FIDEL CASTRO: EL ELEGIDO
FIDEL CASTRO: EL ELEGIDO.
Por Iliana Curra.
Ahora resulta que cuando algunos esperaban que el vejete senil de Fidel Castro pasara a retiro, es “nominado” nuevamente como candidato a diputado, para luego ser “re-elegido” en su cargo de Comandante en Jefe, Primer Ministro y todos los demás cargos y sobre-cargos que tiene un dictador en un país donde no existen elecciones libres y democráticas.
Pero la prensa internacional sigue empeñada en escribir sobre un Fidel Castro “presidente”, así como un candidato a elecciones, como si realmente en Cuba existieran las condiciones democráticas que permiten un estado de derecho.
No. En Cuba, acaben de reconocerlo, hay una dictadura que está en el poder desde enero de 1959. En Cuba no existen elecciones libres, lo que existe es una farsa montada donde se aparenta el derecho al voto. Ni Fidel Castro sale electo por el pueblo, ni ninguno de su claque castrista. Incluso, los delegados a la Asamblea del Poder Popular son propuestos por el Partido Comunista, porque justamente ser miembro de ese partido es lo que avala a cualquiera a llegar al cargo. Es harto conocido que algunos disidentes han intentado postularse y lo que se han ganado es la candidatura a la cárcel. Y en el mejor de los casos, el status de no persona.
Pero todos los cables dan la información como si fuera cierta, de que Fidel Castro ha sido nominado a mano alzada por unanimidad en una asamblea en Santiago de Cuba, lugar donde dejó de vivir hace medio siglo. Como dicen en Cuba que, Santiago es la cuna de la revolución, pero el niño vive en La Habana.
El secretario del Partido Comunista en Santiago de Cuba dice que quiere que Castro continúe “como diputado, como presidente, y como jefe de la revolución”. En fin, que siga como dictador en un país donde la apariencia vale más que la realidad. Y no podía dejar de opinar uno de los personajes más cínicos y sumisos del régimen castrista, Ricardo Alarcón, titulado presidente de un parlamento que no funciona, pero que dice que “votaría con las dos manos para que él siga siendo presidente del Consejo de Estado”. La sumisión de este personajito no tiene paralelos.
Las agencias cablegráficas circulan la información sin cuestionar siquiera los años que lleva el viejito senil en el poder en un país donde nadie vota por un presidente, ni existe la variedad de partidos políticos, ni derecho a la libre expresión, ni periódicos independientes, ni nada que se parezca a una democracia. Y se sigue la información de la nominación de Fidel Castro como si de verdad fuera alguien capaz de ir a elecciones y no un viejo tirano decrépito y maltrecho que solo aspira a viajar al Infierno, incapaz de articular frases coherentes y físicamente compitiendo con un esperpento en piyamas.
Los que aún guardaban la esperanza de un cambio en la isla se han quedado nuevamente a la espera. Todavía no aprenden que, mientras el vegetal dictador respire, aunque sea por una máquina, nadie se atreve a sacarlo del trono. Además de que a ninguno de los que está a su lado les conviene mover nada porque de ello depende su continuidad en las altas esferas de un régimen que tienen que mantener a toda costa.
Fidel Castro ha sido elegido nuevamente por quienes creen que, usando su nombre, pueden mantener el status quo y de esa forma ganar tiempo para seguir llenando sus arcas de dinero, el cual sale del lomo de los obreros cubanos que trabajan como esclavos en la edad media. Quizás crean que cuando todo se vaya abajo, podrán aspirar a vivir como magnates en una Cuba carente de justicia, pero se equivocan.
Fidel Castro está en las últimas, eso no es un secreto. El sistema también tendrá fecha de vencimiento y Cuba será libre, que nadie lo dude, y para ese momento habrá realmente elecciones libres y todos recordarán al elegido como lo que ha sido: un dictador sangriento que ha arrasado con una bella nación que, a partir de ese entonces, renacerá de sus cenizas. Ya lo veremos.
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