EL CHANTAJE "HUMANITARIO" DE LAS FARC
Tomado de Cuba DemocraciayVida.org
Por Iliana Curra.
No entiendo por qué se les llama guerrilla a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), pues no son más que un ejército regular de facinerosos respaldados por mucho dinero proveniente de negocios ilícitos. Y quien dude que detrás de ellos haya estado por mucho tiempo el régimen de La Habana, es porque no quiere entender.
Los crímenes y los secuestros son indignantes, pero peor es ver a los llamados guerrilleros pavonearse como si fueran libertadores de América y exigir, a costa del dolor de los familiares de los secuestrados, que liberen una alta cifra de delincuentes encarcelados, como sucedió con el llamado “canciller”, quien fue directamente a Cuba a recibir instrucciones de los cerebros comunistas que no cesan de pensar en cómo hacer la vida imposible a los demás.
El fanfarrón de Venezuela, Hugo Chávez, no hace más que tratar de relucir a toda costa, aunque al parecer, ni siquiera sus amigotes narco-guerrilleros lo ayudaron a quedar bien. Todo lo contrario. Él mismo fue engañado con el caso del niño Emmanuel.
A Chávez le ha ido tan mal después del “¿por qué no te callas?” del Rey de España, que su carrera política ha caído como un avión en barrena. Tendrá que hacer muchos malabares para mejorar su imagen, pues realmente todo le sale mal.
El presidente de Francia es otra víctima del chantaje de los llamados guerrilleros. Él aboga por Ingrid Betancourt, ciudadana franco-colombiana, y hasta recibiría la no poca cantidad de 500 delincuentes que pudieran ser canjeados por la ¿balanceada? cifra de 45 secuestrados, ya que los comunistas tienen un claro sentido de las matemáticas, siempre a su favor. El presidente Sarkozy llama a esto una “iniciativa humanitaria” de parte de quienes secuestran y asesinan cuando quieren, pero tratándose de liberar a una ciudadana francesa, hace lo que sea por lograrlo.
La familia de Ingrid Betancourt casi le da las gracias a los guerrilleros y le han pedido al presidente de Colombia, Alvaro Uribe, que “devuelva el gesto de buena voluntad de las FARC”. Entiendo la desesperación de estos familiares por la crítica situación en que se encuentra ella, pero de ahí a hablar de gestos de buena voluntad me parece que padecen ya del Síndrome de Estocolmo, aún sin estar ellos secuestrados.
Cambiar secuestrados por malhechores es un negocio redondo para las FARC. Nadie puede olvidar que fue el régimen cubano el primero en hablar de la posible liberación de estos secuestrados, aunque realmente todo ha salido mal porque el cerebro maquiavélico de Fidel Castro yace congelado en alguna gaveta de la morgue.
Para empezar nadie tuviera que ser liberado, porque no debieron ser secuestrados como animales. No es justo que se juegue con la vida de seres humanos como si nada valieran. Es espantoso tomar como rehenes a hombres y mujeres, y que niños inocentes e indefensos tengan que nacer en cautiverio producto de relaciones con narco-guerrilleros, incluyendo violaciones sexuales.
Estos delincuentes que muchos llaman guerrilleros y que han intentado acabar con la nación colombiana por tantos años no pueden tener el respeto de nadie, mucho menos de países democráticos y libres. Acaparan más atención con sus crímenes que las cosas buenas que se hacen en el mundo.
Ahí están los mandatarios que han hecho el papelazo del siglo, empezando por Hugo Chávez, así como el que acaba de salir de su mandato, el presidente argentino Néstor Kirchner. También otros quedaron movidos en la foto, como el presidente de Brasil, “Lula” Da Silva, y no podía quedar peor la viejecita del pañuelito en su cabeza llena de odio, Hebe de Bonafini, quien ha dejado bien claro, una vez más, sus inclinaciones comunistas aliándose a lo peor de América Latina.
Colombia merece un futuro digno y no la continuidad del flagelo que significan los secuestros y los asesinatos continuos. El gobierno colombiano debería ser respaldado por las naciones democráticas y libres del mundo que, en vez de hablar de liberaciones y canjes, deberían ser más fuertes con los delincuentes de la selva, esos mismos que asesinan, violan y secuestran civiles con el fin de usarlos como medios de negociación y de ganancias monetarias. Los que obligan a campesinos del área a colaborar, so pena de ser asesinados fríamente por ellos.
El asunto no es liberar o canjear. El problema es que no debería existir un ejército de bandoleros que por tantos años ha desangrado a Colombia, apoyándose en países como Cuba, de donde ha recibido apoyo logístico, ideológico y hasta monetario en otros tiempos. El mundo lo sabe, pero prefiere hacerse el de la vista gorda y exigirle al presidente Uribe como si fuera el responsable de tanta ignominia.
La realidad es que las FARC es una organización mafiosa, algo que debe tenerse en cuenta cuando le exijan al gobierno colombiano que negocie un mayor espacio para sus tropas de delincuentes, como hicieran con el anterior presidente Pastrana. Aquellas negociaciones lo único que lograron fue que estos mafiosos lograran tiempo, espacio y dinero para fortalecerse aún más, teniendo que ceder terreno la nación colombiana y perder mucha gente en este derramamiento de sangre que no tendrá final hasta que no sean eliminados todos estos tipejos de la faz de la tierra.
Será en ese entonces que Colombia renacerá como un país libre y sin la sombra de los “Tiros fijos”, ni los “Monos Jojoy”, chantajistas mafiosos con ropas guerrilleras al estilo del Ché Guevara.
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