viernes, noviembre 02, 2007

¿ COLONIA DE U.S.A. O VENEZUELA ?

¿COLONIA DE U.S.A. O VENEZUELA?


Por Estaben Casañas Lostal


Saberse representado por un cretino en un foro internacional debe despertar innumerables sentimientos de rechazo, sin embargo, no es alarmante cuando se conoce que la mencionada tribuna ha sido utilizada por otros imbéciles que hablan en nombre de sus pueblos. Escuchar de Pérez Roca esa supuesta renuncia a la soberanía y bandera de su país, debe tomarse en serio por muchas razones, y la principal, el talibancito cubano es como un teléfono o walkie-talkie, solo repite. Incapacitado para pensar, opinar y tomar decisiones, sean por su bajo perfil intelectual o, por sus limitaciones como simple peón de un tablero que solo reconoce Rey y Dama. Las palabras del ministrico deben ser interpretadas como bajadas por ese flujo de orientaciones que, solo guardan semejanza con el período menstrual de cada mujer. He ahí su seriedad.

Desde hace un tiempo se viene preparando a la opinión pública cubana e internacional sobre esa descabellada idea, nada asombrosa si se tiene en consideración el comportamiento del régimen desde que asumió el poder. Por mucho que puedan negarlo, nuestro país ha sido proyectado como la prostituta necesitada de la protección de un proxeneta, aunque también puede ubicársele en el papel del chulo a la caza de cualquier jinetera que pueda mantenerlo. Ambas clasificaciones pueden ser válidas si observamos el desastre de aquel maridaje mantenido durante decenas de años con todo el campo socialista, prostituta explotada despiadadamente hasta dañarle todos sus órganos sexuales, cuyas tetas fueron extirpadas con radicales de mamas que nos privaron saciar esa hambre infinita. De esa manera, quedamos como las putas en cuaresmas durante varios años, sin atracciones que atrajeran nuevos clientes o, como el chulo ridículo que una vez fuera abandonado por sus jevas, falta de agresividad o erección, poco importa, un chulo frustrado, ese fue nuestro papel en la historia de aquellos tiempos.

( Felipe Pérez Roque )

Pero el mercado de la prostitución es impredecible, cuando menos lo imaginas, aparece un cliente aberrado que desea experimentar sensaciones nuevas y la puta cede, el proxeneta se olvida también de su orgullo, se abren las piernas. Solo que a ese mercado acuden clientes idiotas que nunca escarmientan con su primer fracaso o experiencia, tal es el caso de esa España gitana o flamenca. De nada le ha servido sonar castañuelas o mostrar con descaro un poco más de sus piernas. De poco le sirvió la navaja del chulo ofendido en combate por la puta robada, España no cuenta por muchas veces que vengan al Caribe a cantar La Violetera. México no ha sido buen conquistador y el picante de sus comidas no es aceptable en la mesa caribeña. Italia queda muy lejos del prostíbulo y la pizza es una comida de emergencia, no hay canales para sus góndolas y el río Almendares está muy contaminado. Canadá es muy frío y flemático, solo sirve para guardar las tártaras de durofrío. Francia es muy cultural y nuestros museos han sido saqueados, la Acera del Louvre no es tal, no es paseada por escritores o poetas, esas niñas son casi analfabetas. ¿Quién entonces? Dos a saber, los EU como gendarmes del mundo desde tiempos remotos y, ahora un país con petróleo que comienza a carecer de leche para su pueblo y con el pronóstico de una libreta de abastecimiento. Pero con petróleo suficiente para pagarle las deudas a los ladrones argentinos, la campaña de un ignorante boliviano, el ascenso al poder de un ladrón nicaragüense y el maquillaje y sastre a un presidente ecuatoriano formado en universidades del enemigo.

No hay muchas opciones, debemos decidirnos por dos a saber, el eterno enemigo de Castro o, su nuevo amante o jinetera. Esas son las únicas posibilidades que nos dejan, al menos, hasta ahora conocidas.

Escuchar a Pedruquito Pérez Roca en su función de portavoz del régimen que, solo él puede representar con tantos efectos negativos y repulsivos, puede provocar una sintonía de rechazo esperada por parte de todo un pueblo, y cuando digo pueblo, sumo a todos esos infelices atrapados en su propia jaula y a los que un día lograron escapar. Pero al parecer, tanto ha degenerado el cubano, que se inclina por no escuchar, ver y entender. Me gustaría estar allí y preguntarle a todos aquellos que una vez pidieron por mi cabeza, me gustaría escuchar la opinión de todos aquellos que siempre nos acusaron de anexionistas por la sola razón de escapar y ser un poco más libres. Me gustaría ver el rostro de todos aquellos que una vez se dejaron seducir por símbolos creados por el hombre, trataría de convencerme del significado de palabras como Patria, himno y bandera. Me gustaría conocer una opinión con peso suficiente y capaz de robar mi confianza de una disidencia que no fuera complaciente y coincidente con la palabra del gobierno. Me gustaría oír a nuestros presos, combatientes de utópicas batallas internacionalistas, revolucionarios de revoluciones que solo conducen a miserias, militantes de ideas tan absurdas como independentistas. Disfrutaría el relato de un sueño que fue y nunca ha sido, la promesa incumplida, el futuro desgarrador que hoy se disfruta. Pagaría por escuchar al padre militante cuya hija trajo a su casa al cliente, ¿qué sintió cuando escuchó los gemidos de su hija mientras se revolcaba en su propia casa con un extranjero?, ¿comió tranquilo los alimentos adquiridos con ese dinero? Me mata la curiosidad por esas sensaciones extremas, ¿qué se siente, espanto o cobardía?, ¿vale más la existencia inmoral?
El desespero conduce a decisiones inaceptables, poco justificables, traidoras de nuestras conciencias. Es un desespero fundado en las ansias por mantenerse en el poder, aún, cuando nuestras vidas se encuentren próximas al abismo de su caída inevitable. Esos momentos son los oportunos para valorar a los hombres, y el cobarde ateo se acuerda y menciona a Dios repetidamente antes de ser juzgado por la ley divina. Y el santo embajador de Dios se acuerda de la compasión y piedad que una vez debió reinar entre los hombres, lo absuelve. Y Dios debe acordarse alguna vez que sus palabras no estaban disfrazadas por una sotana. Y el pueblo alguna vez recuperó la memoria y se cagó en las palabras, en la Patria mal escrita, en la bandera mal dibujada, en el himno mal interpretado.

Alguna vez se habló de independencia, anexionismo, traición. ¿Cuál independencia? ¡Me cago en mis abuelos, bisabuelos y tatarabuelos! Todas sus enseñanzas fueron mentiras y nada existió, nada ha existido, nada existirá. Ni bandera, ni escudo, ni Patria, ni himnos. Todos nuestros muertos fueron idiotas, al menos, desde 1959.

¡Ahh! Perdón de los teléfonos y walkies-talkies, pueden ser más inteligentes que un ministrico de relaciones exteriores. Cuando menos de Cuba y Venezuela.


Y si tenéis por rey a un déspota, deberéis destronarlo, pero comprobad que el trono que erigiera en vuestro interior ha sido antes destruido.
Jalil Gibrán.
Fonte: Identificada en el texto
http://www.cubalibredigital.com