sábado, febrero 09, 2008

CUBA ¿CAMBIA O NO CAMBIA?

Nota del Blogguista


Habló uno de los tantos Rafael del Junco que están mudos ante la tragedia cubana. En la trasmisión radial de El Derecho de Nacer, el actor que hacía el personaje de Don Rafael del Junco pidió un aumento de salario y no se lo daban. Durante varios días no actuó y el guionista usó el recurso de volver mudo a Don Rafael; finalmente le dieron el aumento y volvió a hablar ¿ Qué motivos serán los de Leonardo Padura ?. No obstante, mejor ahora que después.
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CUBA ¿CAMBIA O NO CAMBIA?

Por Leonardo Padura Fuentes *
La Habana
Tal Cual Digital
Venezuela
Infosearch:
José F. Sánchez
Analista
Jefe de Buró
Cuba
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Febrero 8, 2008


Las modificaciones que piden los cubanos no resisten mucho tiempo de espera y aunque a veces no lo parezca, hay cosas que se mueven lentamente, pero se mueven.

No deja de ser significativa, o cuando menos curiosa, la cantidad de personas y medios de prensa en el mundo que están atentos a lo que durante los últimos meses ha ocurrido (o no ha ocurrido) en Cuba: la posibilidad de un cambio, no ya político, sino cuando menos económico y social.

Incluso a los que vivimos en esta pequeña isla del Caribe y confrontamos cotidianamente las expectativas de sus habitantes, a veces hasta nos parece que el interés por lo que sucede (o no) en Cuba resulta desproporcionado, teniendo en cuenta las apuestas que hoy se juegan en el mundo, y que van desde guerras actuales y anunciadas hasta crisis galopantes con signos de recesión a escala universal.

¿A qué se debe ese interés por Cuba? Creo que son varias las razones que lo generan y una de ellas, quizás la más magnética, se llama Fidel Castro, su posición actual dentro de la política cubana y su posible futuro, luego de casi cincuenta años al frente del país y después de año y medio alejado de la vida pública por su estado de salud.

Por otro lado, el hecho de que Cuba siga siendo uno de los pocos "bastiones" del socialismo, capaz incluso de haber resistido casi medio siglo de embargo comercial y hostilidad estadounidense, la desaparición del comunismo europeo y la desintegración de la URSS con la consiguiente pérdida de subsidios y, más recientemente, el hecho de haber vivido la horripilante crisis económica que se atravesó acá en la pasada década (aquellos años eufemísticamente calificados como "período especial en tiempos de paz", que dejaron al país como devastado por una guerra), han propiciado, cada uno con su peso específico, no sólo el interés por lo que ocurre en el país, sino también todo un sistema de apuestas sobre la capacidad o no de supervivencia del sistema y, más recientemente, su posibilidad de reformarse y conseguir lo que sus ciudadanos reclaman cada vez con más insistencia: cambios que les permitan vivir una vida mejor.

CRÍTICAS ABIERTAS

No es casual que haya sido necesaria una convocatoria en toda la regla, promovida a raíz de las celebraciones por el aniversario del 26 de julio (el primero sin la participación de Fidel Castro), hecha precisamente por la más alta dirigencia del gobierno, ahora en manos del ministro de las Fuerzas Armadas, Raúl Castro, para que se haya generado un diálogo nacional que se pidió "valiente", "abierto" y sin miedo. En estas asambleas populares, a pesar de un notable cansancio histórico respecto a ciertas estructuras de transmisión de sus reclamos, los ciudadanos realizaron 1.300.000 planteamientos sobre los más disímiles aspectos de la vida del país que, a su juicio, necesitan revisión total o parcial. Y se incluyeron en ellos, con notable frecuencia, los que por años han sido los estandartes de la propaganda oficial: la salud pública y la educación, aquejadas de males que van desde la falta de personal y la pérdida de profesionalidad, hasta síntomas de corrupción. Por no recordar otra vez las caóticas situaciones de la vivienda, el transporte y la incongruencia entre salario real y salario nominal.

¿Esas opiniones tendrán alguna respuesta inmediata? Nadie lo sabe: al menos nadie de los que andamos por las calles del país.

Pero alguna respuesta se espera que tengan, entre ellas la liberalización de ciertas estructuras económicas como la relacionada con la tenencia de la tierra y la comercialización de sus productos, luego de haber sido fehacientemente demostrada y no sólo en Cuba, la ineficiencia de los sistemas colectivizadores patentados por Stalin allá en la URSS de los años treinta.

No deja de resultar inquietante que junto a este proceso de revelación de incapacidades sociales, económicas, de los servicios, el gobierno cubano haya lanzado también el anuncio de su futura adhesión a dos importantes protocolos internacionales que hasta ahora se había negado a refrendar a causa de la parcialidad del antiguo mecanismo de derechos humanos de la ONU: el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

¿Qué cambiará en la isla cuando en los altos niveles de decisión se tenga una certeza plena (pienso que ya se tiene, más aún, que siempre debió haberse tenido) de las carencias, frustraciones, quejas, lamentos que en cifra millonaria han expresado "valientemente" los cubanos? ¿De qué manera alterará la política interna del país la adhesión a unos pactos que santifican una serie de derechos limitados en la isla por las más diversas causas, coyunturas y perspectivas históricas superadas por la vida (el derecho a viajar libremente es uno de los más mencionados)? Creo que las respuestas a estas preguntas que se hacen once millones de cubanos no resisten mucho tiempo de espera. El inmovilismo y la atrofia burocrática no podrían ser la solución que merece y exige el país.Y aunque a veces no lo parezca, hay cosas que se mueven (como lo demostró el levantamiento de la censura de cinco años que pesaba sobre un documental dedicado al béisbol cubano en el que aparecían jugadores que habían escapado hacia los Estados Unidos: tema tabú y visceral, por lo que significa el béisbol para los cubanos y el deporte amateur para la política del gobierno). Pero se mueven a paso lento...

Las mayores expectativas ahora se centran en la decisión que, en unas semanas, deberá tomar la nueva Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento) respecto a la ratificación o no de Fidel Castro al frente del Estado y el gobierno. ¿Estará en condiciones de asumir sus viejas responsabilidades? ¿Qué cambiará o no cambiará con Fidel Castro otra vez en el poder o definitivamente alejado de él (al menos oficialmente)? La novela de misterio –insisto en llamarla de ese modo– en que se ha convertido la vida cubana, ha entrado en un momento climático de su desarrollo. En los próximos capítulos, así lo creo, tendremos quizás algunas evidencias que nos acerquen a la pregunta que nos hacemos: ¿Cuba cambia o no cambia? Por lo que veo, oigo y respiro, la gente quiere cambios y ya algunos hasta sueñan con ellos, como la joven que ha hecho un itinerario virtual del viaje que realizará por el México maya "cuando quiten el permiso de salida".