domingo, diciembre 02, 2007

LA TRANSICIÓN, EL MERCADO Y LOS INTELECTUALES

Tomado de El Nuevo Herald.com


La transición, el mercado y los intelectuales

Por Emilio Ichikawa

En Cuba existen decenas de instituciones dedicadas a la producción profesional de ideología. Entre ellas se incluye un sistema nacional de escuelas del partido; departamentos de filosofía adscritos a la red de universidades del Ministerio de Educación Superior; institutos de investigaciones sociales administrados por la Academia de Ciencias; departamentos ideológicos dependientes del Comité Central de Partido; grupos de investigación del Ministerio de Cultura, etc.

El socialismo cubano, como cualquier totalitarismo, además de autoimponerse un retraso económico funcional al modelo de dominación elegido, tal parece que se autorreceta una precariedad en el área de las ciencias sociales y las humanidades. Esto contrasta con el desarrollo científico natural y técnico que exhibe en ciertas áreas y el avance legendario en el campo de las artes, los deportes, la tecnología e inteligencia militar y las ciencias médicas.

Esta realidad dual ha sido entendida perfectamente por los analistas del Departamento de Estado y está recogida en los dos informes de la Comisión para la Ayuda a una Cuba Libre en calidad de principios rectores. Esos sendos informes establecen que Estados Unidos está interesado en una cooperación tecnológica con Cuba, mientras no lo estaría tanto en el área de las ciencias sociales por la excesiva ideologización de sus especialistas.

La ideología en Cuba tiene una historia de desajuste (o de ajuste perverso) con el propio desarrollo de la revolución. Ya a fines de los años 80, mientras la sociedad cubana entraba en un proceso de ''extranjerización'' de la economía, las instituciones ideológicas insistían en un nacionalismo reaccionario. Hoy mismo, mientras las fuerzas discretas de la transición pujan por una apertura mercantil, los profesionales de la ideología cubana siguen insistiendo en un guevarismo sacrificial y anticapitalista en el que nadie cree o al que a nadie interesa.

Es verdad que, pensado con una lógica perversa, la ideología de izquierda es la única rentable en Cuba; la que da relaciones, viajes, la que consigue donaciones, pero esas prebendas sólo son migajas con lo que pueden conseguir en un futuro inmediato deportistas, médicos, ingenieros y militares. El ideólogo cubano es, en toda esta historia, un indigente que ha negociado por nada la libertad de su pensamiento.

En la Cuba de hoy se reciben cuantiosas herencias de la comunidad cubana en el exterior, se hacen negocios con las firmas capitalistas más agresivas del mundo, circulan ropa y automóviles caros, se remodelan y venden mansiones, crece el pago con cheques y tarjetas de créditos, se facilitan los viajes de placer y renace la aviación privada mientras los ideólogos siguen insistiendo en una glorificación de la pobreza que ni el más franciscano de sus vecinos comparte.

Todavía hace poco se realizó en La Habana el Foro Interactivo Cultura y Mercado dedicado a criticar el capitalismo; el mismo capitalismo en el que se insertan con éxito políticos, músicos, científicos y deportistas cubanos de la isla; muchos de ellos, por cierto, convencidamente castristas. He leído con detenimiento los ''teques'' y sermones hipócritamente antimercantilistas de ideólogos cubanos como Rubén Zardoya, Aurelio Alonso y Eduardo Torres Cuevas; no sé en verdad en qué Cuba viven, no sé en qué mundo se disponen a sobrevivir.

Como se ha dicho alguna vez, Cuba no es un estado con problemas de ''jineteo'', sino un estado ''jinetero''; pero debo confesar que esa prostitución me resulta menos desagradable que el ejercicio de santurronería intelectual de algunos ideólogos de la isla.