viernes, febrero 22, 2008

ALIANZA NUEVA NACION CARTA AL CARDENAL TARSICIO BERTONE

ALIANZA NUEVA NACIÓN










Excmo. Cardenal Tarsicio Bertone
Secretario de Estado del Vaticano.


Sea bienvenido a Cuba, la patria de todos los cubanos sin exclusiones, como afirmó el Apóstol José Martí.

Llega usted a una nación que se encuentra en uno de sus momentos más críticos, después de casi cinco décadas de férreo gobierno, el Jefe de Estado Fidel Castro está obligado a ceder sus cargos a un nuevo sucesor. Este paso abre una gran incógnita sobre el futuro de la nación y su pueblo, toda vez que quien le suceda no podrá seguir sometiendo, en nombre de una utopía que ha demostrado ser un fracaso, a once millones de cubanos a vivir en un estado paternal mientras le son severamente limitados sus derechos fundamentales.

Aunque pueden existir coincidencias entre las políticas del estado que usted representa y el gobierno comunista de la Habana, y es norma de muchas naciones no inmiscuirse en los asuntos internos de otras, hay temas que en nombre del derecho y la dignidad de los seres humanos si obligan a cuestionar e interesarse por las condiciones en que vive el pueblo cubano.

A una década de la visita de su Santidad Juan Pablo II y pese a las exhortaciones del Papa Benedicto XVI para que el mundo se abra a la tolerancia, se dignifique a los hombres y mujeres y se respeten y cumplan acuerdos y normas internacionales, la crisis cubana permanece igual y en varios aspectos se ha agravado.

Sólo tres aspectos para ilustrar esta situación: cientos de personas están encarceladas y otras miles son perseguidas y condenadas al ostracismo por causa de sus opiniones políticas, miles de jóvenes abandonan el país cada año en busca de un futuro, aún con todo lo que dice la propaganda oficial, que no tienen en nuestro país.

Y el último y no menos impactante, todavía está vigente el decreto que “legitimó” las Brigadas de Respuesta Rápida, grupos autorizados por el parlamento cubano para asaltar en la vía pública y sus hogares a ciudadanos indefensos, a vigilar y cuestionar a la población y, a reprimir por cualquier método, incluyendo la violencia, cualquier señal de cuestionamiento al sistema autoritario cubano.

Consideramos que con todo respeto, usted puede incluir en sus conversaciones con las autoridades los siguientes puntos:

· La libertad incondicional de los centenares de presos políticos y de conciencia, varios de ellos en estado crítico de salud,

· El reconocimiento o por lo menos que se escuche y respete las opciones políticas y cívicas que difieren de la línea oficial,

· El desmantelamiento de las Brigadas de Respuesta Rápida, engendro legal que viola las más elementales normas de respeto a la convivencia ciudadana, y que,

· Se dejen a un lado los intentos de ceder nuestra soberanía, en aras de una supuesta integración latinoamericana, a representantes de otras naciones del área.

El futuro de Cuba transita necesariamente por el perdón y la reconciliación, sin lo que será imposible levantar un nuevo proyecto de nación; el odio y la revancha deben dar paso a la reflexión, al consenso y al debate incluyente y no excluyente entre todos los actores de la sociedad cubana, en el que la iglesia católica debe tener un papel protagónico.

Retomando el pensamiento del Padre Varela, considerado el primero que nos enseñó a pensar, es derecho y deber de todo cubano amar a su Patria, así como desear para esta un destino mejor. En su infinita sabiduría, Dios nos ha dado la libertad de dirigirnos a él como queramos, pero si nos exige a todos los que nos guiamos por su Palabra, a decir la verdad, practicar la virtud y amar a nuestros semejantes como a nosotros mismos.

A pesar de la aparente calma, mantenida por la policía política y los grupos paramilitares como las Brigadas de Respuesta Rápida, en cualquier momento y por disímiles causas en nuestro país puede ocurrir un estallido social, con hechos de sangre que desemboquen en un conflicto fratricida.

En la última farsa electoral, con todos los riesgos que conlleva y aunque el régimen no quiso reconocerlo, casi un veinte por ciento de la población se atrevió a desafiar al sistema. Fueron casi millón y medio de cubanos que han dicho NO al régimen y sus políticas desacertadas, un NO a sistema de partido único, un NO a una nomenclatura privilegiada que en nombre de una ideología atea priva al pueblo de sus derechos civiles y políticos y, de la posibilidad de vivir en un verdadero Estado de Derecho.

Quienes integramos Alianza Nueva Nación, le llamamos a la reflexión y le exhortamos para que, con todo respeto, recomiende a las autoridades que abra a Cuba al mundo y permita que este también se abra para el pueblo cubano.

La iglesia católica cubana, junto a otras comunidades cristianas y fraternidades, tiene la posibilidad histórica, como sucedió a través de la historia en varias naciones del Este de Europa, África y América Latina de mediar en la crisis cubana. De actuar como interlocutor válido entre el gobierno y el pueblo, entre el régimen en el poder y la oposición política, entre los cubanos que viven en la isla y los miles que se ven obligados a residir fuera de la patria que los vio nacer.

Es hora ya que las esperanzas de todo un pueblo de alcanzar el definitivo completamiento de la nación, de vivir en un marco de respeto a todos sus derechos y con plena dignidad y de que nunca más en Cuba vuelvan a imponerse ideologías excluyentes se hagan realidad.

Su visita a nuestra sufrida nación puede abrir el espacio necesario para empezar a hacer realidad estas esperanzas.

Dios le bendiga.



Rafael E. Ávila Pérez Carlos Ríos García Carlos Ríos Otero.

Presidente. Coordinador CENI Prensa y Comunicaciones.