LA GLORIA DE LA LIBERTAD
LA GLORIA DE LA LIBERTAD
Por Alfredo M. Cepero
Como hacemos todos los años, la Junta de Directores de nuestro Partido Nacionalista Democrático de Cuba otorgó el pasado mes de enero nuestro acostumbrado galardón de Paladín de la Libertad. Este año fue compartido por el preso de conciencia y Presidente del Partido Liberal de Cuba, Ingeniero Héctor Maseda, y por la activista opositora cubana Gloria Amaya, viuda de Sigler, matriarca de una familia de 30 miembros comprometidos con la libertad de Cuba y madre de dos presos de conciencia, Guido y Ariel Sigler Amaya. Como parte de la organización de la ceremonia de entrega de los premios que, Dios mediante, tendrá lugar el sábado 12 de abril en esta ciudad de Miami, iniciamos los trámites para que Gloria viniera desde Cuba a recibir en persona su tan merecida distinción. Hasta ahí las cosas parecían navegar “viento en popa” pero siempre nos asaltaba la duda sobre cual sería la reacción de la tiranía.
Aparecieron de inmediato dos grandes obstáculos, ambos consecuencia de la paranoia y la manipulación características de los carceleros del pueblo de Cuba. El primero impuesto por el gobierno. Los guardias de esa cárcel gigantesca en que los Castro han convertido a nuestra isla amenazaron a Gloria y a su hijo Juan Francisco con impedirles el regreso si salían al exterior; tal como han hecho con los presos que le han regalado a Rodriguez Zapatero para fortalecer una posición que cada día parece mas precaria en las próximas elecciones españolas del 9 de marzo. Las FARCS le regalan secuestrados a Chávez y los esbirros castristas regalan presos a sus cómplices españoles en la opresión y la explotación del pueblo de Cuba. Gloria, sin embargo, jamás aceptará ser desterrada de la tierra cuya libertad ha defendido con tanto coraje durante casi medio siglo. En su carta aceptando el premio nos dijo: “A pesar de mi avanzada edad, mis limitaciones físicas y todas mis enfermedades, estoy dispuesta a ir personalmente a recibir con toda dignidad el prestigioso premio Paladín de la Libertad y de regresar a mi patria para continuar mi compromiso de libertad con el pueblo cubano.”
El segundo obstáculo para el viaje de Gloria fue una isquemia sufrida por el disgusto ante la tradicional aritmética diabólica del régimen cuyas reglas se limitan a restar y dividir. La decisión de liberar un puñado de presos con la exclusión de centenares de presos políticos y de conciencia, entre ellos sus hijos Guido y Ariel, fue demasiado para su maltratado organismo. Dicho sea de paso, y según Amnistía Internacional, Gloria es la única madre en el mundo que ha tenido al mismo tiempo tres hijos considerados como prisioneros de conciencia, los dos anteriores y su hijo Miguel, en estos momentos en el exilio.
Esta campesina extraordinaria que el próximo 4 de abril cumplirá ochenta años de edad personifica como nadie la vergüenza y la rebeldía de nuestro pueblo frente a la opresión. Cuando muchos han descendido a niveles despreciables de cooperación con la tiranía, otros han optado por una inercia cómplice y otros nos hemos puesto a buen resguardo en el exilio esta mujer frágil, enferma y casi famélica les ha dicho a sus hijos, nietos y biznietos: “Tienen que levantar sus cabezas y mantenerlas bien altas como su madre.”
Muchos dirán con toda razón que Gloria Amaya es ya parte de nuestra historia. Yo digo con absoluta certeza y con toda justicia que Gloria Amaya es nuestra historia misma. La historia de un pueblo que, como hemos dicho tantas veces, ni olvida, ni se cansa, ni se rinde. Una especie de Señora de la Libertad Cubana que, a manera de la Estatua de la Libertad que da la bienvenida a los navegantes en el Puerto de Nueva York, se yergue majestuosa y firme en su bucólico pueblo de Pedro Betancourt para estimular a sus hijos, propios y adoptados desde Maisí a San Antonio , a que trabajen por una patria grande donde la concordia predomine sobre la intolerancia, el amor sustituya al odio y el sol de la libertad brille para todos. Como iluminados por una visión futurista del papel que desempeñaría su niña en nuestro devenir histórico sus padres la bautizaron como Gloria. Pero si no lo hubiesen hecho, así la habría tenido que bautizar nuestro pueblo porque esta mujer no sólo se ha jugado la vida sino puesto en peligro la de sus hijos luchando contra el infierno del comunismo para conducirnos a la gloria de la libertad.
Esa es la razón por la cual nuestro Partido la seleccionó como uno de nuestros dos Paladines de la Libertad este año de 2008. No por ser miembro del honorable Movimiento Independiente de Opción Alternativa y por haberlo fundado con sus hijos y otros cubanos valientes que desafían a la tiranía, sino por ser un ejemplo de civismo ciudadano dentro de un ambiente de hipocresía y oportunismo. Con perdón de sus familiares y del movimiento al cual pertenece, Gloria es demasiado grande para ser enmarcada dentro de organizaciones, familias o regiones. Gloria es de todos los cubanos porque a todos nos representa y a todos nos estimula con su ejemplo heroico y magnífico para que marchemos juntos hacia la gloria irrenunciable de la libertad.
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