bajarme la fiebre. Las lecciones de su prosa son numerosísimas, una prosa tan grata de releer, tan agradecida. Pero quizás la mayor lección de Borges esté en su perplejidad de lector, en su capacidad de asombrarse él para asombrarnos a nosotros, sus lectores.

1 Comments:

At 9:25 a. m., Blogger Unknown said...

A message for Antonio Jose Ponte

Dear Sir,
I am an Iranian translator and journalist and I have translated many writers from all over the world into Farsi for the first time. I have read your story In the Cold of Malecon. I liked it very much.It is a very well crafted piece of fiction.I will look forward to find more stories of yours
Cordially
Asad
asadamraee.blogspot.com
--

 

Publicar un comentario

<< Home